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Malos hábitos

Organizar un hotel de redención era algo más complejo de lo que se pensaba.

Materializar un lugar donde los pecadores arrepentidos donde pudieran encontrar la paz y la redención implicaba un sinfín de cosas que Charlie no pensó la primera vez que inicio con todo ese proyecto. Administración, papeleo, organización de eventos, las terapias, eran muchas cosas que la dejaban completamente agotada.

Por supuesto, no podía hacerlo sola, así que buscó a alguien que pudiera ayudarla a llevar a cabo su plan. Vaggie y Ángel era de gran ayuda, eso era cierto, pero no sabían cómo dirigir un establecimiento, lo que los dejaba en un verdadero aprieto. Fue entonces cuando conoció a Alastor.

Pese a los terribles rumores sobre sus acciones y las sanguinarias trasmisiones que realizaba a través de la radio, era un demonio muy eficiente en su trabajo. Sabía realizar y revisar informes, llevaba contabilidad e incluso era un buen planificador de actividades, lo que ayudaba mucho a Charlie para avanzar en lo que pronto podría ser la inauguración del happy hotel.

Ella se encontraba muy feliz, puesto que cada día veía más cerca su sueño.

Pero algo paso.

Aunque Charlie y Alastor trabajaban muy bien juntos, había un problema que parecía no tener solución. Charlie tenía el mal hábito de quedarse dormida. Por mucho que lo intentaba, buscando colocar alarmas en su despertador o en su defecto, pidiendo a sus ayudantes cabra que la apoyaran a levantarse, pero no funcionaba nada. Su despertador biológico no le permitía despertarse antes de las 7 y la princesa sabía que eso le estaba comenzando a dar ciertos inconvenientes con el demonio escarlata.

Porque eso a menudo la hacía llegar tarde a las reuniones que ambos ostentaban en la oficina de gerencia.

Y no ayudaba mucho que Alastor fuera un hombre madrugador que apreciaba la puntualidad por encima de todo, por lo que esto a menudo causaba fricciones entre ellos. No había comentarios cortantes o muy crudos, pero si había cierto matiz estatico en la radio interna del demonio cada vez que ella se retrasaba.

Aun así, nunca la culpaba ni la regañaba, pese a que seguramente estaba molesto por el hábito de Charlie. En cambio, tomaba el tema con diplomacia y trataba de encontrar soluciones.

Y la princesa de verdad lo intento, lo hizo de todas las formas posibles, pero nunca pudo llegar a tiempo. Además, en ese momento estaban preparando la inauguración de un establecimiento que requería tiempo y esfuerzo, aspecto que Charlie buscaba compensar trabajando hasta altas horas de la noche.

Sin embargo, una noche mientras seguía trabajando en la oficina, frustrada porque algunas cuentas no daban en el balance de esa semana, pero cuando se masajeaba los ojos para continuar en su lectura, la puerta de la oficina se abrió con fuerza.

La joven princesa miró sin entender que había pasado, alzando la vista entre los montones de papeles donde encontró al wendigo quien estaba de pie en la entrada. Este solo la miró un instante, antes de decir algo:

—¡Es hora de ir a la cama! —exclamo este simplemente mientras caminaba hacia una desconcertada Charlie, quien lo miró como si estuviera loco. En primer lugar, a esa hora ya Alastor tenía que haberse retirado a su propio territorio, y ella aún tenía muchas cosas por hacer en ese momento.

—P-Pero, aun me faltan muchos informes por revisar —se excusó.

Ella intento explicar que solo trabajaría un par de horas más, pero este no la escucho, levantándola de su asiento y cargándola en forma nupcial mientras Charlie pegaba un grito, aferrándose a él por la sorpresa.

—¡Alastor! ¿Q-Que pasa? ¿Por qué haces esto? —chillo ella mientras sentía su rostro enrojecer.

Pero el wendigo no dijo nada, solo salió con ella en brazos de la oficina de gerencia, cerrando con un movimiento de su cabeza la puerta de la oficina.

—Alastor —reclamo ella.

—Si te duermes tarde no podrás despertar a tiempo —fue lo único que dijo mientras se dirigían ambos hacia el elevador que los llevaría a la habitación de la princesa.

El camino a la habitación de la princesa fue bastante corto, Charlie no pudo quedar un poco preocupada de la facilidad del otro para ingresar a otras habitaciones sin la llave, pero esto solo le facilito llegar a la cama donde este la dejo allí, chasqueando sus dedos para que sus vestimentas de trabajo fueran reemplazadas por un pijama de dos piezas manga larga, cuya tela era la más suave que Charlie había sentido antes.

Todas esas comodidades eran apreciadas por la princesa, pero aun así pensaba que era demasiado para un buen gesto de voluntad o preocupación. Una vez estuvo lista para dormir, pensó que el demonio se retiraría de su habitación, considerando lo correcto que era en su doctrina de caballero.

Pero en lugar de retirarse como podría ser lo normal, este solo permaneció un momento más allí, dejando su vista fije en la princesa.

—¿Q-Que planeas...? —pregunto con duda.

Más una larga sabana la envolvió como un pequeño rollo, con chasquido de sus manos, la luz fue apagada por Alastor quien se sentó en un mueble cercano a su cama.

—Buenas noches querida —fue lo único que dijo antes de permanecer sentado a su lado.

Pronto la melodía de una suave composición empezó a sonar desde lo que la princesa intuyo que era la radio interna que tenía el demonio.

La princesa se quedó un momento sin saber qué hacer, allí en la oscuridad, con la suavidad de las sabanas arropándola y la tenue música dándole arrullo. Poco a poco, notó como sus ojos comenzaban a pesarle, los bostezos fueron incrementando hasta que simplemente no pudo dejarlos abiertos por más tiempo.

Cuando menos quiso darse cuenta, se había quedado dormida. Aun así, no pudo evitar sorprender al ver que solo eran las 6 de la mañana cuando se despertó, lo que le dejaba un largo periodo de tiempo para arreglarse y bajar a desayunar con los demás.

¡Había funcionado! No supo bien como, pero lo realizado por Alastor había permitido no solo que lograra despertarse a tiempo, sino que también descansara lo suficiente.

Y hablando de él, este apareció de forma tan repentina como la anterior, sosteniendo un conjunto de cosas en sus manos mientras entraba al cuarto.

—¡Muy buenos días dulzura, es un gran alivio verte despierta a esta hora de la mañana! —exclamo mientras le dejaba una bandeja con desayuno al borde de su cama—. Espero que desayunes pronto y te vistas para iniciar nuestra jornada, de lo contrario todo esto no tendría ningún sentido —dijo mientras soltaba una gran carcajada, al mismo tiempo que Charlie se quedaba algo estupefacta viendo todo.

Luego de ello, los días que vinieron fueron similares. Puntualmente a las 9 Alastor aparecía en la puerta de la oficina obligando a Charlie a retirarse a la cama, algunas veces la llevaba como la primera vez, en otras ella se iba caminando a su lado. Pero en todas las ocasiones se quedaba sentado a su lado, emitiendo suaves melodías con su radio para que ella pudiera

No estaba segura si él se quedaba o solo desaparecía al momento que Morfeo la tomaba en sus brazos, lo que si sabía es que siempre se quedaba grabado en su mente su frase de buenas noches, la cual emitía con un tono extremadamente suave y gentil, que nunca antes le había escuchado usar en público.

Luego de eso, le fue mucho más fácil despertarse temprano en la mañana. Charlie estaba segura que debía ser todo un esfuerzo y cuando le pregunto al respecto, este se encogió de hombros.

La princesa pensó que quizás esquivaría la pregunta, como muchas otras que le pregunto algo, pero este solo comento algo que la dejo un poco muda y avergonzada.

—Es un pago que estoy dispuesto a pagar si puedes descansar y puedo pasar más tiempo junto a ti.

Este solo siguió disfrutando de una melodía mientras seguía trabajando en los archivos, mientras Charlie debía aguantar los latidos de su corazón debido al tierno comentario. 

Vigesimo primer día del Charlastormoth 2023

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