.ᨘ۫.ꪶ あ Vingt-Quatre
— ¡No te importa! — Gritó Jisung.— Son mis padres y no te importa arrebatármelos.
— No, Jisung, claro que me importa.
— Entonces, dime por qué lo haces, es que no te entiendo.
— Mi amor, lo que sucede no es personal — Minho suspiró. — El fiscal quiere a tus padres, y está presionando para que eso pase.
— ¿Y no hay algo que puedas hacer?
— No.
O quizás sí existía una posibilidad que ni Minho ni Hyunjin pensaron antes, una que los libraría de ese tormento, pero que pondría aun más en juego su juicio y moral.
— A Hyunjin le llegó un anónimo, una amenaza para que capturara a los Lee o sería Felix quien pagaría las consecuencias.
— ¿Qué?
— Si no atrapamos a tus padres, Felix será condenado a cadena perpetua por un crimen desconocido.
— Él no... Felix no pudo cometer ningún crimen. Él no está activo dentro de la mafia.
— Culpar a alguien es muy sencillo, además, el fiscal sabe que Felix es hijo de los Lee.
Jisung quiso maldecir como un camionero, pero su buen juicio lo retuvo antes de parecer un chico malhechor frente a Minho. Tomó profundas respiraciones antes de decirle.
— ¿Y si dejas tu trabajo? — Le preguntó. — Así no tendrías que capturar a mis padres, ni tu ni Hyunjin tendrían que.
El rubio oficial torció el gesto ante la propuesta. Salir así de la policía lo haría parecer un cobarde, pero, además, lo haría sentir como un traidor de los valores que creía. No quería capturar a los padres de Jisung y Felix en respeto a ellos, pero no planeaba escapar como una rata cobarde cuando el barco está en el ojo de la tormenta.
— ¿Y qué haría entonces? Soy policía, Jisung, eso es mi vida.
— ¿Entonces tengo que aceptar que tendré que visitar a mis padres en la cárcel?
Minho quiso decirle que no era culpa suya o su decisión, quizás porque trataba de no ser la diana frente al enojo del doncel.
— Jisung — Llamó, pero el joven no lo escuchó, simplemente comenzó a caminar fuera de la recámara.
— Sé que estoy siendo egoísta al pedirte que escojas a personas que ni siquiera conoces por sobre tu propia vida, pero creí que yo era importante para ti.
Esa fue la última vez que Minho vio a su novio, antes de que ese sábado fuesen a la fallida emboscada en el muelle de Incheon. Su corazón acongojado por el dolor y su mente torturándolo con los bellos recuerdos de Jisung, sólo lo desesperaban hasta un punto insano.
De regreso en la estación de policías, cerca ya de la madrugada del domingo, Hyunjin y Minho se reunieron en el despacho del primero, tan angustiados como estaban, el enojo ganaba camino también.
— Maldita sea, ¿Y ahora qué? — Farfulló Hyunjin.
Una tormenta se alzaba en su interior, cargada de culpa, enojo y preocupación. Hyunjin quería salir corriendo, quería ir donde Felix, debía verlo, debía...
— No será fácil capturarlos de ahora en adelante, ya están advertidos.
Y claro que Hyunjin lo comprendía, pero su mente estaba enfrascada en Felix, incapaz de pensar en algo más. Era su adicción.
— No quiero capturarlos — Murmuraba el oficial, — Solo quiero recuperar a Felix.
"Recuperar a mi pequeña Princesa", completó en su mente.
Sin pensarlo más, salió del despacho a pasos presurosos, caminó por el pasillo hasta el garaje y se montó en su auto, cuando estaba listo para arrancar, vio a Minho subirse también, pero no quiso indagar en sus razones, seguramente era por impedir que hiciera una locura. Bueno, la verdad es que arrastraría a Minho hasta esa locura y no podría ser evitada.
Las llantas chillaron cuando empezaron a moverse furiosas sobre el pavimento corriendo veloces por las calles desoladas de Seúl hasta llegar al departamento de Felix donde Hyunjin creía que su amado estaría. Estaba tan desesperado que no esperó a parquear correctamente el auto antes de salir a tropezones y avanzar hasta el piso de Felix. Escuchó tras suyo los pasos de Minho.
— Hwang, cálmate — Le pidió al verlo tan alterado.
Golpeó la puerta con el puño un par de veces, llamó su nombre casi a gritos y aun así Felix no salió. La ansiedad lo consumía vivo y estaba por acabar con el poco raciocinio que le quedaba. Pateó la puerta sin importarle que eso significara allanamiento de morada, por mucho que fuese policía eso era un delito. La chapa de la puerta se rompió, permitiéndoles entrar.
— Eso fue innecesario — Resopló Minho.
Hyunjin entró y comenzó a recorrer el departamento como un sabueso, buscando cualquier indicio que le dijera dónde estaba. Y al llegar a la recámara de Felix se dio cuenta de que su pareja se había ido, sus cosas no estaban, y nada de él quedaba en ese lamentable lugar. Sus ojos picaron, como si sintieran la última oportunidad de recuperar a Felix escapársele por los dedos.
— ¡Maldita sea!
Se permitió gritar y sacar su frustración, esperando que así el dolor en su pecho menguara, pero no era así, no dejaría de sentirse desolado sino hasta encontrar a Felix. Necesitaba tenerlo frente a él, viéndolo con esos bellos ojos avellana, besándolo con esos labios tan suaves, enredado entre su cuerpo, entregándole hasta su alma a cambio de su amor.
"No me dejes", suplicó. "No quiero estar sin ti".
— Por eso debía hacerlo —murmuró entre lágrimas, — Para no tener que verte a través de barrotes, por cuidarte, aunque me odiaras.
Minho lo miraba desde el umbral de la puerta, completamente en silencio y compadeciendo a su amigo, aunque él mismo se compadecía pues tampoco tenía a Jisung. Claro que quería recuperar a su chico, pero esas emociones tormentosas parecían no reflejarse en su duro exterior, a comparación de Hyunjin que estaba derrumbándose como una pirámide de naipes.
Hyunjin se topó con una hoja de papel arrugada, tirada dentro del cesto de basura cerca de la cama de Felix. Curioso, ya que era lo único en la habitación que quedaba, tomó el papel y lo desdobló. Sus ojos repasaron las palabras, ese ligero informe que no hizo otra cosa sino llevarlo hasta el fondo del mar del llanto, sintiendo la impotencia del momento. Sus manos temblorosas apenas podían sujetar la hoja mientras sus ojos repasaban una y otra vez lo que estaba escrito.
Resultado Positivo: Embarazado.
Tiempo de gestación: 4 semanas y media
— Felix — Gimoteó.
"Nuestro hijo, nuestro bebé", pensó sumergido entre la tristeza.
— ¿Hyunjin?
Minho se acercó cuando lo vio romper en llanto, un momento tan íntimo que se sintió ligeramente incómodo.
— Está embarazado — Consiguió decir. — Es mi hijo.
Su subalterno era demasiado malo para momentos melancólicos, y su incapacidad para actuar frente a esa situación le llevó a quedarse callado.
— Debo encontrarlo.
Pero, buscarlo era como buscar a la misma mafia... Y dar con ellos era muy difícil.
— Llama a Jisung — Le pidió.
— No querrá hablar conmigo.
Hyunjin guardó el papel en su bolsillo antes de ponerse en pie y limpiarse las lágrimas. Entonces le contó su plan a Minho, uno improvisado pero que bien podría funcionar si contaban con la suerte de su lado.
Salieron del departamento y se dirigieron al de Hyunjin, ese desértico lugar, tan inhóspito desde la partida de Felix. Encontró su laptop sobre la mesa de café, así dio inicio a su plan.
— Llámalo — Ordenó.
Minho bufó, pero hizo lo pedido.
Un, dos, tres timbres, y cuando Minho creyó que su ex novio no le contestaría lo escuchó, esa dulce voz que era hipnótica.
— ¿Qué quieres Lee Know?
— Yo... quería escucharte — Confesó, sintiendo vergüenza de que Hyunjin lo viese en faceta tan romántica. Aunque al Comandante poco o nada le importaba, el estaba centrado en que su compañero se mantuviese charlando con el chico al menos por tres minutos para poder obtener la triangulación de su ubicación porque Hyunjin juraba que Felix estaba con Jisung, y ellos estaban con la mafia. — ¿Estás bien?
— ¿Bien? Creo que esa palabra es el antónimo perfecto de mi estado actual.
Minho se mordió el labio por un segundo, entonces siguió hablando.
— Lo lamento.
— ¿Qué lamentas, Lee Know, haberme hecho a un lado de tu vida o... Haberme metido en ella?
Minho caminó lejos de Hyunjin, hasta la concina donde tendría mas intimidad para hablar con el malhumorado chico, y aun así la señal era fuerte como para que Hwang siguiera rastreándolo.
— Tenerte fue lo mejor en mi vida, nunca me arrepentiría.
— Entonces te arrepientes de haberme hecho a un lado.
— Lamento haberte lastimado.
Escuchó la suave respiración de Jisung por un par de segundos, ansioso por una respuesta o que al menos el chico no le cortara, entonces lo escuchó hablar.
— Quizás tu y yo no...
— No te atrevas a decirlo. No te arrepientas de lo que vivimos, escucharte decirlo me mataría.
— ¿Y si es así? ¿No lo has pensado?
— No, porque creo que tu y yo somos el mayor acierto del destino.
— El destino a veces se equivoca.
— ¿Es eso lo que crees, bebé? Dilo en voz alta y convéncete de ello.
— Te confié todo de mi — Lo escuchó decir entre sollozos, — Y me pusiste en segundo lugar en tu vida. ¿Qué debo hacer para ser el primero?
— Lo eres.
— Pero quieres a mis padres, vas a enviarlos a la cárcel.
— Sabes lo que pasará si no lo hacemos.
— Y yo te di una solución.
— Estás siendo egoísta — Le dijo, algo que la primera vez no pudo. — No quieres que te quite a tus padres, pero me pides que abandone todo por lo que he luchado.
— Entonces los dos somos egoístas.
— ¿No hay otra forma?
— Quizás sí, pero no somos capaces de verla.
— ¿Puedo ser egoísta por última vez y pedirte que no dejes de amarme?
— Sí.
Y con esa última palabra cortó la llamada.
Minho se apoyó contra el mesón de la cocina, sintiendo su alma irse de su cuerpo, abandonándolo como si ya estuviese muerto, y tal vez así era. Estaba muerto ya sin saberlo.
— Sé dónde están.
El oficial asintió meditabundo, esperando que al encontrar a Jisung ese maldito destino le permitiese una segunda oportunidad.
Ojito con la manipulación, eh Jisung 👁️
🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂
─ B Y B Y
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