2O
Esa canción es mi mantra de vida, la razón por la que me levanto en las mañanas, y el por qué no me he sUICIDADO
YO ACTUAL: confirmo
JiMin
Los chicos estaban en la escuela, y todos los demás estaban trabajando.
Estaba sentado en casa tecleando. Había empezado al menos seis ideas diferentes, pero nada parecía pegar.
Estaba tomando un descanso cuando sonó el timbre de la puerta. Inmediatamente, estaba receloso. O era un vecino curioso, o un bromista.
Realmente, no quería lidiar con cualquiera de los dos, pero abrí la puerta de todas formas. – ¿Nam? ¿Qué estás haciendo aquí?
Independientemente de lo que fuera, no se veía feliz al respecto. – Lo siento, JiMin – Jaló sus esposas. – Tengo que llevarte.
Reí. – Muy chistoso, Nam. – ¿Esta era la broma de Jin? ¿Hacer que me arrestaran? He estado ahí; he hecho eso.
– JiMin, por favor no hagas esto más difícil de lo que ya es – contestó solemnemente. Era un muy buen actor.
– De acuerdo, te seguiré la corriente – contesté. – ¿Qué fue lo que hice mal, Oficial?
Me dio la vuelta, poniendo las esposas en mis muñecas detrás de mi espalda. – Estás detenido por el cargo de atentado. Tengo que leerte tus derechos, ¿de acuerdo? – Sonaba tan malditamente serio.
– ¿Atentado contra quién? – pregunté.
– Un hombre reclama que lo atacaste en las pruebas de fútbol de su hijo – contestó, guiándome hasta su auto.
El Doloroso Jong in. Mierda. – Pero eso fue hace siglos – argumenté. – ¿Por qué está presentando cargos hasta ahora? – ¿Realmente podía ser arrestado por arremeter contra un imbécil? Necesitaba llamar a Joong.
Namjoon procedió a citar mis Derechos Miranda mientras me ponía en el auto. ¡Mierda! De verdad estaba siendo arrestado. No dijo mucho mientras manejábamos a la estación. Pasé por el proceso de la toma de huellas dactilares y me tomaron las fotos para el registro. Hasta tuve que cambiarme por un overol anaranjado. No estoy seguro de que eso fuese necesario.
– Te pondré en la celda de retención – dijo con tristeza. Podía decir que él odiaba hacer esto. Maldito Jong in. Gentilmente, me empujó hacia la celda y cerró la puerta.
– Hey, Mariquita. – Jin estaba sentado contra la pared, usando un overol similar. – ¿Por qué diablos estás aquí?
– Atentado – contesté. – ¿Y tú?
– Robo – contestó. – Aparentemente, solo porque Nam me dejó ir por robarle su auto no significa que su superior lo haga.
Esto no tenía sentido. Me senté junto a él. – ¿No te parece un poco sospechoso?
– ¡No me pueden hacer esto! ¡Terminaré siendo la perra de alguien! – Ambos nos sorprendimos de ver a BooYoung siendo empujada a nuestra celda. Ella se veía igual de sorprendida de vernos. – ¿Qué están haciendo aquí, chicos?
– Robo – dijo Jin.
– Ataque – añadí.
– Video Voyerismo – confesó. – ¿De verdad es culpa mía que tus vecinos lo hagan afuera?
Otra enojada voz atrapó nuestra atención. – Yo al menos tengo mejores copias. Soy dueña de esas fotos para registro. ¿Y qué diablos es una ofensa rudimentaria?
– ¿Rose? – dijimos simultáneamente.
Ella dio media vuelta. – ¿Qué diablos?
Antes de que pudiéramos contestar, Ji Won se unió a nuestras filas, usando el mismo overol feo. – Esto es absurdo.
– Tenemos robo, ataque, voyerismo, y conspiración – dijo Jin. – ¿Qué te trae por aquí, Mamá Jeon?
– Fui arrestada por prostitución – dijo incrédulamente.
Hubo un pasmado silencio. – Diablos, Won – dijo BooYoung. – No sabía que estuvieras en eso.
Ji Won le golpeó el brazo con fuerza. – ¿Por qué estamos en la prisión?
– No hay manera de que Jin, yo, y todas ustedes seamos arrestados por ridículos cargos en el mismo día y al mismo tiempo. Ni siquiera mi vida está así de arruinada – les dije.
– Sus juguetitos nos la están regresando por lo del monstro del lago – aclaró Jin.
– Esos bastardos – dijo Ji Won. Todos los presentes jadeamos por lo que dijo. No todos los días Jeon Ji Won maldecía a su esposo e hijos, o a cualquiera en realidad. – ¿Hicieron que nos arrestaran? ¿Cómo demonios arreglaron eso?
Señalé con mi pulgar a mi hermano. – El juguetito de Jin. Al menos él fue quien me trajo aquí, y ahora que lo pienso, fui un buen vecino con él – dije, sacudiendo mi cabeza.
– ¿Y qué hacemos para salir de aquí? No voy a llamar a Yoongi para que me saque – dijo BooYoung.
– Tomé las llaves del guardia que me trajo aquí mientras él estaba demasiado ocupado viéndome el trasero – dijo Rose. – Aún con este overol, soy una perra sensual – remarcó orgullosamente.
– Nos arrestarán de nuevo – dijo Jin, con toda la voz de la experiencia. – No se preocupen. Le enviaré un mensaje de texto a mi abogado. Él se encargará de esto. – Sacó su teléfono. – Una revisión decente hubiera prevenido esto. Ordenaré algunas pizzas. Puedes usar esas llaves para recibir al repartidor en la puerta.
En qué momento nuestra cárcel se había convertido en un confesionario era algo que me sobrepasaba, pero nosotros cinco nos sentamos alrededor de un par de cajas de pizza para soltar nuestros secretos y escándalos del pasado.
– Una vez le rompí la nariz a uno de los deportistas en preparatoria con una bandeja de comida porque él no paraba de llamarme duende diabólico – dijo BooYoung. – Debí haberle metido la varita espiritual por el trasero, pero me imaginé que me sacarían a patadas de la cuadrilla por eso.
– Yo desconecté las baterías de todos los autos de los profesores durante la semana de exámenes – añadió Rose antes de mirarme.
Supongo que era mi turno de continuar. – Cambié el cableado del sistema de intercomunicador de la caja de anuncios, así que pude hacer mi propio comentario sobre el Juego de Bienvenida. Lo hice durante un cuarto entero antes de que abandonara mi micrófono debajo de las gradas.
Nos giramos hacia Ji Won. – ¿Qué? – preguntó inocentemente. – Yo era una estudiante modelo. No me metí en problemas. – Continuamos viéndola a sabiendas de que confesaría. – Convertí la sala de maestros en un club nudista burlesco. El resto del consejo me ayudó. Es por eso que me convertí en diseñadora de interiores.
– Buena esa – dijo Jin. – Yo sigo, pero nos tomaría todo el día.
Antes de que pudiéramos protestar, el guardia estaba abriendo nuestra celda. – Son libres de irse – dijo nerviosamente. El pobre tipo estaba tan enojado que ni siquiera nos armó escándalo por la pizza.
Vi el por qué cuando un chico bajo de cabello oscuro dio vuelta de la esquina. – ¿Jin, qué diablos? – El guardia se estremeció por el sonido de su voz.
– No fue mi culpa esta vez – dijo Jin. – Todos aquí fuimos víctimas de una broma viciosa.
– ¿Me trajiste hasta acá del trabajo por una broma? Debería patearte el trasero – contestó el chico.
Mierda. Me paré delante de Jin. – Por favor, no lo hagas. Como su hermano, debo intervenir, y para ser honesto, me asustas un poco.
– No te preocupes, JiMin – dijo Jin. – ¿De verdad él no pateará mi trasero, verdad Baek?
Al ver la mueca en su bonito rostro, no estaba tan seguro.
La dulce Ji Won dio un paso al frente. – Hola, querido. Soy Jeon Ji Won. Gracias por venir hasta acá, y lamento muchísimo tus inconvenientes. Permíteme compensarte por eso.
– Byun Baek Hyun o Bekhyun suena más bonito – contestó. – No se ofenda, pero solo quiero irme a casa. Alguien me llamó gordo cuando venía caminando para acá, así que necesito irme antes de que cometa un delito grave o dos por mi cuenta.
– ¡Oh! – Estúpido Chanyeol. – Conozco a ese tipo. En realidad no quiso llamarte gordo. Es solo la bocina de su camioneta.
Estábamos a punto de irnos cuando los hombres entraron. – Hola, caballeros – dijo Rose de manera amenazadora. – ¿Qué los trae por aquí?
Jackson sacudió su cabeza tristemente. – Mi madre fue arrestada por prostitución.
Ji Won avanzó y golpeó su brazo. – ¿Esa fue tu idea, verdad?
Él sonrió orgullosamente. – Sí, señora. ¿Ahora, cómo hicieron para salir?
– Conozcan a mi abogado, Byun Baek Hyun o Baekhyun – dijo Jin.
Baek los miró de vuelta, con el ceño fruncido. – Así que es por su culpa que yo haya tenido que venir para acá. – Fueron lo suficientemente listos para mantener sus bocas cerradas.
– ¿Dónde están los niños? – pregunté. Parecía como que una buena pregunta, ya que todos los padres estábamos en la cárcel.
– Todos están con Chanyeol – contestó Jungkook. – Te ves realmente adorable con ese overol, por cierto.
– ¿Cómo pudiste, Jungkook? Se suponía que éramos un equipo. ¡Atrapamos un loro juntos! – El asno pensó que con llamarme adorable iba a olvidar que había hecho que me arrestaran.
Jin se giró hacia Baekhyung. – ¿Por qué no vienes conmigo? Puedes conocer a mi sobrino y al tipo cuya camioneta te llamó gordo. – Eso no iba a ser algo bueno para Chanyeol. Aparentemente, eso era lo que Jin estaba contemplando. – Eso le enseñará a no llamarme Monstruo con complejo de Narciso.
Las parejas Jeon a mi alrededor pedían una tregua. El estrés de las guerras de bromas podía ser bastante duro, y todos teníamos trabajos y cosas de adultos en qué preocuparnos. Tomaron ventaja de tener una niñera para la tarde y decidieron convertir la noche de bromas en una noche de citas.
Me pregunté si Jin perdonaría a Nam tan fácilmente. Probablemente no, ya que él no estuvo ahí en todo ese asunto del monstruo del lago.
– Minnie – Jungkook tomó mis manos gentilmente. – Te prometo que jamás trabajaré en tu contra otra vez. – Besó mis nudillos. – A menos que tu empieces, claro.
– Los asustamos un poquito en un campamento. Ustedes nos arrestaron – contesté. Sus hombros se encogieron en defensa. – De cualquier forma, frustramos sus planes y salimos libres, así que estoy dispuesto a hacer una tregua contigo por el momento.
Sonrió de manera torcida y me jaló más cerca. – De verdad creo que te ves muy tierno en ese overol. ¿Qué te parece si tomamos prestadas algunas esposas y vamos de regreso a mi casa antes de recoger a los niños? – Si teléfono sonó antes de que pudiera contestar. Gimió y lo tomó de su bolsillo. – Demonios – maldijo. – Aparentemente, tengo una cita que olvidé. ¿Vienes conmigo?
– Primero me cambio – contesté. Tierno o no, no iba a ir a una de sus citas luciendo como un criminal.
Después de seguir las instrucciones, aparcamos afuera de la casa de alguien. Jungkook frunció el ceño un poquito. – Normalmente no nos encontramos con las personas en sus casas la primera vez. – Salió del auto y lo rodeó para abrir mi puerta. – Esto no debe tomar tanto.
Me sorprendió ver a Nancy abriendo la puerta. Ella sonreía ampliamente. – No creí que lo harían. Entren. Estamos a punto de empezar. – Nos empujó hacia dentro antes de que pudiéramos protestar.
– ¿De qué diablos está hablando? – pregunté en un susurro. Jungkook se veía igual de confundido que yo.
– Todos, este es mi vecino JiMin y su novio, Jungkook – anunció Nancy tomando su lugar junto a Vernon. Había otras cuantas parejas en la habitación, incluyendo a James y a Danny.
Vernon nos guió hacia un asiento disponible. – Sabía que se nos uniría algún día, Sr. Park. Bienvenido – ronroneó.
Ew, mierda.
– Jungkook – dije, tan tranquilo como pude arreglármelas. – ¿Quién programó esta cita?
– Tu hermano normalmente las pone en la computadora que nos las envía directamente – contestó. – ¿Por qué?
– Porque estamos en una maldita fiesta de orgía – susurré furiosamente.
Un tipo rubio bajó las luces y encendió algo de música. – Empecemos.
Miré con horror cómo mis vecinos se abalanzaban sobre nosotros con los ojos inyectados en lujuria. Esto era el colmo. Estaba listo para mudarme de este vecindario.
– Quítense esas ropas – dijo Danny, roncamente.
Jungkook me tomó alrededor de la cintura y nos movió hacia atrás.
– Bueno, bueno – James soltó risitas. – Tienen que compartir.
– Al Diablo que no, JiMin es mío, maldito lunático – dijo Jungkook.
– Lo siento – dije bajito, tratando de ignorar los gemidos que venían de otros participantes en la habitación. – Este ha sido un enorme malentendido. No teníamos idea de lo que estaba pasando. Somos del tipo monógamos.
– Eres tímido. Lo entiendo. Iremos despacio – dijo Vernon, llegando hacia nosotros.
Jungkook gruñó – Juro que te romperé el brazo si llegas a tocarlo.
– Un luchador – dijo Nancy, dejando que sus ojos vagaran por el cuerpo de mi hombre. – Me gusta eso.
– Apártate, perra – siseé, antes de que pudiera evitarlo. Se veía un poco ofendida, pero me importaba un carajo.
– ¿Por qué no solo miran por un rato? – sugirió Vernon. – Pueden unirse cuando se sientan cómodos. – Tan pronto como posó su vista en otros, Jungkook y yo salimos como relámpago.
Una vez que estuvimos lo suficientemente lejos y en la seguridad de nuestro auto, Jungkook habló. – Es por eso que yo vivo en el bosque.
No pude evitar reír un poco. – Son realmente buenos vecinos cuando no intentan seducir a las personas.
– Lo siento – contestó. – Pero cuando las personas más sanas en el vecindario son tú, Nam y Jin, es una señal de que es tiempo de mudarse.
– Hey – contesté en mi defensa.
Él solo soltó una risita. Asno. – ¿Ahora que todos los de tu lista negra te la han devuelto, qué quieres hacer ahora?
– Hagámoslos sudar – contesté. – Lo único que es peor de alguien de quien te vas a vengar es que alguien espere venganza. Algunas personas pierden el sueño por eso. – Mi teléfono sonó, así que contesté rápidamente. – ¿Hola?
– ¿JiMin?
Sonreí. – Hola, Jihoon.
– ¿Ya vienen a casa?
Sonaba un poquito desesperado. – ¿Sucede algo?
– No, señor, pero el Tío Chanyeol está tratando de dibujar sobre nosotros.
Suspiré. Chanyeol era como un niño grande a veces. – ¿Ya comieron, chicos?
– Todavía no.
– De acuerdo. Tu padre y yo iremos a rescatarlos – prometí.
– ¡Gracias! Te quiero.
Tuve que sonreír otra vez. – También te quiero. Te veré pronto. – Guardé mi teléfono. – Tenemos que ir a salvar a los niños de su Tío Chanyeol antes de que termine poniéndole a Eunbi un bigote.
Jungkook tomó mi mano y la llevó a sus labios. – De acuerdo, pero te tendré a solas tarde o temprano, trasero lindo.
– Lo estoy deseando, Play Boy– contesté.
Cuando llegamos a la casa, Tae se encontró con nosotros en la puerta. Arrojó sus manos alrededor de nosotros. – Hola, amigos.
– Hey, tontín – sonreí. – ¿Dónde está tu tío?
– Ahora está atado – dijo Tae. – A el Señor Baekhyung no le agrada mucho.
Cuando entré a la cocina, encontré a Chanyeol atado a una silla. – Hay un loco en algún lugar de tu casa, y por primera vez, no estoy hablando del Monstruo con complejo de Narciso.
– ¿Estuviste tratando de dibujar en mis hijos? – pregunté, cruzando mis brazos sobre mi pecho.
Suspiró. – ¿Supongo que no me desatarás, verdad?
Tomé un marcador. – Lo siento, Chanyeol. Esto es por tu propio bien.
Después de dejar que los niños contribuyeran a la obra artística en la cara de Chanyeol, lo desatamos. Por supuesto, inmediatamente él trató de hacerles cosquillas hasta la muerte, pero era un buen chico y les daba lo mejor de sí.
Jungkook estaba cargando a Hoseok mientras yo cocinaba la cena. Se veía malditamente adorable sosteniendo un bebé. Sonrió cuando me atrapó viéndole. Rodeé mis ojos y regresé a cocinar, escondiendo mi sonrisa de él. No podía permitir que le creciera la cabeza.
No lo escuché dejar el cuarto para acostar a Hoseok, pero de pronto, él estaba detrás de mí con sus manos en mis caderas. Acarició mi nuca y besó mi cuello justo sobre mi hombro. Me estremecí un poquito y sentí su boca torcerse en una sonrisa contra mi piel. – Te amo – ronroneo suavemente.
– Lo sé. ¿Por qué otra razón alguien se metería con esta mierda? – pregunté. Entonces me giré y lo besé suave pero rápido. Tenía que cocinar después de todo. – También te amo.
Jin se paseó dentro del cuarto. – Oh, hey, ustedes dos. Jefe, pensé que tenía una cita.
Le fruncí el ceño. – Casi nos violan por tu culpa.
Baekhyung entró detrás de él. – Me voy ahora – dijo tensamente. – Díganle a ese cabrón que le dejé un regalito afuera. – Entonces, sonrió. – Fue un placer conocerlos.
– Parece... agradable – dijo Jungkook, una vez se fue.
– Empieza a preparar los platos de los niños – reí.
Estábamos a punto de cenar, cuando escuché el grito poco masculino de Chanyeol. Vino hasta la cocina, sosteniendo una caja. – Jimmy, tengo malas noticias. – Se veía bastante destrozado.
– ¿Qué pasó? – pregunté.
Me enseñó los retazos de mi vieja broma. – La bocina de gorda se ha ido.
Quedan tres capítulos :c
Voy a extrañar mucho está historia
¿Les gusta el Chanbaek?
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