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( Especial ChanIn ಠ◡ಠ )

Christopher Bang Chan.

Ese era el nombre de su objetivo, de su tormento.

La mafia le dio su misión, una de las primeras para probar su valía. Muchos creían que por ser el hijo menor del jefe era sólo uno de sus caprichos el ser el heredero, pero no era así. Jeongin se caracterizaba por ser letal, de exterior adorable, pero era sólo una fachada cuando su corazón estaba lleno de veneno.

No era el primer asesinato, aunque sin importar el número, Jeongin no sentía nada al asesinar, consideraba que cada objetivo era una vil escoria que jamás debió ser creada. Pero no sabía mucho de ese hombre que se convirtió en su objetivo. Y según sabía, Bang Chan se involucró con la mafia, una pequeña deuda que no logró pagar. Cuando heredó el negocio familiar, la recesión en Sur Corea empeoró la situación de la empresa por lo que en secreto tuvo que recurrir a artimañas de las cuales su difunto padre se avergonzaría.

Hacer un trato con Lee Daniel quizás no fue lo apropiado, pero no tenía opción. Pidió más de trece millones de dólares, una suma que ningún banco estuvo dispuesto a prestarle. Y llegado el momento de devolver el dinero se encontró con la incapacidad, si bien su empresa estaba en excelentes condiciones, no estaba en superávit como para desperdiciar tanto dinero. Así que hizo algo que nunca debió siquiera pasársele por la cabeza: Traicionó a la mafia y se los entregó a la policía.

Christopher Bang es el heredero del conglomerado Bang, un negocio multimillonario que hacía del hombre uno de los más ricos y codiciados. Además de ser muy apuesto, también era humillantemente escurridizo. Jeongin estaba tras él desde hace un par de semanas y aún no lograba su terrible cometido.

Varios "Accidentes", intentos de asesinato, muchas balas lanzadas en vano. El hombre debía saber que lo seguían como para evadir tantas desgracias. O simplemente el hombre tenía a un muy buen ángel de la guarda custodiándolo. Pero Jeongin era el Diablo, y nada ni nadie podían contra él.

Esa noche estaba decidido a asesinar al chico.

Jeongin se adentró en el Pent-house de Bang, la puerta tenía cerrojo por medio de huella digital, no obstante, el heredero mafioso aprendió a abrir dichos cerrojos con insólita facilidad.

El lugar estaba envuelto por la oscuridad y el silencio, lo que le llevó a Jeongin a creer que quizás Bang Chan no se encontraba en el apartamento, pero no era posible. Él mismo lo estuvo siguiendo todo el día, lo vio llegar al departamento hace poco y era imposible que haya salido por algún otro medio que no fuera el ascensor.

Caminó en puntillas sobre el elegante tapiz de diseño minimalista, por la sala hasta el pequeño balcón, recorrió todo el apartamento y no había rastro del hombre. Masculló una maldición en medio de palabras groseras en contra del magnate. Entonces sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal, desde su espalda baja hasta su nuca, y una voz acompañó aquella espeluznante sensación.

─ ¿Me buscabas, Zorrito?

La voz ronca de Cristopher era como la melodía del erotismo, y Jeongin se sintió mortalmente atraído hacia ella. Se dio vuelta y en la penumbra encontró el rostro de Bang. La luz se prendió entonces, dejándole apreciar las masculinas facciones y su apuesta sonrisa. El hombre le dejó sin respiración. Jeongin se reprendió al ser tan débil al sucumbir ante su objetivo, pero se dijo que eso podría deberse a su juventud, al ser tan sólo de veinte años, su cuerpo tendía a reaccionar vívidamente ante la presencia de otro hombre.

─ Sí ─ Le respondió en un sutil tono altanero, ─ Estoy aquí para matarte.

─ ¿Y qué te hace pensar que lo lograrás cuando has fracasado por dos semanas?

Jeongin chasqueó la lengua al verse insultado. Desenfundó su revolver y con él le apuntó al pecho en gesto desafiante. Bang Chan esbozó una burlesca sonrisa.

─ ¿Por qué un niño tan lindo como tú está involucrado con la mafia?

Entonces fue el momento de Jeongin para sonreír.

─ Porque te atreviste a traicionar a mi padre.

Y Jeongin miró complacido la expresión de leve terror impresa en el rostro del chico, sin embargo, esa torcida sonrisa regresó deslumbrante en pocos segundos.

─ Así que tu eres el pequeño diablillo Lee.

─ No me llames diablillo ─ Espetó.

Bang Chan se acercó sin importar el arma en medio de sus cuerpos, posó sus grandes manos sobre las caderas del chico y lo acercó de forma abrupta haciendo que Jeongin respingara y dejara caer su arma.

"¿Por qué actúo así?", se preguntó.

─ Tienes los ojos llameantes, los labios carnosos y una lengua muy afilada;  Tienes una figura de pecado que me muero por probar, y... Quiero hacerlo ahora.

─ ¿Qué demonios estás diciendo? ─ Masculló sonrojado.

─ Digo que voy a joderte duro toda la noche ─ Respondió ronco, cínico.

Jeongin se sonrojó e inmediatamente su pervertida mente comenzó a imaginar el fogoso momento cuando estuviese desnudo o con los pantalones a la altura de sus tobillos enseñándole el culo a Christopher.

─ ¿Qué te hace pensar que dejaré que me toques?

─ Porque tú también lo quieres.

La mano del moreno se coló por debajo del pantalón del jovencito y con descaro comenzó a amasar las nalgas ajenas.

─ Suéltame ─ Gruñó con los dientes apretados.

─ Estas dos semanas te he visto muchas veces, persiguiéndome escondido entre las sombras como si creyeras que no me iba a dar cuenta. Soy consiente de la situación en la que me encuentro y lo esperaba ─ Dijo, se relamió los labios viendo a los ojos a Jeongin, deleitándose con la oscura mirada ─ Pero nunca esperé que me enviaran un pequeño regalo para antes de morir.

─ No soy un regalo.

─ Eres como una bomba sexual de tiempo, diablillo, y después de follarte contra la primera superficie que encuentre sé que me asesinarás.

Aun así, no había ni un rastro de tristeza en su voz y entonces Jeongin se preguntó si ese sujeto estaba loco como para apreciar en tan poco su vida. Follar no era... No debería ser su mayor deseo antes de morir, o quizás sí. Y eso le provocó una calidez en el pecho, sintiéndose deseable como nunca imaginó. Usualmente los hombres no se le acercaban, no sólo porque su padre fuera el jefe, sino que su propio carácter formaba una fortaleza mejor que la muralla china. Ahora... El hombre parecía no temerle, no, quería tomarlo a la rapidez posible.

Cuando era más joven y sin Felix o Jisung cerca tuvo que apañárselas con los subordinados de su padre. Los comentarios de estos eran... Una burla, en pocas palabras. Le llamaban loco o psicópata, sólo porque realmente quería heredar el negocio. En la escuela muchos otros utilizaron una palabra diferente pero aun más dolorosa, 'Monstruo', y la tenía tatuada a fuego en el corazón. Desde que comprendió que las mujeres eran el último espécimen con quien intimar, intentó ser coqueto, quizás encontrar un novio... No obstante, ¿Quién querría al hijo de un mafioso, a uno que ansiaba ser adulto para liderar el cartel, uno así de defectuoso?

Con el tiempo perdió la esperanza, a muy temprana edad comprendió que esos comentarios, burlas e insultos eran algo que no deberían lastimarlo así que creó una coraza con sus lamentos, y se dijo que, al ser el heredero, no importaba tener una pareja, no una permanente al menos. Pero dolía, no quería quedarse solo y la idea de contratar a alguien con quien intimar era repugnante. A pesar de su oscuro corazón ansiaba amor como el de sus padres, pero esos romances son escasos o están en los libros.

Sus labios fueron violentamente atacados por los del chico, un candente beso se desató, liberando sus lenguas y dándoles permiso de jugar. Las manos de Bang Chan tomaron al joven por las caderas y lo llevaron al sofá, no pudiendo retrasar lo inevitable. Lo recostó y se ubicó sobre él.

─ Te arrepentirás ─ Bisbiseó Jeongin.

─ ¿Por qué?

"Porque no soy una buena persona y no deberías intimar con alguien como yo", respondió Jeongin en su mente.

Bang Chan comenzó a desvestirlo, despojando el blanquecino cuerpo del mafioso de las negras prendas hasta dejarlo desnudo, deleitando sus ojos con la angelical visión.

─ ¿Eres virgen? ─ Le preguntó en tono suave, parecía preocupado.

"Sí, ¿O piensas que alguien querría follarse al hijo de un mafioso?"

─ No.

Pero Christopher tenía sus dudas basadas en las torpes reacciones de Jeongin ante sus caricias, como un joven inexperto.

─ Chúpalos ─ Ordenó poniendo frente a él los dedos índice y medio de su diestra.

Así lo hizo el muchacho, succionando con sus gruesos labios los dedos de Bang Chan, llevándolo a un punto sin retorno.

─ Oh, joder ─ Gruñó. ─ Si me lo permites, mas tarde me gustaría recibir una mamada tuya.

Jeongin se sonrojó y se calentó por la idea.

Un par de lamidas bastaron para dejar completamente humedecidos los dedos que fueron rápidamente retirados. Chan le abrió las piernas y las elevó, revelando el sonrosado agujero donde comenzó a insertar sus dedos.

─ ¡Ah!

Los abrió y cerró en su interior, los movió lento hasta que se acostumbrara y pronto añadió otro dedo. Jeongin se deshacía en gemidos y quejidos encantadores, tratando de callar cualquier sonido con su mano. La imagen volvió loco a Bang.

─ Necesitaré estirarte mucho para que puedas tomar mi polla.

Jeongin se lo imaginaba pues de sólo ver el gordo bulto en la entrepierna ajena su mente avistaba ya el monstruoso tamaño que debía tener el miembro del otro.

─ Mételo ─ Demandó. ─ Ahora.

─ Voy a lastimarte ─ Advirtió.

─ Sólo hazlo, por favor.

─ Me reúso a lastimarte.

Jeongin esbozó una débil sonrisa, complacido con la respuesta. Sin embargo, quería la polla de Bang Chan tan profundo que no dudo en alcanzar con su mano su arma para apuntarle nuevamente al hombre, siempre con una sonrisa sensual.

─ Hazlo, no quieres ver a un diablillo enojado ─ Dijo apenas.

La excitación le recorrió cada fibra del cuerpo y Christopher acató la orden. Abrió su pantalón y bajó su bóxer dejando libre su grueso falo que buscaba la gloriosa liberación en medio de los castos muslos de Jeongin.

─ No me permites disfrutar de tu cuerpo ─ Ae quejó el mayor.

─ Si te portas bien te permitiré hacerlo la próxima vez ─ Ofreció con descaro.

─ ¿No vas a matarme?

─ ...Ya veremos.

Entonces Bang Chan comenzó a meter su pene en la virgen cavidad, con suavidad para no desgarrar el anillo de músculos.

Jeongin se puso tenso, pero la boca de Bang sobre sus pezones logró distraerlo del camino del dolor y llevarlo por el florido sendero del placer.

─ Fóllame ─ Suplicó.

─ No te desesperes, aún no ha entrado todo.

Empujó con fuerza hasta que su glande encaró contra el final de la cavidad. Las caderas del joven pelinegro empezaron a menearse buscando sentir cada pulgada del grueso miembro.

─ Eres delicioso.

Adentro y afuera, rozando sus paredes de inicio a fin, siendo embestida por el trozo de carne caliente que lo llenaba completo. Bang Chan quiso probar esos belfos rosados y sin prisa se acercó hasta capturarlo entre los suyos, chupando y lamiendo hasta conseguir el permiso para ingresar su lengua en la boca ajena.

─ Más, más.

─ Tu culo está tan hambriento de mi polla ─ Soltó Chan en tono ronco.

─ ¡Ah!

Las embestidas no cesaron, duras y salvajes, arremetiendo contra el dulce culo del joven hasta llenar la cavidad de espeso semen caliente. A Jeongin le tomó muy poco para él mismo llegar también al orgasmo, apenas tocándose para ello.

Sus respiraciones agitadas y sus labios humedecidos por los besos fueron el final de ese fogoso encuentro, e inevitablemente la atmósfera se llenó de incertidumbre y miedo por una prematura muerte.

─ ...Gracias ─ Susurró Jeongin avergonzado.

─ ¿Por qué me das las gracias?

─ P-por haberme hecho el amor.

─ Gracias por permitírmelo, bonito.

─ ...Debería irme.

─ ¿Y no se te olvida algo? ─ Le preguntó con tono cauteloso.

─ No, porque no voy a matarte.

─ ¿Por qué no?

"No sé si soy capaz de asesinar al único hombre que no me ha repudiado por lo que soy".

─ Ey, diablillo ─ Llamó ante el mutismo ajeno.

─ No creas que si te perdono la vida es porque me hayas follado ─ Dijo, carraspeando y engrosando la voz. ─  Sólo... Puedo ser piadoso a veces.

─ Puedes ser mi ángel, pero no quiero que asumas una carga que no te corresponde.

─ Acepta mi ayuda porque no habrá una siguiente vez.

─ ¿Y qué pasará contigo? Tu padre no estará contento con que tu asumas mi deuda.

─ No estará contento, pero por algo me dicen el Diablo ─ Dijo, sonriendo de medio lado.

( 4/5 )

🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂

─ B Y B Y

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