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Charlastor week 2024 - Day 07

DAY 7: Free Day

Continuación del Day 01

Era otro día lluvioso en la ciudad de New Orleans. Alastor observaba desde la penumbra, su forma felina se acurrucaba en el rincón del sofá mientras Charlie trabajaba en sus ilustraciones. La luz suave del estudio iluminaba su rostro, y él no podía evitar sentir un profundo aprecio por ella. Pero en su corazón, la sombra de su maldición seguía presente, un recordatorio constante de su vida anterior.

La historia de su transformación era un eco doloroso en su memoria. Minzy, su antigua aprendiz de las artes oscuras, lo había traicionado de la forma más ruin al momento que negó sus avances para buscar ser algo más que solo aprendiz y maestro. Su ira y celos la habían llevado a conjurar un hechizo que lo condenaba a vivir como un gato durante el día. Con cada amanecer, su humanidad se desvanecía, y con cada anochecer, la esperanza de romper la maldición se desvanecía un poco más.

Teniendo en cuenta su condición, Rosie, una vieja amiga de ambos, intentó hacer que se quedara con ella, pero Alastor veía eso como algo sumamente humillante y decidió vivir su vida como humano y como gato, explorando el mundo desde una perspectiva diferente, al menos hasta que encontrara una forma de liberarse.

Sin embargo, su vida como felino no fue sin sus desafíos. Una noche, mientras exploraba los alrededores de la ciudad, dos perros lo persiguieron. La adrenalina corrió por sus venas mientras saltaba y corría, pero no pudo evitar ser herido en la pata. Fue entonces cuando Charlie lo encontró, temblando y asustado en un callejón.

Ella lo llevó a su hogar, lo cuidó con ternura y lo alimentó, y Alastor sintió una conexión instantánea con esa joven de corazón amable. A medida que pasaban los días, se recuperaba, su cuerpo tomaba la fuerza necesaria para levantarse y huir de ese lugar, pero su curiosidad por Charlie creció más allá de lo que había anticipado. La observaba mientras dibujaba, y su risa se convirtió en una melodía que lo atrapaba en un hechizo diferente, uno que no requería magia.

Pero esa misma vida comenzó a ser visible para otros ajenos a él. Sus subordinados, Husk y Nifty, notaban su ausencia en sus actividades clandestinas. Habiendo sido obligado a pasar sus noches como humano, el uso de su propia magia le sirvio no solo para buscar una cura para su maldición, sino para encontrar a Minzy. Su venganza había sido en muchas veces su principal propósito de existencia, realizando diferentes trabajos a fin de dar con ella, pero luego de su encuentro con Charlie, las cosas cambiaron.

Permanecía mucho más tiempo en su hogar, fuera de día o de noche. La observaba de cerca y se mantenía a su cuidado, sintiéndose más bien cómodo con esa vida doméstica. Cuando volvía a su otra vida, a menudo le preguntaban a dónde iba y qué hacía, pero Alastor se mantenía en silencio. Sin embargo, la observación de Husk un día lo hirió más de lo que esperaba.

—Parece que estás domesticado, Al —dijo Husk con una sonrisa burlona.

Esa frase resonó en su mente, golpeando su orgullo con la fuerza de un rayo. Decidió que no podía permitir que eso fuera cierto. Así que, en un arrebato de orgullo, dejó de visitar a Charlie. Y se sintió libre, libre de unas cadenas que nadie le colocó y alejado de un fervor que pensó sentir estando al lado de ella. Pasaron días y semanas, creyó estaría feliz por su decisión, pero no podía olvidar su risa ni la calidez de su compañía.

Una noche, mientras se acercaba a su apartamento, notó algo peculiar en el tablón de anuncios del edificio. Eran carteles que mostraban su imagen como gato, con la frase: "Se busca información sobre gato perdido". El corazón de Alastor se detuvo por un momento. ¿Acaso Charlie lo había estado buscando? La idea de que ella se preocupara por él lo llenó de una mezcla de alegría y confusión.

Decidido a no dejar que su orgullo lo dominara, Alastor se acercó a la puerta de Charlie, sintiendo que su vida como humano y gato se entrelazaba de maneras que nunca había imaginado. Quizás, solo quizás, había encontrado algo más que un simple refugio en ella.

Con un suspiro, se acomodó en la entrada del apartamento de Charlie, sintiendo la suave brisa de la noche acariciar su pelaje. Con un maullido suave, llamó su atención, deseando que ella lo escuchara. El sonido resonó en el silencio de la calle, y en un instante, la puerta se abrió de golpe.

Charlie apareció, sus ojos llenos de lágrimas que brillaban bajo la luz tenue del pasillo. Al ver a su querido gato, su rostro se iluminó con una mezcla de alivio y desesperación.

—¡Al! —exclamó, arrodillándose para recogerlo en sus brazos—. ¡Te he estado buscando! ¿Dónde has estado? Tenía tanto miedo de que te hubiera pasado algo...

Las lágrimas caían por sus mejillas mientras lo abrazaba con fuerza, y Alastor sintió un calor que nunca había experimentado. En ese momento, comprendió que el amor de Charlie por él era diferente, puro y sincero. Era un amor que lo envolvía, que lo hacía sentir seguro y deseado, algo que nunca había imaginado que podría sentir.

—No quiero separarme de ti —pensó Alastor, sintiendo cómo su corazón se llenaba de una determinación nueva. Sabía que debía hacer algo al respecto.

Días después, Charlie volvía a casa después de una ardua jornada de trabajo. Estaba cansada, pero algo la impulsó a acercarse a un nuevo café-bar que había abierto cerca de su casa. El aroma del café y la promesa de deliciosos postres la atrajeron desde que cruzó la esquina.

Al entrar, fue recibida por un ambiente cálido y acogedor, lleno de risas y murmullos. Se acercó al mostrador, donde un apuesto hombre de cabello castaño y lentes se giró para mirarla. Sus ojos se encontraron, y Charlie sintió que su corazón se aceleraba.

—¿Puedo tomar su orden? —preguntó él, sonriendo con calidez.

Charlie, embelesada por su belleza, sintió un cosquilleo en el estómago. Las palabras se le atascaban en la garganta mientras admiraba su sonrisa. Era un momento inesperado, y por un instante, se olvidó de su cansancio y de la soledad que había sentido desde su ruptura.

—Um, sí... —tartamudeó, recuperando la compostura—. Un café, por favor, y... ¿qué postres tienen?

Mientras el hombre comenzaba a preparar su orden, Charlie no podía evitar el quedarsele viendo. Era tan apuesto, bastante alto y con un porte exquisito al momento de preparar el café. Sin embargo, por extraño que pareciera, sentía que había visto a ese hombre en algún lado, no sabía como explicarlo, pero sentía que ya lo conocía.

El hombre le sirvió su café y le ofreció un pastelito de chocolate, y Charlie, sonriendo, aceptó. Ella fue para su mesa, mirándolo durante todo el tiempo que estuvo allí hasta que este desapareció por la puerta de servicio y entro otro hombre un poco mayor, con cara de pocos amigos, para atender el servicio de bar que tenía aquel lugar llegadas las nueve de la noche. Se sintió un poco decepcionada, porque había querido verlo un poco más, pero antes de siquiera levantarse para irse, un pequeño plato con un dulce en el fue depositado en su mesa. Al alzar la vista, se encontró nuevamente con aquel hombre.

—¿Te gusto el café? —preguntó él, mirándola con interés.

—Sí, me encantó, de verdad estuvo delicioso —comentó alegre—. Es mi pequeño ritual después de un largo día, asi que encontrar este nuevo lugar tan cerca de casa me hizo la noche —respondió Charlie, sintiendo que había algo especial en la conexión que estaban formando.

—Eso me alegra, quizás deberías venir más seguido —dijo él, con una chispa en sus ojos—. Siempre hay algo nuevo que descubrir aquí.

Charlie lo miró, sintiendo que su corazón daba un vuelco. Había algo en su sonrisa, en su forma de hablar, que la hacía sentir viva de nuevo.

—Eres bienvenida cuando gustes —le dijo, dispuesto a retirarse—. ¿Puedo saber tu nombre dulzura?

—Ah, si, mi nombre es Charlie, Charlie Morningstar —se presentó.

El hombre sonrió, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

—Mi nombre es Alastor querida, si vienes de nuevo a este lugar, el postre es por cuenta de la casa —le dijo y se retiró, dejando a una emocionada Charlie con deseos de volver nuevamente a ese lugar.

Y fue una arriesgada estrategia, presentarse de ese modo y con la colaboración de sus subordinados quienes podían imaginar el trasfondo de su risible petición, pero Alastor no podía evitarlo.

Nunca había esperado encontrar a alguien como Charlie, y ahora, frente a ella, comprendía que había estado buscando una conexión auténtica, una que solo podía encontrar con ella y esperaba, ahora en su forma humana, construir esa misma conexión pero con un nuevo enfoque en ella. De una forma u otra, siempre estaría a su lado. 

Bueno, a duras penas logre terminarlo, pero lo logre <3 espero de verdad que les haya gustado mi participación con estos escritos cortos esta semana de amor al charlastor 2024, fui muy feliz escribiendo todo esto para ustedes y de verdad espero retomar pronto mis actualizaciones, por favor cuidense mucho y un gran saludo desde Venezuela

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