Douma se soba la mejilla y al no saber cómo reaccionar ante eso, le da un coscorrón al peli negro. Oh sí, ya le había perdido el respeto —¡Aprecia lo que hago por ti! Malagradecido. Si tanto te andabas quejando, al menos deberías agradecer que planeo llevarte a un lugar mejor para que no sufras, mimado —se cruzó de brazos aun con la mejilla roja por la bofetada.

Muzan sobó su cabeza —¿Cómo voy a agradecerte, si estás haciendo todo mal? ¿A dónde demonios se supone que me llevarás, maldito estúpido? Además, sabes muy bien que me debes respeto en todo momento —dice el peli negro alterado y con los ojos más rojos que antes.

—Me esfuerzo, sabes... Solo vámonos —lo toma de la mano y lo jala para llevárselo, esta vez lo lleva a su casa.

—Mmm —Muzan se queda en silencio, pues ya había herido demasiado al rubio con sus palabras y berrinches, pero después de un rato al fin se decidió a hablar —Oye estúpido, es decir Douma... —suspira —perdón por lo de hace rato...

—No se preocupe amo. Admito que al principio no me esforcé por hacer de este un buen momento para ambos —dice levemente sonrojado y con sinceridad. Al llegar a su casa abre la puerta del inmenso lugar —Sea bienvenido a mi hogar.

Muzan se sorprende al ver lo hermoso y lujoso que era aquello, no era para nada parecido a donde él vivía —Vaya Douma, tienes buen gusto —dice observando el lugar.

Entran ambos y cierra la puerta —Bueno, no lo decoré yo, pero me alegra que le guste. Sígame —voltea a verlo y le sonríe pícaramente para luego volver a indicarle que le siga al mover su dedo índice. Luego de ello le guía hasta su recámara, una muy grande, con decoraciones de flores de loto por doquier. Enciende las luces, mostrándose así una lujosa habitación con el equipamiento necesario: una gran cama, una peinadora, un closet y ese puf en el que tanto le encantaba estar sentado por lo cómodo que era.

—En verdad me sorprendes, Douma. —sonríe orgulloso de él pues tenía la idea de que este era un idiota sin remedio. El peli negro se sentó a la orilla de la cama, observando la
habitación y el decorado de cada rincón.

Estando allí es cuando Douma empieza a cambiar un poco de actitud. Se sienta a su lado y pide permiso para poder remover el abrigo de él.

—Amo, ¿puedo? —le mira sonriente a lo que Muzan suspira.

—Sí —dice a secas y abre los brazos para facilitarle la tarea al rubio. La verdad es que Muzan se moría de los nervios al estar a solas con él, pero no quería demostrarle eso a su sirviente, así que estaba siendo demasiado serio.

Douma le quita el abrigo, lo dobla y lo pone a un lado. Luego comienza a quitarle el smoking y por último su camisa, para después ponerlas junto a las otras prendas. Una vez sin ropas en la parte superior, empieza a manosearlo, ya estaba muy ansioso por llegar a este momento, pero quería tomarlo con calma para no confundirlo.

—Amo... Su piel es muy suave —pasa su mano izquierda por uno de los pezones de este y lo roza levemente con la yema de sus dedos.

Muzan ve cada acción por parte del rubio y cada cosa que hace para que su noche juntos sea agradable —Douma, eres muy meticuloso con los detalles. Creo que voy teniendo otra idea de ti —sonríe y se ruboriza al sentir la mirada de su acompañante en su piel desnuda.

Douma solo sonrió y se concentró en hacerlo sonrojarse más, le pareció adorable tal acción de parte de él, ya que siempre era muy serio —Lo hago por usted —pellizca levemente su pezón.

—¡Ah! —gime de manera sexy —eso se sintió tan bien Douma. No había estado de esta manera con alguien, mucho menos con un hombre —se sonroja más y se deja caer a la cama —¿qué vas a hacerme? —lo mira con curiosidad y una tierna sonrisa dibujada en sus labios.

Douma sonríe victorioso al lograr su cometido —Lo haré sentir muy bien amo —dice de manera lasciva y se quita la camisa, poniéndola a un lado y luego se coloca sobre él —Luce adorable así de inofensivo ante mí —acerca su boca a su cuello y lo lame para saborearlo —Se podría decir que el amo es uno de los demonios más pulcros que haya conocido, esta emanando un dulce aroma, me agrada —piensa y debido a ello se excita más y sigue lamiendo el cuello de Muzan para grabar en sus papilas gustativas su exquisito sabor a hombre virgen —Mmm —su sonrojo aumenta aún más.

—Te confiaré mi cuerpo, no me falles —mira al rubio y se le hace agua la boca al ver su torso desnudo —es perfecto en todos sentidos, pero no tanto como yo —piensa y pone sus manos sobre la espalda de este para acariciarla lentamente disfrutando de la suavidad de su piel —que bueno que te guste verme de esta manera, eres el primero que me ve así —se ruboriza —¡Ah Douma!!! —gime al sentir su lengua sobre su cuello, mira el techo con la mirada perdida a causa de las caricias del rubio —dime, Douma, ¿alguna vez has hecho esto con alguien más? —su voz es tranquila y neutral.