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Habían pasado un par de meses desde que Fred y Freddy finalmente se habían hecho novios, durante ese tiempo no fueron capaces de verse demasiado debido a los horarios de la universidad del mayor y los ensayos con la recién formada banda del menor, lo cual hacia que sus tiempos libres se vieran demasiado acortados.
Sin embargo, la tecnología era algo que salvaba la relación de los nervios e inseguridades que ambos podían llegar a sentir, pues se la pasaban mandándose mensajes durante las clases o ensayos y cuando cada uno iba camino a casa llamaba al otro para escuchar su voz, además de que Fred todas las noches mandaba varios audios cantando para desearle buenas noches a la luz de sus ojos.
A decir verdad, las cosas entre ellos no habían cambiado demasiado, quizá eran un poco más melosos y se escribían un poco más seguido, sin embargo, ellos ya tenían una rutina muy parecida desde niños y su romance no había hecho más que fortalecer esa rutina.
Lo irónicamente gracioso era el hecho de que aun siendo vecinos no pudieran verse tan seguido, parecía incluso una mala broma del destino, ellos que siempre habían estado juntos ahora casi no podían verse el uno al otro, era una muy triste suerte para ambos, pero eso solo hacía que cada vez que se juntaban fuese más especial.
Fede y Felix hacían lo posible para hacer citas dobles sin que los demás lo supieran, Felix secuestraba a su hermanastro diciendo que necesitaba una compañía masculina a su lado para lo que iba a hacer o algo similar, mientras que Fede simplemente llegaba por el castaño porque necesitaba ayuda con algún tema musical o con algún regalo para su novio. Si eran sinceros las excusas eran tontas y vagas, pero sus padres se las creían.
O bueno, al menos el padrastro de Fred lo hacía.
Fran, Daniel y Alma conocían a sus pequeños mejor de lo que ellos mismos lo hacían, los tres habían declarado su apoyo a la relación entre sus hijos e incluso bromeaban entre quien llevaría el vestido el día de la boda, ninguno sabía realmente si sus hijos habían formalizado ya su relación o no, pero eso no cambiaba el hecho de que los apoyarían en sus decisiones. Ellos sabían que la relación tan cercana que ambos chicos habían tenido desde niños no era algo de todos los días, pero no habían querido intervenir en el desarrollo de esta, era la amistad de sus hijos no de ellos y por ende solo podían aconsejar mas no determinar que pasaría.
Aun así, los tres ya estaban de acuerdo, con algo de resignación por parte de Daniel, de que en el futuro Freddy se vería hermoso con un velo cubriendo su rostro.
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Los chicos no querían hablarle de su relación a sus padres, no porque no quisieran o porque temieran su rechazo, pues sabían que no iba a ser así, sino que sentían que aún no era el momento de contárselo a todo el mundo, aunque de cierta forma medio mundo ya lo sabía gracias a la declaración de Fred.
Sin embargo, lo que uno planea no siempre termina resultando como debería y ellos eran quienes lo sabían mejor que nadie.
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Fred estaba de vuelta en casa debido al descanso improvisado que habían dado en su universidad por ciertos problemas que se habían causado ya que esta tenía fondos que estaban comprometidos en situaciones ilícitas, por lo que habían terminado por cerrarla hasta nuevo aviso.
Sin embargo, aquello era beneficioso para el de cabellos ébano porque ahora nada podía alejarlo de su novio hasta que consiguiera un nuevo lugar para estudiar y esto podría tardar bastante tiempo.
Era justo por esa razón que el chico estaba acostado en la cama de su pareja, se había quedado a dormir la noche anterior con la excusa de que tendría una pijamada con el menor. Su padrastro había mencionado que ya estaba muy mayor para aquello, pero su madre lo calló de inmediato diciendo que jamás se era demasiado grande para ello.
Después de eso ambos adultos se habían ido a su hogar, dejándole así con la familia de su novio, el cual comenzó a hablar de todo lo que harían durante ese fin de semana, haciendo que se confundiera por completo, dado que eso no era lo que había dicho.
Con una sonrisa en su rostro los padres del menor le informaron que planeaban salir de viaje durante esos días, una aventura de pareja a la cual su lindo hijo no podía ir por obvias razones. Por lo que la pareja le vio con ojos de cachorro para que aceptara quedarse ese fin de semana cuidando a su pequeño tesoro.
Por supuesto que no se negó a ello, era la situación perfecta para él y para Freddy, ambos con la casa sola para ellos, podrían hacer lo que quisiesen sin miedo a que los descubriesen. Ya podía imaginarse esos días con su dulce novio.
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No había nada que hiciese más feliz en ese momento a Fred que el contacto que estaba teniendo con su pareja. Amaba tocar el cuerpo del menor por sobre la ropa y acariciarlo con sutileza y amor, dejando ver todo lo que sentía por el contrario con una sola caricia.
-Fred, se me caerá la cafetera - El castaño sonrió ligeramente al sentir como su amado lo abrazaba por la espalda mientras servía sus desayunos.
-Por supuesto que no - El más alto apretó un poco más el agarre que tenía sobre el otro y elevó su rostro para poder dejar su barbilla recostada contra el hombro ajeno - Eres un chico de buenos reflejos, así que no pasará.
-Aun así, no quiero arriesgarme a que pase un accidente con ella - El de tez morena suspiró sin borrar su sonrisa y luego besó la frente de su novio - Mis padres me matarían.
-De acuerdo - El de ojos grises se alejó de su pareja y se mantuvo observándole en silencio hasta que acabara con su labor - Te digo algo Freddy.
-¿Si? - El menor dejó la cafetera en la mesa del comedor y volteo a ver al otro chico con duda, pues su tono se había tornado un poco más serio que antes.
-Puedo imaginar nuestra vida siendo así por muchos años más - El de piel pálida se sentó en una de las sillas del comedor y atrajo el cuerpo de su amado hacia él para así tenerle sentado sobre sus piernas - Levantándonos en la misma cama todos los días, preparando juntos el desayuno, irnos a trabajar aunque obviamente tenemos al otro siempre en la mente, volver a nuestro hogar para cenar y descansar abrazándonos y jurándonos amor eterno.
-¿Ya tienes todo nuestro futuro planeado? - La voz del de ojos zafiro sonaba burlona, pero si observabas su mirada podías notar un brillo especial en esta debido a las palabras de su pareja.
-¡Claro! - El de cabellera azabache asintió feliz ante la pregunta planteada previamente - Tendremos 2 hijos, el mayor será un varón para que cuide a la princesa que tendrá por hermana
-Es más factible que tengamos un perro antes que hijos - El menor sonrió con tristeza, sabía que aquello no era del todo posible, si llegaban a adoptar un niño tendrían mucha suerte, pero más de uno sería una odisea
-¿Por qué no ambos? - Los ojos grises observaron a su pareja con dulzura al presentir que pensaba, por lo que no dudó en abrazarlo para mostrarle todo su amor - El perro será el compañero de juego de nuestros hijos, además del guardián de nuestra niña
El castaño no pudo evitar imaginar toda la escena que el mayor le relataba, se imaginaba con una familia amorosa y muy protectora, justo como había sido la suya. Con el solo hecho de pensarlo deseaba poder ser mayor pronto y así cumplir con ese sueño.
Pero hasta que pudiese cumplir ese deseo debía disfrutar del tiempo de pareja que tenía con su pareja. Tenían una vida entera para planear con más calma su futuro, por ahora debían disfrutar del presente que tenían delante de ellos.
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Hola ^^
Si alguien lee esto aún, quiero decirle que espero le haya gustado el capítulo. No estaba en mis planes el que acabara como lo hizo, pero no me desagrada el resultado final.
También vengo a decir que la historia acabará pronto, así que vayan preparándose para ello.
No hay más que decir, así que... ¡Nos leemos luego!
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