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Hasgard de Tauro

Yo soy una de las que admiro mucho al señor Hasgard, no es por el hecho de que sea un caballero al servicio de Athena, si no más bien por su gran corazón.
Él hace lo que ningún otro aldeano haría; acoge en su hogar a niños huérfanos y desamparados brindándoles un sitio donde pueden crecer con el amor que les brinda así mismo como buenos valores.

El señor Hasgard no podía seguir cuidando de los niños debido a que la próxima guerra se aproxima ahora se colocó el título como Aldebaran de Tauro debido a la estrella más brillante de su constelación.
Al enterarme de este suceso me ofrecí como voluntaria para seguir cuidando a esos pequeños para que no queden desamparados.

Cada día procuraba llevarles alimentos, los cuidaba, si alguno se enfermaba procuraba estar a su lado hasta que mejoraran en su salud.
Tres de ellos se fueron con el señor Hasgard, con el deseo de entrenar a su lado. Algunas veces venía Hasgard a visitar a los niños, otras ocasiones les traía algunos  alimentos y procuraba estar al pendiente que nada les faltara.

- No sé cómo pagarle este enorme favor que hace por los niños.

Esa voz grave interrumpió mis pensamientos, estaba tranquilamente acomodando unos panecillos en la canasta para dejarlos a los pequeños.

- Señor Hasgard, que gusto verlo.

Le respondí mientras lo observaba jugar con aquellos pequeños quienes se acercaban gustosamente con el caballero de Tauro.

- Estos últimos días tuve una misión a las afueras de la ciudad por lo tanto tuve que cumplir.

Después de decirme esto dejó sobre la mesa variedad de alimentos entre ellos frutas, verduras, alguna que otra golosina para los pequeños y un poco de ropa que había conseguido para ellos también.

- Me imagino lo cansado que deben ser las misiones, por los niños no se preocupe, ellos están en buenas manos.

De manera repentina se acercó a mí y tomó mis manos con dulzura. Debo admitir que sus manos eran un poco ásperas e incluso mucho más grandes que las mías, pero el tacto con el que me trataba era muy gentil.

- Creo que has hecho mucho por ellos y te estaré eternamente agradecido por esta noble labor. Aprovechando quisiera pedirte que esta noche me acompañes a cenar en mi templo, estaré gustoso por tener compañía.

Debo admitir que me ruborice un poco, seguramente mi rostro debe de estar totalmente sonrojado, acepté aquella cita del señor Hasgard.

El resto de la tarde procure dejar a los niños en orden como todos los días, me gusta que cenen temprano para que puedan dormir sus respectivas horas de descanso.
Cuando dejé todo listo, me dirigí directamente a la entrada del santuario; el señor Hasgard me dijo que podía pasar sin problema alguno ya que los guardias tenían la orden de poder dejarme entrar.

En la primera casa que corresponde al signo zodiacal Aries no encontré a su guardián, quizá salió un rato para despejarse de sus labores diarias en el Santuario se lo merecen.

La siguiente casa corresponde al signo de Tauro, sitio donde el señor Hasgard custodia el templo; pude darme cuenta que debe estar preparando la cena porque el aroma a esos platillos exquisitos inundaba mis fosas nasales.

- Bienvenida señorita, la cena está lista.

El señor Hasgard hizo una leve reverencia ante mi tomando mi mano para depositar un beso en el dorso.

- Me siento halagada, debería ser yo quien deba hacer una reverencia... Usted es un caballero que sirve a la diosa Athena y yo...

En ese momento el señor Hasgard colocó su dedo índice sobre mis labios, deteniendo mis palabras.

- Eres mi invitada, no es necesario tanta formalidad. Vamos a la cocina, prepare una tarta muy deliciosa.

Ambos comenzamos a caminar rumbo a la cocina, lo que podía oler en el aire era aquella tarta de manzana recién hecha y ahora reposaba sobre la mesa junto con una humeante taza de algún te.
Además había varias frutas silvestres en un plato, debo admitir que esas velas le dan un toque sumamente romántico como lo libros de romance que suelo leer en la biblioteca del pueblo.

- Espero que te guste la tarta de manzana, en la mañana paso el caballero de Escorpio con varias manzanas en una canasta; regularmente se las lleva a su templo pero paso corriendo y me dejó las frutas en la entrada del templo, no es muy común en él dejar su preciada manzana así nadamás.

- Bueno quizá ese noble caballero llevaba prisa - Le respondí mientras tomaba un cuchillo para comenzar a partir la tarta y servir un poco en nuestros platos.

- Solo gritó que necesitaba llegar al pueblo antes de que le ganara un mocoso insolente, no entendí a qué se refería.

Hasgard alzó los hombros mientras recibía el plato con la tarta servida.
En todo este tiempo se nos fue platicando un poco sobre los niños, también me comentó como avanzaban sus alumnos, sobre todo Teneo era un chico que le gustaba aprender y mostrar que podía ser mejor cada día.

También uno que otro acontecimiento ahora como caballero de Tauro; el reloj marcaba casi la media noche, necesitaba llegar a mi casa pero el señor Hasgard no me permitió salir, mencionó que era demasiado tarde y aunque el fuera un caballero fuerte no quería ponerme en riesgo en la calle a esas horas de la noche.

No tuve opción, asentí y me llevó a su recamara, insistió que pasara la noche ahí.
Pero antes de que saliera lo noté demasiado nervioso, fue entonces que me animé a preguntarle qué sucedía.

- Señorita, sé que esto es algo demasiado repentino y no quiero ocasionarte molestias pero... La verdad desde hace mucho tiempo atrás he comenzado albergar un sentimiento muy distinto a una sola admiración o amistad.

Me acerqué para tomar sus manos, entrelazó sus dedos con los míos y poco a poco nos fuimos acercando para unir nuestros labios en un casto beso que despertó en nosotros dos un deseo muy sublime.

Poco a poco ese hombre tan atento y amable me fue llevando hasta el colchón dónde me acostó con una delicadeza única, a pesar de tener un cuerpo demasiado grande y ancho, el señor Hasgard podía ser todo un caballero en cada momento.

Sus manos fueron desabrochando los botones de mi vestido que se encontraban de frente, debo admitir que es algo que me encanta de él porque intentaba ser muy sutil ante cada tacto.

Como pude llevé mis brazos a su cuello para profundizar un beso más demandante, podía sentir su rodilla rozar en mi entrepierna. Ante este contacto no pude evitar dejar escapar un gemido.
Inmediatamente escondí mi rostro en esos largos cabellos plateados, sin duda se dió cuenta de este detalle.

- No hace falta que intentes sentirte apenada por ello, dejemos que este momento hable por nosotros dos.

Me animé a seguir este momento, le retiré como pude aquella playera que llevaba puesta permitiéndome admirar su torso demasiado trabajado, su abdomen perfectamente marcado acompañado de unas cicatrices que se podían apreciar en su piel.

Lentamente me fue despojando de mis prendas dejándome totalmente desnuda, se levantó para retirarse las demás ropas faltantes y me sorprendí al ver ese bulto que llevaba entre sus piernas, era grande y sobre todo me dejó sorprendida.

Nuevamente se abalanzó sobre mi uniéndonos en un beso más demandante, sentía sus manos recorrer cada espacio de mi cuerpo haciéndome estremecer entre cada caricia; su boca pasaba sobre mis senos delineando con su lengua cada rincón de todo mi ser.

Llevé mi cabeza para atrás cuando sentí esa lengua bajar por mi vientre hasta llegar abajo de mi vientre donde se dió paso entre mis piernas probando cada espacio llevándome hasta la cima del cielo.

Aferre mis manos sobre las sábanas, me regaló una sonrisa tierna, tomó su miembro y poco a poco lo llevó a mi interior, debo admitir que no me dolió, al contrario sus movimientos era demasiado delicados para evitar lastimarme y eso yo se lo agradecía.

Son romper ese momento entre ese intercambio de miradas sentía como entraba y salía su falo de mi interior; en cada estocada dejaba escapar un gemido y otras un grito con su nombre enterrando mis uñas sobre su espalda.

Solo unos movimientos más y pude sentir como algo tan cálido me llenaba por dentro, poco a poco salió de mi interior mientras Hasgard se colocó detrás de mi espalda acomodándose en mis largos cabellos rodeando con su brazo mi cintura.

Una noche tranquila dónde me protege a cada momento el guardian de la segunda casa, es todo un caballero y muy lindo. No me molestaría pasar cada noche a su lado como ahorita.

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