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veintiocho


Las vacaciones habían terminado y se había dado inicio al año nuevo. Muchos proyectos por empezar, cada vez siendo un modelo más solicitado, y también más feliz. JiMin se encontraba en el despacho de RyeoWook, debían de hablar de un par de cosas importantes, ver que trabajos le convenían más al chico y qué otros rechazar. 

-- JiMin, el café se te va a enfriar si lo sigues sin tomar. -- Le avisó el más mayor mientras ojeaba algunos papeles sentado en la silla del escritorio. -- ¿En qué piensas tanto? Pensé que las vacaciones en Daegu fueron buenas. -- 

-- S-sí, fueron estupendas, Wook-ssi... -- Respondió el contrario en seguida, apresando después su belfo inferior con sus incisivos. Obviamente algo no andaba bien. A JiMin le gustaría en estos momentos tener un progenitor al que hablarle de sus dudas y pedir consejos... lo más cercano a ello era su mánager; pero hacía muy poco que la relación entre ambos era buena, le daba pudor de alguna manera ser una carga. -- RyeoWook ¿Te molesta si te hablo sobre mis problemas? -- Inquirió siendo sincero. 

Aquella pregunta hizo que los ojos del nombrado dejasen de mirar los papeles inmediatamente; así pasando al rostro ajeno. -- JiMin, mi trabajo es ocuparme de ti y tu bienestar en cuanto a lo laboral, después; entrando en lo personal, me preocupas tú y como te sientas... te conozco desde tus diecisiete y siempre quise lo mejor para ti; no dudes ni un momento en que puedes confiar en mi, tenlo por seguro. ¿Qué pasa? -- 

La respuesta le hizo feliz, poder refugiarse en un adulto con recorrido de vida; siendo apenas él un joven perdido, le daba seguridad. -- A lo mejor es una tontería, pero... bueno, el otro día le dije a YoonGi que le quería por primera vez; pero él no respondió. -- Contó jugueteando con lo primero que veía en el escritorio con tal de sobrellevar los nervios y la vergüenza de estar contando algo tan íntimo. 

Cuando sus ojitos pequeños se desviaron hacia su mánager para ver su expresión, se topó con una de las cejas de este alzadas y una sonrisa divertida. -- ¿Dudas de que el rapero te quiera de vuelta? -- 

-- No, claro que no, YoonGi en serio me ha demostrado mil veces que él me quiere... -- Ahora que lo reflexionaba, era estúpido el siquiera dudarlo. -- ¿Entonces por qué crees que no me lo dijo? ¿Le dará vergüenza? A lo mejor tiene una faceta tímida que aún no conozco; porque es un descarado de primera y- -- 

-- JiMinie. -- Le interrumpió el castaño, dejando los papeles que antes sostenía sobre el escritorio de cristal para atrapar las manos contrarias. -- ¿No has pensado que tal vez, y solo tal vez, él sienta un poco más que eso? Tal vez si estuviera diciendo solo un "te quiero" de vuelta, no estaría siendo honesto. O a lo mejor no quiere que te percates de que lo de él va mucho más allá porque eres un bobo. -- 

De forma inmediata el modelo sintió su cara caliente ¿Cómo? ¿Cómo que sentimientos más allá? -- Pero... No creo, quiero decir, YoonGi es... él es... -- Odiaba ser consciente de como sus mejillas estaban sonrojadas solo de pensarlo, terminando por cruzarse de brazos sobre la mesa para esconder su rostro entre estos. -- Él es la persona más maravillosa que he conocido, RyeoWook, él no puede sentir esas cosas por mi, no quiero estropearle, no quiero dañarlo. -- 

El mánager suspiró, alargando su mano hasta que esta se puso en contacto con los cabellos dorados de su trabajador. -- ¿Por qué lo harías, JiMin? No destruyes todo lo que tocas ni mucho menos, sé que tu vida te ha podido dar a entender eso, pero no es cierto. -- Explicó intentando empatizar con él, una persona con el recorrido vivido que llevaba el modelo sería puro trauma también, demasiadas cosas desde tan pequeño. 

Antes de que el joven pudiera pensar siquiera una respuesta, la puerta del despacho fue abierta después de pedir permiso; se trataba de la secretaria de RyeoWook. -- Han llegado unos papeles del juzgado por fax... -- Anunció, dándoselos cortésmente a su jefe en las manos. -- ¿Desea enviar algo de vuelta como contestación? -- 

-- No... no hace falta, YeoReum. Gracias. -- 

En cuanto la mujer se retiró, el chico de pomposas mejillas alzó su rostro, se temía qué eran aquellos papeles. -- ¿Wook-ssi? -- 

-- JiMin-ah, YeonGin podrá usar sus redes sociales de nuevo... -- Dijo con tranquilidad, dejando de nuevo los papeles en el escritorio para que el modelo los revisase si quisiera. -- Tranquilo, se le ha prohibido decir tu nombre directamente, y en el caso que las use para difamar de nuevo, le denunciaremos una vez más. No te preocupes ¿Vale? -- 

Park tenía sus orbes clavados en la sentencia escrita, daba miedo, pero quería creer en las palabras de su mánager; además, ahora tenía un fandom que lo quería y protegía, era consciente de eso. -- Estaré bien, no te preocupes. -- 

La sonrisa forzada en el rostro del menor le hizo suspirar, sin embargo estaba sorprendido de la manera madura y tranquila con la que el chico estaba tomando la situación; por alguna razón pensó que era mejor cambiar de tema. -- ¿Cuándo vas a la granja? ¿Era mañana? -- 

-- Así es. Mañana me voy y vuelvo en un par de días, salimos de aquí a las doce ¿Te viene bien? -- 

El mánager asintió, girándose apenas un poco para iniciar con el trabajo en su laptop. -- Perfecto. Ya hemos solucionado todo lo que debíamos, corre a la sala de peluquería, te están esperando. -- 

Aquello animó bastante a JiMin, quien asintió con una pequeña sonrisa sincera. -- Nos vemos mañana, Wook-ssi. Gracias por escucharme, en serio, gracias. ---





Llevaba todo el día fuera del departamento; apenas había visto a YoonGi a la hora de vestirse antes de salir corriendo hacia su empresa. No le había dicho nada al rapero para que fuera una sorpresa, pero ahora se estaba arrepintiendo por momentos. Él sabía que se veía bonito ¿Cuándo no? Pero ahora tenía una pequeña idea martilleando su cerebro >> ¿Y si le parece raro verme así después de tanto tiempo rubio?<< 

Era consciente de que estaba siendo estúpidamente inseguro, el músico siempre lo iría a mirar con ojos adoradores. No queriendo seguir como un tonto en el pasillo del edificio, colocó el código de seguridad de la puerta. El aroma a la cena haciéndose le dio la bienvenida, cosa que le puso feliz. Primero, porque eso significaba que Yoon había salido del trabajo temprano y podría descansar más; y segundo porque el mayor cocinaba muy bien, pero pocas veces. 

El modelo se apresuró en quitarse sus zapatos para acercare a la cocina a hurtadillas, evitando ser descubierto. Tan pronto como pudo andando sobre sus puntillas, abrazó por la espalda el cuerpo ajeno. -- Tú, dame todo lo que tengas, estás siendo asaltado. -- Bromeó intentando colocar su voz de manera amenazante; aunque esto solo consiguiese despertar una carcajada en el pálido. 

-- Oh, que terror ¿Cuál es tu nombre de pandillero? ¿Kitty gang? -- Se burló, siguiendo cocinando como si nada; pero mucho más a gusto que antes al tener el cuerpo de JiMin pegado al suyo. 

-- ¿Te importa que también te robe la idea? Suena lindo. -- Rió también el menor mientras acariciaba el abdomen del músico. -- ¡Pero ese no es el punto! Te estoy atracando, dame todos los besitos que tengas encima. -- 

Min volvió a reír, quitando del fuego lo que estaba preparando para que esto no se terminase quemando. Tal y como se le estaba exigiendo se dio la vuelta, alzando sus manos para tomar las mejillas abultadas que deseaba besar cada mañana. La realidad es que se quedó a mitad de camino, puesto que el cambio radical en el color de cabello de su pareja le dejó alucinado. -- Tú... -- Fue lo que pudo balbucear, dejando que el chico enterrase el rostro en su torso. 

-- ¿Te gusta? -- Murmuró en aquella posición, sintiendo como inmediatamente una de las manos ajenas acariciaban sus cabellos y la otra buscaba su barbilla para levantarla, así pudiendo dejar su cara al descubierto. 

-- Estás más que precioso, lo sabía... ¿Cómo puedes ser tan bonito? Se te ve elegante, mucho. -- 

Los voluminosos labios se estiraron hacia arriba ante los halagos que había querido escuchar. -- Gracias, hyung... aún sigo esperando mis besitos. -- Dijo con sus manitas posadas en la cintura ajena, apretando el hoodie con estas cuando YoonGi tomó su boca con cautela. 

Aunque el contacto no era algo acelerado, si que era húmedo y profundo, definitivamente ambos tenían debilidad ante esos besos. Con cuidado y a pasos ciegos, el rapero fue empujando al contrario hasta la mesa del comedor, apartando los taburetes para sentar allí encima al chico de preciosas facciones. 

Bueno, JiMin amaba la iniciativa que el mayor siempre tenía, hoy no era menos. No tardó en abrir las piernas para que pudiera colocarse entre estas. Ahora era el antiguo rubio quien enredaba sus dedos entre los cabellos del músico, mientras este se ocupaba de tener bien agarrado los muslos del modelo, pegándole a su cuerpo. No es como si se pudiera ir demasiado lejos de todas formas, las piernas del joven habían rodeado su cintura, así tampoco dejándole escapar. 

Con su boca entreabierta por los besos, Park dejó salir un jadeo encima de la contraria; encendiendo aún más al pálido. -- Bombón, te vas mañana ¿Es esto una recompensa por los días que estaré sin ti? -- Susurró deslizando su boca hacia el cuello del menor, quien había ladeado su rostro para dejarlo a completa disposición. 

-- No te dará tiempo a echarme de menos. --

-- No estoy yo tan seguro. -- 

YoonGi suspiró antes de volver a devorar los labios del otro, disfrutando de como JiMin apretaba sus piernas para sentirle más de cerca. 

No quería dejarlo ir, quería dormir abrazado a él esta noche y que a mitad de la madrugada el chico le despertase para decirle que al final se quedaba, pero de sueños se vive... y de realidades posiblemente se muere. 





Sin lugar a dudas esta vez había sido la más complicada de partir, JiMin no lo entendía. Siempre que había sido el día de ir hacia la granja, había sido un día feliz, uno en el que ni él mismo era capaz de conseguir guardar  toda su emoción; sin embargo, esta vez se le había hecho un mundo. Incluso había hecho esperar más de la cuenta a su mánager. 

Nada más despertar, lo había hecho con YoonGi encima suyo, despertarle había sido complicado; prepararse aún más. El mayor siempre lo intentaba meter de nuevo en la cama, con besos, caricias y risas; haciendo que un momento un tanto amargo se volviera un juego. Todo cambio al momento de despedirse en la puerta. 

Realmente sintió que el último beso que le dio al pálido para después dejarlo solo en casa había dejado un mal sentimiento en ellos; o por lo menos uno que no le agradaba. 

El camino con RyeoWook hasta el lugar había sido tranquilo, cosa que extrañó al hombre; normalmente siempre había tenido que ver en estos momentos a un charlatán JiMin hablándole de cuan asombroso era TaeHyung; ahora solo había sido un chico silencioso mirando por la ventana. 

Claro que tenía muchas ganas de ver al de piel canela, el granjero era posiblemente la persona que más había determinado su felicidad, lo amaba con todo su corazón; y deseaba tenerle en su vida durante todos los años que respirase... pero algo no cuadraba. 

Algo no iba bien desde hace mucho. 

-- Gracias por traerme, Wook-ssi. Te llamo en unos días para que me pases a buscar ¿Si? -- 

-- Vale, pásalo bien ¿Okay? -- 

El modelo asintió tomando sus maletas para dirigirse andar hacia el pequeño caminito de piedras que había hasta llegar a la entrada de la granja. ¿Por qué TaeHyung no había salido a recibirlo? Aquello era extraño. ¿Le habría pasado algo? 

Con un deje de preocupación el azabache se apresuró a entrar en el lugar, su menor siempre dejaba la puerta abierta ya que las ancianas del pueblo a veces venían a dejarle cosas; y allí nadie le iría a robar... además ¿Robar qué? ¿El rodillo de madera para amasar? -- ¿Tete? -- Llamó el de mejillas regordetas, recorriendo la pequeña casa buscándole, no había ni rastro. 

El último lugar al que fue dentro de la casita fue a la habitación de Kim, la cual se encontraba vacía también. -- Bueno, dejaré las maletas y seguiré buscando. -- Murmuró para si mismo, dejando sus bolsas en una esquina. 

Solo le quedaba mirar por la granja; estaba allí o se había ido al pueblo por alguna razón. Por suerte podía saber pronto cual de las dos sería. TaeHyung guardaba la llave de la granja en los cajones de su mesilla de noche, por lo que si estas se encontraban allí; es porque se había ido hasta el pueblo. 

El modelo se acercó hasta el mueble en busca de la llave, no esperó abrir el segundo cajón y encontrarse con una sorpresa. >> Un bote de lubricante y... ¿Condones? << Pensó anonadado. 

Joder, Tae muchas veces antes le había dado permiso para mirar entre sus cosas para buscar algo, entre ellos no había secretos así que nunca había sido un problema. JiMin no esperó encontrarse con lo nunca encontrado. Ellos habían usado ese tipo de cosas, pero porque Park las había traído, no porque el castaño las comprase. 

-- ¿Q-querrá que tengamos sexo? -- 

La mandíbula del joven se tensó al pensarlo ¿Por qué antes no, incluso haciéndole sentir asqueroso; y ahora de repente si? Y lo peor ¿Por qué no le emocionaba como debería de hacerlo? Claro que se sentía mínimamente feliz, el encontrar esto significaba que ese chico con el que había estado toda su vida no le repudiaba o veía como un ser asqueroso... pero no es como si la idea le acelerase el corazón. 

Park se había quedado absorto mirando aquellos dos objetos cuando escuchó a TaeHyung tararear en la planta de abajo; sea de donde sea, acababa de llegar. Con rapidez, el azabache guardó las cosas en su mismo lugar para poder bajar las escaleras. -- ¿Tete? ¿Dónde estab- --

-- ¡Ah! ¡Qué susto, JiMinie! -- Gritó el más alto al ver de repente al modelo, más aún con el cabello oscuro, cuando desde hacía mucho le visualizaba como rubio. -- ¿Q-qué haces aquí? -- 

JiMin apretó sus labios >> ¿Es en serio? ¿Cómo puedes haberte olvidado de algo que tú mismo prometiste? << -- Me dijiste que viniera este día, ya que en las navidades te era imposible verme, supongo que has tenido mucho trabajo... -- 

-- U-uhm, sí, cierto... han sido días complicados... -- Susurró, sintiéndose culpable por todo, por las mentiras y por el olvido. ¿Por qué ellos parecían estar más lejos que nunca aunque estuvieran uno frente al otro? -- V-ven aquí, feliz año nuevo, Mimi. -- 

Kim pronto tuvo estrechando entre sus brazos al modelo, había extrañado el olor a shampoo de coco que siempre, desde infante, JiMin había usado... hacía mucho que no veía a su pareja, a su mejor amigo. -- Feliz año nuevo a ti también, Tae. -- Respondió sin ser capaz de cerrar siquiera sus ojos para disfrutar del contacto, se sentía decepcionado. 

-- ¿Qué tal? ¡Tendrás mucho que contarme! Has estado en Daegu, preparemos algo para comer rico y hablemos, quiero saber de ti. -- 

Bueno, al más bajo no le quedó otra que asentir con ese revoltijo de emociones en el estómago. Aunque aún no se lo había contado a YoonGi para no preocuparle, si que le contó a Tae sobre el caso de YeonGin, también le habló sobre sus nuevos trabajos y su mejoría sin duda en cuanto la relación con su mánager. Tae por su parte le habló sobre cómo estaba su familia, y lo demás tuvo que inventárselo, porque decirle que había estado de aquí para allá con JungKook no iba a quedar bien, aunque fuera la verdad. 

JiMin con el paso del tiempo había conseguido relajarse y dejar la incomodidad a un lado, estaba tratando a TaeHyung de la manera más común entre ellos; sin por supuesto mantener el contacto físico, porque el de mejillas regordetas estaba seguro de que si veía una cara de asco por su parte se le iría a venir el mundo encima. Si es que ya no lo tenía por una parte. -- Oh, Tete... voy a iniciar un tratamiento psicológico. -- Informó también haciendo que el de piel canela abriera los ojos sorprendido. 

-- ¿Q-qué? ¿Por qué? -- ¿Su JiMinie estaba mal? ¿Desde cuándo? Él solo podía recordar sonrisas encima de sus voluminosos labios; y tal vez ese era el problema, que nunca tuvo la suficiente confianza como para dejarle ver que se estaba derruyendo; o que le diera pánico que fuera Tae quien lo viese así... porque era consciente de que el más joven se sentía responsable de él, y no es lo que Park quería. 

-- Lo necesito, YoonGi habló conmigo y me va a ayudar a buscar uno bueno que pueda ayudarme con algunos... problemillas. -- Resumió por no decir traumas por abandono, baja estima y rechazo hacia su misma persona. 

El granjero sintió sudar en frío... ¿Él había hecho que su mejor amigo y novio tuviera que ir al psicólogo? Sabía que se había estado propasando con su mentira, JungKook le estuvo avisando más de mil veces. El feo sentimiento de culpabilidad hizo que el de piel canela sintiera la necesidad de acercarse al contrario abrazándole de manera que lo apretujo con suavidad entre sus brazos. -- Lo siento, mi amor... Estuve un poco ausente en tu vida y no me di cuenta de qué tan mal te estabas encontrando... --

>> ¿Un poco ausente? Te has llevado semanas sin responderme a un solo mensaje y he tenido que estar tirando del carro para verte siempre... << Pensó el antiguo rubio, para acabar negando con su cabeza. -- No le des importancia, Tae... lo solucionaré, como siempre he hecho. -- Le dijo a media voz, dándole un par de palmaditas en la espalda. 

JiMin fue el que acabó por separarse al no mucho para seguir con su trabajo de pelar las patatas que luego harían al horno con una pequeña sonrisa, hacía mucho que no recibía un abrazo del otro. 

El de piel canela si quiera pudo moverse del sitio, mirando el perfil del chico que conocía desde infante y quien se juró cuidar, ser su familia y soporte... Estaba fallando en cada una de las cosas ¿verdad? ¿Qué querría su JiMinie ahora mismo? -- Mimi, n-no me diste un beso al entrar. -- Recordó, deslizando sus manos hacia los pomposas mejillas del modelo. 

Este mismo le regaló una mirada confusa con una de sus cejas alzadas >> ¿Quién te entiende, Kim? <<. Los movimientos fueron tan rápidos que a JiMin no le dio siquiera tiempo de reaccionar al pico que el de cabellos castaños oscuros le había regalado antes de salir casi corriendo de la cocina. -- I-i-i-iré a a preparar la manta para que hagamos un picnic en el pasto. -- Exclamó saliendo de allí demasiado nervioso.

Park sonrió, porque el tener pruebas que le demostrasen que el joven con el que se había criado no le repudiaba le hacía increíblemente feliz; pero más allá de eso, ningún otro sentimiento se despertaba. Aunque no fue algo que se parase a pensar demasiado, simplemente siguió preparando todo lo que faltaba para la hora de la comida. 

JiMin siempre le adoró, desde que apenas eran dos niños, siempre amó ir tomando la mano del contrario, siempre durmió mejor entre sus brazos, siempre soñó con tenerlo toda su vida, siempre quiso imaginar que él y TaeHyung podrían algún día llevar unas vidas que encajasen. Y solo Dios, si es que estaba ahí, sabía cuanto se había esforzado el modelo, cuantas veces después de trabajar muchísimo se había ido en bus hasta la granja. 

Cuantas fotos sugerentes para viejos tuvo que vender en un pasado para poder costearse el transporte para ver a su persona preferida, daba igual pasar días en este lugar que repudiaba porque no le gustaba en absoluto la vida en el campo; estar con Tae y verlo sonreír siempre fue suficiente. 

Antes de que Park fuera consciente de algo más, ya se encontraba bajo el famoso roble de la granja. Un rico almuerzo estaba allí para ellos. -- Buen provecho, Tae. -- 

-- ¡Buen provecho! Huele de super maravilla... eché de menos tus comidas, tienes un don, don manitas dulces lo llamaré. -- Rió el granjero, dándole un bocado a sus patatas al horno con diferentes verduras y pescado. -- ¡Deliciooooso! -- 

Los gorditos labios de JiMin se quedaron estirados hacia arriba, TaeHyung brillaba hoy, no entendía el por qué ¿Sería por verle después de tanto? Fuera lo que fuese la razón, el chico parecía ser un rayito de sol. 

Ambos volvieron a sumirse en una conversación, esta vez más alegre. Además, pronto tuvieron a Magia, la vaca de Tae, allí sentada en el pasto junto a ellos. -- ¿Recuerdas el cuento que nos contaba mi abuela cuando éramos pequeños? -- Preguntó un sonriente Kim una vez que los dos se encontraron tumbados a la sombra del roble tras almorzar. 

-- ¿En el que nos íbamos a convertir en cerditos porque no nos gustaba bañarnos? -- Rió el antiguo rubio. 

-- ¡No! El que decía que por las noche vendría el señor de las cosquillas a cobrarse las risas que no habíamos hecho durante el día, para que cada uno de ellos riéramos aunque fuera un mínimo de veces... ¿Cómo nos podía dar miedo un señor que hacía cosquillas? -- Carcajeó suavemente girando su rostro para poder mirar a JiMin, quien ya le estaba mirando con una suave sonrisa. 

Por un momento el de piel canela pensó que el modelo se le iría a acercar... justo como estaba pasando, estaba seguro de que se le terminaría de acercar y lo besaría. Pero no. Park se fue acercando con lentitud, pero no para eso. -- ¡Porque vendría a atacarnos por la noche con esto! -- Exclamó subiéndose de la manera más inocente sobre el cuerpo del castaño para iniciar su más fantástico ataque. 

Sus dedos índices se encargaron de hundirse en los costados del contrario mientras impedía que Kim lo derribase. Hacía demasiado tiempo que JiMin no escuchaba un ataque de risa de su parte, pero le estaba haciendo tan feliz. Aunque la felicidad a veces dura un solo segundo. 

-- ¡JiMinie! ¡N-no, para... para! -- Carcajeaba el menor mientras se retorcía, no aguantaba las cosquillas. 

-- No, no... sufre las consecuencias de no tenerle respeto al... al señor... cosquillas. -- Tanto los movimientos como su voz fueron aflojándose poco a poco al ser receptor de tal vista. La camiseta del granjero se había levantado prácticamente hasta su cuello con tanto forcejeo. De esa manera JiMin pudo ver la imagen que terminaría de romperle el corazón. 

El torso y abdomen del más alto estaban cubiertos por un camino de chupetones; era obvio, sabía perfectamente como lucía un chupetón. Fueron unos pocos segundos, pero que se sintieron vidas eternas para Park mirando aquello, hasta que Tae cayó en qué estaba pasando y asustado se sentó para agarrar los hombros del modelo. -- J-JiMin, lo que has visto- eso-tengo que explic- --

-- No me tienes que explicar nada, Kim TaeHyung, no te quiero oír. ¿¡Sabes cuán miserable me he llegado a sentir?! Estuve pensando durante meses que el chico de mi vida era asexual y yo le había estado violando durante toda su vida ¡No te imaginas que tanto me odié! ¡Pensé que te había hecho hacer cosas asquerosas! -- Gritó con una expresión de pura angustia que sí que consiguió asustar al granjero. 

Las lágrimas se caían de los ojos del mayor como si no tuvieran  fin. -- Yo... es que m- -- 

-- ¡Me da igual! ¿Cómo has podido, TaeHyung? Siempre mi vida ha sido un desastre, pero me mantuvo vivo querer verte feliz, desear pasar más tiempo a tu lado y no matarme a los dieciséis... que me hubieras dejado me habría puesto triste ¡pero lo habría superado, porque por encima de tu felicidad antes no había nada! ¿Lo entiendes? ¡Nada! Me odié por tanto tiempo... creí que era un monstruo, Tae... creí que había hecho infeliz  a la persona por la que seguía vivo, pero ya no más. Sea con quien sea que te estés viendo, espero que lo trates mejor.  -- 

Kim intentó tomar las manos del precioso joven para poder hablarle y quitarse ese nudo de la garganta, pero lo que recibió fue un empujón suave, apenas para quitarle de encima. Con ojos cristalizados y cuerpo tembloroso vio como el modelo tomaba su teléfono y marcaba un número antes de andar con rapidez hacia dentro de la pequeña casa. -- Mimi... -- Jadeó a media voz sintiendo que su corazón lo estaba golpeando, su pecho dolía. 

Sus piernas no reaccionaron hasta bastantes minutos después cuando vio al chico que quería de corazón salir de la casa, con la cara empapada con sus maletas hacia la carretera. 

No saber si volvería a verle le hizo levantarse de un salto para correr hacia él, provocando que el joven de ciudad anduviera aún más rápido. Pocas -por no decir ninguna- vez en su vida JiMin se había sentido de esta manera. Siquiera el rechazo de su tutora legal había dolido tanto, él si había considerado a TaeHyung su verdadera familia. Él sí había estado enamorado del castaño, aunque ahora esos sentimientos estuvieran casi atrofiados, como un jardín de rosas que habían terminado por secarse y donde solo quedasen espinas... aún así dolía, dolía como el infierno. 

-- ¡Espera, JiMin, por favor, espera! -- 

Ambos se mantuvieron un rato corriendo por la carretera de tierra, por lo menos hasta que el anteriormente rubio vio un auto deportivo, entonces frenó en seco y dejó caer cada una de sus maletas. TaeHyung no entendía nada ¿por qué JiMin había parado? 

Cuando el auto se estacionó frente a ellos, lo entendió. De dentro salió el chico pálido que solo había visto un día de su vida, pero que sabía perfectamente de quien se trataba. Sus orbes castaños se abrieron en demasía cuando presenció como Park corría hacia él para tirársele encima en un abrazo. Jamás había visto a JiMin siendo así con alguien más... tratando a otra persona como lo había solido tratar a él. 

A lo mejor el gran problema de Tae había sido creer en las pocas capacidades de su mejor amigo para seguir adelante, a lo mejor lo había considerado alguien débil y dependiente; y se equivocó.

-- Bombón... ¿Qué pasó? Me has preocupado mucho... -- Susurró el pálido estrechándole entre sus brazos mientras acariciaba sus cabellos carbón. -- Me llamaste llorando pidiendo que viniera por ti... -- 

Park sentía que siquiera las palabras le iban salir, le dolía la garganta muchísimo de tanto llorar, sentía que se ahogaría si una sola palabra intentaba ser dicha. Así que solo miró al de piel canela durante unos segundos, conectando sus ojos "Te quiero, pero esto no está bien y no me lo merezco." Pudo leer Kim en su mirada antes de que el chico se metiera en el auto. 

En silencio, por no querer alterarse con ese chico que ya de por si le sacaba de quicio, YoonGi metió las maletas de Park en el maletero, no esperando escuchar la voz ajena rota llamándole. -- Hyung... c-cuida de é-él y por favor, convéncele de qu- --

-- TaeHyung, él se cuida solo, es mucho más de lo que piensas. Claro que estaré ahí, para apoyarle y tomar su mano cuando se tambalee, pero hijo de puta, ese chico vale más que cualquiera de esos zapatos de alta gama que tiene en su armario. -- Espetó, cerrando el maletero con su mirada clavada en el castaño. -- Sé que el otro es JungKook, no sé como terminará esto, pero hablaré con él y- --

-- ¡No! ¡No lo alejes de mi! É-él... estoy enamorado de él y- -- 

-- Me la suda, TaeHyung, mira tú lo que has hecho con la persona de la que estoy enamorado. -- 

El azabache sonrió al ver la expresión de sorpresa de Kim; realmente no pensó que la relación entre esos dos fuera a terminar con alguno enamorado. Lo último que vio fue la mano del pálido sacándole el dedo del medio mientras se metía en el auto. 

YoonGi no sabía como sentirse, tenía al lado suyo al modelo aún llorando; ahora un poco más calmado, pero luciendo igual de roto. Por esto mismo cuando ya estuvieron alejados de TaeHyung el pálido volvió a parar el vehículo. -- JiMin, sé que seguías enamorado de él per- --

-- No es eso, YoonGi. -- Susurró con voz quebrada, deslizando su mano hasta la del nombrado para tomar esta en busca de estabilidad. -- No tengo ese tipo de sentimientos por él a estas alturas... pero claro que lo amo, es quien estuvo a mi lado toda la vida, sentirme traicionado por él duele. Me maltraté mucho a mi mismo pensando en que no estaba consiguiendo hacerle feliz, que estaba fallando como su compañero de vida... cuando él siquiera me estaba dando esa oportunidad a mi ¿entiendes? No duele porque lo ame de manera romántica, duele porque lo amo de la manera más inocente... como ese JiMin de seis años. --  

Y sí, Yoon lo entendió a la perfección... y también se sintió egoísta por sentirse aliviado ante sus palabras. -- Amor. -- Dijo el mayor llamándole, sorprendiendo totalmente al joven, puesto que era la primera vez que se dirigía de esa forma tan bonita hacia él. -- Horas en la cama, coches de alta gama, playas en Bahamas, amor, tienes que venir a probar, a ese déjale ya, y vente conmigo a París. Vámonos, escapémonos, tú y yo tan lejos hasta que no duela. -- 

Los ojos pequeñitos de Park brillaron frente a ese hombre que le llenaba el corazón. -- V-vamos, vámonos tú y yo a París. -- Susurró con una pequeña sonrisa, echándose hacia delante hasta juntar su frente con la del azabache. -- Quise tanto a TaeHyung hasta que dolió; y  ti te quiero tanto pero se siente tan bonito... -- 

-- Quédate conmigo, y me dedicaré a que ese sentimiento perdure. -- Aseguró el de ojos felinos, con su corazón latiendo al compás de la canción más romántica que algún día conoció. 

-- Te quiero... -- Volvió a decirle. 

Y Min no iba a callarse de nuevo. -- Te quiero mucho más. -- Le dijo en el mismo tono de voz, justo antes de que sus labios encajasen de la manera más correcta que nunca antes.



El capítulo más importante de toda la historia acaba de pasar *aplausos aplausos* espero que os haya gustado y que haya conseguido transmitir todo lo que quería. Ojalá de todo corazón lo hayáis disfrutado. 

Por otro lado, he sacado un nuevo minific Kookv; Tae es un hadita que se ha dedicado a molestar a JungKook durante meses de forma anónima, hasta que llegan a conocerse. Es muy divertido y lindo, si le dais una oportunidad me haríais muy feliz. <3 

Ahora sí, vamos a felicitar a la personita que cumplió años hace poquito ¡Feliz suuuper cumpleaños dona-sin-carne ! Su cumple fue el pasado 22 de enero, espero que lo pasaras super bien. <3 <3 <3 <3 

A todo esto, pregunté por vuestros cumpleaños de los de enero, febrero y marzo, pero respondisteis muy poquitos; no sé si es que lo vio poquita gente o es que muy poquitos habéis nacido en estas fechas jajaja, pero por si acaso a alguien se le pasó, puede ponerlo aquí. 

Bueno, creo que no se me olvida nada por decir. Lo de siempre, os quiero muchísimo, por favor cuidarse mucho. Estoy aquí para ustedes si necesitáis algo. Kisssuuu~~ 270122.

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