Otra hermana de mi papá vivía en un rancho que se llama la Mazata y en una ocasión   que estaba de vacaciones me invitó a ir a con ella yo me fui con ella y me quedé muy impactada pues su casa era muy humilde y yo que creía que nosotros éramos pobres pues ella nos dijo quítate que ahí te voy, -en el rancho  había unas minas de ópalo, la gente de eso se mantenía los que trabajaban en la mina y los pepenadores.

Los pepenadores eran las personas que  esculcaban la tierra que ya sacaban de la mina, para ver si se encontraban alguna piedra se contaba que algunas personas se hicieron ricas con esas piedras. 

Mi tía era pepenadora, me dijo

- Mañana vamos a ir a la mina nos vamos a levantar muy temprano.

 Al otro día nos levantamos mi tía dos primos y yo, mi tía ya había hecho unos tacos de frijoles fritos y unas botellas de agua nos fuimos, pasamos todo el ranchito y seguimos por el campo enseguida empezamos a subir un cerrito y caminábamos y caminábamos nos alcanzaban más personas y mi tía iba platicando con ellas,  por fin llegamos a la mina era como una cueva y había muchos hombres que salían con carretillas de tierra, y la ponían en montones las personas se empezaron a sentarse alrededor del montón de tierra y nosotros también y mi tía me dijo bueno hija empecemos fíjate cómo y poníamos tierra en unas coladeras y la empezábamos a colar  y la íbamos poniendo al otro lado y ahí nos estuvimos todo el santo día al mediodía mi tía hizo una lumbrada y calentó los tacos y empezamos a comer me supieron tan sabrosos, tomamos agua y otra vez empezamos la  tarea y no encontramos ni una mugrosa piedra ni mi tía ni mis primos,  ya desconsoladas las personas y nosotros muy cansadas como a las seis de la tarde nos regresamos al rancho llegamos todos llenos de tierra con mucha hambre y muy desanimados al menos yo, pero  mi tía y mis primos no se  desalentaron decían a ver si para la otra semana tenemos más suerte que horror lo bueno que yo ya no voy a estar aquí

al otro día era sábado y en el centro del ranchito enfrente del templo hicieron una Kermés y un baile así es de que fuimos claro que yo no bailaba porque todavía estaba chica pero nos divertimos oyendo la música viendo bailar a los mayores y comiendo cacahuates tostados era a lo único que podíamos aspirar pues no había dinero para más, ya en la noche nos regresamos a la casita nos dormimos al otro día mi tía me regreso con mis papás cuando estábamos esperando el camión llegó un señor muy elegante con ropa casual le decían el ópalo, él era el dueño de la mina, le pregunto a mi tía

-¿ y esta niña tan bonita quien es?

 -Es mi sobrina hija del jardinero

 (así le decían a mi papá pues en su juventud había sido jardinero de la plaza del pueblo), me pregunto

-¿Como te fue en la mina tuviste suerte?

 -No ni una piedra quedó en la coladera

 Se río se metió la mano a la bolsa del pantalón y saco tres piedras de opalo ya pulidas son tan bonitas tienen muchos colores me dijo

-Para que no te quede un mal sabor de boca te voy a regalar estas  para que te hagan unos aretes y un anillo

- Mi tía abrió los ojos desmesuradamente, me dijo dile gracias al señor.

 -Gracias señor es usted muy amable

-Guardalas bien no las vayas a perder.

 -Y se fue mi tía me dijo

-Que raro es ese hombre nunca lo he conocido de bondados.

Le dije a mi tía

- Si quiere se las doy.

 Pero ella me dijo

- No hija esas son tuyas, guardalas bien

Las guarde en mi bolsita llegó el camión y nos regresamos al pueblo ya nunca me quedaron ganas de volver,