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3. La fragancia de la luna

La furia de Dark Link se había desbordado con la última imagen que había visto, a su peor enemigo devorando a besos y caricias a la mujer que deseaba. Esta vez iba a aniquilarlo, ya no iba a contenerse a ello, aprovechando que este estaría vulnerable entre los brazos y piernas de la joven de la luz.

Entró a la habitación e inmediatamente se escabulló entre las sombras, escuchando los acelerados alientos de los jóvenes que se arrancaban la ropa, desesperados por consumar el amor que los estremecía desde el fondo de su corazón, hasta cada partícula de su piel.

- Aún no creo en lo que ha ocurrido esta noche. Pienso que es un sueño. – dijo Link, sin dejar de besar a su amada.

- No es un sueño, mi amor. Estamos formalmente comprometidos, nada ni nadie podrá separarnos. Cuento los meses para ser tu mujer. – dijo la princesa, encantada con los besos de su hombre.

- Mi esposa, querrás decir... porque mi mujer ya eres. Solo mía. – declaró posesivo, tomándola con fuerza de la cintura.

- Te amo, Link.

- No más de lo que yo te amo a ti.

Ante la escucha de esas palabras, Dark Link se asqueó por completo. Qué imbécil su contraparte al hablar de amor con una mujer que solo debía inspirarle lujuria y pasión, ser su instrumento para saciar sus deseos. Definitivamente no sabía aprovecharla. Era tan estúpido.

Verlos besarse y acariciarse con tanto amor y deseo le provocaba náuseas. Lo único que lo deleitaba era ver desnudarse a la princesa, encantarse con el desconocido camino de su cuerpo. Ya lo había decidido, en pleno acto iba a fusilar a su enemigo, para luego saciarse de la castaña joven hasta el cansancio, demostrándole así lo que era un verdadero hombre en la cama.

- No puedo fallar...

Seguro de todo, se escondió aún más entre las sombras, dejando que la pareja disfrute de sus últimos momentos juntos.

Ajenos a las bajas intenciones del villano que los acechaba, Link y Zelda siguieron dando rienda suelta al ritual de su entrega...

La primera en ser despojada de toda su ropa fue la princesa, quien empezó a estremecerse por las desesperadas manos de su amado encima de su cuerpo. Impacientado, Link la tomó en brazos y la lanzó a la cama, para en ese momento regalarle el acto de verlo quitarse la poca vestimenta que le quedaba.

Una vez igualado a su mujer, el guerrero se acostó encima de ella. Besó su boca con tal hambre y apasionamiento que se ahogaba junto con ella, sintiendo que desfallecía cuando la joven mordía con sensualidad su labio inferior y lo miraba de la manera deseosa y urgida que lo volvía loco, que le fascinaba. Ella disimulaba inocencia en esa mirada, como si no supiera lo que su hombre era capaz de hacerle por haberlo provocado; aumentando ese enorme impulso, Link sentía como Zelda tomaba el objeto de su masculinidad entre sus manos, rozándolo delicadamente con la punta de sus uñas.

Iba a vengarse por lo que ella le estaba haciendo...

Luego de dejar de besar sus labios, devoró su cuello con desesperación, arrancándole a la joven un sinfín de suspiros que terminaban en su oído, aumentando más el deseo que le quemaba. Después de haberse llenado de esa zona, descendió a tomar posesión de la belleza de sus pechos, colocando sus labios encima de ellos y mirando con picardía a su amada, quien urgida rogaba que no la torture más y devore sin piedad tan sensible zona que gritaba solo para él. Mirándola con deleite y dispuesto a acabar con su suplicio, el joven empezó a usar su lengua como instrumento de caricias, cambiando de ligeros quejidos a gemidos intensos lo que salía de la boca de la princesa, hundida en el placer que su hombre le estaba otorgando, enloqueciendo por las mordidas y pellizcos que este le daba a sus delicados botones, apaciguando el placer mientras se agarraba con fuerza de las arrugadas sábanas de su cama.

En aquella zona su deseo había sido complacido, pero él quería más, su desorbitada sed le exigía saciarse de ella hasta el desquicio, por lo que no se detuvo, continuó.

Lentamente, bajó por el vientre de su amada, acariciando con su lengua aquel exquisito camino al placer infinito, el que estaba dispuesto a otorgarle para volverla loca, para volverla suya, para marcarla en cuerpo y alma de la manera en la que él la dominaba.

La princesa estaba extasiada, completamente entregada a lo que su amado quería darle, deseaba perderse en el enorme placer que la esperaba en tan solo unos segundos... hasta que sus deseos se vieron complacidos.

Sintió que desfallecería al sentir como el guerrero devoraba con suavidad y deleite el símbolo de su feminidad, dedicando con su lengua y labios placenteros tratos al pequeño capullo que le provocaba electrizantes caricias de pies a cabeza, estremeciéndola hasta que de su boca empezaron a salir gritos de gozo; sensación que aumentaba agarrando con desenfreno los cabellos del hombre que la estaba sometiendo, rogándole que siga, que no se detenga, que ella entera era suya y que había nacido para él... su cuerpo y su alma eran solo de él. Aquellos excitantes sonidos causaron que el joven aumente la intensidad de su acto, al mismo tiempo que con sus dedos acariciaba la punta de los endurecidos pechos de la dama; llevándola así al anhelado camino de la cúspide.

La ansiosa joven estalló en el orgasmo, esbozando una mueca de completa satisfacción ante la sensación que se había apoderado de ella, maravillada y satisfecha. Link quedó encantado con el impacto que había causado en su mujer, sin importar las veces que había repetido esas acciones en la zona más sensible de su cuerpo. Le fascinaba, lo encendía, lo hacía sentirse orgulloso.

Esperando a que su amada se recupere de sus placenteros espasmos, se colocó a un lado de ella para acariciar su cabello con cariño, pero se sorprendió al sentir como esta le tomaba su mano con fuerza para cambiar la posición en la que estaba y colocarse encima de él.

- No te relajes que esto aún no termina. – amenazó seductora, mirando con deseo a su hombre.

Ahora iba a ser ella la que iba a tomar las riendas del asunto. Ya su hombre le había otorgado un muy buen momento y estaba dispuesta a ser recíproca. Lo primero que hizo fue besarlo intensa y apasionada como ella era, como a él le gustaba, hasta el punto de doblegarlo y tenerlo en sus manos. Un buen rato estuvieron intercambiando besos, acariciando sus lenguas como unos condenados sedientos de insaciable placer, hasta que la regente decidió abandonar los labios de su amado para perderse por completo en su cuello, llenándolo de húmedos afectos.

Poco a poco la joven fue marcando la piel del guerrero con sus besos y mordidas, abandonando su cuello y bajando a otras zonas, deteniéndose un rato en su pecho para apoderarse de sus duros pezones, lo que causó que Link tiemble terriblemente con las caricias, entregado por completo al éxtasis al que se lo estaba sometiendo. Sin embargo, la dama no estaba dispuesta a conformarse con eso, se propuso poner a su hombre bajo su dominio, y fue por eso que poco a poco fue descendiendo en su cuerpo, llevándolo así al completo desquicio.

Los gruñidos de su boca empezaron a descontrolarse ante las acciones de su amada, las más atrevidas que podían salir de ella, pero que le fascinaban hasta más no poder. Los movimientos que hacía simultáneamente en su masculinidad, con la suavidad de sus manos y boca, lo enloquecían, lo trasladaban al completo mundo del éxtasis donde solo existían él y su princesa, solo los dos para enloquecer entre el cuerpo del otro. Perdía el control cuando su mujer, sin detener sus acciones, lo miraba a los ojos con descaro y seducción, sabiendo que con sus roces lo tenía a sus pies... le pertenecía por completo a su Diosa.

Llegó un punto en el que Link sentía que no lo iba a soportar más, así que tomó el rostro de su amada con delicadeza y la atrajo hacia él para besarla en los labios. Respiraba agitado, se contenía en explotar para seguir dejándose llevar por el placentero camino que quería recorrer con la dama, y ella se mostraba totalmente dispuesta a complacerlo.

Se sentaron, y el guerrero delicadamente acomodó a su mujer encima de él, ambos uniéndose en el placer y en el gozo; empezando así la danza de su ferviente arte amatorio. Empezaron lento, acostumbrando la intimidad de sus cuerpos a los exquisitos roces, hasta que se descarriaron debido al placer que sentían. Ante tal sensación, la princesa empujó a su hombre hacia el colchón para moverse más cómodamente, con más fuerza y sensualidad, tomando los dedos del joven para lamerlos con pasión y descaro, dedicándole una mirada de éxtasis exclusiva para él. Link no sabía cómo reaccionar, solo se dejó llevar por los exquisitos momentos que su amada le estaba regalando, acariciando como un loco cada centímetro de su piel, en especial al diminuto y sensible capullo que estaba expuesto a él, enloqueciendo más de lo que ya estaba. Luego de unos minutos las posiciones fueron invertidas, regresando el guerrero a tomar el dominio de todo.

Fue por la intensidad de los gemidos que Dark Link supo que el momento de actuar había llegado. Sabiendo que su enemigo se encontraba en la parte más placentera de su encuentro, sacó de su bolsillo una daga de doble punta para lanzarla directo a su corazón y asesinarlo en la cara de la dama con la que estaba retozando. Ya estaba en posición para lanzar el mortífero instrumento, mostrando en su rostro completa fascinación de estar a punto de cumplir con su meta... pero inesperadamente la situación tomó otro rumbo.

Un brutal aroma a rosas se apoderó por completo de él, tan inmenso que sintió como su cuerpo se estremecía, hasta casi llegar al éxtasis. Seguido de eso, sintió como su rostro era rozado por una hechizante caricia, donde por pocos segundos se deleitó con la suavidad de los invisibles dedos que lo tocaron de manera fugaz; tan magnífica que lo hizo temblar.

- ¿Qué es esto? – se preguntó confundido.

Una vez que aquel desconocido encantamiento finalizó, trató de concentrarse para cumplir con su objetivo. Sin embargo, su cuerpo no dejaba de temblar, no podía dominarlo.

- Maldita sea... ¿Qué me está pasando? – preguntó, furioso consigo mismo.

Por más que se esforzaba, su cuerpo no reaccionaba. Todo el interés y la atención que tenía en matar a su enemigo se centraba ahora en el exquisito aroma que lo había invadido hace unos segundos, y el que misteriosamente se había esfumado. Impactado y sintiendo que las piernas le tambaleaban, se arrimó a una de las paredes de la habitación. Tanta fue su incapacidad que ni notó que la pareja finalizaba su apogeo.

Los gemidos de los amantes aumentaron y recibieron gustosos el brutal orgasmo que los invadió de pies a cabeza, sintiendo por cortos segundos que ascendían al cielo y volvían a bajar a la tierra al mismo tiempo. Estaban maravillados, tomados por la entrega que se había dado entre ambos. Se mantuvieron íntimamente unidos hasta que sus respiraciones se tranquilizaron en sus sudorosos y perlados cuerpos.

Saliendo del trance en el que se encontraba, Dark Link notó que la pareja había culminado su encuentro, motivo por el que se enfureció consigo mismo por no haber llevado a cabo su barbárico plan. ¿Por qué ahora que se había decidido las cosas le salieron pésimas?

El Guerrero de las Sombras aún seguía sin poder levantarse, rememorando una y otra vez la excitante sensación que le provocó aquel delicioso aroma. Sin embargo, su incapacidad no le impidió escuchar la conversación que estaba teniendo la pareja.

Zelda se encontraba ligeramente recostada y de espaldas, apoyada al pecho de su amado, mientras que Link se dedicaba a deleitarse con el aroma de su cabello, tan suave y delicado. La princesa tenía su mano izquierda levantada, admirando con encanto cómo su dedo anular estaba decorado por el hermoso solitario que su prometido le había regalado hace unas horas. Ante esa imagen el guerrero se sintió contento, motivo por el que tomó su mano y la besó. Ante esa dulce acción, la regente le sonrió y unió sus labios con los de él.

- Me alegra saber que te ha gustado. – dijo Link, sonriéndole a su amada.

- Me encanta, junto con lo que acaba de pasar hace unos momentos. – contestó Zelda, sonrojada.

- Me vuelves loco, no puede ser de otra manera.

- Y tú a mí...

Dark Link se rio en voz baja con la frase que la princesa había dicho, y se burló de lo patético que se veía su enemigo.

- Yo la volvería más loca de lo que tú lo haces, imbécil. – dijo con mordacidad.

Totalmente ajenos de su enemigo, la pareja siguió conversando amenamente, sin separar sus cuerpos en un solo segundo.

- Una vez casados ya nada será oculto. – dijo Zelda.

- Así es. Ya no tendremos que separarnos antes de la salida del sol, ya sea que yo tenga que irme a mi habitación o tú a la tuya. Podremos viajar juntos, solos, y por el tiempo que lo deseemos. Sin rendirle cuentas a nadie. – expresó el joven, imaginando esa anhelada vida con su futura esposa.

- ¿Así que nuestros viajes durarán mucho tiempo? – preguntó emocionada.

- Y no solo eso, si me entran deseos de raptarte, lo haré. Es cierto que acepté ser rey y gobernar junto a ti, pero eso no quiere decir que dejaré de lado el salir de la rutina, a la que también te llevaré. Recuerda que ese fue nuestro trato.

- Y lo cumpliré encantada. Solo contigo he podido lograr todo lo que he soñado, enamorarme y sentirme libre. Gracias a ti he vuelto a vivir.

- Quiero que juntos cumplamos todos nuestros sueños... en especial uno que tengo.

- ¿Cuál?

- Me gustaría que después de un tiempo de casados, pensemos en tener a nuestro primer hijo. Perdí a mi familia siendo muy pequeño y ahora que te he encontrado quiero formar la mía propia. Claro, si es que lo deseas. – pidió Link, mostrando a su mujer su inmenso deseo.

- Es lo que más anhelo, mi amor. Al igual que tú, he crecido sola y deseo formar una familia, un hogar. Mucho más si es contigo, el hombre que amo. – dijo la princesa, con los ojos humedecidos por la felicidad.

Ante esas palabras se besaron intensa y apasionadamente, la única manera en la que sabían hacerlo. Después se quedaron dormidos y rodeados de los brazos del otro.

Entre las sombras, Dark Link se retorcía de burla y furia debido al diálogo que había intercambiado la pareja. Le parecía totalmente increíble el tema de conversación, ridículo y tonto.

- ¿Hijos? ¿Familia? ¿Hogar? ¡Qué estúpido! Con eso corroboro que no eres más que un patético sentimental de pacotilla. Con semejante mujer lo único que tendría en mi mente es el placer, nada más, no ataduras que no sirven de nada.

- ¿Tú no lo desearías?

Se impactó terriblemente al escuchar que una voz le habló, la que le causó la misma sensación que el hechizante aroma que lo había atrapado y la caricia que había recibido. Era el tono de una dama, seductor y poderoso, pero le heló la sangre y los huesos al no saber de dónde venía. ¿Qué es lo que estaba pasando?

La fragancia rosal volvió a hacer acto de presencia, motivo por el que Dark Link decidió dejarse guiar por el aroma y descubrir su origen. Sin embargo, antes le dio una última mirada a su enemigo.

- Muy pronto esta tierra será manchada con tu sangre. Disfruta tu momento, que poco te durará. – aseguró con furia.

Y terminando su frase, se desvaneció entre las sombras en búsqueda de aquella esencia que lo volvía loco, la que estaba seguro pertenecía a la mujer que le había hablado en susurros. Tenía que descubrirla y saciar la curiosidad que en tan solo una noche comenzó a matarlo.

Una vez que el villano se retiró de los aposentos de los amantes, la princesa se despertó abruptamente con el corazón latiéndole desbocado y su respiración entrecortada. De inmediato fijó su vista en su amado, quien seguía dormido y con una sonrisa en los labios. Sintió alivio al verlo tan tranquilo y a gusto, motivo por el que acarició su rostro con cariño, perdiéndose entre sus varoniles y hermosas facciones. Hace unos segundos su mente había sido invadida por un profundo terror, pero al parecer todo había sido una pesadilla.

- Nada ni nadie va a perturbarte, mi amor. Solo estarás en paz... igual que yo.

...

Dark Link se entrometía con la oscuridad de las sombras del palacio, sin siquiera importarle que en los pasillos aún había algunas personas. Incluso pudo darse cuenta de que muchas parejas clandestinas se encerraban en las alcobas a saciar sus deseos de placer. Al parecer, los elegidos no eran los únicos que necesitaban desesperada compañía esa noche.

El Guerrero de las Sombras siguió con su recorrido, y para su gracia percibía cómo el aroma tan agradable se volvía más fuerte, y por ende atrayente. Luego de varios minutos de búsqueda, descubrió que el objeto de su fascinación provenía de una habitación refundida en los lugares más solitarios y abandonados del palacio, el ático principal.

No había absolutamente nadie en los alrededores, así que el villano no dudó en salir de su peculiar escondite, materializándose como era en realidad. Sin perder ni un solo minuto, abrió la puerta para encontrarse con el ático, el que era más grande de lo que parecía. El sitio poseía varias antigüedades, artesanías viejas que en algún momento decoraron los grandes y lujosos pasillos del palacio, pero las que, a pesar de su estado, no dejaban de ser sumamente finas, y sobre todo estaban limpias, al igual que el suelo y el resto de los artículos. Todo estaba ordenado. Aunque un objeto en especial estaba cubierto por una sábana, lo que le produjo mucha curiosidad.

- Al parecer este lugar no está tan abandonado. – dijo, usando un tono relajado.

- ¿Te agrada? Pues lo he ordenado a mi gusto para recibirte.

De nuevo su piel se erizó intensamente al oír la voz de la dama hablarle, y esta vez la escuchaba mucho más cercana que al inicio. Por primera vez en su vida se sintió asustado, pero con su curiosidad a punto de explotar por descubrir quién era la persona o ser con el que estaba tratando. Perdió por completo la paciencia.

- ¿¡Quién eres!? ¡Muéstrate! – exigió enfurecido.

- Es lo que más deseo desde hace mucho tiempo.

Y ante esas palabras, una ráfaga de viento azotó con fuerza una de las cortinas del lugar, mostrando un balcón que no imaginaba que existía. En ese sitio se hallaba una persona de espaldas cubierta por una capucha blanca, tan brillante como la luna que se encontraba en todo su apogeo. Dark Link se sintió perplejo, pero eso no le impidió avanzar hacia donde estaba el individuo.

Ya se encontraba cercano al misterioso ser, pero cuando se disponía a tocarle el hombro, ya se había volteado. Y fue ahí que se quedó por completo impactado.

Unos intensos y brillantes ojos color rubí se asomaban por la capucha, los cuales parecían sonreír ante la presencia del joven. La enigmática persona colocó sus enguantadas manos encima de su cabeza, causando con aquella acción la caída de la capa.

El Guerrero de las sombras no concebía a quien tenía en frente.

- Pero si eres...

Cabellos de plata como joya deslumbrante, amarrado en una media trenza y dos mechones de frente atados con finos listones; piel blanca naciente de los mismos entresijos de la luna, brillante y aterciopelada; labios rojos como las rosas recién salidas del capullo, apetecibles y prohibidos como la más jugosa de las manzanas. Sin embargo, la infartante belleza la dama no eran su único atributo, pues su cuerpo de pies a cabezas poseía curvas apetecibles, capaces de quitar todo sentido de raciocinio a quien las contemplara.

La misteriosa mujer estaba cubierta con un vestido blanco y negro con varios diseños peculiares, con unas hombreras de oro blanco. Entre todas las joyas que poseía, una hermosa tiara decoraba su cabeza, la que estaba adornada con un rubí en medio, piedra preciosa que combinaba con sus ojos.

Dark Link, mudo e indefenso, contempló la hermosura de la mujer que tenía frente a él. No supo cómo reaccionar ante aquel hechizo al que había caído preso.

- No puede ser... pero si eres...

- ¿La princesa Zelda? Antes era parte de ella, ahora no. Al igual que tú me he convertido en un ser totalmente libre e independiente, debido a lo que mi contraparte fue sometida. – dijo, hablándole con delicadeza.

- ¿Qué...? – expresó el joven, encantándose con el sonido de su inmaterial voz.

- He esperado tanto por conocerte...

La dama acarició el rostro del villano con una mezcla de dulzura y seducción, provocando que él se estremezca ante tal acción; así descubrió la misma sensación de los delicados dedos que lo rozaron inicialmente. Se deleitó de nuevo con el aroma a rosas que tanto lo enloquecía sin motivo, y que ahora tenía al alcance de su mano. Dark Link miró a los ojos a la mujer que tenía frente a él, descubriendo en ellos la misma pureza, pero intensa pasión que había visto en su contraparte; pero a diferencia de ella, esta no ocultaba absolutamente nada.

- ¿Quién eres? No puedes ser ella. – preguntó inseguro.

- Ya te lo dije, de alguna manera soy ella, pero al mismo tiempo no.

- Entonces, ¿cómo te llamas?

- Mi nombre se asemeja al origen del tuyo, y me lo otorgué imitándote. Llámame Dark Zelda... o como te plazca.

- ¿Ah?

- Otra cosa que aprendí de ti fue a bautizarme con un título. Tú eres el Guerrero de las Sombras y yo la Dama de la Luna, la que tanto me gusta y solo nos brinda el placer de mostrarse en la noche. Preferí tomar ese a usar uno que incluyera la palabra "Princesa", a pesar de que soy una en todo sentido. – dijo la dama, observando con devoción el objeto de su admiración.

- ¿También eres una princesa? ¿Pero cómo...?

- Creo que son muchas preguntas por el momento. Sígueme.

- ¿Seguirte? ¿A dónde? – preguntó confundido.

- A mi hogar... y al tuyo también. – dijo, esbozando una sonrisa al joven oscuro.

- Estás equivocada. Yo no tengo un hogar, un ser como yo no puede tener eso. – expresó, mostrando molestia.

- Espera, no te alteres conmigo. Todos tenemos derecho a un hogar, y yo quiero mostrarte el mío. – dijo la princesa con voz apacible, colocando su mano en el rostro del enojado joven.

Al volver a sentir las caricias de la dama, Dark Link empezó a ceder de su furia. Dark Zelda lo tomó de la mano y lo llevó a la parte interior del ático, dirigiéndose hacia donde estaba aquel objeto cubierto por la sábana.

Mirándolo con seducción, la princesa oscura tomó la manta y la retiró, mostrando ante el joven un espejo grande con forma ovalada, en el que se reflejaba la belleza de la luna que se encontraba decorando el cielo nocturno.

- ¿Un espejo? ¿Eso es todo? – preguntó el muchacho con sarcasmo.

- Esto es más que un espejo. ¿Creíste que el que se encontraba en el desierto era único? Esto podrá ser un simple objeto, pero uno mismo se encarga de darle las características que desea. Yo lo convertí en la puerta a mi hogar.

Los dedos de la joven empezaron a iluminarse para luego tocar el espejo, el que empezó a desvanecer su reflejo y aparecer un portal oscuro con una luz plateada, abriendo el camino a un punto desconocido. Dark Zelda se adentró a la nueva puerta que se había abierto, estirando la mano a su invitado para escoltarlo

- ¿Vamos? – preguntó, sonriéndole con interés.

El Guerrero de las Sombras dudó por varios segundos hacerle caso a la dama, pero por la manera tan provocativa en que esta lo miraba, lo invitaban a seguirla, a dejarse guiar a donde ella quisiera llevarlo.

Luego de un momento el joven oscuro tomó la mano de la princesa, adentrándose al espejo y a caminar junto con ella a aquel sitio que desconocía, mientras que detrás de él se cerraba el portal que había sido formado por el espejo.

...

Comentarios finales:

Hola, mis queridos lectores. Analizaré cada parte que se ha narrado en este capítulo.

Bueno, en lo que concierne al inicio... me costó escribir el lemon zelink. O sea, soy consciente de que lo hice explícito sin llegar a ser procaz, jugando un poco con las palabras para que queden diálogos armoniosos, pero son las ciertas "escenas" que me costaron. De verdad, espero que les haya gustado este ferviente encuentro entre la pareja secundaria de esta trama, y les aseguro no será el último.

Y sobre la segunda parte... finalmente apareció la dueña de la fragancia de rosas. Y se deben haber imaginado que se trataba de ella, aunque por los reviews del primer capítulo, algunos tenían sus dudas. Incluso una persona por PM me dijo que se imaginaba que era Midna o Cya, pero nada que ver, ellas no tienen cabida en este fanfic.

No pienso adelantar nada, pero solo diré que Dark Zelda tendrá una personalidad muy especial, pero no será un ser tomado por los completos deseos de maldad, y eso es lo que la diferencia de Dark Link. Eso tiene un importante motivo de ser, el cual comprobarán en el desarrollo de la trama.

En el próximo capítulo, descubrirán a dónde se dirigieron los Darkzelink, aunque creo que eso también deben imaginárselo, ¿o quién sabe? Explicaré algunas cosas en ese capítulo, como por ejemplo el motivo por el que la joven se bautizó como "La Dama de la Luna", y una teoría que está relacionada con la unión de Link y Zelda, la cual mi mente creó ahora que me encuentro jugando Zelda Twilight Princess HD. Espero que, así como para mí tuvo lógica, para ustedes ocurra lo mismo.

Bueno, les agradezco mucho por su lectura, recuerden que esta historia es por y para ustedes.

¡Hasta la próxima actualización! ^^

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