Mundo mortal
Era un día como cualquiera en el bullicioso y caótico infierno.
Era uno de esos días en los que no había demasiado que hacer en el hotel y mientras muchos de sus amigos aprovechaban para tomar un descanso de las cosas, Charlie empezaba a reflexionar sobre cosas que siempre hubiera querido realizar.
A diferencia de los demás demonios, que buscaban causar el terror y el caos en la tierra, Charlie siempre había sentido una curiosidad inmensa por el mundo humano. Anhelaba conocer sus maravillas, sus colores y su alegría. Pero, como un demonio nacido y criado en el infierno, sabía que nunca tendría la oportunidad de hacerlo.
Pensaba lo maravilloso que eso sería, sin tan solo alguna vez pudiera ver aquel cielo azul que siempre había escuchado hablar de parte de los pecadores. Pero eso era solo un sueño ingenuo, la redención era más fácil de encontrar que ella visitando el mundo de los humanos mortales.
Más tarde ese día, mientras caminaba por los oscuros pasillos del hotel, Charlie se encontró con Alastor, chocando accidentalmente con él mientras fantaseaba.
La princesa bastante apenada se disculpo con él, cuando noto que los papeles que había llevado entre sus manos se habían caído al suelo. Con cuidado, el wendigo los tomo, notando un particular dibujo que estaba entre ellos.
— ¿El mundo humano? —pregunto este con interés viendo a la joven demonio, esta se encogió en si misma, sin saber que decir.
—B-Bueno, yo —sus deseos siempre habían sido ridiculizados sin importar lo que dijera, Alastor siempre había sido alguien que se burlaba de los sueños absurdos que tenía la gente, por eso temía que se riera de su ilusión de conocer el mundo humano alguna vez.
Sin embargo, contrario a lo que ella pensaba, este solo alzó su rostro con cuidado, sonriéndole con amabilidad.
—No tienes que temer nada cariño, puedes decirme lo que desees —expreso.
Y ella lo noto, sonriendo al saber que este no la juzgaría a pesar de todas las cosas.
Así fue como le conto, todos sueños y sus ilusiones,
Era algo absurdo, puesto que como la hija del pecado original, nadie más que ella sería incapaz de alcanzar el mundo humano aunque fuera una sola vez.
Pero quizás había algo que si se pudiera hacer.
Por eso, al enterarse del deseo de Charlie, Alastor decidió hacer algo extraordinario.
Usando su magia, Alastor revivió los recuerdos de la vida anterior de Charlie en la Tierra. Con cada hechizo, los recuerdos cobraban vida y se materializaban ante sus ojos. Charlie se encontraba ahora en un mundo humano vibrante y lleno de vida.
Sin poder evitarlo, la joven princesa se volteo a ver al wendigo sin poder creerlo. Este solo tomo sus mejillas de forma juguetona, acercándose a ella como si fuera a decirle un secreto.
—Es solo un pequeño presente que pueda iluminar la luz que siempre hay en ti —comento este y la princesa adoro el enorme detalle que este había tenido con ella.
Juntos, Charlie y Alastor recorrieron las calles bulliciosas de la ciudad de New Orleans. Charlie se maravilló con los colores brillantes de los edificios, el aroma de la comida callejera y la risa contagiosa de los niños jugando por la plaza del Congo. Cada momento era un tesoro que Charlie atesoraba en su corazón y recordaría por los siglos que viniesen.
Pero así como había cosas positivas, a medida que exploraban el mundo humano que había en la mente de Alastor, Charlie también se dio cuenta de las dificultades y los desafíos que enfrentaban las personas. Vio el sufrimiento, la tristeza y la lucha diaria. Pero también vio la resiliencia, la bondad y el amor que existían en cada rincón.
Después de un día lleno de aventuras, Charlie y Alastor regresaron nuevamente a la realidad infierno. Aunque no podía ir al mundo humano de verdad, Charlie estaba agradecido por la experiencia que había tenido. Ahora, tenía una perspectiva más profunda y una comprensión más amplia de la humanidad.
Volteándose nuevamente hacia el demonio escarlata, no pudo evitar darle un fuerte abrazo, aunque este no fuera muy dado a recibir ese tipo de contacto. Pero sinceramente no pudo evitarlo, había sido un presente muy hermoso que atesoraría por siempre.
Y Alastor haría lo posible por hacer que ese recuerdo perdurara todo el tiempo posible, si eso era lo que la hacía verdaderamente feliz.
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