.ᨘ۫.ꪶ あ Vingt-Deux
La vista era deprimente como si la vida hubiese perdido todo rastro de brillo y color, y lastimosamente el ambiente tampoco era mejor. Su closet estaba casi vacío, apenas estaban sus prendas, pero ya nada de Felix quedaba en su departamento. Nada. Ni su aroma, ni sus risas, ni mucho menos su encantadora presencia. Todo se había ido. Se maldijo a sí mismo no haber sido lo suficientemente fuerte como hacer que su princesa se quedara.
Quizás lo que los distanció no fue su estado de doncel o la posibilidad de un embarazo, sino aquella situación que Hyunjin tampoco le contó a Felix. Un secreto que le sobrecogía el corazón.
Fue muy hipócrita al recriminarle a Felix por no haberle contado sobre ese secreto que guardaba celosamente cuando él mismo no era capaz de decirle los demonios que lo atormentaban. Esos mismos demonios los separaron.
Felix se fue la noche pasada apenas llegar de la oficina, cuando Hyunjin no estaba, aprovechando que el oficial estaba de turno y no se aparecería sino hasta el día siguiente. Recoger sus cosas fue doloroso, era como demoler tu hogar y recoger los pedazos, como si con ellos pudieses volver a empezar.
Cuando Hyunjin regresó en la mañana, su departamento se vía tan triste y desolado como cuando lo compró. Sólo necesitaba a Felix para que ese lugar se convirtiese en su hogar, pero ya no tenía ni el uno, ni el otro.
"Te recuperaré", prometió, aunque sabía que cumplir esa promesa sería una de las batallas más grandes que librar.
"Quiero cuidarte, es sólo que a veces no sé cómo hacerlo".
Tomó su celular y llamó a Minho quien ya estaba de regreso de sus vacaciones.
— Necesito tu ayuda.
— Tengo algo que decirte.
La llamada terminó, y Hyunjin supo que su amigo venía en camino al departamento, así que decidió sacar la carta que hace días llegó a su oficina. Cuando la recibió creyó que fue enviada por algún miembro de alguna mafia enemiga de los Lee, y debido a que el hijo de los Song estaba en la cárcel, creyó fervientemente que se trataba de ellos. Ser amenazado por una mafia tampoco es algo que le gustara, pero en algún punto de su carrera debía suceder.
Esperó un cuarto de hora antes de que un golpeteo en la puerta lo sacó de su ensoñación. Minho había llegado y no había tiempo que perder.
— El fiscal quiere a los Lee — Le dijo Minho, enseñándole la orden para capturarlos, — Y sabe que Felix es su hijo.
"Maldita sea", pensó enfurecido.
— Debe estar siguiendo su rastro desde la última vez que intentaron atraparlos. Ahora él sabe dónde estarán el sábado por la noche. Planea una emboscada en las bodegas del puerto de Incheon cuando los Lee reciban un cargamento de droga que viene desde China — Informó Minho.
Entonces todo tuvo sentido para él. Aquella carta que llegó hace días era un preludio a lo que el fiscal le obligaría a hacer. El hombre debía estar desesperado por capturar a los mafiosos más peligrosos del norte del país como para recurrir a una artimaña semejante. Después de todo, era demasiado sencillo incriminar a alguien y refundirlo en la cárcel por el resto de su vida. Eso sucedía a diario y el Comandante lo sabía perfectamente. El sistema de justicia no sólo era ciego, sino que también sumamente desequilibrado.
Hyunjin le tendió la carta a Minho para que la leyera. El rostro de Minho, mientras sus ojos repasaban las tormentosas palabras del fiscal, se convirtió en un poema de sorpresa y disgusto. Esas mismas reacciones las tenía Hyunjin cada vez que leía esa carta.
— Te está amenazando con enviar a Felix a la cárcel sino capturas a sus padres — Jadeó Minho, conteniendo un insulto.
— No sólo eso. Le darán cadena perpetua por un crimen que no cometió.
'Es muy sencillo plantar evidencia y culpar a alguien cuyo historial familiar está ya manchado'
Hyunjin recordó la amenaza que presentó el emisor como alegato para que capturase a los Lee, y estaba seguro que el fiscal no se conformaría con los Señores, seguramente irían por Felix, Jisung y esa persona de quien Felix nunca quiso hablarle. Quizás otro familiar.
Estaba en un lío muy grande, y la oportunidad planteada era tan sencilla como injusta.
Felix o los Lee.
Tu pareja o los padres de tu pareja.
Pero si entregaba a los Lee, Felix nunca se lo perdonaría. Sin embargo, nunca tendría a Felix si este era enviado a la cárcel de por vida. Entonces pensó en que, si Felix estaba embarazado, la situación podría ser aún peor para el doncel y su hijo.
— El fiscal está muy interesado en atraparlos — Comentó Minho.
— Lo que quiere es su ascenso. Ya tiene a un miembro de la mafia Song; ahora los quiere a ellos — Supuso el Comandante.
Y claro que Hyunjin podía entender el deseo de atrapar rufianes, pero cuando esos rufianes eran los padres de Felix y Jisung... Simplemente se encontraba entre una espada y otra espada.
— ¿Qué se supone que haremos?
Esta vez, como ninguna otra, tomar una decisión era mortificante porque, en realidad, sólo tenías una opción cuyo resultado era el menos deseado. Ni Minho, ni Hyunjin ganarían más que el desprecio de sus parejas. Volvió a maldecir al destino por haberle presentado a la persona perfecta en situación tan imperfecta. Sin embargo, ninguna situación sería nunca la ideal porque siempre habría algo que mejorar.
Y Hyunjin por un segundo quiso maldecir por haber conocido a Felix, luego se dio cuenta que encontrarlo fue el mejor desatino de su vida.
"De una u otra forma voy a romperte el corazón, mi niño, y de ser así prefiero que estés seguro, aunque ya no quieras verme nunca más", se dijo a sí mismo luego de tomar una decisión.
— ¡Abogado Lee! — Llamó una mujer recién ingresada al departamento de defensa. Era la nueva compañera de Felix.
— ¿Ocurre algo?
— Hay un favor que quiero
— Te escucho.
— Me pidieron tramitar una orden de allanamiento con el Juez Kim, pero mi hijo tuvo un accidente y debo ir al hospital.
— Está bien, ve, yo me encargaré de conseguir el permiso.
La mujer agradeció innumerables veces antes de entregarle la petición hecha por el Comandante Hwang. Mientras iba de regreso a su oficina se dispuso a leer la petición.
— ¿Qué significa esto? — Bisbiseó.
'Tramitar orden de allanamiento para la bodega 35 en el muelle siete de Incheon.
Por: Comandante Hwang Hyunjin'
"Ese hijo de..."
Tanto Hyunjin como Minho sabían que no podían pedirle a Felix que tramitara la petición de allanamiento a bodegas privadas porque obviamente se enteraría a quiénes querían atrapar, y eso sólo comenzaría la guerra. Aunque, lo quieran o no, esa guerra ya tenía fecha de inicio.
Esa mañana de viernes, cuando el comandante y su segundo al mando se encontraban inmersos en trazar un plan para capturar a los mafiosos, estudiando el pequeño expediente que amablemente el fiscal les dio para facilitar su trabajo. Era repulsivo.
— Jisung va a odiarme.
— Felix ya me odia.
¿Y quién ganaba entonces?
— La verdad es que puedo comprenderlo, quiero decir, fuiste un cretino con él.
— Entré en pánico al saber que podría estar embarazado mientras estoy metido en este lío.
— Puedes creerme, para él no debió parecer así. Pareciste un cobarde.
— ¡Hwang Hyunjin!
Hablando de la princesa. Felix entró en la oficina del Comandante en medio de alaridos, completamente enojado y dispuesto a conseguir las respuestas que necesitaba por ese trámite que en mala hora cayó en sus manos. La sorpresa asaltó a los oficiales que sintieron sus corazones sacudirse sobresaltados.
— ¿Qué es esto? — Le gruñó, sacudiendo la petición de allanamiento frente al rostro de Hwang. — ¿Esta es tu forma de vengarte de mí?
— ¿Qué? ¡Claro que no!
— Entonces, explícame, ¿Qué demonios pretendes?
— Lix, cálmate.
— ¡Son mis padres! — Chilló. — No puedes capturarlos, no puedes.
— Son órdenes del fiscal.
Felix masculló un insulto que Hyunjin supo iba dirigido para él porque seguramente al fiscal no lo hubiese llamado 'Maldito hijo de Judas'.
— Vas a quitarme a mis padres. Ellos son lo único que tengo ahora.
Y Hyunjin quiso decirle que lo tenía a él, que siempre podría contar con él, pero seguramente eso no le haría ninguna gracia a Felix. Eso sólo lo enfurecería más.
Con franqueza, cualquier argumento que Hyunjin intentase presentar ante la corte de Lee Felix sería usado en su contra, y funcionaria como gasolina para avivar las llamas de su discusión. Al finalizar el juicio, seguramente sería condenado a vivir lo que le quedaba de vida exiliado del corazón de Felix, o bien podrían condenarlo a la guillotina, donde toda esperanza de continuar su relación quedaría decapitada.
— No lo hagas — Le rogó, su voz temblándole por las ganas de llorar.
— No puedo. Es mi maldito trabajo, Felix, y no lo voy a arriesgar por...
— ¿Por mi...? ¿No lo harías por mí?
"Por verte en la cárcel el resto de tu vida", completó en su cabeza, pero ya era tarde. Felix puso palabras en su boca que nunca en su vida dejaría salir.
— Por favor, no me quites a mis padres — Intentó suplicar, dejando su orgullo de lado.
— Lix, escúchame. Esto no es algo que yo quiera hacer.
— Maldita sea — Masculló el doncel.
— Lix — Llamó, y cuando quiso tocarlo Felix se apartó dándole un manotazo.
— Si vas a jugar así, yo también puedo hacerlo — Advirtió — Y no voy a dejar que toques a mi familia; Antes tendrás que matarme a mí.
Félix mi vida yo te amo pero como que me estás empezando a caer mal 😭😭
🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂
─ B Y B Y
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