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Parte /66/ El matancero

El matancero

Las  personas criaban puercos con tres fines, engordarlos para venderlos directamente al cliente, o vender su carne ellos mismos, o para darles de comer a los invitados de una celebración.

Cuando mataban el puerco mandaban llamar al matancero, el señor llegaba con sus instrumentos de trabajo una soga para amarrar las patas al puerco, una serie de cuchillos muy afilados, para hacer los diferentes cortes de carne, siempre llegaba con una señora que yo  la veía viejita.

Primero le amarraba las patas al puerco, luego dos señores le ayudaban a detener el puerco, el puerco gritaba, el señor diestramente degollaba al puerco en una vasija ponían la sangre, porque del puerco no se desperdiciaba nada, la sangre se usaba para hacer la rellena (moronga), después le hacía una abertura en la panza y le sacaba todas las vísceras la señora lavaba las tripas y las dejaba listas, el señor le quitaba toda la piel al puerco, le quitaba toda la grasa y la ponían en un caso grande que ya estaba en el fuego.

Colgaban la piel en unos clavos y la señora con una navaja de rasurar con toda la calma le quitaba todos los pelos al puerco, a la cabeza y las patas quedaban muy blancas, metían la cabeza partida al caso junto con las tripas, el corazón, los riñones, los pulmones, todo y según lo que iban a cocinar apartaban la carne que iban a ocupar y la demás la hacen carnitas.

Había dos maneras de comer el cuero del puerco, los cueritos tiernos que se comen con sal limón y chile del torito un chile embotellado que tenía un toro dibujado, en la botella, y duro se hacía crocante, y también se le ponía lo mismo.

El trabajo del matancero terminaba cuando quedaban listos los chicharrones, también tenía otro oficio cuando los puercos se ponían en celo el matancero llegaba y les cortaban los testículos, decía vine a capar al puerco, pues decían que capados los puercos engordaban más.

El Caballo

Él era el sastre los señores acudían a él para que les hiciera sus pantalones, chamarras y otras prendas de vestir, pero lo que más hacía eran pantalones, un día mi papá me llevó con él para que le hiciera uno,

Llegamos y el señor tenía su aprendiz de sastre rápidamente el muchacho tomaba una libreta y preguntaba cuál es su nombre, y lo apuntaba, el caballo empezaba tomar las medidas, largo de pierna, largo de tiro, ancho de cintura, ancho de pierna y el muchacho todo apuntaba en la libreta, cuando terminaba de tomar las medidas el muchacho ponía la hoja con un alfiler en la tela.

Mi papá le preguntó

-¿Para cuándo va a estar listo?

_ Dentro de quince días

 ¿Tanto? 

-Pues sí, mira todo lo que tengo delante de ti

-Bueno pues está bien

 - A los  quince días fuimos por el pantalón, mi papá

-¿Ya está listo mi pantalón?

 -Ya está listo pruébatelo a ver cómo te queda.

Mi papá se metió atrás de una cortina y salió con el pantalón puesto y dijo

-Me quedo al pelo

 -Diciendo esto se puso en cuclillas, así en esa posición estiraba un pierna y luego la otra, se metía las manos a las bolsas del pantalón el caballo le dijo

-Le puse la secreta a las bolsas

 Era una pequeña bolsa escondida entre la pretina y la bolsa para guardar el dinero.

Mi mamá siempre le decía a mi papá antes de que comprar la tela para el pantalón

-Mira, Margarita (una señora que vendía ropa en abonos) tiene unos pantalones hechos de dril muy bonitos, porque no te pruebas unos a ver cómo te quedan

 -No, no esos pantalones de fábrica están muy trabucos de las piernas y me quedan apretados del tiro

-Es que ya son modernos ya no se usan las pinzas ni las valencianas

 -Prefiero la comodidad que la incomodidad, fin de la discusión

Prudencia

Ella era la dueña del molino donde íbamos a moler el nixtamal que se convertía en masa, desde muy temprano empezaba a funcionar se daban pequeños descansos y volvían a moler el nixtamal, lo atendían tres muchachas, una se subía a un banquito para estar a la altura del molino y mermaba el maíz así le decían a esa acción de poner pequeños puños de nixtamal en agujero donde estaba los rodillos y las piedras que molían el nixtamal.

Otra estaba sentada donde caía la masa, ella hacía las bolas que más o menos pesaban un kilo y cuando terminaba a la bola de encima le hacía unos agujeritos con el dedo, si ponía dos eran dos kilos, y así sucesivamente el balde de nosotros siempre tenía como seis u ocho y por cada kilo cobraban diez centavos.

Si eran cinco eran cincuenta centavos, y Silvia era la que entregaba los baldes con la masa y cobraba, ella era la hija de Prudencia cuando las personas no tenían dinero para pagar le decían me lo apuntas y sacaba su libreta desgastada buscaba el nombre y les apuntaba la suma de dinero.

En una ocasión le dijeron a Silvia que una cliente la había sorprendido la muerte mientras dormía ella dijo pues qué le pasó, le dijeron se le cayó el corazón (así decían cuando a las personas les daba un infarto) ella se santiguó y dijo hay, Dios la reciba en su santo reino, descanse en paz, y siguió en su tarea, dicen las clientas que a las doce del día llegó una señora con la cabeza tapada con su rebozo.

Le dijo a Silvia aquí te traigo lo que te debo Silvia sin levantar la vista le dijo a si cómo te llamas y la mujer dio su nombre en ese momento Silvia levantó la vista y miró a la mujer dicen que era la misma que había amanecido muerta esa mañana Silvia se desmayó de la impresión cuando volvió en si la mujer ya se había ido, pero el dinero estaba en el mostrador y dicen los testigos que la mujer salió flotando, no sé si fue un invento, pero de que la mujer era la muerta si era según afirmó Silvia.

Dominga Mota

Ella era la dueña de la Santa Cruz, una de tantas que había en el pueblo, cada barrio tenía su propia cruz, le hacían su novenario y el día 3 de Mayo le hacían su fiesta el día de los albañiles.

Dominga en la víspera pasaba a las casa a pedir dinero para la fiesta de la cruz, todos los barrios se lucían querían que su cruz fuera la mejor de todas, la pintaban y le hacían su sudario muy elegante, le hacían su ermita la que adornaban con muchas flores, ponían sillas a los lados y en medio quedaba listo para la danza.

La danza bailaban en todo el novenario con unos trajes muy elaborados con dibujos de la época de la conquista, bordados de lentejuelas, traían una corona con armazón de alambre y la adornaban con puras perlitas de colores con unos listones que les bajaban de la corona hacia la espalda, con su sonaja.

Había una muchacha que vestía un vestido muy colorido llena de collares grandes aretes y un penacho en la cabeza ella era la Malinche, se acomodaban los danzantes en una hilera estaban los que traían sus trajes de lentejuelas, y otra fila señores vestido de civiles, que representaban a los españoles cuando terminaban de danzar hacían una especie de obra de arte, le decían el relato.

Eran los aztecas contra los españoles representaban la conquista de México, los hombres se enfrascaban en una pelea donde siempre los vencedores eran los españoles, la Malinche se pasaba al lado de los españoles pues la historia dice que ella fue la que traiciono a los Aztecas, las danzas visitaban las otras ermitas, y los niños siempre nos peleábamos porque decíamos la cruz de nosotros está más bonita que la de ustedes.

Don Luis Velez

Él era el dueño del hotel Cadillac, y en su casa tenía una máquina hiladora donde hacían colchas, tenía dos trabajadoras que hábilmente trenzaban las barbitas de las colchas, nosotros vivíamos a lado de su casa doña Trini era su esposa tenían tres hijas un hijo y una sobrina que vivía con ellos.

La hija menor era de mi edad también éramos compañeras del colegio ella me invitaba a ir a su casa estaba muy bonita la casa cada miembro de la familia tenía su recamara, y la niña me decía vente vamos a mi cuarto y sacaba sus muñecas y jugábamos, cuando  nos cansabamos de jugar, nos metíamos a la recamara de sus padres, me decía.

-Cuida que no venga nadie.

La recámara era muy elegante, había  un ropero muy grande en el interior guardaban  un baúl con monedas antiguas que hacía poco habían dejado de circular, sacaba algunas y nos íbamos con don Marcelino Pérez le decíamos

-Don Marcelino  queremos dulces

 Siempre no las aceptaba yo creo que era coleccionista de monedas, porque en ninguna otra tienda no las aceptaban nos decían estas monedas ya no valen, por un centavito nos daba tres chiclosos o un dulce de barrilito

Así lo hicimos por un tiempito hasta que nos descubrió su mamá jajajaja, le dieron una buena castigada a la niña, ya nunca lo volvimos hacer, ellos comían muy bien cómo debe de ser, poquito de cada cosa, crema de verduras, sopa, la carne con su ensalada y su postre, en la noche nada más cenaban un vaso con leche y un pan, yo no sé si comían algo a media tarde cuando íbamos a jugar en la calle íbamos por ellas

- Vámonos a jugar 

_ Espérate nada más vamos a merendar

 Se empinaban  el vaso con leche y salían comiendo su pan.

En cambio nosotros cenábamos súper pesado, mi mamá a falta de leche nos cocía arroz con canela y no lo endulzaba con panocha, salía color café, nos daba nuestro jarro de arroz, un plato de frijoles con queso y todas las tortillas que nos cupieran en el estómago enseguida nos mandaban a jugar

-Salgan a jugar, para que se les baje la cena, si no se les van a torcer las tripas

 -Un día ellas fueron por nosotros eran dos niñas, mi mamá como buena anfitriona les ofreció de cenar

- Vengan niñas cómanse un platito de frijoles y un jarrito de arroz

 Ella aceptaron gustosas pues en otra casa se antoja más la comida, terminamos de cenar y nos fuimos a jugar.

Al otro día la señora doña Triny fue a la casa y educadamente le dijo a mi mamá

-Señora  le suplicó que por favor  no les de comida a mis hijas, ellas no estaban acostumbradas a cenar pesado

 mi mamá muy ofendida le dijo

- Pues mire señora yo no tengo corazón de no invitarles un taquito, pero si mi comida se le hace poca cosa.

-No, no, señora no se ofenda mire es que mis hijas ayer no pudieron dormir, toda la noche tuvieron pesadillas, por la cena tan pesada

Mi mamá respiro ondo

-A bueno pues siendo así ya no les voy a dar nada

 Pero no obedeció,  tantas veces cómo iban las niñas nunca las dejo ir sin antes no darles aunque sea un taco de frijoles con queso.

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