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(Morat & Tini – Consejo de amor )
El motor del auto rugía con ferocidad, chirriando las llantas sobre el pavimento en cada curva apresurada. Hyunjin sujetaba con firmeza el volante,
sus nudillos lucieron blancos por la presión, y sus ojos fijos en el camino que lo llevaba hasta su amado abogado. Minho estaba a su lado, igual de desesperado y ansioso por llegar a su destino, aquella finca a las afueras de Incheon que le pertenecía a Jihyo, la madre de Felix y Jisung.
Poco tiempo pasó desde que abandonaron Seúl y aún les quedaba un largo trecho por recorrer, cerca de dos horas, quizás menos dada la velocidad a la que iban. Era ya cerca de las seis de la mañana, pero ni el cansancio ni el sueño podrían derribarlos.
"Estoy cansado de pensar en lo que pudimos ser, y en su lugar quiero pensar en lo que seremos cuando vuelva a tenerte entre mis brazos", se dijo el Comandante.
Si me toca escoger entre volverte a ver.
O aceptar que te fuiste.
Yo prefiero fingir que por ti estoy feliz.
Aunque no me escogiste.
Si me toca romper todo mi corazón.
Para atarte a mi vida.
Ya tendré que entender que en las guerras de amor.
Siempre hay balas perdidas.
Sus ojos se desviaron unos segundos a aquel papel sobre su celular, asentado en el apartado debajo del radio del auto, era ese mismo papel que encontró en el lugar de Felix. Desde ahí aún podía leer esas palabras 'Embarazado' y su corazón seguía sobrecogiéndose ante la noticia. Y en su mente imaginaba a su pequeño amante sonriente y reposando entre sus brazos, con el vientre abultado.
¿Y si nunca volvía a verlo?
¿Y si Felix decidía nunca perdonarlo?
Perdería a su amado y a su hijo.
¿Qué le quedaba, entonces?
Nada, y esa nada le estaba matando.
Una recta los recibió tras un par de curvas, bordeando el camino estaban varios árboles y una que otra casa. El lugar parecía desolado, a penas el sonido de los pájaros los acompañaba y la verdad era que ninguno de los dos soltó palabra y se sumieron en un trémulo silencio. No podía ser de otra forma, no cuando la cabeza de cada uno estaba agobiada con el recuerdo de su amante, tan destrozadas por el suplicio que padecían.
"No me obligues a disimular que quizá no te vi si te veo."
"Porque sabes que lo prometí, aunque si yo fuera tú, no me creo."
"Si me toca borrar cada marca que a ti te dejaron sus besos."
"Yo prefiero escribirles encima con los que faltan de los nuestros "bebés", pensó Minho, imaginando un hijo con Jisung. Aquel deseo que surgió de la llama de la envidia al saber que Hyunjin sería padre. La situación quizás no era la mejor para pensar en una familia así, pero bien podría ser el inicio. Una tempestad nunca podría en contra de un arcoíris.
"Me pregunto si en lugar de salvar a mi pequeño chico, yo mismo lo maté... ¿Fue así?", quiso saber él.
El tiempo pasó, y entonces vieron a lo lejos el negro portón de la propiedad que en el frente tenía grabado en plata las letras 'K&M'. Hyunjin sólo pudo pisar el acelerador hasta el fondo hasta que estuvieron frente al portón, frenando abruptamente a sólo un metro del portón.
¿Y ahora qué?
Pude haber sido yo la que tiene tu corazón guardado.
Pero alguien sin piedad me lo robó.
Cuando por fin pensé haberlo atrapado fue que se escapó.
Pude haber sido yo la que a tu lado siempre se despierte.
Pero el futuro nunca nos llegó.
Me prometí que nunca iba a perderte y no sé que pasó.
Pude haber sido yo.
Hyunjin y Minho bajaron del auto, ligeramente nerviosos por lo que se avecinaba. Llamar a la puerta pareció la mejor opción, aunque no sabían quien respondería, o si alguien lo haría. Aún así tocaron, golpearon la madera con el puño cerrado para que el ruido alertara a alguien. Y así fue, un hombre vestido de vaqueros y camisa blanca les abrió, y a pesar de su típica vestimenta, los policías supieron que el hombre no cabía dentro de los parámetros de lo normal, no cuando ostentaba en su cuello el tatuaje de la mafia a la que pertenecía y en la cinturilla de su pantalón llevaba un arma.
— ¿Qué buscan? — Preguntó hosco.
— A Park Felix y a Park Jisung.
Las palabras salieron sin temblar, y Minho quiso felicitar a Hyunjin por ello porque el hombre frente a ellos causaba temor.
— ¿Quiénes son?
¿Qué responderían?
Sus nombres eran, insuficientes quizás para hacer que el guardia accediera a su petición.
— Sólo llámalos — Pidió.
El hombre quiso reírse por lo ridículo de la petición.
— No.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
Oh oh oh oh oh.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
Oh oh oh oh oh.
Una maldición salió de labios de Minho antes de que sacara su arma de la parte trasera de su cinturilla y lo apuntase en pose amenazante, aunque no sabía si la acción lograría su objetivo.
— Hazlo.
Las puertas se abrieron ampliamente revelando a tres hombres armados, todos apuntando al impetuoso rubio que no se midió al momento de actuar.
— Largo.
— Necesitamos hablar con ellos — Intervino Hyunjin.
— No tengo órdenes para dejar entrar a nadie así que váyanse.
Pero, los mafiosos advirtieron que ni el rubio ni el azabache pretendían abandonar el lugar y sólo les quedaba una última medida. Un disparo fue lanzado al aire y resonó con fiereza como una advertencia, pero tras ese sonido se escuchó el relinchar de un caballo, asustado por el disparo.
Los ojos de Hyunjin se movieron dentro de la finca y a unos cuantos metros estaba Felix sobre un caballo blanco, vistiendo camisa y pantalón blancos y botas de caña alta, perfectas para montar. La respiración se le cortó por segundos.
Si me toca esperarte.
Lo haré y no desvaneceré con las horas ( No desvaneceré )
Y aunque llegue alguien más y no te pueda hablar,
Es igual que estar sola.
Sé que me cuesta ver.
Que al final voy a ser yo quien termine herida.
Pero debo entender que en las guerras de amor.
Siempre hay balas perdidas.
— El próximo disparo te llegará a ti — Amenazó.
Las patas del caballo se movieron hasta donde se daba semejante alboroto, y desde lo alto vio a Hyunjin. El corazón de Felix se sacudió temeroso al ver a su amante parado frente a él, y las preguntas y la curiosidad empezaron a rondarle la cabeza.
— ¿Qué está pasando? —preguntó con la voz suave.
— Necesitamos hablar — Le dijo Hwang, impidiendo que el guardia hable. — Por favor.
Felix se quedó callado, no sabiendo si acceder o darle el fin definitivo a su relación. Sin embargo, su corazón podría no resistir cualquier cosa que Hyunjin dijera, sea buena o mala, las llagas en su interior estaban abiertas en amplitud y poco deseosas de que otra espada ardiente las agrandara. No, pero su corazón le pedía un momento, era esa esperanza y esa fe viva que le suplicaban, entre sollozos, escuchar la dulce voz de su amado.
Pude haber sido yo la que tiene tu corazón guardado.
Pero alguien sin piedad me lo robó.
Cuando por fin pensé haberlo atrapado fue que se escapó.
Pude haber sido yo la que a tu lado siempre se despierte.
Pero el futuro nunca nos llegó.
Me prometí que nunca iba a perderte y no sé qué pasó.
Pude haber sido yo.
— Felix. — La voz de su padre lo sorprendió cuando él en su caballo se acercó a su hijo. Jihyo venía sentada frente a Daniel, rodeada por los fuertes brazos de su marido — ¿Qué está pasando? — Le preguntó a uno de sus subordinados.
— Estos hombres quieres ver a sus hijos, Señor Lee — Indicó aquel hombre que recibió a Minho y a Hyunjin.
Lee Daniel reconoció a Hyunjin y una mueca se instaló en sus labios. Él era el hombre que lastimó a su hijo. Quizás Felix nunca se lo dijo, pero no necesitaba mucho para intuir que así era, después de todo él mismo pasó por situaciones semejantes cuando era joven y tuvo que rogar mucho por el perdón del hombre que ahora tenía entre sus brazos.
— Déjenlos entrar — Ordenó, e inmediatamente sus subalternos bajaron las armas. — Hyunjin, tú y tu amigo vayan a mi oficina — Demandó antes de dar vuelta en su caballo y retirarse a los establos.
Parecía que el padre de Felix ya tomó una decisión por él.
Felix se quedó viendo a Hyunjin por unos segundos antes de imitar a su padre y alejarse a veloz galope.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
Oh oh oh oh oh.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
Oh oh oh oh oh
"Te alejas, otra vez te alejas de mí, pero juro por mi vida que será la última vez que te lo permita", se prometió Hyunjin.
Minho volvió a subirse al auto y pronto el Comandante lo siguió, así ingresaron el vehículo hasta la zona techada a un costado de la majestuosa casa de tinte rústico. Un par de subordinados guiaron a la pareja de policías hasta la oficina del líder de la mafia. La espera los mataría antes de lo que Daniel lo haría.
— Entonces, él es Lee Daniel — Suspiró Minho.
— Lo soy — Dijo la ronca voz del aludido al entrar al despacho. — Tú debes ser Minho, la pareja de Jisung.
— Sí — Atinó a decir.
— Siéntense — Ordenó, y él mismo hizo lo propio en su silla frente al escritorio. — Intuyo para qué están aquí, pero ninguno de mis hijos quiere verlos.
Pude haber sido yo.
Pero dejaste un loco enamorado.
Buscando un beso tuyo en la estación.
Y no hay peor desgracia que extrañar lo que nunca pasó.
— Quiero ver a Felix.
— ¿Y qué le dirás, Hyunjin? Sé que eres tú la razón por la que mi hijo está destrozado. ¿De verdad crees que te permitiré verlo para que sigas haciéndole daño?
— No vine hasta aquí para que usted me lo impidiera — Farfulló.
— Cuidado, Hyunjin, no olvides con quien estás hablando.
— A lo único a lo que le tengo miedo es a no volver a ver a Felix o nunca conocer a mi hijo.
Los ojos de Daniel se ampliaron y su boca se entreabrió por la sorpresa. Al parecer esa era noticia nueva para el mafioso, y eso sólo puso aun más nervioso a Hyunjin. Muy posiblemente esa no era la mejor forma de decirle a alguien, especialmente a alguien tan peligroso, que iba a ser abuelo.
— ¿Embarazaste a mi hijo y lo traicionaste? — Gruñó, y Hyunjin casi juró ver al hombre tantear el arma escondida bajo su escritorio.
Pude haber sido yo la que a tu lado siempre se despierte.
Pero el futuro nunca nos llegó ( No llegó )
Me prometí que nunca iba a perderte y no sé qué pasó.
Pude haber sido yo ( Pude haber sido yo )
— No lo traicioné — Intentó explicar, mas fue cortado por la potente voz del mafioso.
— No intentes mentirme tan descaradamente.
— No es una mentira — Dijo Minho. — Hyunjin fue amenazado por el fiscal para que los apresara, era eso o enviar a Felix a la cárcel de por vida.
Daniel los miró ceñudo, poco convencido de las palabras, pero luego pensó en que la situación, de hecho, no era tan descabellada. Felix evadió a la policía por años usando el apellido de sus verdaderos padres, y Jisung hizo lo mismo con el apellido de su difunto padre biológico, no obstante, tal parecía que finalmente el huracán los atrapó y se encontraban en su ojo.
— Dime, ¿Enviarías a Jihyo a la cárcel sabiendo que está esperando a tu hijo? — Le preguntó Hyunjin en tono altanero. Daniel sonrió de medio lado. El policía tenía agallas, era valiente y algo estúpido, pero esa mezcla bien podría funcionar en un mundo tan turbio.
— Felix está en las caballerizas y Jisung en la cocina — Dijo rendido, y entonces vio a los policías salir precipitados de la recámara en busca de sus amantes.
— No — Respondió al aire. — Nunca le haría eso a la mujer que amo, antes muerto que verla sufrir el infierno por mi culpa.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
Oh oh oh oh oh.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
Oh oh oh oh oh.
Si tú tan solo me hubieras pedido un consejo de amor.
¿Qué pasa si les digo que solamente quedan cinco capítulos? 👁️
🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂
─ B Y B Y
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