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Otro disparo sonó estridente, golpeando un jarrón de cerca del sofá donde la pareja aún estaba, reventándolo hasta reducirlo a pedazos que volaron por los aires hasta caer bulliciosos sobre el piso. Hyunjin empujó al muchacho contra el sofá a fin de protegerlo de cualquier impacto de bala. Le pasó su camisa que yacía tendida en el piso para que con ella cubriese su piel expuesta. Los vidrios estaban regados por todo el piso y era peligroso que Felix caminase descalzo a expensas de resultar gravemente lacerado.
                   
— ¿Qué diablos sucede? — Ladró la pregunta como un perro, guiado por la agitación del momento.
                   
— Soy el hijo de un mafioso, ¿Qué demonios crees que está pasando? — Refutó con sarcasmo.
                   
— Maldita sea.
                   
— Hay un arma en el cajón de la mesita de centro.
                   
Hyunjin se cerró el pantalón, y a hurtadillas caminó hasta el lugar indicado, abrió el cajón y encontró un par de armas, tomo ambas y regresó con Felix. Los ojos del Comandante dieron un vistazo rápido a la ventana agredida mas no encontró nada, trató de mirar hacia afuera sin tener buenos resultados de divisar al agresor.
                   
— Dámela — Pidió Felix, refiriéndose a una de las armas que su pareja sostenía en las manos.
                   
— ¿Sabes usarla?
                   
— ¿Te parece que las tengo como decoración? — Burló él arrebatándole el arma antes de erguirse en el sofá —  ¿Hay alguien ahí? — Le preguntó a Hyunjin.
                   
— Creo que no. No he podido ver a nadie.
                   
— Debo llamar a mis padres — Informó el muchacho.
                   
El Comandante hizo una revisión del lugar, caminó por la sala con cuidado de no cortarse ni de ser objetivo claro para sus atacantes. Cuando se aseguró que fuera no había ya más peligros, tomó a Felix como koala y lo llevó hasta su recámara, con cuidado de que ninguna sorpresa nociva los esperase ahí. Entraron y dejó al joven sobre la cama.
                   
— Vístete y haz una maleta — Ordenó.
                   
— ¿Qué? ¿A qué te refieres?
                   
— Vienes conmigo a mi departamento.
                   
— ¿Por qué?
                   
— Acaban de disparar en tu sala. No pienso dejarte aquí para que la siguiente vez te atinen.
                   
Felix esbozó una sonrisa dulce antes de refutarle con malicia.
                   
— No es la primera vez que intentan algo así.
                   
— Pero ahora me tienes a mí, y lamento decirte que no pienso dejar que te toquen un solo cabello.
                   
Y al abogado le encantó cuan dulce y cuidadoso podía ser Hyunjin con él, preocupándose tanto por mantenerlo a salvo. Nunca antes tuvo algo parecido, ninguna de sus anteriores parejas se preocupó jamás así por él, menos cuando descubrían que era hijo de un mafioso. Hyunjin era diferente, a pesar de ser un policía, lo cual podría considerarse como su acérrimo enemigo. Pensó que ya no podía contraargumentar nada.

— Hyun — Llamó, — ¿No crees que deberías quitarme esto primero? —cuestionó, enseñando la pomposa colita ploma de conejo que aún conservaba.

Hyunjin quiso reír a carcajadas, pero seguramente no era el momento ni de reír ni de sucumbir ante sus libidinosos deseos.

— Me encantaría, pero no sería prudente ahora. Dúchate, yo llamaré a la estación.

— ¿Para qué?

— Esto es un atentado, muñeco, y debo reportarlo.

— Pero fue la mafia.

Hyunjin ignoró la obvia observación del joven y marcó el número de Minho. Felix, viendo que nada podría hacerlo cambiar de parecer, se dispuso a tomar una ducha rápida para vestirse, y al salir armar una pequeña maleta para irse con Hyunjin. En la bañera, luego de haber retirado el tapón insertado en su culo, sintió como la gran cantidad de semen de Hwang se derramaba por sus piernas, corriendo cuesta abajo con cinismo. Limpió su cuerpo haciendo énfasis en su entrada y su interior, reparando en cuan sensible se encontraba su canal por la reciente invasión. Salió vistiendo una bata de baño, listo para cambiarse.

— Una patrulla vendrá para revisar el lugar — Informó el oficial tras cortar la llamada.

Un asentimiento de cabeza de parte de Felix terminó la charla, dándole paso para que pudiese vestirse. Tomó un bóxer, un jean blanco ajustado, una camisa verde agua y un abrigo gris, los zapatos combinaban con su pantalón. Hyunjin siguió el ejemplo de Felix y se calzó la camisa que su novio dejó tendida sobre la cama. Tomó una maleta pequeña y metió un par de prendas que le servirían para quedarse con el policía unos días.

— No te olvides de dejar aquí tu pijama — Comentó Hyunjin con tono burlesco.

— ¿Mi pijama?

— No la vas a necesitar, lo juro.

Y Felix recabó lo que el otro quería decir, aquella sensual invitación a retozar en la cama del alto, desnudo, como una vigorosa tentación que les haría pecar a cada hora de la noche. La idea no le era repulsiva, al contrario, le excitaba pensar o sentirse tan deseado por Hyunjin.

— Estoy listo, ¿Nos vamos?

La pareja dejó el apartamento cuando llegó un grupo de policías, el Comandante habló con ellos informándoles del suceso, claro que mintió sobre algunos detalles del atentado. Cuando terminaron, se subieron al auto de Hwang y tomaron rumbo al departamento de este. En el camino, Felix llamó a su familia.

— Mamá, hola, yo...

— ¡Lix! ¿Qué sucedió? Escuché que te atacaron.

No le sorprendió que su familia ya estuviese enterada, después de todo tenía guardias con él casi todo el tiempo, no era visibles para el resto, pero siempre estaban cuidándolo. Sobre seguro, ellos les dijeron a sus padres sobre el atentado.

— Sólo... Estaba con Hyunjin y nos dispararon.

— ¿Estás bien, pequeño?

— Sí, mamá.

— ¿Y tu novio?

Felix sonrió.

— Él está bien. No nos hicieron nada. Pero quiero que papá averigüe esto, sé que fue una advertencia de alguna mafia.

— Está en eso, aunque creo que deberías ser más cuidadoso con tus actos en el futuro.

— ¿Por qué?

— Va a revisar las cámaras de tu departamento y estoy seguro de que lo que encontrará no le va a gustar.

Al joven se le fue el color del rostro por ello. Había olvidado que en su departamento había cámaras de seguridad, pequeñas, pero ahí estaban. Claro que, por fortuna, a ella sólo tenía acceso a la mafia, la policía jamás vería que estuvo sobre la polla del comandante cuando eso pasó. Pero su padre... Eso no podía permitirlo. Daniel estaría muy incómodo y, posiblemente, molesto por ello, especialmente desde que la relación de su hijo con un policía le era todo menos agradable. Le era irrisoria, no obstante, resultaba demasiado peligrosa.

Quizás era lógico que como novios intimaran, pero su padre no estaría conforme por eso, mucho menos dejaría de disgustarse por lo promiscuo que resultó ser su hijo.

— Él no puede... Eso no.

— Puedo decirle que Jeongin revisará las cámaras, así al menos tu padre no te verá con tu novio.

— Por favor, sería muy vergonzoso si...

— Entiendo, cariño. ¿Vendrás a casa?

— En realidad, Hyunjin quiere que me quede con él mientras esto pasa.

— Espero que se cuiden, y no olvides los preservativos.

Felix se mordió el labio inferior al cortar, nervioso y consternado. Ciertamente, su mente no hubo considerado antes usar condón al intimar con el policía, no era netamente por una cuestión de enfermedades, pero si era igual de importante. Hace años que no escuchaba esa advertencia, y no era consiente de las fortísimas repercusiones que sus descuidos podían tener.

— ¿Pasa algo, muñeco?

El muchacho negó con la cabeza incapaz de abrir la boca para decirle lo que debería. Quizás estaba siendo egoísta al no ser sincero con el otro. No obstante, la verdad era que pensar en el tema le hacía estremecerse, no era agradable, y por eso lo obvió por muchos años.

"¿Creerás que soy raro?", se preguntó Felix. "Si te lo digo, ¿Te alejarás de mi?"

"No quiero volver a sentirme un fenómeno... No contigo"

La preocupación comenzó a corroerlo a la misma velocidad que lo hacía la culpa. Su mente imaginó, con malicia, terribles escenarios donde Hyunjin lo tachaba bajo doloras palabras y se marchaba de su lado. Estaba asustado, y más aún sabiendo que las posibilidades de algo así eran gigantescas.

"¿Si quedo en cinta... Ya no me querrás?"

Hasta cierto punto, su mente se negaba a creer que Hyunjin sería del tipo de hombre que evadiría cruelmente su responsabilidad en caso tan particular, pero no lo conocía bien, no enteramente, y las personas siempre tienen algo con lo que sorprenderte o decepcionarte.

— Estás pálido, bebé, ¿Seguro que no te ocurre nada?

"Bebé", la palabra se repitió en su cabeza como un tormento. "Quizás deberías dejar de llamarme así..."

— Sólo estoy agotado — Mintió bajo la fachada de una sonrisa tenue.

— Puedo darte un masaje — Ofreció con una sonrisa pícara que si bien provocó un cosquilleo en el vientre del joven, también le supo a amarga hiel, como si la culpa quisiese empujarlo a hablar de sus secretos.

— Eso puedo aceptarlo.


🍂 ᴺᵒˢ ˡᵉᵉᵐᵒˢ ˡᵘᵉᵍᵒ 🍂

─ B Y B Y

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