La venida de Hallyfax (1)
Las montañas se veían majestuosas en sus grandes cordilleras, que se extendían hasta que las nubes las cubrieran. Eran llamadas las Tierras Altas.
Se rumorea por ahí que nadie vive en esas montañas, a pesar de tener pequeños valles entre colinas y grandes rocas esparcidas aquí y allá.
Pero déjenme decirles que eso que dicen es falso. Gracias a las runas del Palacio del Sol, pude recordar todo lo que pasó en esos lugares, este sigue siendo... un capítulo de mi vida jamás contado.
A decir verdad, anteriormente les conté de los cristales, verdad? Esa vez no fue la única, la segunda y última (de momento) fue en el desierto, cerca del palacio. Como no recordaba que eran, me acerqué a ver, pero esa ocasión no fui solo, me acompañaba Aoba, y nos aventuramos a ver que había dentro del agujero, y por suerte no era el túnel y sus corrientes de aire. Surgieron los problemas más tarde, pero una vez más, fui salvado por Koujaku, que se está volviendo viejo con los años, jejeje...
Igualmente, no vine a contarles eso precisamente. Asumo que les dejó bastante intriga el final de donde lo dejé, y ahora tengo tiempo de volver a reanudar la historia.
Bien, ¿Por donde me quedé? Ah si. Iba por aquí....
En realidad, entre las montañas, había un ciudad grandísima. Tenía edificios de metal que se reflejaban con el sol a mediodía, combinaba lo tradicional con lo tecnológico y natural, ya que mantenían los gigantescos árboles que estaban posados a los lados de los edificios. Volaban por éstos, corrientes de luz, la mayoría verdes y paseaban por todos los lugares. En la parte más alta de las montañas de la ciudad había un colosal palacio negro metal y verde cristalino. Alrededor de él habían 4 esferas gigantes de puro blanco y debajo de ellas unas pirámides moradas donde su punta caía en dirección a los rascacielos.
Ese día estaba lloviendo fuerte, aunque las luces del lugar seguían funcionando. Lejos de ahí, por las rocas esparcidas por las montañas, unos soldados patrullaban los bordes de su frontera, ya que muy a menudo últimamente los atacaban. El grupo se dividió, pero no tan alejados uno del otro.
El ambiente estaba oscuro por las nubes grises y la lluvia, pero podían ver bien. Uno de ellos ve algo parecido como una mano, bastante pequeña como para ser un adulto. Se acerca más y ve por detrás de la roca, y abre bien los ojos de la sorpresa.
Era un niño, estaba inconsciente mojado completamente por la lluvia.
El soldado se acerca y lo voltea para verle la cara. Sucia por la tierra y su cabeza sangrando /por el fuerte golpe del cristal/. Llama a sus compañeros y éstos vienen. Ven al niño y discuten entre si para ver si se lo llevarían.
Al final todos concuerdan y el que lo encontró lo carga entre sus brazos y el grupo se devuelve al palacio, a ver que opinaba el rey.
Solo podía oír sus leves respiros. No podía ver nada todavía, todo estaba negro.
Sentía en su cabeza sus latidos, tratando de recordar que pasó.
Lo último que recuerda es el grito desesperado de Koujaku y los de él mismo. Se sentía como si le hubieran quitado una gran parte de su cerebro.
De pronto, una pequeña luz se proyecta frente suyo como una pequeña gota apenas. Con el tiempo, se vuelve más grande hasta poder percibir la luz del exterior a través de sus párpados cerrados.
En su mente le vienen todo lo que ha vivido desde que tiene memoria, con sus 11 años de vida. Su madre sonriéndole antes de dormir, las peleas con las que se metía con los demás niños en el pueblo, el terrible ataque de esos mechas, la muerte de su madre, corriendo a ningún lugar determinado, Koujaku....
Todo lo que hizo con él lo recuerda muy bien. Lo escucha gritando su nombre, al principio como un leve susurro, pero iba aumentando el sonido hasta que sentía que le gritaba de verdad. Se despierta de golpe sentándose.
- KOUJAKU!! - Grita muy fuerte al despertar. Sudaba por su cabeza y las gotas caen por su frente y sienes. Jadea temblando un poco. Mira abajo y repara en donde estaba. No sabía donde exactamente, pero en algún lugar completamente diferente al desierto, lo sentía así. Se mira el cuerpo y tenía ropa que no era la suya, la que tenía era parecido a una pijama blanca con los bordes dorados y verdes. Frunce el ceño, ¿Dónde demonios estaba? ¿Donde está Koujaku? ¿Qué pasó realmente?
Se tomó el tiempo de ver la misteriosa habitación donde yacía. La cama donde estaba era muy grande, con sábanas verdes y dorado, toca la tela, era suave, se podría comparar con la seda. Las paredes blancas, decoradas por unos símbolos peculiares que había visto por ahí. Muebles decorados por esos mismos símbolos. y a su izquierda un poco más al frente, daba acceso a un balcón. Ve que su ropa estaba bien doblada en una mesa con su cadena de pseudos conejos que él mismo había construido cuando estaba con Koujaku....Recordar de él le hacía bajar la cabeza. Estaba muuy lejos del desierto, tal vez nunca lo volvería a ver y para Noiz, además de su madre, era la persona que le había dado su confianza, hasta tal punto que le contó cómo terminó así la primera noche que se conocieron.
Sacude la cabeza alejando esos pensamientos y se levanta. Tenía que salir de ahí y encontrar una forma de volver al desierto y buscar a Koujaku, que conociéndolo, se habría deprimido o desanimado bastante por su pérdida. La luz del día iluminaba todo el cuarto, sale al balcón y apoya los brazos en las barandillas. Una ráfaga de viento de una nave pasa cerca de él y despeina su pelo. Noiz abre bien los ojos al ver bien donde en realidad estaba.
Una ciudad gigantesca combinada con la gran madre naturaleza de las montañas, además de ser todo tecnológico; se veía genial así. Se asoma abajo, estaba tan alto que le hizo retroceder sintiendo el vértigo al....No lo recuerda, pero sabía que se había caído dentro de algo.
Desde allá arriba se podía ver un poco las personas que caminaban por las calles...Lo que sean que sean, era cosa suya o en verdad tenían un tamaño mucho más grande que el de un humano normal. Se restriega los ojos, no era cosa suya. Sean lo que sean, no eran humanos, pero bastante parecidos al físico. El viento ondula suavemente su pelo y la ropa, con una cara de confusión.
Sin darse cuenta, alguien, muy grande en tamaño, con armadura dorada y negra, en los hombros pinchos con calaveras, pelo café y una barba terminada en punta, entra al cuarto y ve a Noiz en el balcón. Se acerca cautelosamente, sin hacer ruido incluso con su gran armadura. Se pone detrás de él esbozando una sonrisa con las manos en el aire, para después ponerlas en sus hombros de golpe y gritando para darle un susto de muerte. Noiz pega un grito de sorpresa sobresaltandose, gira bruscamente y lo mira. Se tambalea hacia atrás y casi se cae por las barandas de no ser por el tipo, que le agarraba del pie.
- Uy uy uy! Cuidado, JOJO! - Dice el tipo riendose
- Aaaah!! Bájame, bájame ahora!! - Noiz grita aterrado mirando boca arriba el vacío del edificio, cuanta altura....
- Jejeje, muy bien, muy bien. Ya va - Con su gran mano rodea la espalda de Noiz y lo tira para delante en el balcón. El chico trata de quitarse de él, hasta que lo consigue y cae al piso. Respiraba agitado, mirando al gran tipo con una expresión mezclada de furia y sorpresa.
- Q-quien...eres..? - Consigue decir.
- Yo? Ah si. - Se cruza de brazos mirando a Noiz sonriendo seguro. - Mi nombre es Metallius del Titanium. - Pasa una mano recorriendo la ciudad. - Rey de la ciudad Zero -
Noiz cambia su expresión a una muy confundida.
- Q-que? -
- No me oíste? Soy Metallius del T- -
El chico no le dejó terminar.
- Si, entendí eso. Pero es que sigo muy confundido...¿Cómo llegué aquí? Estamos lejos del desierto... - Noiz baja la mirada. Metallius se rasca la barba.
- Si, ten eso por seguro. - Dice el rey. - MUY lejos, es más. La parte sur de la isla de Japón. -
Noiz siente que el alma se le cae a los pies.
- Al...sur? - Tardaría semanas en volver al desierto, quizá un mes entero.
- Porqué? Tienes que ir al desierto? - Metallius lo mira. El chico asiente.
- Tengo a alguien importante ahí que quiero volver a ver. -
- Quien es? -
Noiz aparta la mirada.
- Es algo personal, si no te importa. Además, te acabo de conocer, que te voy a decir de mi vida. - Dice frío. El rey asiente.
- Cierto, cierto. Guardate lo que quieras. Pero antes de que te vayas, quieres ver cómo funcionan las cosas por aquí? No tenemos muchas visitas por nuestra ubicación, pero vale la pena dar una vuelta por Zero. - Mira a Noiz tendiendole la mano para ayudarlo a levantarse. El chico lo mira algo desconfiado, principalmente por ese susto que casi muere por caerse del balcón. Aun así, le da la mano y se levanta. Ambos se miran por un rato, sentía algo especial en ese tío raro, solo, lo sentía.
- Eres...muy alto... - Para mirarlo a la cara, Noiz tenía que subir la cabeza y ponerse un poco para atrás.
- Aah si, jeje. Mi raza y yo no somos humanos, como podrás ver. Somos los conocidos Titanes de la luna de Saturno Hypateus. -
Noiz lo mira extrañado, esto parecía en verdad un cuento de fantasía. Además, no es porque quería, pero no sabía pelear. Y estaba más que seguro que le atacarían si viajaba ahora. Mira las paredes, llenas de runas. No tenía la menor idea de como lo hacía, pero entendía lo que decía con apenas leerlo. Se acerca a leerlas más de cerca y pasa sus dedos por ellas, no podía parar de leer, es como si estuviera en un especie de trance. Metallius lo mira extrañado.
- Qué haces? Acaso puedes leer rúnico antiguo? -
El chico seguía diciendo esas cosas, de pronto en un lenguaje completamente diferente. Se mece de un lado a otro, mientras que mientras leía en voz alta, las runas se iban iluminando de color verde. Metallius se puso nervioso y lo sacude de los hombros, haciendo que Noiz vuelva en sí y las luces desaparecieran. El chico se tambalea hacia atrás, pero el rey lo sostiene para que no se caiga con sus grandes manos.
- Que...que fue eso, chico? - Lo mira sorprendido.
- N-no lo sé...pero no me siento bien ahora... - Consigue decir Noiz con una mano sobre la cabeza.
- .....Aun así, te gustaría seguir con el plan? -
El chico asiente débilmente, se mantiene de pie y va donde su ropa estaba. Mira a Metallius antes de quitarse esa extraña ropa. - Te importaría...? -
- Oh si, si claro. - Metallius se va al balcón y mira la panorámica dándole la espalda. Noiz todavía desconfiado, abre una puerta del gran clóset cubriéndolo todo y ahora si se empieza a quitar la ropa hasta quedar solo en sus bóxer. Dobla la pijama y la deja en un estante del clóset, y se pone la suya. La antigua gabardina que antes de sobraba un montón ahora le quedaba un poco mejor. Se conecta la cadena de sus pseudos conejos al cinturón y cierra la puerta.
- Ya está. - Metallius se voltea y lo mira.
- Je, justo como te encontramos. -
Noiz sacude la cabeza y lo mira con los ojos abiertos. - Que dijiste? Como estuve aquí por cierto? -
- Una patrulla de soldados que vigilaban las fronteras de la ciudad, te encontró tirado a lado de una roca, mojado, sucio e inconsciente. Pobre, te llevaron ante mí para ver que hacíamos y decidí dejarte en el palacio mientras te recuperabas. Ya era hora, este era tu 5 día inconsciente. -
Al chico se le cayó el alma a los pies.
- 5...días? Eso es demasiado... - Dice mirando al piso.
Metallius asiente. - Por cierto, jamás me dijiste tu nombre, ¿Como te llamas? -
Noiz siente una punzada de tristeza al escuchar esas palabras. Las mismas que le había dicho Koujaku al preguntar por su nombre.
- Noiz...me llamo Noiz. - Lo mira con su expresión indiferente.
- Bien, Noiz. Ya que estás listo, ven conmigo - Le tiende su gran mano al chico. Este lo mira por un momento, antes de darle la mano y salir juntos del cuarto a ver la ciudad de Zero.
Cada aspecto de la enorme Metrópolis le impresionaba. Naturaleza verde por todos lados, combinado con lo tecnológica que era la ciudad se veía perfecto.
Metallius caminaba a su lado con una gran sonrisa segura. Noiz lo mira de reojo, con sus manos en el bolsillo. Ve al frente y siente todas las miradas de los habitantes. Pero no eran miradas de incomodidad o enojo, eran de sorpresa y algunas de felicidad y le saludaban con la mano. Eso le hizo sentir menos mal de lo que sentía, y sonreír levemente.
El rey le enseñó todos los lugares de la ciudad hasta tal punto que aunque Noiz no lo sentía sus pies no podían más del caminar. Llegaron de vuelta al palacio y Metallius se puso en frente del chico.
- Necesito que vengas conmigo por un momento, porfavor. -
Noiz lo mira algo extrañado.
- Porque? Pasa algo? -
- Solo quiero confirmar algo. Tiene que ver tu extraño caso en la habitación. - Lo mira serio. El chico baja la cabeza por un momento antes de contestar y suspira.
- Bien...iré. Pero como hagas algo pedófilo conmigo... - Advierte, el rey se pone a reír.
- Jajaja! yo no soy de esos, Noiz, puedes estar tranquilo - Con una mano lo guía por los gigantescos pasillos blancos con verde hacia una sala. Mientras, Noiz se tomó el tiempo de ver lo demás. Los marcos de las puertas de las habitaciones eran de oro y de cristal pulido, con obvio, varios Triskell más. Seguía sin creer que estaba en ese lugar, con este tío bastante raro pero a la vez agradable, en ese lugar que parecía sacado de un cuento de hadas que le cuentan sus madres a sus hijas.
Metallius le conduce a una pasillo más alejado de los demás y se volvía más oscuro. Noiz mira inquieto al frente.
- A donde me llevas? -
- A la sala de los Antiguos. Una que solo yo puedo entrar, ni siquiera los guardias pueden. - Eso hizo que el chico alzara las cejas.
Metallius llegó a una gigantesca puerta toda de oro y los bordes verdes esmeralda, de verdad. El rey titán dibujó una, lo que para Noiz parecería una runa en el centro de la gran puerta. Al terminar, esa runa brilló en blanco y se divide en dos cuando la puerta se abre par en par. Noiz se esperaba algo parecido a un salón lleno de muebles que expusieran alguna clase de reliquia o todo dorado pero no. Era completamente negro de la oscuridad que no se podía ver nada. Metallius le instó a entrar, algo que inconscientemente hizo, porque a pesar que quería irse de ahí corriendo y volver con Koujaku, sus piernas obedecieron al rey como si él las hubiera mandado directamente. Le incomodaba la oscuridad perpetua, le recordaba a su estado cuando estaba inconsciente, en ese cuarto. Metallius cerró la puerta, pero cuando entró. Se cruzó de brazos quedándose donde estaba sin moverse.
- Justo en el centro de la habitación hay una lanza de hoja ondulada bastante grande como para considerarse una simple lanza. Era la empuñadura de los guerreros antiguos. Trata de cogerla, todos pueden, pero nadie ha sabido como sacar a la luz su verdadero poder. - Explicó el rey titán. su voz resonaba como eco en la habitación. Los ojos del chico se acostumbraron a la oscuridad del lugar y efectivamente, en el centro había un arma exactamente igual a como le describió Metallius. Traga saliva antes de llegar y coger la larga empuñadura y sostenerla en sus manos. Era algo pesada para él, pero lo demás estaba bien. El largo mango, el de una lanza, roja y la hoja larga y ondulada hasta acabar en una punta bien afilada. En el centro una línea roja con la misma forma que la hoja.
- Qué se supone que tengo que hacer con esto? - Dice volteandose para ver a Metallius.
- Esta mañana empezaste a recitar algo mientras leías esas runas, en el lenguaje antiguo más encima. Concéntrate y deja que las palabras fluyan. -
Noiz suspira y cierra los ojos. Pensando en nada, siente leves susurros en el aire, hablándole parece ser y empieza a manejar el arma a giros y tajos en el aire, mientras murmura cosas en Nórdico antiguo. Metallius le mira con los ojos como platos cruzado de brazos sin moverse donde estaba. El chico daba saltos grandes y volteretas en el aire, simplemente por la fluidez de las runas que le rodeaban y volvía a caer manejando el arma como un profesional, mientras murmura y mueve la hoja, todos los símbolos en las paredes se empezaron a iluminar de verde hasta hacer brillar toda el cuarto. Noiz seguía con los ojos cerrados y haciendo esas cosas, en el suelo brillando de verde se forma un Triskell que gira. El rey no se podía creer lo que estaba pasando. El chico de pronto, abre los ojos y hace un tajo giratorio de 360 grados provocando un círculo de fuego verde por toda la habitación, que hasta Metallius tuvo que agacharse para no ser quemado. Al levantarse y ver a Noiz, éste tenía ropas completamente diferentes a las que tenía: Una túnica parecida a un kimono verde oscuro con decoraciones pequeñas de Triskells verde más claro, amarrado a una cinta dorada terminada en sus dos extremos, otra sí más grande desde el hombro hasta la cadera verticalmente, Los extremos del kimono/túnica estaban cortados en pedazos grandes y terminaban dorados. La línea que cruzaba por el centro de la hoja era verde resplandeciente y se movía constantemente.
Sus ojos parecían dos fuegos fatuos verdes. No parecía un niño, más bien un digno guerrero. Se incorpora, mirando con una mirada severa a Metallius. Este seguía pasmado, traga saliva.
- Co...como lo hiciste....? -
- No lo sé. Quizá fue por tus palabras de dejar fluir la energía de esta habitación. - Dice viendo la hoja.
- Dios mio....Es como en las leyendas!! Solo una persona en este mundo puede desatar el verdadero poder de la arma! - Sonríe radiante. - Todos en el pueblo le encantará la noticia! -
Noiz lo mira algo desconcertado.
- No lo sé, Metallius...yo... -
Pero el rey no le dejó terminar, lo cargó y puso en su gran hombro, mientras sale del cuarto cerrando las puertas y se dirige a la salida del palacio. Noiz tenía la cabeza hecha un revoltijo, aquí tenía la seguridad de Metallius y de una ciudad entera y que probablemente le querrían, o salir de ahí completamente vulnerable a ataques buscando a Koujaku por un desierto de más de 100 kilómetros. Metallius llegó a la salida al pie de las escaleras, y miró que la mayoría de los habitantes miraban sorprendidos a Noiz.
- Les traigo, al elegido de las leyendas. El último heredero de los Antiguos!!!! - Grita alzando el puño al cielo. Los demás hacen lo mismo lanzando vítores y gritos que se oía por todos lados. Aplaudían y le gritan alabanzas. Noiz se sentía...No podía describirlo. Asume que bien, ellos le quieren como es, no solamente esa noche, sino que se había divertido con muchos cuando Metallius le había llevado a ver la ciudad de Zero. Sonríe levemente. Se baja del hombro del rey titán y la multitud lo alza y lanza al aire y lo atrapan. Una gran alegría siente en su interior, da un grito de victoria alzando el arma al cielo y los demás se le unen.
No dejaría atrás su propósito de ir a buscar a Koujaku, pero su vida no dependía de él.
Tenía que hacerla grande y digna, se quedaría con ellos hasta el día que pueda irse.
Y eso sería 4 años después....
El entrenamiento no fue nada fácil, Noiz era el más joven entre los reclutas, pero aun así, sin usar sus extraños poderes con su arma, era bastante fuerte. La noche que decidió quedarse con ellos, empezó por la noche, Metallius como su mentor. Le enseñó todas las técnicas que tenía y el chico las dominaba rápidamente, tanto pelea cuerpo a cuerpo, como de puntería, y usando su arma. Era como un padre orgulloso de su hijo.
Durante esos 4 años, ellos dos se habían considerado famlia, padrastro e hijastro pero bueno. Casi todo el tiempo llevaba esa extraña ropa que "mágicamente" adquirió después de recitar esas palabras en esa sala, cada vez que caminaba por la ciudad (que ya se la había aprendido de memoria), todos le saludaban con la mano o más respetuoso, con una breve reverencia. Le habían construido una funda para su arma cuando no la necesitaba usar. A veces salía con Metallius por las Tierras Altas, fuera de la ciudad, pero no yendo tan lejos. De ser un adolescente de 15 años era muy testarudo, y pocas veces se oponía a las órdenes del rey.
Cuando había una pelea, él siempre estaba a la cabeza de las tropas, junto con los comandantes.
Ese día con esas raras ropas que Noiz aun consideraba así, estaba en ese cuarto haciendo lo mismo que la otra vez, mientras paseaba por el lugar manejando el arma magistralmente. Las runas de las paredes empezaron a brillar de verde como siempre y las auras verdes bailaban por la habitación en todas las direcciones. Las pisadas del rey titán resonaban por su pesada amradura dorada que iba en dirección a donde estaba el joven. Llega y abre la gran puerta.
- Noiz! - Dice en un tono alto para que escuche
El chico abrió los ojos de golpe y se cae desvaneciendo las luces y su concentración. Se sentía muy mal cuando alguien le interrumpía así y no haber terminado la visión. Con el arma, se levanta a duras penas y sale con Metallius, éste cerrando la puerta. Ambos caminan por el pasillo a lado de un bonito panorama nocturno.
- Te dije que no me hagas eso cuando estoy concentrado, padre. Me hace sentir mal - Replicó el chico, ellos dos se habían acostumbrado a llamarse así.
- Jojo, lo siento, Noiz! Es que quería hablar contigo. -
- De qué? -
- Bueno, todos aquí te respetan tanto como a mí, tomas buenas decisiones como yo, cuando llegue ese día...Apuesto a que serás un gran rey para ellos, a pesar de no ser titán, pero no hay comparación ante el poder de una leyenda! - Dice dándole un suave golpe en la espalda, pero para Noiz fue muy duro.
- Jeje... - Su sonrisa desaparece del rostro del chico. - Eso quiere decir que... - Noiz fue interrumpido por una gran explosión para nada normal de los cañones de entrenamiento de las naves.
Los estaban atacando de verdad.
Metallius y Noiz salieron corriendo del palacio al pie de las escaleras para contemplar la escena. Naves pequeñas y grandes de guerra se acercaban a gran velocidad a
la ciudad y empezar a lanzar bombas y rayos de energía a las calles y edificios. Por las calles además de ver a la gente corriendo por refugio habían soldados, o eso parecían que le disparaban a los ciudadanos. La mayoría se defendía bien, pero otros morían en combate. El rey no esperó más y corrió a abalanzarse sobre los atacantes y los mandaba a volar con sus enormes puños de metal de la armadura. Noiz tampoco se hizo esperar y empezó a atacar a los soldados con su arma. Eran tajos limpios y perfectos, que hasta ni la hoja se manchaba de sangre. Para ser un jovenzuelo, lo hacía como si fuera un guerrero, es que lo es. En un ataque giratorio desató un círculo de fuego verde que mató al instante todos los que le atacaban. Pero de repente, alguien le disparó en el hombro y Noiz cayó hacia atrás, pero sin soltar el arma. Cerraba los ojos con fuerza, aunque no lo dolía. Jamás le contó de eso a Metallius, solamente a Koujaku.....
Sintió el brazo de Metallius rodearle el abdomen y cargarlo corriendo a un lugar seguro. Lo deja apoyado contra una pared y el chico se sienta jadeando tapando la herida para que no sangre. El rey lo mira horrorizado y le da un abrazo. Cuando se separa lo mira fijamente.
- Tienes que irte de aquí. -
Noiz abre la boca para protestar, pero Metallius lo vuelve a cargar y va a un costado del palacio donde no los vean nadie mientras bombas explotaban en las calles. Le cura la herida con un liquido transparente morado que cerró el agujero del disparo y quedó como si nada hubiera pasado. Coje el arma de Noiz y da un tajo al aire y donde le dio, aparece un portal.
- Hijo, más ataques vendrán a por nosotros. No voy a arriesgarme a que te maten no solo porque eres el elegido de los Antiguos...sino porque... - Lo vuelve a abrazar. - Porque te amo como familia. -
A Noiz le dio un vuelco en el corazón. No quería volver a perder a alguien querido. No otra vez.
- T-tiene que haber una forma! No me dejes...porfavor... - Dice el chico con ojos suplicantes, el rey niega con la cabeza y le sonríe.
- No tenías una búsqueda que hacer para encontrar a tu amigo Koujaku? Si lo encuentras....Mándale saludos de tu padrastro - Sin más, lanza el arma al portal junto con Noiz y éste se cierra al instante.
- METALLIUS!! NOOOO!! - Grita mientras es traído de vuelta al enorme desierto del Norte.
Cayó rodando sobre una montaña de arena, ya en el suelo, se quedó ahí unos segundos antes de sacudir la cabeza que la tenía llena de arena y ponerse de rodillas, con las manos se sacudió bien el pelo por la arena y los ojos. Se quejó porque había entrado un poco en su boca y empezó a escupirla mientras se levantaba con ayuda de su arma. Como un gato, se pasó la mano por la lengua tratando de quitar la arena que había en ella, pero al mirar el cielo se detuvo y lo contempló por unos instantes. Era un mar de estrellas innumerable acompañado de una hermosa aurora que se movía lentamente. Esa noche era calurosa, como la mayoría y estaban las calaveras gigantes de animales desconocidos esparcidas por ahí, tal y como recuerda que era el desierto.
Empezó a caminar, duró por un par de horas, como 2, cuando bajó por una colina deslizándose por la arena, vio algo que le hizo fruncir el ceño. Se acercó y se agachó para ver mejor. ¿Pasto? ¿En el desierto? Eso jamás lo había visto antes. Se levanta y ve que en frente suyo había pasto mucho más alto conforme uno avanzaba más allá. Se atreve a ir, todavía extrañado que algo como esto esté en un desierto. El pasto llegaba hasta su hombro, caminó por un buen rato teniendo ni la menor idea a donde iba. Se detiene en seco agarrando su arma en una posición de ataque. Oía pasos que estaban cerca de él, mira a todos lados, esperando el ataque primero. Por atrás. Golpea al primero con el mango en el estómago y cae al suelo, otro le golpea en la cara, pero Noiz solo se limita a sacudir la cabeza, lo rodea rápidamente y le golpea en la nuca. Otro que salía en frente de él le da una patada en la cara y cae al suelo con sus compañeros. Los 3 se levantan a duras penas viéndolo con ojos asesinos. El los miraba con su típica expresión indiferente, cuando lo tomó desprevenido otro tipo, que cuando Noiz le iba a atacar, supo lo que iba a hacer y con un movimiento rápido, le quita el arma de las manos mandandola al suelo y se lanza contra el chico. Lo inmoviliza pegando su rodilla y todo su peso sobre su cabeza, su cara se mojaba con un charco de agua y miraba al tipo furibundo. Le agarraba los brazos hacia arriba y detrás de la espalda,y los otros le apuntaban con sus armas.
- Eres un mocoso de menos de 17 años por lo que deduzco, que se internó en nuestro territorio como si fuera nada, y derribaste a 3 de mis hombres. - Dice el que lo tenía inmovilizado. Noiz solo se limita a verlo con un ojo. Ese tío le transmitía una energía segura, con una mirada penetrante que intimidaría al matón más rudo de una escuela secundaria.
- No está mal, niño. - Dice por fin, sin dejar de mirarlo. Lo hace levantarse y manda a un hombre a recoger el arma y se la entrega. Mira la hoja detalladamente. - De donde sacaste esto? Tiene una hoja hermosa... -
- Eso no te incumbe. - Contesta fríamente Noiz. Le golpean en el estómago y escupe sangre. - Devuélvemela -
- Nope. Me la quedo. Escoltalo lejos del claro inconsciente. - Dice, el que parecía el líder mirando la hoja volteandose para irse. Noiz no podía dejar que lo derrotaran así con el duro entrenamiento que hizo, y menos si se llevaban lo único que tenía de Metallius. Le da un cabezazo al que tenía detrás y va golpeando a los otros dos hasta dejarlos en el piso de nuevamente y corre hacia el líder a por su arma. Tas una pelea, Noiz la tiene de vuelta, la hoja rozando el cuello del líder, pero éste le está apuntando con 2 pistolas a la cabeza. Ninguno de los dos movía un músculo, si lo hacían, quizá ambos acabarán muertos.
- Increíble. Para ser un niñato, peleas como un auténtico guerrero. -
- Es que lo soy, canalla. - Dice severamente Noiz.
- Entonces, porqué no te nos unes? -
Llevaron un tiempo discutiendo sin mover un músculo, hasta que Noiz finalmente accedió. Ambos bajaron sus armas y se miraron sin hacer nada. Los otros 3 salieron entre la hierba mirando a Noiz furibundos, el líder les dio la noticia, haciendo que tengan ojos como platos. Le dejaron al chico tener su arma, porque sabían que pasaría si no. Fue presentado ante toda la base rebelde y aunque no lo aceptaron al principio, obvio, con el tiempo se fue convirtiendo en un buen miembro del grupo, hasta que tan solo meses después fue nombrado lugarteniente. Sus ropas cambiaron a unas más adaptadas del lugar hasta las que usa normalmente. Ya en ese honorable puesto, se unió un chico de su misma edad a la base. Le llamó algo de atención, tenía la piel algo morena y el pelo oscuro con las puntas verdes. Tenía una gran perseverancia y determinación en ser un buen soldado. Se llamaba Neik, el primer amigo de Noiz en la base.
En ese mismo año el respetado líder de la base murió por un ataque en una ciudad donde Noiz y Neik estaban con él. Esa noche el joven fue nombrado finalmente el líder de su nuevo grupo rebelde, que le dio un mismo nombre, Ruff Rabbit, teniendo a su amigo como lugarteniente, por todos esos años, construyendo la nave/base espacial Asylum y agrandando más la construcción de la base a como es actualmente. Esa tarde estaba en el borde de un pequeño acantilado que bajaba en forma de media luna hacia el gran claro del lago, parado viendo como se ocultaba el sol con cada movimiento. Desde que se unió al grupo había dejado de usar su arma, teniendo su rifle de francotirador en lugar de eso.
Su promesa de encontrar a Koujaku no la había dejado atrás, pero disfrutaba SU vida como es.
La mayoría del tiempo se encontraba muy cansado, no solo por ocuparse de su grupo día a día, sino porque había afrontado demasiados problemas ya...
La separación de Koujaku, la de Metallius, la muerte del líder y su vida actualmente....
Solo, por un momento, quería dormir en paz, pero sabía bien que esto acababa de empezar....
Aoba tenía los brazos cruzados mirando abajo nervioso moviendo el pie para delante y atrás. El juicio empezaría pronto y estar ante millones de personas y un poderoso jurado le ponía incómodo, pero por ahora era la única forma de obtener ayuda para conseguir averiguar de donde venían esos cubos y la enorme ciudad que estaban construyendo sobre Midorijima. Clear estaba con él y Koujaku, esperando en un pasillo grande detrás de unas grandes ventanas que daban acceso a un panorama de la ciudad del palacio judicial, que tenía una estructura triangular dorada, que pasaban luces con un diseño tecnológico por él.
Koujaku encara a Aoba.
- Alguien más va a venir para arreglar este asunto? -
- Claro, el que tuvo esta idea. Aunque te sigo agradeciendo infinitamente por salvar a mi abuela. En serio, Koujaku... - Mira por un lado y su rostro se ilumina. - Es él!-
Los pasos del grupo caminando en formación militar se oían por todo el pasillo como si fuera uno. Pero más resonaban los tacones de metal de sus botas, quien iba a la cabeza con su ropa normal y el rifle al hombro. Noiz miraba al frente severamente caminando como el gran líder que era. Koujaku lo mira y siente que casi le da un infarto. ¿Podría ser....? No puede ser....!!! (Noiz?!) Pensó mirándolo sorprendido. Reconocería esos ojos esmeralda y esa mirada en cualquier parte. Una parte de él le decía que no era él, pero era ridículo...Ese era el pequeño niño que conoció 8 años antes y había crecido bastante. No pudo evitar sentir una gran alegría en todo su cuerpo, años buscándolo y al fin lo había encontrado de nuevo!
Quería correr a abrazarlo, pero conocía muuy bien el carácter del joven, lo empujaría y regañaría por hacerle quedar como un zapato en frente de sus hombres, así que solo le dejó pasar. Noiz gira la cabeza y ve que Aoba y Clear le saludan, pero abre un poco más los ojos al ver a Koujaku. Reconocía ese kimono como si fuera la palma de su mano, a decir verdad, el viejo no había cambiado en nada. Una punzada de...se podría decir alegría recorrió su cuerpo al verlo de nuevo, después de tantos años, pero su mirada no reflejaba nada de eso, solo sorpresa. Los pasó y miró al pelinegro por una vez más por encima del hombro antes de volver a mirar adelante y continuar su camino seguido de sus hombres. Koujaku lo sigue mirando asombrado hasta que se pierden de vista. Como si fuera despertado de un sueño, sacude la cabeza.
- Noiz?! -
Aoba y Clear lo miran.
- Conoces a Noiz? Eso no nos lo habías contado, Koujaku. -
- Si, lo siento. Pero era algo personal, entiendan. Igualmente, a donde van? -
Antes de que pudieran responder, unas ruidosas campanadas se oyeron probablemente por toda la ciudad. La expresión de Aoba se endurece.
- El juicio, o mejor dicho, el concilio está por empezar. Vamos. -
El poderoso jurado ya estaba en su gran mesa en el centro de dos grandes gradas donde se sentaban los demás. Cuando Koujaku, Clear y Aoba habían entrado a la sala, todos los miraron, Noiz y sus hombres estaban en el centro encarando a los jueces. Ellos 3 se sentaron en una mesa cercana al pequeño grupo. El juez supremo, el que estaba en el centro de todos, golpeó la mesa con el martillo.
- Concilio número 548, organizado por el Palacio Judicial y las siguientes personas: Aoba Seregaki, Koujaku, Clear, y Noiz... - Le parecía nombres muy raros, pero carraspeó y siguió hablando. - Pueden empezar, a ver si llegamos a un acuerdo. -
Noiz dio un paso adelante.
- Primero que todo, agradezco que accedan a este encuentro para poder organizar un plan y restaurar las condiciones en las que está la ciudad de Midorijima. - Hace una corta reverencia, los demás solo se limitaban a mirarlo con atención. Se incorpora y los vuelve a encarar. - Esta ciudad ha sido atacada por una fuerza increíblemente resistente a mis ataques por salvar a los habitantes. Lamentablemente, mis computadoras calculan que un 98% de la población allá ha desaparecido. -
Varios murmullos de inquietud cunden en la sala. Aoba no pudo evitar sentir pena por Virus, quien fue una de las víctimas. Koujaku solo miraba a Noiz todo el tiempo, obvio le preocupaba el tema, pero la mayoría de él quería que terminara esa reunión e ir a abrazarlo. La última vez que lo hizo, fue cuando eran jóvenes y estaba volviendo a llover, pero sin ninguna inundación, el chico dormía profundamente acostado sobre su pecho, mientras que él lo rodeaba cálidamente con los brazos mirando al cielo. Retomando, la expresión de Noiz jamás cambiaba, solo miraba a los jueces murmurar entre ellos, con los brazos detrás de la espalda. El juez supremo se inclinó hacia delante con los dedos entrelazados mostrando interés.
- Sabe cómo desaparecieron? -
- Si señor. En verdad, no se podría decir desaparecido. Mejor secuestrado. Se los han llevado un anillo de tamaño descomunal, y según lo que dicen los satélites ahora, está encima del polo sur atravesando la atmósfera. Todavía no sabemos quien anda detrás de todo esto, pero lograremos dar con ello. -
- Y que insinúa que hagamos? -
- Proporcionarnos ayuda en otro ataque a la ciudad y además en conseguir información de nuestro enemigo, señor. Tengo testigos aquí presentes, que afirman todo lo que les acabo de decir. - Chasquea los dedos y Aoba se levantó de su asiento, viendo a los jueces severamente.
- Aoba Seregaki, señores. Lo que dice Noiz es completamente cierto, porque yo y mi familia fuimos testigos de este atroz ataque. Incluso le puedo confirmar al 100% que uno de los líderes de Morphine, Virus... - Hizo una pausa. Se sentía horrible hablar de él, es como hablar de un reciente perdido ser querido. - Desapareció en píxeles en frente de mis ojos y del otro, Trip. -
El jurado puso ojos de sorpresa y empezaron a murmurar entre ellos con cierta inquietud. El juez supremo volvió a tomar la palabra con su severa mirada.
- Como eran los atacantes? Y como es que desapareció en píxeles, a donde fue? -
El joven tragó saliva antes de hablar.
- Después de desaparecer, esos píxeles subieron directamente hacia el anillo como si fueran atraídos por un imán, junto con todos los demás que desaparecieron. -
Noiz tomó la palabra esta vez.
- Los atacantes tienen forma de cubo irregular, que constantemente cambia de forma irradiando una luz blanca. Son pequeños, pero con una increíble fuerza, de sus cabezas sale un rayo y si toca algo, ese algo se disuelve en píxeles que van hacia el anillo, como dijo Aoba. -
- Y las naves de ataque y defensa de la ciudad? -
Esta vez, Clear se levantó.
- Mi señoría, yo también presencié el ataque, y vi justo a tiempo como un enjambre de naves pelearon fuertemente por destruir los cubos. Desafortunadamente, terminaron como todo que fue hacia el anillo. He visto que los cubos poseen una habilidad de regeneración en cuestión de segundos. -
Más murmullos en la sala, el juez supremo seguía sin inmutarse.
- Es cierto todo lo que me han contado hasta el momento, requieren la ayuda militar del Estado para pelear contra este "gran" enemigo que suponen? -
- Así es, señor. - Contesta Noiz.
Todos miran expectantes al juez. El después de un rato en silencio, estalla en carcajadas que resuenan por toda la sala. Todos lo miran con los ojos como platos, Koujaku se levanta incrédulo a lo que estaba presenciando, Noiz mostraba sorpresa en sus ojos con los brazos cruzados. Duró así unos minutos cuando ya se calma de su gran risa, se seca una lágrima y los encara.
- Eso, ha sido la historia extraterrestre más RIDÍCULA que he oído hasta ahora. - Estalla en risa de nuevo - Cubos...JAJAJA!! No me lo puedo creer!!! -
- Usted es..!!!! - Le grita Aoba enojado, Clear lo tranquiliza.
- En serio creen que me voy a creer esa mierda? Es solo un estúpido intento de robarnos dinero. No vamos a ir allá a comprobarlo, porque no hay necesidad. No soy estúpido, Noiz, líder de Ruff Rabbit. Se muy bien quien eres y en serio tienes agallas para venir aquí ante tu mayor enemigo, la Ley. Eres buscado en todos los pueblos y ciudades del exterior de toda la isla, o al menos en el desierto. No pienso darte ni un pedazo de nave del Estado a ayudarte ni a tus cómplices. No eres más que una rata, el líder de las ratas que con su horripilante plaga arruina Japón. -
- No te atrevas a decirle algo así, me oyes?!?! - Le grita Koujaku con una mano en el mango de su espada. Noiz apretaba los puños, pero su expresión seguía igual.
- Oh vaya. Al parecer tu plaga te respeta mucho, y defiende, tierno pero a la vez asqueroso. Te doy 30 minutos para que salgas de esta ciudad o te cortaremos la cabeza,que en todas partes, valdría ORO!!! -
Los hombre de Noiz empezaron a soltar groserías al jurado, igual que Koujaku, Clear y Aoba que solo los miraban con ojos asesinos. Noiz siguiendo con su expresión, esta vez frunciendo el ceño enojado, les muestra el dedo del medio y la mayoría ahoga un grito ofendidos.
- Púdrete, por recordármelo. Nos vamos!! - Baja la mano mientras da media vuelta y abre la puerta, saliendo seguido de sus hombre y los 3.
Todos estaban haciendo sus deberes en la base espacial Asylum para despegar, Noiz mandaba órdenes aquí y allá evidentemente enojado por lo que pasó en la sala. Minutos después, la enorme nave despega y se aleja de esa ciudad, que de ningún modo regresaría. El joven estaba en su silla de comando en el centro de la sala mirando la gran ventana al frente de los comandos en los que trabajaban los demás. Aoba y Koujaku se le acercan con miradas de pesar y el último le pone una mano en el hombro.
- Lamento mucho lo que te dijeron esos malditos allá, Noiz. Debieron doler esas palabras -
- La verdad no tanto. Ya me habían insultado de esa manera antes. -
Aoba lo mira incrédulo. - Y te dejas insultar así?! -
- Como ya dije en varias ocasiones, me importa un pío lo que digan de mí. -
Los dos chicos intercambian miradas inquietas. Noiz se levanta y los mira. - Pero no pasa nada. A decir verdad, me da igual si no nos quieren ayudar o no, podemos con esto. Solo quería intentar a ver. Será mejor irnos a dormir, porque mañana será un día de pelea. - Camina por los pasillos a su cuarto, Aoba y Koujaku iban a cada lado suyo.
- Y de que es ese plan? - Pregunta el pelinegro.
- Nos vamos a Platinium Jail. Ahí tengo un gran aliado que nos podría servir de mucha ayuda. Pero para ir allá, hay que atravesar Midorijima, y bueno...ya saben que pasará con eso. -
- Ooh! pelea! Hace tiempo no uso mi mecha para una pelea. - Dice Aoba sonriendo seguro.
- Si, así es. Ahora, a sus cuartos, que mañana habrá batalla en el cielo. -
Era una buena noche en el desierto con la Asylum paseando por las nubes. Ellos solo tenían sus bóxer puestos, sus cuerpos pegados y sumidos en un apasionado y lento beso. El cuarto estaba iluminado por leves luces neón rojas, se separan unos centímetros por aire jadeando y levemente sonrojados. Ambos se miran fojamente sin decir nada. Noiz rompe el silencio.
- Je, años sin vernos. No has cambiado nada, Koujaku. -
- Lo sé. Pero tú...sigues teniendo esos hermosos ojos esmeralda...y ese cuerpo... - Pasa su mano por su abdomen, haciendo que Noiz se estremeciera. (si yo tengo 19 ahora, este tío tendrá...)
- Estás hecho un viejo. -
Koujaku gruñe levemente. - Tampoco es para que me llames así, niño. -
- Igualmente, te llamaré así de vez en cuando. -
El pelinegro se le quedó mirando por un largo rato. Después de tantos años, sus sentimientos por él no habían cambiado, mas habían cambiado de perspectiva.
- Estoy impresionado de cuanto has crecido, Noiz. No tienes idea de cuanto tiempo te he estado buscando, y por fin, te he encontrado. Aunque obvio he hecho de mi vida. -
- Yo...digo lo mismo. -
Koujaku alza las cejas sorprendido. - En serio? -
- Solo lo último. -
- ......Ah... - Sintió algo de decepción, pero aun así lo siguiente lo hizo alegrarle.
- Aunque debo decir que, también he estado buscándote. Me....alegro verte de nuevo. -
Koujaku sonríe y lo vuelve a besar, Noiz corresponde poniendo una mano en su mejilla, y se volvieron a sumir en el beso, en su cuarto en la Asylum bajo el mar de estrellas de la noche.
A la mañana siguiente, la luz entraba por las ventanas e iluminaba toda la habitación, Koujaku se remueve en la cama y abre los ojos lentamente. Después se sobresalta sentándose. Miraba abajo con una mirada incrédula y sorprendida.(No puedo creerlo....En serio, en la primera noche que nos reencontramos lo....Todavía recuerdo sus gemidos....Eres un sucio, Koujaku!!) Sus pensamientos se interrumpen con la entrada de Noiz al cuarto, ya vestido y todo.
- Buenos días, bello durmiente. Eres de los últimos en despertar aquí. Cámbiate, que te esperamos en la sala de comando. -
- Si, pero Noiz...! - Se levanta y se acerca a él hasta quedar a unos centímetros. - Tengo que decirte que...!! -
Noiz le chita con un dedo sobre sus labios.
- Me puedes decir todo eso cuando al menos... - Lo mira bien. - Tengas ropa puesta. Al menos de la cintura para abajo, sí? -
A Koujaku le tomó unos segundos en reparar en que no tenía nada encima y se sonroja como un tomate hasta las orejas, Noiz sonríe y ríe entre dientes, ver eso le hizo sentir....
- Solo cámbiate. - Dice riendo y se va por el pasillo.
El pelinegro cierra la puerta, avergonzado y sonrojado. Se empieza a poner su ropa solo recordando la risa del joven, algo que jamás había oído en años.
La sala de comando era bien grande con todos sus monitores donde trabajaban los miembros en sus pantallas y monitoreando botones frente a una enorme ventana donde se veía todo el panorama del exterior. En el segundo piso estaba Noiz con los tres y Neik a su lado, frente a una ,esa de un solo monitor que se extendía hasta el borde de la baranda a lado de las escaleras. Cruzado de brazos mira al frente severamente, después retrocede unos pasos y en los comandos del monitor proyecta un mapa holográfico de la ciudad de Midorijima, en su estado actual.
- Este es Midorijima en su estado actual, los movimientos están siendo captados a tiempo real. Esa fortaleza que están construyendo la está cubriendo poco a poco, no planeo hacer un plan de ataque hacia ella, porque sé bien que esas cosas, a pesar de que las podemos destruir se regeneran rápidamente. Nuestro plan sigue siendo ir a Platinium Jail a reunirme con un gran aliado (familiar) mío y pedirle ayuda, se bien que nos ayudará. -
Koujaku lo mira entornando los ojos.
- Y como sabes con exactitud que nos ayudará y no nos traicionará como en la corte? -
- Nos ayudará. El me ama. Como yo a él. -
Eso fue como una puñalada directamente al corazón para el pelinegro. Todas esas palabras de las que se dijeron anoche....Habrían sido para nada?
- Es un familiar mío, para que no te pongas celoso como novia, idiota -
- Aaah, ok...Perdona. -
Noiz sacude la cabeza y vuelve a centrarse en el mapa.
- La única forma de ir a Platinium Jail es cruzando por Midorijima. Varias naves y mechas rodearán a la Asylum e ir destruyendo edificios y esas cosas para abrirle paso mientras avanza. Si esos cubos, un gran número los ataca, procuren alejarlos de la base y abrir fuego hacia ellos. Y si es demasiado extremo, que la Asylum abra su arsenal de combate para defenderse. Yo estaré afuera con Koujaku y Aoba en nuestros mechas, Clear y Neik estarán a cargo de la base mientras,entienden todos?-
Los que estaban presentes con él asienten serios.
- Pareces un líder de guerra, Noiz. -
- Es que Aoba, esto es una guerra. -
El viento golpeaba sus caras pero sin la característica arena del enorme desierto. Encima de sus mechas, encima de la Asylum volando a gran velocidad sobre las montañas, Noiz pudo divisar a Midorijima a lo lejos, esa fortaleza crecía a una velocidad rápida, no podía imaginarse qué pasaría si terminaran el trabajo, pero no quería saberlo tampoco. Koujaku y Aoba estaban sentados en las cabezas de los suyos a cada lado. Aoba sentía muchas emociones a la vez. Miedo, por fracasar en la misión en la ciudad de al frente. Emoción por ser la primera batalla de verdad con su lobo, Anubis. Ren, que estaba ya metido dentro del mecha, sintió una punzada de incomodidad con la idea de atacar a los cubos de la ciudad. Pero su lealtad estaba muy dividida, con Aoba o el dueño de esos cubos....No quería arriesgarse a despertar su furia, porque sabía muy bien lo que EL podía hacer (Hallyfax...) Pensó para sí. Cuando ya estaban lo suficientemente cerca, Noiz les dio la señal y los 3 se montaron en sus mechas, junto que varios más y empezaron a volar cerca de la Asylum. El lìder sujetaba fuertemente los comandos de Horus.
- Los más grandes quédense con la base, los demás, ataquemos de una vez. -
Empezaron a aumentar la velocidad los otros, el Horus salta del borde de la base y Noiz activa las turbinas dejando una cola de fuego tras de sí e ir a la cabeza del grupo. Koujaku y Aoba le siguieron, éste último convirtiendo a Anubis en su aspecto "humanoide". Noiz respira hondo y mira al frente severamente.
- Abran fuego. - Y salió disparado hacia delante, perdiéndose en los edificios para no estar en el blanco, ellos dos hicieron lo mismo siguiéndolo a una velocidad impresionante. No sabía lo que pensaba hacer Noiz, pero Koujaku tenía la confianza de que haría lo correcto.
- Noiz, que planeas hacer exactamente? - Su cara apareció en un hexágono comunicador a un costado de la cabina del Horus.
- Tenemos la misma función de ellos, solo que nosotros....Atacaremos. - Sin dar más orden, del antebrazo del Horus sale un cañón y dispara a una base de un edificio, que se empieza a inclinar de un lado a otro, mientras que los cubos que trabajaban ahí, lo empiezan a perseguir, así que va zigzagueando por los edificios. Koujaku sonríe seguro, y hace lo mismo a la misma construcción, que con cada disparo se iba cayendo; por la forma, Red Toxic era el más rápido y dejaba atrás a los cubos que iban detrás de él. Aoba, además de disparar rayos Gamma 10, unas de las armas más potentes que puede haber en un mecha, convertía a Anubis en su apariencia normal, la de lobo y en el suelo empezaba a atacar violentamente a los cubos. Lo que le impulsaba a hacer todo eso, es la simple idea de que destruyeron su ciudad natal y se llevaron a buenos amigos suyos.
Los que estaban con la base hacían explotar un espectáculo de rayos dirigidos a los edificios, que iban cayendo en un gran estruendo y la Asylum pasaba por ellos. Los cubos no se dejaron atrás y empezaron a atacar a la base directamente, pero por eso estaba preparada con sus enormes cañones y su escudo protector y los demás mechas que la protegían.
Casi de rápido como la velocidad de la luz, con Koujaku manejandolo, el gran águila roja plateada esquivaba con mucha facilidad los ataques de los cubos, que le seguían casi pisándole los talones. A veces para hacerlos destruirse a ellos mismos, le tocaba dar violentas curvas con giros alrededor de los edificios, que algunos cubos chocaban contra éstos y se caían, dando paso a la Asylum, o dar bajadas en picada casi como para morirse del vértigo que superaría cualquier montaña rusa. Le sudaban las manos sobre los comandos y tenía el corazón a 1000. Ese era el arsenal principal de Red Toxic, iba tan rápido, que no podían igualarlo y chocaban contra construcciones. Clear gritaba órdenes a los demás con que tocaba atacar con el arsenal de la base junto con Neik.
Aoba, destruyendo otro edificio (le hacía sentir horrible, pero tocaba) vio a lo lejos junto con otro conjunto, un gigante luz verde y blanca que alumbraba hasta la más mínima señal de oscuridad en Midorijima. Por lo cegadora que era no pudo acercarse más, solo apartar la vista de Anubis de ahí, Koujaku aterriza cerca de él, clavando las enormes garras de águila en el techo del edificio.
- Pero qué es eso?! -
- !!!!! ¿¡Donde está Noiz!? -
Noiz encima de la cabeza del Horus, con la antigua arma de Metallius y sus extraños poderes que todavía no entendía emitía esa luz, que además por el increíble calor, hacía desaparecer a los cubos que se acercaban y desaparecían envueltos en píxeles llevados por el viento. Eso solo era la concentración de poder para crear una explosión que solo perjudicaba a los cubos. En un movimiento rápido de la hoja, hizo estallar el poder destruyendo todo lo de los cubos y la construcción a su paso, que casi completa Midorijima entera. Jadea sudando, aun así no estaba cansado. Tarde o temprano, esos desgraciados volverán a regenerarse y reconstruir la fortaleza. Volvió a sentarse en la cabina y salir de ahí volando a donde estaban los demás. Sentía que en cualquier momento, se le iba a salir el corazón del pecho por lo fuerte que latía, sus manos agarraban los comandos con una debilidad que no era de él. Hacer eso le dejó tan cansado que apenas podía comandar al Horus. Ve a Aoba y Koujaku sobre un edificio y aterriza junto a ellos. No se saludaron ni nada como un domingo por la mañana, solo ordenó lo siguiente:
- Ustedes dos, vayan adelante a destruir más edificios para dar paso a la base. Yo ayudaré allá atrás. Ya casi salimos de aquí. - Sin decir más vuela hasta donde estaba su grupo. Koujaku y Aoba se quedaron pasmados mirándolo como se alejaba. Intercambiaron miradas e hicieron lo que el líder les dijo.
Al poco rato, la enorme base de 121 metros de largo, cruzaba a una buena velocidad Midorijima imponente. Los dos chicos esperaban a los demás en sus mechas descansando sobre las montañas de arena que daban señal de que ahí era la frontera de la ciudad con el desierto. Ya no estaban los demás mechas porque ya habían
entrado a la base cuando se iban derrumbando los últimos edificios. Horus estaba en el borde de la cabeza de la base mirando al frente, antes de entrar, Noiz vigilaba los alrededores por si acaso volvían a atacar los cubos. Pero no pasó nada, al parecer su explosión ralentizó demasiado la regeneración de esos seres, así que da una señal a Aoba y Koujaku que entraran con él. Al estar dentro de la base, los tres se bajaron dando saltos en los pedazos de metal. Noiz al saltar al piso del último pedazo cayó en 4. El pelinegro lo ayudó a levantarse y lo apoyó contra él.
- Noiz...¿Estás bien? -
- Ungh....solo necesito descansar, eso es todo. Esa batalla (la explosión) -Pensó para sí. - Me dejó sin energía.... -
- .....en serio? y tu que eres el más fuerte aquí y estás más cansado que yo. - Replicó Aoba, aunque lo miraba preocupado igual que Koujaku. Noiz se aparta de él fríamente.
- Solo dejenme..... - Camina cabizbajo arrastrando los pies hacia la sala de comando. Ellos dos le siguen para ayudarle si se caía del cansancio o algo. Al final llega y cuando lo hace, todos voltean a verlo. Al cabo de unos segundos le aplauden y chiflan, el plan había funcionado y habían cruzado Midorijima hacia Platinium Jail. Neik y Clear se reunieron con ellos y mientras éste abrazaba a Koujaku, Aoba y Noiz, Neik se limitaba a entrechocar manos y felicitandolos.
- Tu plan funcionó, Noiz. Nadie tiene la menor duda de que eres un líder ejemplar. -
- Demasiados halagos, Neik. Además, Aoba y Koujaku ayudaron bastante. Me alegro que haya funcionado y vamos en camino a Platinium Jail.... -
Su voz fue interrumpida por una alarma en la pantalla que se proyectó en el ventanal principal de la sala. Completamente blanca, decía solo unas palabras. Un miembro se volteó hacia ellos después de leer en su pantalla holográfica.
- Noiz, alguien está tratando de establecer contacto, especialmente contigo... -
- Abre la conversación. -
El hombre obedeció y abre la pantalla del mensaje. Todos quedaron boquiabiertos con ojos incrédulos y algunos, asustados. Ren, que estaba viendo también asomando medio cuerpo de la maleta de Aoba, si fuera humano habría palidecido muchísimo y siente el alma caerle a las patas. Noiz mira con ojos impresionados y siente un vuelco en el corazón....
DE: HALLYFAX
PARA: NOIZ
SI IMPIDES MI TRABAJO, TE DESTRUIRÉ Y A TODA TU ARMADA CONTIGO.
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