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Capítulo 1 [Formar amistades]

Una tarde que era relajante, la ciudad estaba sumida en un silencio relativo, Ame se encontraba reflexionando sobre su adolescencia. Se sentó en el rincón favorito de su hogar, rodeada por la suave luz de una lámpara de lectura. Sus pensamientos se volcaron hacia aquellos años que quedaron atrás pero que seguían influyendo en su presente.

La joven se recostaba más en el sillón soltando un suspiro para cerrar los ojos, los recuerdos sobre su aventura, pensativa haciendo un breve ejercicio que le habían recomendado dejando que la mente pensara lo que fuera por solo diez minutos. Pensó en las lecciones aprendidas en los momentos difíciles y cómo esos obstáculos se convirtieron en escalones hacia la madurez.

Recordó las risas compartidas con amigos en largas noches de verano, las inseguridades que una vez parecían abrumadoras y las primeras experiencias que la llevaron a descubrir quién era. Cerró los ojos, permitiendo revivir momentos que aún resonaban en su memoria.

— Saldré un rato Mami...— aviso al levantarse determinada tomó su bolso de mano para salir.

— Avísame a que hora regresas y también si hay jabón en la tienda que aqui se acabo— le respondió la madre que tomaba la bolsa de jabón vacía para reír un poco.

— Claro, regreso a las nueve y comprare jabón — abrió la puerta y caminó sin rumbo alguno.

— Si puedes también me traes algo para cenar — ya no la escucho.

Era una fría tarde, la chica caminaba por las calles pensativa, ahora era un adulta que necesitaba un trabajo para empezar a ser independiente, muchas cosas pasaron en estos años de su adolescencia, se graduó en la licenciatura de diseño gráfico

— Me callo mal el desayuno — escucho a una persona hablar en el fondo "¿Qué tan malo debió haber sido su desayuno?" cuestiono mentalmente la joven sonriendo sobre la situación de una pareja de enamorados.

— ¡Córrele, que te alcanzo!— gritó la chica y el novio salió corriendo.

Llegó a un parque que estaba rodeado de pequeños niños por todos lados, viendo a cada uno de ellos donde recordó sus propias amistades que forjó en la escuela primaria, las pequeñas victorias y desafíos que enfrentó, haciéndola fuerte por todo lo que pasó en la vida.

— Te reto a un duelo de cartas de los estudiantes de la escuela — un pequeño niño asmático le preguntó a su amigo.

— ¡¿A si?! — dijo el otro que parecía más un adulto con barba y cabello de fideos que fumaba.

— Convocó al que siempre da chicles con cincuenta mil de poder y un ataque oculto llamado, "Que fresco" — expresó emocionado el "niño".

Se pelearon diciendo cosas sin mucho sentido a lo que observándolos bailar una canción de moda rio al verlos para seguir adelante Ame llegó a sentir la nostalgia sobre de ella de pequeña, al mismo tiempo, celebrar la mujer en la que se había convertido. A pesar de que le moleste que la llamen señora, tan solo tiene 24 años.

— ¡Nooo! — se quejo el carita de budin.

Mirando a los infantes, noto que detrás había una nueva pastelería, que tenía un nombre curioso se llamaba Gardenia, enfocándose más en las plantas, frutos y artículos de una boutique de plantas, intrigada por este local camino a través del parque para llegar a ella.

Alzó las cejas al ver el local tan decorado, una gran inversión le colocaron a este establecimiento un sendero de arena que cruza por una zona de pasto, frente a esto seguiría un mostrador que estaba llena de hierbas que cubren el marco de este, seguido de macetas y las mesas para comer.

— Wow... — Ame se murmuró a sí misma.

— ¡Bienvenida! — saludo una joven que era rubia y portaba un overol dando a entender que era la jardinera — ¡Me llamo Hikari y la ayudaré en lo que necesite!

— Wow, Gracias —la chica miró el lugar.

— ¿Y qué busca el día de hoy? —pregunto la rubia, Ame miró el lugar viendo el paisaje de plantas algo interesada a lo que continuó hablando Hikari —Vendemos plantas y comida inspirada en nombre de plantas o frutas, somos veganos casi, casi —al final río.

— Eso suena interesante ¿Qué me recomienda? — Ame pregunta sonriente mirando el menú.

— Bueno, Bueno señorita, le podría recomendar una de las tartas de frutos seco, o las tartas uva de poder o uva responsable, una combinación de diferentes uvas que marcan y definen un sabor exquisito, podemos también darle la "Cita ardiente" que es una expresión de picante para pasarla con tu pareja de muy buena manera — expresó la vendedora sonriente al ver a Ame.

— Hijole como que ese no me funciona a mi — Ame se dejó caer los hombros, la vendedora entendió la reacción..

— Oops, bueno podríamos llevarnos un paraíso Par, donde es una combinación de peras que apoyan a una crema de manzana llena de Nutrientes, ¡"Suficiente para hacer un ataque extra"!

— Nombres curiosos — miro la joven los demas platillos — ¿Y este qué es? —señaló otra sección de comidas.

— Florecimiento sónico, es para celebrar Victoria rapida que la velocidad de la luz un pay de fresa — rio por lo dicho para seguir emocionada los demás postres.

— ¿De dónde tanto nombre chistoso? — cuestionó Ame al mirar las variedades de postres hechos con plantas.

— Almanaque, ahi estan todos los nombres otros postres que tenemos pero estos se preparan con antelación debido a su dificultad son las, "Uvas ácidas", "Petaplatano", "Molecol, "Guisantes de pandilla", "Tarta de frutas explosiva" o mi favorito "musgo repetidor".

— ¿Entonces que me recomiendas? — volvió a preguntar Ame, estaba algo interesada en la tarta de frutas explosiva.

— También te podemos ofrecer nuestra fiesta de expreso, por la compra de un tres ataques extras y te llevas un café gratuito.

— No estaria mal — dijo Ame quien sonnrio pidiendolo, la chica alegremente comenzo a mezclar el cafe para la Fiesta del espresso.

Los amores de juventud, las letras de canciones que resonaban con sus emociones y las decisiones que tomó con corazón inquieto fueron parte de esa travesía. Cada cicatriz en su corazón y cada risa compartida formaban un tapiz colorido que contaba la historia de su adolescencia.

— Soy tu representante en la flora.

En medio de estas reflexiones, Ame se dio cuenta de la fuerza que había cultivado en aquellos años, si como una planta. Se sintió agradecida por los momentos de aprendizaje y crecimiento, reconociendo que la adolescente que una vez fue contribuyó a la mujer fuerte y resiliente que era ahora.

Con una sonrisa serena, Ame decidió honrar a esa joven intrépida que llevaba consigo los sueños de antaño. Aquella noche, sus pensamientos sobre la adolescencia se convirtieron en una conexión enriquecedora con su yo más joven, recordando que cada capítulo de la vida, incluso los tumultuosos años de la adolescencia, formaban parte de la narrativa única que la hacía quien era.

— Gracias vengo mañana — compro un Vanilla, intercambio su número con Hikari y regreso a casa.

Recordó el jabón que le faltaba así que paso a la tienda de conveniencia para ver si le alcanzaba el dinero para comprar un kilo de detergente así lo que fue los días pasaron con Ame yendo frecuentemente a Gardenia donde había bastante clientela, teniendo a esperar unos minutos para charlar con su amiga, fortaleciendo una bonita amistad

Le explico sobre su búsqueda laboral como diseñadora gráfica, Ame experimentó la mezcla de emociones que venían con la transición de la academia al mundo profesional, sintiéndose muy tranquila narrando esto a la rubia. Diciendo lo que hacía cada día donde su portafolio era una representación visual de su dedicación y creatividad, pero la realidad del mercado laboral se presentaba como un desafío que requería paciencia y perseverancia.

Le ofreció trabajo en Gardenia para que ganará dinero en lo que conseguía su trabajo que requiera Diseño Gráfico, ella se lo pensó y la verdad le convenia ya que aun vivia con sus padres, haciendo labores domesticas.

— La verdad me gustaria trabajar aqui — le dijo Ame a Hikari con una clara sonrisa.

— Genial, traeme tu solicitud y ya te contrato para el lunes.

— Bien. bien.

— Gracias qué me tengas esta confianza —dijo Hikari agradeciendo con una especie de reverencia a la chica.

—Gracias por no juzgarme, haces qué la gente confié en ti — le regreso el agradecimiento.

—Oh ya jaja, aunque la mayoría de personas me consideran una amargada —río un poco incomoda mientras servía otra taza de cafe.

— Quizás no te conozco mucho para confirmar eso, pero la primera impresión cuenta mucho y me diste una buena impresión aquel dia.

—Es cuestión de las plantas, mi novio me dijo que son buenas, por ejemplo aquí atrás tengo más plantas.

—Genial.

Encontró una buena amiga, una que no tenía desde hace tiempo, contar sus historias tan fácilmente era peligroso pero ella quiere ser alguien importante para demostrar su habilidad y pasión por el diseño gráfico. Sin embargo, la incertidumbre y la falta de respuestas empezaron a mellar su confianza.

— Pantano de la iluminación, donde mis plantas anfibios obtienen dos de fuerza.

—Tienes muchos secretos por aqui —

—Lo se jaja, yo pude abrir esta jardinera con mucho esfuerzo.

—Me alegro.

Ame reflexionó sobre sus elecciones académicas y la pasión que sentía por su trabajo al ver a Hikari dando todo de si para seguir estudiando en la universidad y tener el puesto de su padre. Cada proyecto realizado durante sus estudios era una manifestación de su amor por el diseño, y estaba decidida a encontrar un lugar donde pudiera contribuir con sus habilidades y creatividad.

— Es bastante noche — dijo Ame algo preocupada.

—Si, prácticamente vivo cerca de aquí así que cierro algo tarde, de eso no hay problema, luego viene Black a recogerme — comento Hikari sonriente.

—Pero yo no, comprare la Wild Berry e iré a casa ya — Ame salio del lugar-

A medida que los días pasaban, Ame lidiaba con la ansiedad y la frustración que acompañaban a la búsqueda de empleo pero Hikari la apoyaba para conseguir el empleo, ademas de que si sabia de un lugar que necesitara a una diseñadora grafica sin duda le diria. Sin embargo, en medio de esos desafíos, Ame también encontró espacio para la autoevaluación y el crecimiento para darse cuenta que podría no estar en el lugar adecuado. Se dedicó a perfeccionar aún más sus habilidades, explorar nuevas tendencias en el diseño y ampliar su red profesional.

— Hola —ahora una pelirroja es la que estaba en el mostrador. — ¿Qué le ofrezco?

— Eh... ¿Hola? — Ame estaba claramente confunidida.

— ¿Qué vas a ordenar? — pregunto la chica de lentes.

— Una tarta de frutas explosiva — dijo Ame al ver el menú qué tenían el postre.

— ¡De acuerdo! — dijo la pelirroja sonriente para ir a la parte de atras a hablar con alguien.

Ame entre cerraba los ojos ya que sospecha que la pelirroja se trataba de Homura, la hermana de Hikari ya que esta misma le había contado sobre ella y lo fantasiosa que es, pero no estaba completamente segura de que fuera ella, le preguntaria por mensaje de texto pero no fue necesario, ya que Hikari salio a lado de un chico de cabello negro algo desarreglado y cara de pocos amigos.

— ¡Ame! — hablo Hikari con una sonrisa — ven, ven te presento a Black mi novio.

— ¡Hey!, ¿Todo está bien? — pregunto este joven en forma de saludo,

— Oh, si, todo bien — Ame estaba algo extrañada al ver el tono de voz de Black.

Ame tenia entre abiertos los ojos para

— ¡¿Lista para trabajar aqui mañana?! — pregunta Hikari sonriente.

— Que raro, no te veía sonreír desde esa vez en el árbol de cerezo, cuando te pedí ser mi novia.

— ¿Podrías callarte? Eso fue diferente, ella se volvió mi amiga hace poco y me gustara que trabaje aquí con nosotras.

La respuestas alentó a Ame. Así decidida podrá fortalecer su determinación. Se recordó a sí misma que el proceso de búsqueda de empleo no definía su valía como diseñadora. Cada día, continuaba perfeccionando su oficio, construyendo una base sólida para el futuro.

— ¡Explosión de sabor no explosión literal! — Homura regaño a alguien dentro de la cocina.

— Hikari, creo que mi hermano hizo otra tarta de frutas explosiva con regaliz de bengala.

— No me sorprende tanto.

Y el tiempo pasa rapido, cuando tu mente trabaja el tiempo es relativo podrás disfrutar de la vida en la naturaleza.

— Pienso en un futuro mejor.

En esos momentos de incertidumbre, Ame se encontró con una comunidad en línea de diseñadores que compartían experiencias similares. Compartir historias, aprender de los demás y recibir apoyo moral se convirtió en una fuente invaluable de motivación.

— Encontre un grupo de Face que me puede servir para conseguir trabajo de diseñadora gráfica —Ame le enseño a Homura el grupo con las ideas.

—¡Eso! — dijo Homura sonriente.

— Ah... Apenas llevas una semana trabajando conmigo, ¿Y ya te quieres ir?

— No, no pero... —Ame estaba avergonzada.

— No, todo bien yo te dije que sirve.

A pesar de los desafíos, Ame se esforzó por mantener su pasión viva atendiendo clientes sencillamente. Cada diseño, cada pincelada era una expresión de su dedicación y visión para ese trabajo. Sabía que, aunque la travesía fuera difícil, su persistencia y amor por el diseño eventualmente encontrarán su lugar en el mundo laboral.

— ¿Y si vamos al cine? — una voz hablo detras del mostrador.

— Ah, si Tailer, ¿cual iremos a ver? — Homura le preguntó a lo que parece ser su novio, el que explotó la cocina con la tarta de frutas explosiva la otra vez.

— Soy uno más del montón, la adaptación del libro que llegue a leer cuando aún era gratuito el libro —dijo Tailer sonriente por la adaptación.

— Ustedes vayan, Ame y yo nos quedamos aqui — dijo Hikari ofreciéndoles el día libre — tenemos muchos clientes que atender ya.

Fue que la pareja se retiro para quedar el dúo de amigas y trabajar en el restaurante, sin embargo no muy lejos de ahí se podía ver a Marek qué vagaba por las calles conocidas de su infancia, permitiendo que los recuerdos fluyeran con suavidad.

El sol del atardecer pintaba un cálido resplandor sobre los lugares familiares que alguna vez exploró. Cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por la nostalgia de aquellos días inocentes que tuvo recordando algo esencial.

Mientras pensaba sobre que haria esa tarde, si pasar el tiempo en un parque, ir a ver una pelicula o solamente regresarse a su casa a jugar algo, vio a lejos entre la multitud de personas una que era recordada con cariño.

— ¡Marek! ¡Hace siglos que no te veía! — exclamó el chico que se acerco, extendiendo los brazos para un abrazo.

Marek alzo las cejas impresionado por la visita de su amigo por lo que correspondió con entusiasmo dicho abrazo, uniendo el pasado con el presente en ese gesto sencillo pero significativo.

— ¡Héctor! ¿Cómo has estado? — pregunto entre risas tras volverse a ver.

—Todo bien, todo correcto y yo que me alegro, no pensé verte después de que fuiste a la cuidad de México — Héctor le comentó a Marek.

—Sí, el mundo es más pequeño de lo que pensamos. ¿Cómo has estado? — dijo Marek.

—Bien, bien. La vida adulta tiene sus desafíos, ya sabes. Pero, ¿y tú? ¿Qué has estado haciendo? — pregunta Hector

—Oh, ya sabes, trabajando, tratando de mantenerme cuerdo. Pero bueno, lo importante es que estamos aquí ahora. ¿Recuerdas el verano que construimos aquella choza en el árbol? — pregunta Marek

—¡Cómo olvidarlo! Pasamos días enteros planeándolo y construyéndolo con cualquier cosa que encontráramos. ¿Te acuerdas de las noches que pasábamos allí arriba, mirando las estrellas?

—Claro que sí. Esas noches fueron mágicas. A veces me pregunto por qué crecimos y dejamos atrás esas cosas simples. — dijo Marek sonriente.

—La vida adulta nos atrapa, supongo. Pero hoy, recordando esos tiempos, siento que podemos traer un poco de esa magia de vuelta.

—Totalmente de acuerdo. ¡Oye, deberíamos planear algo, como en los viejos tiempos! ¿Qué te parece una nueva aventura? — Marek expreso.

—¡Me parece genial! No necesitamos una choza en el árbol para revivir esos días. Solo necesitamos un poco de la misma energía y disposición para explorar. — Héctor hablo con euforia como un niño.

—¡Así se habla! La próxima vez, vamos a hacer algo que recordemos durante otros tantos años.

—Estoy totalmente de acuerdo. Y, por cierto, ¿sigues teniendo ese viejo álbum de fotos?

—¡Lo guardo como un tesoro! Vamos a echarle un vistazo cuando tengamos tiempo. Las risas están garantizadas.

La conversación continuó, tejida con risas, recuerdos y la promesa de nuevas aventuras. Mientras caminaban por las calles de su pasado, la conexión entre ellos parecía inmutable, recordándoles que, a pesar del tiempo y la distancia, las verdaderas amistades nunca se desvanecen.

—Si, cambie de vivienda ya tres veces pero por fin compre una casa aquí — dijo Marek sonriente.

— Woah, me alegro por eso.

— Si ¿y que tal el trabajo? —pregunto indiferente mirando hacia arriba.

— Ha sido pesado, soy oficinista de contador en Sitarteh. —dijo Marek inflando el pecho sonriente.

El dúo comenzó con la travesía donde contaron las anecdota de todo lo que vivieron, revivieron momentos que creían olvidados. Los juegos en el parque, las travesuras de la adolescencia, cada detalle era como un pedazo de historia que cobraba vida en sus conversaciones relajadas.

Héctor propuso que sería buena idea hablar en otro lado para no estorbar en la calle, propuso tres lugares para ir Sante, Rovviana o a Gardenia.

Lo medito bastante tiempo ya que había ido a dos de ellos que eran sus favoritos, sobre todo Rovviana por que encontró una chica guapa a la cual ir a acosar, digo ir a visitar.

Héctor supo sobre su intención con la de Rovviana así que decidieron ir a Gardenia para probar además que era recién abierto hace dos meses.

— El tiempo pasa muy rapido —se quejo Héctor.

— Si, Si, ¿Recuerdas aquel día que construimos una fortaleza de cartón en el garaje de tu casa? — recordó Marek, con una risa llena de complicidad.

— ¡Claro que sí! Y tu hermana nos descubrió al final, ¡fue épico! — respondió Hector, con una risa igualmente nostálgica.

—Si, y pensar que Bathsheba ya es piloto en el aeropuerto de la cuidad de México — dijo Marek lleno de nostalgia.

—Cierto no recordaba eso — miro Hector.

Mientras caminaban por las calles que los vieron crecer, Marek se dio cuenta de la importancia de mantener los lazos con el pasado. La presencia de Hector no solo traía consigo risas y recuerdos, sino también la confirmación de que, a pesar de los años y las responsabilidades, las amistades genuinas perduran.

Llegaron al restaurantes, donde vieron la gente que recorría el camino de plantas tomándose alguna fotografía y otros que salían con las bolsas de la comida que no se terminaron o pedidos de la app de envíos en línea.

Quizás consideremos qué el restaurante estaba en buen momento y tenían mucho personal ¿verdad?

— Hay que tomar la orden en la quince —dice Black que corría para llevar la cuenta a otras mesas  

— Un Typical Beanstalck en la mesa ocho —avisa Ame caminando al otro extremo del restaurante.

— Dos explosiones de tarta para la cuatro —dijo Hikari llevando dos pasteles con una cabeza de un monito verde.

— Cobren la, otra vez que te equivocaste Black — regaño Ame.

— ¡Qué yo no trabajo aquí, no me pagan! —se quejó Black.

— Cuando lleguemos a casa te pagaré — dijo Hikari.

La mayoría de personas no podía ignorar el hecho de los únicos tres meseros que corren de aquí para alla, además ¿tenían chefs? eso es algo que no sabemos, por ello Marek y Héctor se sentaron en una mesa.

— Vaya estos detalles — Ame miro la mesa donde estaban Marek y Hector sentados.

El reencuentro con Hector se convirtió en un recordatorio de la magia de la infancia, donde las risas eran simples, las preocupaciones eran mínimas y la conexión entre amigos era pura y duradera. Marek, mientras compartía esa tarde con su viejo amigo, encontró un regalo en la simplicidad de los lazos que resisten el paso del tiempo.

Con el tiempo Ame se acerco para tomar la orden a la mesa 11 donde estaban sentados Marek y Héctor.

Fin del Capítulo 1.

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