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veintiseis



Era una mañana fría, posiblemente una en la que la ciudad de Seoul se encontrase casi en los cero grados, así que no era extraño si en algún momento comenzaba a nevar. Aún así, la pareja que dormía plácidamente en el penthouse no lo podían sentir. 

Ambos se encontraban enredados bajo las sábanas con sus cuerpos desnudos si no fuera por la ropa interior. 

JiMin estaba tumbado de lado con el brazo del rapero por debajo de su cabeza en posición de cucharita, además, tenía una de las piernas metida entre las propias. Definitivamente llevaban durmiendo toda la noche de aquella manera, y podrían haber seguido si no fuera porque el despertador que habían programado en el teléfono del modelo hubiera comenzado a sonar. 

La melodía hizo que el pálido abriera los ojos con pereza, si fuera cualquier otro día posiblemente hubiera ignorado el llamado para despertar, pero era 23 de diciembre y desde luego se trataba de un caso especial: hoy viajarían a Daegu para encontrarse con su familia. 

Min se removió con cuidado en busca del aparato que sonaba, aún sintiéndose un poco desorientado. Cuando se sentó en el colchón pudo ver como el teléfono brillaba en las manos del modelo, quien parecía haberse dormido agarrándolo, mirando algo seguramente. 

-- ¿Cómo puedes seguir durmiendo cuando el teléfono está vibrando y sonando en tus manos? -- Preguntó el azabache, aunque por razones obvias el pequeño no iba a resolver su duda. 

YoonGi le arrebató el apartó con cuidado, apagando la alarma y además quitando la que iría a sonar dentro de cinco minutos (la cual habían puesto por si acaso no conseguían despertarse con la primera, era cuestión de experiencia.) 

Como cualquiera podría comprender, no fue su intención en absoluto fisgonear en el teléfono del más joven; él solo pretendía desbloquear el mismo para cumplir su cometido, sin embargo tan pronto como la contraseña fue puesta, se abrió el chat de TaeHyung. 

>> Vale, JiMinie, te prometo que nos veremos después de navidad. Lo siento mucho, te amo ¿Si? no te sientas mal por mi culpa, por favor. Cuídate mucho. << Era el último mensaje, con el cual al rapero se le escapó una risa irónica. -- Estúpido hipócrita. -- Susurró saliendo de la conversación, porque realmente quería respetar la privacidad del rubio que dormía a su lado. 

Se limitó a quitar la alarma siguiente y a dejar el aparato encima de la mesita de noche de su lado antes de salir del colchón, dejando que el contrario siguiera durmiendo allí. 

YoonGi se sentía emocionado, hacía cerca de un año que no veía a su familia, la última vez fue en su cumpleaños, es decir, en marzo. Tenía ganas de ver a sus padres, a su hermano y cuñada, pero sobre todo... a su sobrina. En la paz que el silencio mañanero le otorgaba, el azabache se dio una ducha y lavó sus dientes. 

Cuando salió del baño envuelto en su albornoz pudo ver como JiMin había cambiado su posición, ahora encontrándose en mitad de la cama King size abrazando la que era la almohada del músico, cosa que le hizo sonreír. >> Con lo mucho que te negabas a siquiera entrar en mi habitación al inicio, quien diría que dormir aquí se te haría costumbre. << Pensó el mayor acercándose al colchón, para sentarse en este cerca del muchacho. 

Con cuidado acarició los cabellos dorados del modelo, apartando los mechones rebeldes de este que se posaban en su angelical rostro. -- Bebé, tienes que despertarte, dijimos que mientras yo metía las maletas en el auto tú prepararías algo de comer para el camino. -- Murmuró inclinándose hasta besar la pomposa mejilla ajena. 

-- Cállate, tonto. -- Se pudo escuchar en un tierno gruñido de parte del joven, sonsacándole la primera risa sincera al pálido del día. -- Quiero dormir. -- Se quejó. 

-- Sé que quieres dormir, pero tenemos que irnos. -- YoonGi se encontraba sonriendo tontamente con suavidad al chico que ahora tenía sus ojos cerrados con su ceño fruncido, estrechando la almohada más aún entre sus brazos. -- Hermosura... arriba... -- Murmuró deslizando sus labios hasta el cuello del nombrado, dejando delicados besos sobre su piel cálida.

-- Pero hyung~ -- Lloriqueó girando su cuerpo para abrazar ahora la cintura del azabache, dejando la almohada de lado. -- Sé que es mi culpa, nos excedimos demasiado anoche por mi culpa, pero... -- JiMin no terminó la frase, simplemente abultó su labio inferior, con su rostro apoyado en el regazo ajeno mirándose desde allí. 

Para YoonGi fue imposible no reír de nuevo. -- Te lo dije, pero no, para alguien no es suficiente dos rondas. -- Se burló pellizcando una de sus mejillas, era totalmente normal que ahora el cuerpo de Park se sintiera entumecido. 

Por un momento, aunque sabía a la perfección (o por lo menos quería entender) que YoonGi nunca pensaría algo malo sobre él, la imagen de TaeHyung vino a su mente. Kim odiaba al parecer el contacto físico con él, y le había hecho sentir que realmente el tener sexo con él podía ser algo que podría llegar a repudiar ¿YoonGi podría pensar así también? ¿Tan asqueroso era tener apetito sexual o compartir esos momentos íntimos con él?

-- Tú realmente eres un libro abierto. -- Habló de nuevo el pálido, deslizando su mano hasta la barbilla del rubio, así pudiendo jugar con su pulgar y el belfo inferior contrario. -- No sabes lo mucho que me gusta que seas insaciable, soy afortunado, tener sexo contigo en serio parece cosa de otro mundo, bombón. -- 

>> Siempre, sin importar qué, tiene las palabras correctas en el momento oportuno. << Pensó el rubio antes de removerse de debajo de las sábanas, saliendo de estas para acabar sentado sobre las piernas de su hyung. 

Las manos del mismo se movieron de forma automática hacia la cintura de su modelo, mirándole con una sonrisa lasciva. Tener a JiMin con sus cabellos desordenados, labios aún hinchados por lo ocurrido anoche, con su ropa interior de encaje encima suyo, apenas el albornoz siendo lo único que les separaba; era todo lo que pedía para cada mañana al despertar. -- Entonces... ¿te apetece otra vez? -- Inquirió en un susurro. 

-- ¿Ah? ¿Para eso no estás cansado? -- Bromeó el pálido, haciéndole saber a JiMin que estaba encantado de tenerlo encima posicionando sus manos sobre sus caderas, jugueteando un poco con el borde del encaje entre sus dedos. --Puede que consigas convencerme, pero no sé... -- 

-- No me subestimes... -- Dijo a media voz el más joven poniendo a cada lado del cuello ajeno sus manitas mientras se acomodaba aún mejor sobre él. El trasero del modelo se acomodaba tan bien a su regazo que YoonGi creía poder vivir la vida entera con ese chico encima suyo. 

El rapero tiró su cabeza hacia detrás con sus ojos cerrados, así recibiendo gustoso los besos que los pomposos labios del chico le otorgaban; él limitándose a apretar entre sus dedos sus muslos desnudos y sus suaves nalgas. 

Solo con aquellas acciones ya podía escuchar a JiMin dejar salir suaves jadeos, cosa que inevitablemente le hizo sonreír. Dudaba que hubiera alguna palabra o siquiera un conjunto de estas que explicase a la perfección cuantas cosas le hacía sentir ese joven, pero... tenían un viaje que emprender. 

Min tomó los muslos de su chico para levantarse de la cama con él en sus brazos. -- ¿Min Suga? -- Preguntó el rubio un poco desorientado al sentir que se estaban yendo de la cama, se sorprendió aún más cuando de repente Yoon le tomó como si de un saco se tratase, dejándole boca abajo sobre su hombro. -- ¡Tonto! ¿Dónde me llevas? -- Se quejó abultando su labio inferior, querría haber empezado el día con una placentera ronda de sexo. 

-- Al baño, sirenita. -- Fue lo que contestó el contrario, además propinándole una nalgada mientras se dirigía a aquella habitación. 

-- ¡Me has engañado! -- 

-- Qué decirte, bombón, soy un gran actor, multitalentos. -- 

-- Multitonto es lo que eres. -- Gruñó, aún siendo cargado de la misma manera por el azabache, entonces llevándose la segunda nalgada. -- ¡Ash! -- 

Después de aquello, YoonGi dejó al modelo en el suelo del cuarto de baño; dispuesto a prepararle la bañera con agua caliente y sales de baño. JiMin no movió un dedo, se quedó allí cruzado de brazos con su ceño fruncido y labios abultados dejándose ver disconforme. -- Vas a tener que hacerme algo rico de comer, meter mis maletas y peinarme para compensarlo todo. -- Volvió a hablar el menor, haciendo que el contrario expirase una risa. 

-- Bebé, lo de ser caprichoso y consentido es para siempre ¿verdad? es por hacerme la idea. --

-- No soy caprichoso... ni consentido...  --

Tras escuchar aquello el rapero le dirigió una mirada con una de sus cejas alzadas, casi no podía creer lo que acababa de escuchar. -- Si tú lo dices, cariño. -- Medio rió tomando el rostro ajeno entre sus manos para besar la comisura de sus labios. -- Date un baño, haré todo lo que me has pedido, pero no tardes demasiado. -- 

JiMin asintió con su cabeza, sintiéndose feliz por ser mimado por el mayor; quien cumplía con cada cosa que le pedía por muy infantil que fuera su berrinche. A Park estas cosas en realidad le sanaban el alma. -- ¿Me traes mi teléfono? Necesito hablar con RyeoWook-ah. -- Pidió abrazando la cintura del músico y apoyando su mejilla en su torso. 

-- Ahora mismo lo tendrás aquí, métete ya en la tina, el agua está caliente. -- Dijo depositando un último beso en los cabellos dorados ajenos antes de ir a por lo pedido y además ponerse en marcha con todo lo que debía.

JiMin pronto estuvo sumergido en el agua con el teléfono en sus manos, por supuesto sujetando este con cuidado para que no cayera. No quiso entrar más al chat de TaeHyung, lo último que quería es parecer pesado; y sabía que si escribía un mensaje de buenos días no iba a recibir respuesta, el menor quería espacio... y él tenía que dárselo. 

Por eso se limitó a escribir a su mánager, avisándole de que estaba a punto de salir ya hacia Daegu junto a YoonGi. Después de recibir un mensaje de << Avísame cuando lleguéis. >>, dejó el aparato a un lado para obedecer al pálido, tenía que darse un baño rápido. 

Estaba pasando la suave esponja por sus piernas, no pudiendo evitar morder su belfo inferior al ver los moretones en sus rodillas... la pasada anoche había estado complaciendo al mayor en aquella posición y puede que hubiera pasado demasiado tiempo de aquella manera, tanto como para que quedasen marcadas. 

Solo al recordar los gemidos roncos ajenos y las risas lascivas del mismo mientras lo elogiaba por su talento oral le hacía sentirse como un tonto adolescente. Una risa se le escapó de sus abultados labios mientras pataleaba un poco en el agua, hundiéndose en el proceso hasta acabar con su cabello totalmente mojado. 

YoonGi a veces parecía un tipo irreal, demasiado bueno para ser cierto. JiMin se sentía alguien con suerte por poder compartir desde momentos íntimos a tontas risas a su lado. 

En menos de lo esperado ya se encontraban en el auto con un par de kilómetros hechos de camino a la ciudad natal del susodicho, el cual permanecía con una sonrisa imborrable, algo distinto al modelo.

Para empezar, estas eran las primeras navidades que el rubio iba a celebrar como tal; aquello lo tenía con un revoltijo de emociones por si en algún momento pudiera actuar de mala manera, no quería hacer sentir decepcionado a su mayor; y además de eso, siendo esto lo más importante: iba a conocer a la familia Min. ¿En qué momento? Si JiMin le contase esto a su yo de hace 5 meses atrás posiblemente el chico se moriría de la risa y lo insultaría, pero sí, en ese punto se encontraba. 

Su mayor ya le había advertido de que no tenía que preocuparse de absolutamente nada, sus padres eran personas agradables pero un tanto serias y distantes; así que podía sentirse tranquilo. Realmente a JiMin le costaba muchísimo ser cariñoso; más aún con quienes no conocía, así que no tener a "su suegra" desconocida pegada como chicle con él era algo que agradecía.

-- Bombón, dame mandarinas. -- Pidió el pálido sacando al nombrado de su trance paranoico ansioso. -- Las he metido en mi bolsa, en el bolsillo pequeño de delante. -- 

Park asintió, dejando su termo con café en el hueco que el auto traía para depositarlo detrás del freno de mano, así pudiendo sacar lo pedido por su acompañante. Claro que tuvo que pelar la fruta para él ya que se encontraba manejando, acercándole también los gajos hacia sus labios, dándose cuenta en seguida de que tenía una sonrisa burlona sobre estos. -- ¿Qué te hace gracia? -- 

-- Tenerte dándome de comer, eres lindo, el bebé caprichoso me está mimando a mi. -- 

-- ¿Por qué sigues diciendo que soy caprichoso? -- Refunfuñó el rubio metiendo en su boca el gajo de mandarina que iba a ser para YoonGi. 

Aquel acto que demostraba un tonto berrinche le hizo reír. Su mano izquierda siguió al volante, pero la contraria se deslizó hasta el muslo ajeno para agarrarlo y dejar un suave apretón. -- Recapitulemos, cariño, he tenido que despertarte, prepararte la tina, hacerte el desayuno, meter las maletas en el auto; y cuando creí que ya podíamos salir por la puerta, te encontré lloriqueando porque ninguno de tus suéteres te gustaban hoy; así que has cogido uno mío, que por cierto te queda magnífico y espero que uses más veces porque verte con mi ropa me encanta, tuve que peinarte y ya pudimos salir ¿Quiere más pruebas, señoría? -- 

>> Sí, definitivamente soy una persona caprichosa.<< Pensó con las mejillas sonrojadas y expresión seria, comiendo otro trozo de fruta. -- Rechazo cada una de ellas, soy un joven normal. -- Mintió descaradamente.

-- Como digas, bebé, sigue dándome de comer, tengo hambre. -- Terminó por darle la razón de forma divertida, sabiendo que era la única forma de poder seguir siendo alimentado por el lindo chico. 

Y entre bromas que parecían sacar de quicio a JiMin, aunque en realidad le hacían estar más tranquilo, fue como llegaron hasta Daegu. El rubio desde que entraron en la ciudad no pudo evitar mirar por la ventana, estando atento a todo. Era la primera vez que pisaba aquel lugar, y viajar realmente le gustaba. 

-- Vamos directamente a casa de mis padres, pero no es allí donde nos hospedaremos. Ellos querían vernos los primeros a pesar de que mi hermano y mi cuñada son los que nos acogen en su hogar. -- Informó el azabache mientras aparcaba el auto, y JiMin se quedó sorprendido, porque estaba haciendo algo demasiado común, pero se veía jodidamente atractivo con una mano en el volante y la otra apoyada en el asiento contrario para mirad hacia detrás y evitar chocar con el auto estacionado de detrás. 

>> Actúa tranquilo, actúa tranquilo, actúa tranquilo... << Se repetía el rubio jugueteando en silencio con el borde del suéter de YoonGi que traía puesto. Pero a ver ¿Quién en su sano juicio estaría sosegado a punto de conocer a los padres de su pareja

De forma repentina JiMin sintió como la fría mano ajena le acariciaba su pomposa mejilla, siendo este un llamado para que ambas miradas se cruzaran, YoonGi regalándole inmediatamente una sonrisa sincera antes de animarlo a salir de vehículo. 

Las maletas se quedaron en el maletero del mismo, todas sus pertenencias las dejarían luego en el hogar del hijo mayor de los Min. Ahora el chico de ojos felinos tomó la mano de su chico con delicadeza, para comenzar a andar. -- Mi antiguo hogar es uno muy humilde, mis padres no quisieron mudarse a uno mejor a pesar de que les aseguré poder comprarles una nueva casa. Es un edificio de departamentos corriente, vivía en el cuarto piso, puerta e. -- Contó mientras llegaban al lugar, ya que habían aparcado al final de la calle. 

-- Tranquilo, me gusta vivir con lujos, pero he vivido una vida bastante humilde antes de poder conseguir la que tengo, no me voy a asustar por entrar en un lugar de clase media/baja. -- Murmuró el rubio entrelazando de manera más cómoda sus dedos con los del contrario, algo que se había hecho bastante costumbre sin siquiera ser consciente alguno de los dos. 

-- Tu vida ha sido dura, Park, créeme que no imagino a alguien más compresivo que tú sobre la faz de la Tierra. Eres fuerte, mucho más de lo que piensas. -- 

Yoon no le estuvo mirando al momento de hablarle, cosa que en realidad el modelo agradeció por poder pasar un poco desapercibido. Cuando le halagaban por su físico se sentía la persona más poderosa del mundo, un mismísimo Dios alrededor de mundanos, pero cuando halagaban su personalidad se hacía pequeñito y tímido sin saber muy bien qué decir... porque en serio le costaba creer que tuviera alguna buena virtud más allá de ser alguien demasiado trabajador.

Por eso la gente se aburría de él, por eso la gran mayoría les abandonaban y por lo mismo vivía con miedo de colmar alguna vez la bondad del buen corazón de Min.

El camino en ascensor JiMin lo pasó arreglando sus cabellos en el espejo, revisando su outfit para que todo estuviera en su perfecto lugar. Una falda tableada negra corta es lo que portaba en su parte inferior, con un suéter (de YoonGi como ya sabemos) básico color granate y un chaquetón blanco, sus zapatos siendo unas botas blancas con algo de plataforma. -- Estás precioso, no te cambies más el flequillo de lado. -- Se burló el azabache, que lo veía a través del reflejo. -- 

-- Hoy te despertaste divertido ¿No, Min YoonGi? -- 

-- Me desperté feliz. -- Dijo en una risa, tomando las mejillas ajenas con cuidado para besar los gorditos labios varias veces. 

El modelo siquiera puso algún tipo de resistencia, simplemente se quedó con sus ojitos cerrados disfrutando de los muchos chasquidos que los besitos dejaron sonar hasta que las puertas del elevador se abrieron; era el momento. Cuarta planta.

 Los pequeños ojitos se movieron por encima de cada puerta hasta encontrar la "e". 

Era ahora, ahora mismo. Se encontraba en el momento más surrealista de toda su existencia.

YoonGi sin titubear algún segundo colocó el código para abrir la puerta, siendo una agradable sorpresa sentir como la manita del otro chico buscaba la suya en busca de seguridad. -- Estoy en casa. -- Saludó el pálido adentrándose en el lugar junto al más joven. Apenas tuvieron que pasar el pequeño pasillo principal para dar con el salón, donde se encontraban los progenitores de ese rapero encantador. 

-- YoonGi-ah... creíamos que ibais a llegar un poco más tarde, hijo. -- Fue lo primero que dijo su padre sorprendido a la par que dejaba sobre la mesa de la habitación el libro que estaba leyendo. El hombre posó sus gafas sobre su cabeza mientras se acercaba a ellos levantándose de su butacón, definitivamente fue un gesto que le hizo ver a YoonGi en él, se parecían mucho. 

El músico recibió un corto abrazo de su padre, pronto pasando el rubio a ser el  centro de atención. -- Un placer, soy Park JiMin. -- Se presentó tomando la mano del pálido hombre mientras hacia una reverencia. 

-- Sí, sabemos sobre ti, JiMin-ssi. -- Ahora fue la mujer de alrededor 50 años quien habló, quien también se había levantado del sofá para llegar hasta ellos. -- Mi nombre es ChaeWon, Min ChaeWon. -- Se presentó ella también ofreciéndole su mano, JiMin haciendo exactamente lo mismo que con el hombre. -- No es común que nuestro hijo quiera presentarnos a alguien, así que debes de ser importante para él, eres bienvenido. -- 

El precioso joven asintió con su cabeza un poco nervioso, tragando saliva con dificultad debido a la situación. La familia de YoonGi, o sus padres por lo menos, imponían bastante, pero eran tal como él  les había descrito: personas serias pero aparentemente amables. -- Mi nombre es Min DongSun. Chae y yo pensábamos que estaríais aquí para la hora del almuerzo, estábamos planeando pedir comida o invitaros a algún lugar. -- Volvió a hablar el señor. 

-- Que va, papá. Hemos venido antes porque vamos a darle una sorpresa a mi sobrina, estaremos en casa de mi hermano para cuando ella salga de la escuela. -- 

JiMin por un momento se salió completamente de la conversación que los más mayores estaban teniendo. El salón estaba repleto de fotos de sus dos hijos sobre todo, aunque también habían de una infante y algunas otras de una joven chica, supuso que era la cuñada de Suga. 

Sus abultados labios se curvaron en una sonrisa inmediatamente al fijarse en las fotografías de YoonGi cuando apenas tenía unos cuatro o cinco años, sus caras de fastidio eran exactamente las mismas y le parecía algo divertido. Él no tenía fotos de cuando era un niño, así que ver la de los demás siempre le hacía especial ilusión, desearía haber podido tener alguna suya. 

Al mover un poco su mirada también pudo ver una vitrina con premios y medallas, era fácil percibir que los progenitores Min estaban orgullosos de su familia. -- ¿JiMin-ssi? ¿Quieres algo de beber? ¿Te gusta el vino? -- Inquirió el hombre que ya estaba sentado en la misma butaca acolchada azul donde lo había visto al entrar, volviendo a tomar el grueso libro entre sus manos.

-- Oh, sí me gusta, DongSun ahjussi; pero aún es muy temprano para que me apetezca uno. -- Se sinceró con una pequeña sonrisa, sintiendo como YoonGi le acariciaba la nuca otorgándole tranquilidad con la yema de sus dedos, casi transmitiéndosela a través del contacto. 

-- Vamos, sentaos. -- Ofreció su progenitora apuntando el sofá de color blanco. -- Traeré té y algunas pastas de vainilla. -- 

-- ¿Hay cerveza? Yo no pienso tomarme el agua sucia esa que a ustedes os gusta. -- Inquirió el menor de la familia, ganándose una advertencia de su madre desde la cocina. -- ¿Viste JiMin-ah? Aquí son igual de corta royos que tú, no les gustan las bromas. -- 

JiMin le echó una mirada con una de sus cejas alzadas, querría haber golpeado su hombro y decirle que se consideraba a si mismo alguien divertido, pero el problema residía en que él era mayoritariamente insoportable siempre; no lo hizo porque supuso que decir aquello frente a su padre no era la mejor manera de iniciar el contacto. -- Me alegro de que la persona que esté al lado tuyo tenga ese punto de madurez y sosiego, tú eres peor que un adolescente de catorce años, hijo. -- Murmuró con parsimonia el hombre sin siquiera quitar la mirada del libro, pasando la página después. 

Inevitablemente una sonrisa surcó los voluminosos labios del modelo, ese hombre acababa de decir que se alegraba de que él fuera la compañía de su hijo, eran palabras con un gran significado personal. -- Oh vamos, bombón, acabas de llegar y mis padres ya te quieren más que a mi, apaga tu encanto natural aunque sea por unos minutos, no todo el mundo puede caer por ti, es injusto. -- Se quejó de forma infantil removiéndose a su lado en el sofá hasta acabar con su cabeza apoyada en las piernas ajenas. 

-- No seas bobo... -- Susurró Park, con sus ojos clavados en el rostro ajeno. 

YoonGi le sonreía mirándole desde abajo, y por como los orbes del más joven brillaban sabía que le estaba agradeciendo. El pálido se estaba esforzando en hacer una ambiente agradable para él, para que riera, para que se sintiera halagado y no tuviera miedo de decir una palabra en alto. 

Como no iba a estar agradecido. 

El de mejillas pomposas pasó su pulgar por la punta de la nariz ajena, luego deslizándolo hasta sus finos labios y su barbilla; era la primera vez que estaba tratando de aquella manera dulce al rapero dejando salir todo su cariño en cada una de sus caricias. Y claro que YoonGi no pensaba quejarse; y tampoco cerrar sus ojos por muy bien que se estuviera sintiendo, porque no quería perderse la mirada llena de ternura que ahora el contrario le regalaba. 

>> Te agradecería que dejaras de ser así de lindo, no puedo controlar mi corazón y me vas a causar un paro cardíaco. << Quiso decirle, pero eso sería ser demasiado honesto con él, cosa que aún le daba miedo. 

-- Aquí tenéis las pastas y las tazas, enseguida traigo la tetera y la cerveza. -- Comentó ChaeWon dejando las cosas sobre la mesita cuadrada y pequeña que había a una esquina del sofá, entre este y el butacón. -- Tengo té de canela y limón, menta, manzanilla o té rojo ¿Cuál prefieres, JiMin-ssi? -- 

-- Té rojo está bien, muchas gracias. -- 

Ella asintió para volver a perderse por poco tiempo más en la cocina. -- Bueno, JiMin. -- La voz de DongSun le hizo tensarse un poco, el momento de hablar un poco para conocerse iba a llegar; y le aterrorizaba. No era alguien que pudiera sentirse orgulloso de los pasos de vida que había dado. -- Eres modelo pero ¿has estudiado algo más? -- Inquirió dejando el libro cerrado sobre sus piernas, echando té en las tres tazas. 

-- Bueno, tengo los estudios obligatorios, pero no más allá. Mi madre no tenía dinero para pagar una universidad, y tampoco es como tuviera calificaciones para obtener una beca. -- Aquello era medio verdad... no tanto en realidad. Pero no le iba a decir que no podía pedirle algo así a su madre porque eso lo ataría a ella aún más tiempo, y él necesitaba salir de esa casa en la que se le estaba maltratando psicológicamente. -- Aún así empecé a trabajar desde muy joven, sabía cual era mi meta, así que no esperé a empezar. -- Eso si era cierto. 

-- YoonGi nos contó que trabajas mucho, que ambos seáis centrados en vuestras carreras es algo bueno. Tenía miedo que mi hijo empezase a salir con alguien que lo absorviese, a él y a su tiempo, pero juraría que en vuestro caso seguro que es él el que pide de ti. -- 

El pálido rodó los ojos, ya habiéndose colocado correctamente para beber de su botellín de cerveza. -- JiMin y yo somos muy responsables con nuestro trabajo, es algo que amo también de él, cuidamos lo que tanto nos costó conseguir. -- Y sí, después de todo, estaban incluso saliendo por trabajo; su relación era la viva imagen de su preocupación porque las cosas salieran bien en el ámbito laboral.  

Aquello solo fue el inicio de una larga conversación en la que ambos padres se interesaron en conocer a la persona que su hijo menor tenía al lado. Claro que la tensión no abandonó el cuerpo de JiMin, incluso cuando los dos adultos no estaban cotilleando en ámbitos demasiado privados o comprometedores; y además, YoonGi se estaba esforzando en que nada le hiciera sentir incómodo, saltando con una de sus tonterías cada poco tiempo. 

Desde antes de llegar ya se estaba exigiendo a si mismo tener que ser completamente perfecto para los ojos de los Min; debía de serlo sí o sí. Y si algo era Park aparte de caprichoso, era autoexigente. 

ChaeWon fue con quien más pudo conversar al inicio, ya que después de la ronda interrogante se dedicó a interesarse por productos cosméticos que JiMin pudo haber probado para cuidar su piel; fue en serio el momento cúspide de la bajada de tensión para el modelo. Hablar de sus conocimientos para mantenerse lindo era algo que le relajaba, lo acababa de descubrir. 

Tuvo a la mujer escuchándole atentamente mientras la ayudaba a buscar los productos dichos en su teléfono por tiendas online, mientras YoonGi veía un partido de Hockey en la pantalla de la sala junto a su padre; quien por lo visto era un alto fan de ese deporte; pronto uniéndoseles  Chae junto al menor del lugar.

El genuino interés por el rubio en aquel deporte hizo que el progenitor ajeno le tomase apenas un poco más de cariño, era tierno escuchar como el chico preguntaba a su hijo casi en susurros sobre las reglas del deporte, queriendo entender lo que estaba sucediendo. 

-- ¿YoonGi nunca antes te puso algún partido de Hockey? Él se crió con ellos en casa. -- 

-- Oh, no. Yoongi hyung me enseñó sobre el baloncesto, nosotros normalmente cenamos juntos viendo partidos de la NBA. -- Explicó el rubio tomando una pastita de vainilla, de las cual se había vuelto sorprendentemente fan, esperaba poder comerlas más veces. -- ¿P-por qué paran el juego? -- Inquirió esta vez en voz alta con timbre temblorosa por haberlo hecho sin querer, no quería parecer pesado ante los ojos de DongSun, siendo totalmente al contrario. 

-- El jugador, entró en el área de ataque antes que el disco, eso es una infracción. -- El hombre giró su rostro para mirar al más joven mientras le hablaba, siendo consciente entonces de como sus ojitos brillaban y sus mejillas se habían sonrojado seguramente por la vergüenza. 

Park era adorable; podía entender por qué su hijo había caído ante él. 

El susodicho asintió rápidamente con su cabeza, no había sido demasiado complicado de entender; cosa que agradecía. Por muy tonto que sonase, que el señor se parase a explicarle algo le hizo que el corazón se le acelerase "me hubiera gustado tener un padre que me explicase este tipo de cosas" es lo único que pensaba. Tener figuras paternas que te prestasen atención había sido un deseo que había aprendido a suprimir, pero ahora en casa de YoonGi estaba volviendo a surgir. -- Bebé, si te interesas por el hockey definitivamente te ganarás a papá. --

-- Pasarías a ser mi jovencito favorito. No he tenido que recoger tus calzones sucios a diferencia de los de YoonGi, tampoco he tenido que pagar tus multas de tráfico como las de mi otro hijo cuando era adolescente en motocicleta; y además te interesas por mi deporte favorito. -- Bromeó el hombre haciendo medio reír al modelo. 

-- Oh, oh, oh ¿Por qué está entrando un jugador en mitad del partido? ¿No hace falta parar el tiempo? -- 

-- No, ellos pueden hacer los cambios que quieran sin parar el tiempo, fíjate, a la derecha se está yendo uno de los dos extremos mientras el otro entra. -- 

YoonGi mantenía una sonrisa sobre su boca a la par que escuchaba al rubio hablar con su padre, sin poder ser de otra manera se encontraba acurrucado con su cabeza apoyada en el hombro de su pareja; mientras este al contrario estaba correctamente sentado teniendo unos modales envidiables. 

Sin pretenderlo, sus ojos felinos terminaron posados sobre los de su madre, la cual también le miraba por casualidad. No hicieron falta palabras para entenderse. Ellos dos eran completamente diferentes; siendo su madre la más seria de toda su familia, sin embargo entre ambos había una gran conexión (la cual su hermano justificaba diciendo que era por ser su "bebé pequeño"). 

ChaeWon simplemente le asintió con la cabeza, para luego seguir mirando su teléfono mientras tomaba su té y sus pastas. El músico supo lo que le quería decir; un "le acepto por ahora" leyó en la mirada de la mayor. 

Aunque ella siempre hiciera bromas sarcásticas sobre lo feliz que estaba porque YoonGi se fuera tan joven de su hogar; así pudiendo librarse del gran desorden del adolescente, sabía que ella siempre sería protectora con él, siempre cuidándole como una leona a su cachorro. Aún así, el pálido no estaba nervioso, supo que JiMin iba a caerle bien a sus padres, incluso cuando el tiempo pasase y los mayores descubrieran la dura historia del modelo, ellos seguro que le admirarían por  haber seguido adelante, lo sabía. 

El de hebras azabaches jugueteaba con los dedos pequeños y rechonchos que tantas veces había besado entre risas dejando que Park tomase toda la atención de su padre; porque estaba seguro de que su chico era algo que había fantaseado durante largas noches desde su infancia. 

Por lo menos le concedió aquel sueño hecho realidad hasta que un mensaje llegó a su teléfono, el remitente era su hermano mayor informándole que pronto irían a buscar a su hija, por lo tanto ellos deberían de ir en camino a su casa para poder darle la sorpresa. -- Bonito, hay que irse. -- Informó el mayor dejando un cariñoso apretón en el muslo ajeno. 

-- Vaya... Supongo que no podré saber como termina el partido. -- Murmuró en un suave suspiro. 

-- No te preocupes, te lo diré en cuanto nos volvamos a ver. Vendréis mañana ¿Verdad, Yoon? Es noche buena, os esperamos a todos aquí para la hora de la cena. -- 

Claro que el de ojos felinos asintió un par de veces con su cabeza mientras se estiraba en aquel sofá en el que había pasado media infancia soñando en ser jugador de baloncesto; y también peleándose con su hermano por ver quien manejaba la televisión. -- Aquí estaremos con mi sobrina, cuñada, y el asno que tenéis por hijo mayor. -- 

-- ¿Hasta ahora te vas a burlar de mi otro hijo? No paso por ahí, Yoon. -- Advirtió su madre levantando su mirada de la pantalla de su teléfono con una de sus cejas alzadas en signo de advertencia. 

Obviamente sin tomarla en serio el pálido le sacó la lengua, teniendo como acto seguido a su madre levantándose de su asiento para ir a tirarle de la oreja. JiMin nunca había visto a su hyung correr tanto. Era como ver a YoonGi siendo un niño. -- Gracias por este ratito ameno. -- Agradeció el de mejillas pomposas haciendo una reverencia. -- Estaré encantado de escuchar el resultado mañana en la noche, DongSun ahjussi. -- 

-- ¡Bombón, vamoooos! -- Se escuchó desde el pasillo principal, así que el modelo movió su mano como despedida acompañado de una sonrisita pequeña antes de dirigirse hacia donde su chico estaba. 

En cuanto se montaron en el elevador, el más joven podía jurar estar quedándose sordo por  escuchar sus propios latidos desenfrenados. No tenía palabras para describir que tan agradable momento había pasado, a pesar de que al inicio fuera sofocante. O tal vez sí las tenía... -- Y... ¿Qué tal? ¿Fueron demasiados hostigadores con las preguntas? -- Inquirió el azabache, atreviéndose a colocar unos mechones del rubio detrás de su oreja derecha. 

-- ¡Fue alucinante, hyung! ¡Tu mamá es genial, ella es muy inteligente! Entiende mucho de bioquímica y estuvo explicándome como funcionan las cremas que uso para mi piel ¡y tu papá me explicó sobre el hockey! Que nunca antes me interesó... ¡pero ahora veré muchas cosas! -- Exclamaba sin medir su emoción empuñando el polerón ajeno entre sus manitas. 

Bueno, YoonGi tenía ganas de llorar, no por algo malo en absoluto. Tener a JiMin desbordando tal dosis de serotonina era emocionante para él. Ningún ápice de preocupación que el modelo solía tener sobre él por culpa del trabajo, su vida en general o su relación condenada al fracaso, parecía allí presente. -- Qué bien, bebé, ellos seguro que ahora mismo están comentando el chico tan fascinante que traje a casa. Soy un triunfador en toda regla. -- 

La risa melodiosa que más amaba el rapero resonó en ese pequeño espacio. Definitivamente se sentía con fuerzas para escuchar aquel sonido durante todo el viaje navideño. Aunque hubiera querido seguir sacándole sonrisas y robándole besos en aquel ascensor, no pudo, tenían que darse prisa en llegar a casa de su hermano para poder sorprender a la chica que más quería con diferencia. 

Ambos anduvieron con prisa hasta el auto para poder llegar a tiempo donde residía la otra parte de la familia Min. Un lugar bastante diferente a lo que era la casa de los padres de la familia. 

Los progenitores vivían en un complejo de apartamentos humildes en el centro de Daegu, mientras que un tanto más a las afueras estaba la casa de su hijo mayor y su pareja; en una urbanización que parecía casi de película americana. Una casa unifamiliar de dos plantas, espaciosa, con porche y jardín trasero. 

JiMin no recordaba haber estado en una casa así jamás. 

Entre los dos llevaron sus maletas hasta dentro, no había nadie puesto que la joven pareja fueron juntos a buscar a su hija; para la sorpresa del modelo, YoonGi siempre tenía llaves de la casa de su hermano. -- Después te enseñaré el lugar con detenimiento, ahora debemos de irnos a nuestra habitación para no arruinar la sorpresa, bonito. -- 

Park asintió tironeando de la gran maleta propia. No eran demasiados los días que iban a quedarse allí, pero JiMin había sido incapaz de escoger los menos outfits posibles; por ende, el resultado había sido una maleta demasiado grande. Ni hablar de la cara que se le quedó al llegar a las escaleras. -- YoonGi-ah, ni loco voy a poder subir esto... -- 

-- Tranquilo, bombón, nosotros no estamos en la segunda planta. -- Rió el de ojos felinos. -- La habitación de invitados está al final de la planta baja, la última que hay, al lado del baño. -- 

Casi que JiMin sintió su alma volver al cuerpo, no tendría que matarse por subir su maletita. Sus brazos estaban cansados ya, por lo que en cuanto entraron en el lugar donde deberían de quedarse escondidos por el momento, no dudó en correr hacia la cama para tirarse boca abajo, rápidamente siendo consciente del olor a vainilla que desprendían las sábanas, era agradable. 

El mayor se preocupó unos segundos más en dejar ambas maletas a un lado y no en mitad de casi la entrada, luego cerrando la puerta para permitirse tumbarse al lado del contrario. -- ¿Cansado? -- Le preguntó quedándose boca arriba, tomando una gran bocanada de aire. 

-- Un poco... realmente no he descansado mucho esta noche; y nos hemos despertado muy temprano. -- Explicó el rubio removiéndose un poco, hasta acabar con su cuerpo cubriendo el contrario. 

Era inexplicable para el más joven el sentimiento cálido que lo invadía cuando los brazos del rapero lo envolvían y acunaban transportándole a casi otro cuerpo. Uno sin un pasado que lo atormentase y se le permitiera estar en paz. -- Bueno, comeremos con nuestra familia y luego tomaremos una siesta... ¿no es buen plan? -- 

"Nuestra familia", automáticamente las pomposas mejillas del modelo se encendieron sin chance alguno. Quiso haberle reprochado aquello, pero es que sonó tan bien, tan bonito ser parte de algo, que quiso creérselo aunque se estuviera engañando a si mismo. Con cautela asintió con su cabeza, alzando apenas un poco esta misma para poder encarar al músico, quien rápido le correspondió la mirada. 

El azabache le sonreía, pero no de la manera común burlona o lasciva, le estaba sonriendo bonito, con una dulzura que abrumó de repente la cabecita ajena. -- M-me parece bien, hyung. -- Susurró en respuesta, moviéndose hasta quedar con su frente pegada a la del más mayor. 

Aunque posiblemente ambos tuvieran muchas cosas que decir, la habitación se quedó en silencio. Los orbes de los dos se habían cerrado para dejar que el tacto fuera el sentido predominante en ellos, JiMin disfrutando de acariciar la mejilla de su mayor con su nariz mientras que una de sus grades manos mimaban sus cabellos dorados. 

Solo eran ellos dos descansando de forma pacífica; posiblemente era la primera vez que se encontraban así, encima de un colchón y tranquilos sin ser hora de dormir. Sus trabajos no les permitían comúnmente tomar siestas, nunca había tiempo que perder. 

Los minutos pasaron de manera confusa, JiMin incluso creía haber dormido unos escasos momentos hasta que una delicada voz alborotadora se escuchó junto a las risas de dos personas más. -- Parece que llegaron. -- Murmuró con voz ronca del rapero, deslizando sus manos hasta los muslos desnudos de su pareja. -- Nunca dejes de usar faldas, por favor, es lo único que te pido. -- 

Park rió en voz baja alzándose un poco para estirar sus brazos hacia arriba, estando sentado en el abdomen ajeno. -- Tampoco tenía pensado dejar de usarlas, son lindas. -- 

-- Hoy brillas, brillas mucho. -- Soltó el de ojos felinos sin siquiera haber escuchado la respuesta del más joven a lo anterior. -- No sé si es porque estás en mi ciudad, con mi polerón, en casa de mi hermano a punto de terminar de conocer a mis familiares, a lo mejor es porque las vacaciones te sientan bien, puede que sea la magia de la navidad; o es que simplemente eres Park JiMin una deidad apolínea que los simples hombres nunca alcanzaremos a entender, pero que adoraremos igual. Por lo que sea, brillas más que nunca, cariño, ojalá poder verte así cada uno de los días que me regales. -- 

Min había dejado su cabeza en automático sin establecer algún filtro en sus palabras como estaba costumbrado a hacer; su corazón desbocado había pedido el mando por una vez para soltar lo que pensaba de manera sincera. Y aunque creía ser el único, no era solo su corazón el quería salirse de su pecho para conectarse con el del otro. 

Aquellas palabras posiblemente fueran lo más bonito que alguna vez alguien le había dedicado. La emoción por recibirlas tenían al joven empuñando el suéter de YoonGi con sus manos mientras le miraba con ojos casi benevolentes llenos de algo que el pálido no sabía traducir. Porque que ese chico sintiera amor por él era algo que siquiera se atrevía a imaginar por miedo a ser demasiado soñador. 

-- Bueno... -- Volvió a hablar mientras se erguía para quedar sentado en el colchón aún con el rubio encima, queriendo romper el ambiente temiendo por momentos haber incomodado al contrario. -- Es hora de salir, ya deben de estar poniendo la mesa para comer. -- JiMin asintió sin palabras, sin embargo no fue capaz de moverse de su posición, tampoco de apartar su mirada de la ajena. -- ¿Precio- --

-- T-Tu también, tú también brillas mucho... pero lo tuyo es a diario... tú brillas siempre, YoonGi. Gracias por hacerme brillar a mi. -- Le interrumpió. 

Él mismo sabía que no era demasiado bueno con las palabras, cuando estaba nervioso su cabeza se volvía un total torbellino de ideas que no dejaba aclarar ni expresar alguna con claridad; por eso se había encargado de ser escueto, breve, pero franco. 

Y otra vez se quedaron en silencio compartiendo miradas, miradas que se gritaban hasta que ambos pares de labios las callaron. Sus bocas se habían encontrado con parsimonia ya conociéndose a la perfección, JiMin relajándose al instante en el que el azabache lo pegaba a él abrazándole por la cintura solo para estrecharle con cariño. 

No extendiéndose demasiado ambos terminaron el contacto con la misma tranquilidad con la que se había iniciado, compartiendo suaves sonrisas antes de que la voz rasposa volviera a hacerse presente. -- Gracias por verme de esa manera tan bonita, en algún momento descubrirás que no soy el que te hace brillar, que eres tú solito. Mientras eso sucede, vamos a que conozcas al resto de los Min. -- Como último, el mayor depositó un breve beso sobre el cuello contrario. 

Era el momento de salir. 

Park se apartó de su regazo para poder ajustarse su ropa una vez en pie, se quería asegurar de que nada se había arrugado por estar tumbado. Se peinó un poco y entonces se acercó al pálido que le esperaba sonriente en la puerta de la habitación. 

Ambos salieron al pasillo con sus manos entrelazadas, escuchando la vocecilla de la menor del hogar contando una anécdota de la escuela, pareciendo más bien algo que le hacía sentir furiosa. -- ¡Y no se quería apartar, ma'! -- Gritó dirigiéndose a su madre, ella riendo por la euforia de su pequeña. -- ¡Yo quería agarrar los crayones nuevos y el tonto decía que no! ¡Que era fea y no me los daba! -- 

 -- ¿Y no le pegaste una paliza al estilo de tu tío Min YoonGi? -- Inquirió su padre bromeando, haciendo reír al nombrado que ya se asomaba por el umbral del comedor con su acompañante, llegando por la espalda de la pequeña. 

-- No digas eso, pa'... ojalá tío YoonGi pudiera estar aquí. Seguro que él me ayudaría a pegarle por llamarme fea. -- Susurró con sus labios abultados en un puchero mientras colocaba los cubiertos sobre la mesa.

Nunca esperó tener poderes de brujería. -- Bueno, entonces ¿Cuándo quieres que vayamos? He traído el auto, si vive lejos no es problema. -- Pero la voz de su tío le hizo pensar por un momento que si los tenía.

Bastante alarmada se dio la vuelta, y los ojos se le cristalizaron al instante de ver a es hombre que extrañaba cada día. Sus pies se movieron solos hasta él para abrazarlo tan fuerte como sus delgados brazos le permitían por si era una ilusión no dejarle escapar. -- ¡Tío Gigi! --

Siendo contagiado por la ternura del momento, el modelo sonrió soltando la mano del mayor. Lo primero que hizo fue una reverencia hacia los anfitriones de la casa para saludar y agradecer la hospitalidad, ambos acercándose. -- Bienvenidos a casa por navidad. -- Dijo la joven madre. -- Soy Sayuri, es un honor tenerte aquí estos días, JiMin-ssi. -- 

-- Oh, por favor, muchísimas gracias a ustedes por acogerme sin poner un pero. --Agradeció en voz alta, entonces dándose cuenta de la mirada que la pequeña le estaba echando. 

-- ¿MeiYin? -- Le llamó YoonGi entre risas al ver los ojos de su sobrina abiertos de par en par y labios entreabiertos. -- ¿Te ha mirado la mismísima Medusa y te ha convertido en piedra o qué? -- 

-- Tu novio... JiMin oppa ¡es demasiado guapo en persona! ¡Parece un muñequito! -- Exclamó separándose de su familiar para mirar desde abajo, totalmente embobada, al modelo.

Bueno, al parecer la pequeña de la familia Min era igual de desvergonzada que su tío; cosa que le hizo reír rápidamente. Park se agachó apenas un poco para estar a su altura, siendo consciente de como los ojos de ella se abrían más y destelleaban con emoción. -- Tú también lo eres, mucho, si hace falta también puedo unirme a la paliza a ese chico. -- 

La pequeña tomó aire tragándose las palabras desordenadas que iban a salir de sus labios, reprimiendo todos sus nervios y dejándolos salir en un repentino abrazo. Sorprendiendo al rubio, la chica había rodeado su cintura con sus bracitos, pegando su mejilla a su abdomen tal y como había hecho con YoonGi. -- Gracias, JiMinie oppa. -- Agradeció estrechándolo con cariño, todo el que su inocente corazón ya le había tomado. 

No estaba acostumbrado a esto, a las muestras de afecto físicas, pero iba a esforzarse por poder corresponderlas de la mejor manera para agradecer por todo lo que esa familia estaba haciendo por él. -- Un placer conocerte, MeiYin; tu tío me presumió demasiado de ti. -- 

-- ¿¡En serio?! ¿Presumes de mi, tío Gigi? --

-- Venga, sentaos ya, la comida fría no sabe de la misma manera. -- Pidió BonHwa, el hermano mayor de YoonGi, con una sonrisa hacia los tres. -- Estarán aquí todas las navidades Mei, así que siéntate y come, tendrás todo el tiempo del mundo para disfrutar con ellos. -- Comentó mientras ponía los cubiertos y platos de los dos nuevos invitados.

La chica rió feliz correteando hacia su asiento, eran las mejores navidades de su vida sin duda. Y no era la única que pensaba aquello, aún no habían comenzado, pero JiMin sabía ya que serían las suyas también. 

























































Hola, angelitos míos. Después de mucho tiempo aquí os traigo un nuevo capítulo de esta obra, siento la tardanza; pero como expliqué en mi tablón he estado teniendo unos cuantos problemillas. 

Feliz navidad y feliz año nuevo, ojalá este supere al 2021; lo tiene bastante fácil. 

Ya ha iniciado enero, así que toca la nueva lista de cumpleaños para felicitar. Dejadme por aquí las fechas de vuestros cumpleaños los que hayáis nacido en enero, febrero o marzo <3 así os podré felicitar y mandar muchos besitos.

Ahora vamos a dedicarles un "feliz añito más" a las personitas que cumplieron en este mes que he estado ausente; perdón de nuevo. 

Feliz cumpleaños con un poquito (mucho) de retraso a NadiaVillalobos3 que cumplió el 27 de noviembre, también a Espaghetti que cumplió el 30 de noviembre; eran los dos que nos quedaban de noviembre, muchas gracias por el apoyo y por leer, miles de besitos para los dos. <3 
Ahora vamos con los de diciembre *sonidos de tambor* Felicidades a SandyMin9 que cumplió años el día 02 de diciembre, gracias por leer esta obra y dejar tu amorcito <3. Y en este mes también cumple valevbq el pasado 18, muchas muchas muchas gracias por todos los comentarios y mensajes bonitos que siempre dejas, los agradezco con todo mi corazoncito <3 

¡Feliz cumpleaños a todos! 

Eso es todo hasta aquí. Como siempre, espero que hayáis disfrutado del capítulo, espero estar mejor para poder actualizaros más rápido, realmente amo esta obra y odio tardarme en actualizar. Os quiero mucho. Cuidadse, por favor. Kisssuuu.~~ 030122

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