Parte /5 /Párvulito
En mi tiempo nada más cursábamos un año de kínder y de ahí pasábamos a parvulito que viene siendo lo que hoy es pre primaria. Bueno de estar en un kínder muy bonito y acogedor, resulta que mi mama me matriculo con la maestra Olimpia una señora ya entrada en años, que tenía una escuelita particular en su propia casa que también servía de carpintería, La escuela era nada más un salón grande que también era la cocina de la maestra, no sé hasta qué año daría clases, pero en el corral había un tejaban y ahí estábamos los de parvulito los chiquillos que no sabíamos leer. La maestra que nos daba clases se llamaba Lupe una maestra humilde pero muy bonita la recuerdo con su sonrisa y su pelo largo el cual se lo peinaba con una trenza.
Bueno pues yo no me sentía nada a gusto en esa escuelita y como les dije en un principio la escuela también era una carpintería así es que un día le pedí permiso a mi maestra de ir al baño y que creen que en lugar de irme al baño me fui a la carpintería con tan buena suerte que en ese momento no había nadie así que me Salí de la escuela y me fui caminando muy asustada pero no me regresaba, una señora salió de su casa y me vio yo creo que se echaba de ver lo asustado porque me pregunto niña estas perdida, a lo cual yo le conteste me quiero ir con mi mama. Y me dijo de dónde vienes yo muda no decía nada y me dijo con quién viniste y le dije mis hermanas están con la seño, Olimpia mira siéntate aquí en el batiente
de la puerta para cuando salgan de la escuela las veas y te vayas con ellas, y me dio una paleta de dulce, yo muy contenta ya me iba a sentar cuando de repente que veo a don José así se llamaba el esposo de la maestra Olimpia. Así que me dijo a aquí estas y le dijo a la señora que me había salido de la escuela así que me regreso y me dijo si te vuelves a salir te voy a amarrar se la pata del banco de carpintero, huy me dio tanto miedo que ya nunca me volví a salir.
Había cuatro pizarrones, lo primero que nos ponían a hacer era un palito y un bastoncito y teníamos que repetir, palito bastoncito y así llenábamos planas y planas hasta que nos salían derechitos y bonitos, de ahí nos pasaban a otro pizarrón en el cual nos ponían las vocales, y nos ponía a repetirlas a, e, i, o, u, y decíamos el burro sabe más que tú y nos reíamos jajaja, bueno la maestra era muy paciente y nos ponía dibujitos para que nos las aprendiéramos más pronto por ejem. Nos ponían a un niño gritando AAAAAAA
A un viejito con la mano en oído EEEEEE, a un ratoncito iiiiiiiiii a un señor en un caballo jalándole la soga para que se parara OOOOOOOOO y un trenecito echando humo UUUUUUUU, Así es de que era muy divertido y pronto nos las aprendíamos de ahí pasábamos a otro pizarrón ahí ya estaba el abecedario.
Ya pasábamos tiempito aprendiéndolo también, b de burro, v de vaca, k, de kiosco, q de queso c, de coco, d de dedo, y así sucesivamente y cuando terminábamos de decir todas las letras decíamos rescate la cabeza con un pedazo de galleta jajaja, era muy divertido cuando ya no las aprendíamos el abecedario empezábamos con el silabario, en otro pizarrón y empezábamos a juntar las silabas, la b con la a ba, be, bi, bo, bu, y así con todas las letras, cuando ya sabíamos el silabario seguía la lectura. La maestra se sentaba en una silla y se ponía el libro e las rodillas y nosotros nos hincábamos y empezábamos a deletrear si, se si so su, ese oso es mío, mi mama me ama etc. Y así salió el año escolar y Salí leyendo,
La maestra Olimpia tenía un problema intestinal ella no podía controlar sus gases, así de que ella se agachaba y se le salía un gas nosotros nos reíamos sin que nos viera y decíamos la maestra se hecho un pedo jajaja, y como les dije al principio ella tenía la cocina en el salón de clases, así es de que ella ponía la clase en pizarrón y se ponía hacer la comida así es de que nos llegaba los aromas de la comida y nos sacaba el hambre, ella era muy estricta, y ponía a sus alumnos a estudiar los apuntes que les ponía en pizarrón y los tenía que saber de memoria y si eso no pasaba dejaba a los alumnos parados hasta que se los aprendían, y algunas veces mis hermanas se tuvieron que quedar y yo también esperándolas, mientras la maestra y su esposo comían y ni siquiera ofrecía ningún taquito que mujer tan cruel.
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