treinta y seis
La noche había sido demasiado pesada, aunque se encontraba lo suficientemente cansado como para desplomarse en un sueño profundo, el hecho de estar en esa casa; y peor aún, en la habitación de TaeHyung, habían complicado las cosas un poco.
El olor del lugar, el perfume a lavanda que tantos meses llevaba sin percibir, los suaves suspiros del granjero al dormir y el ruido lejano de algunos animalitos. Nada era incómodo de por sí mismo, pero estaban poniendo de los nervios a JiMin.
Este conjunto fue lo que le impidió descansar tanto como le hubiera gustado, eso sí; una vez que sus ojos se cerraron, no volvieron a abrirse hasta que unas manos se pusieron encima suyo. Ante el tacto y recién despertar se sintió meramente desorientado, y al ser consciente de que se encontraba en la habitación de TaeHyung no le faltó un solo segundo en empujar el cuerpo ajeno con todas sus fuerzas, por supuesto suponiendo que era ese chico quien se había acercado.
Fue grande la sorpresa cuando enfocó la mirada al frente, estando sentado en el futón del suelo. Tenía allí a YoonGi, quien le estaba regalando una sonrisa divertida con una de sus cejas alzadas. -- ¿No que tenías tantas ganas de verme, bombón? --
-- A-Ash, hyung... -- Sollozó dramáticamente el antiguo rubio, no esperando en removerse hasta poder abrazar al artista. -- Por un momento pensé que eras TaeHyung... -- Susurró en un suspiro, realmente contento de que ese hombre estuviera aquí.
-- Tranquilo, él está abajo con JungKook, ambos hemos venido tan pronto como nos ha sido posible... ¿Qué tal ayer en el velatorio? -- La voz del pálido era suave, no sabiendo cómo es que se encontraría su pareja después de la muerte de aquella mujer que había cumplido un papel tan importante en su vida.
Despacio ambos se separaron de ese abrazo, ahora quedando ambos sentados sobre el futón. -- Bueno, fue bien, todo lo bien que puede ir un velatorio, YoonGi hyung. -- Murmuró, jugando con los anillos del nombrado con una de sus manitas. -- Estaba deseando verte, creo que me acomodé demasiado a ti y la seguridad que me aportas... -- Aquellas palabras hicieron que el rapero sonriera enternecido. -- Y eso me da miedo. --
Tan rápido como se habían curvado sus labios hacia arriba, ahora dejaron de hacerlo.
-- ¿Por qué dices algo así, precioso? -- Dijo, moviendo su diestra hasta el cabello ajeno, para peinar alguna de sus hebras detrás de la oreja.
-- Me da miedo que esté pasando igual que con TaeHyung... no quiero ser dependiente de alguien más emocionalmente. Ayer me sentí así de alguna manera... -- Explicó.
-- Bonito, no es que seas dependiente de mi, ayer fue un día feo y es normal que quisieras mi apoyo. Es lo que hacen las parejas, apoyarse. Pero te recomiendo que lo hables con tu terapeuta, ella te lo explicará mucho mejor que yo, y sobre todo te dará un diagnóstico real de la situación... al final lo mío son solo suposiciones de un humilde chico sin estudios en psicología. -- YoonGi le regaló una sonrisita pequeña y tranquilizadora; una que hizo que algo dentro del pequeño se estremeciera.
Estaba tan enamorado de él, no comprendía la vida sin este sentimiento tan bonito que ambos habían construido. -- ¿Qué hora es, Yoon? Me muero de hambre. --
Ante esto el pálido rió, el modelo sí que se encontraba despistado en el espacio tiempo. -- Bombón, son las cuatro y media de la tarde, es normal que estés hambriento. -- Dejando salir una suave risa, el mayor tomó la barbilla del contrario, así pudiendo depositarle un besito.
Sintió como en los labios gorditos del menor se dibujó una sonrisa, e inocentemente y con ganas de ver aquel gesto de manera prolongada en el rostro de Park, le regaló algún otro besito más. No espero en absoluto que el chico se moviera de su sitio, casi trepándosele encima despacio; como se tratase de una serpiente Haboita, de esas que te rodean hasta que eres presa cazada.
Las piernas del modelo estuvieron rodeando la cintura de Min antes de que este mismo pudiera darse cuenta, acariciando su torso con una de sus manos mientras la otra se entretenía en jugar con los cabellos desordenados que caían por su nuca.
Y YoonGi no sabía explicar qué era lo que ese joven tenía que lo atrapaba demasiado, no sabía si era su boca, su sabor, su tacto o esos suspiros que le hacían sentir cosquillas por todo su cuerpo; pero en definitiva había algo que le hacía no querer dejar ir a JiMin.
Aunque no es como si el de mejillas abultadas tuviera aquello en mente.
El rapero adentro sus manos dentro del polerón que su chico estaba usando de pijama, pasando las yemas de sus dedos por su suave espalda, luego hundiendo estas en los costados del contrario.
Los incisivos de JiMin, después varios besos húmedos que lo estaban dejando sin aliento, tomaron el belfo inferior del pálido, tirando con cuidado de este y sintiendo como el otro se tensaba ante la acción.
Por unos instantes se quedaron callados, solo mirándose a corta distancia y robándose la respiración el uno al otro. -- Oye... ¿Acaso te enciente hacerlo en la habitación de ex parej- --
Y antes de que pudiera terminar la frase la puerta fue abierta, alarmando a ambos por estar en una posición posiblemente comprometedora ante los ojos de cualquiera de los dos jóvenes que se deberían de encontrar en la planta de abajo. Para su suerte y tranquilidad, el pequeño intruso no era más que uno de los gatitos que Tae tenía.
-- Dios, que susto... pensé que era alguno de los dos idiotas... -- Murmuró Park, posando su frente en la del otro mientras le escuchaba reír una vez más. -- Oye... ¿Me llevas a comer a algún sitio? Los dos por fin aquí en Corea. --
-- Te llevo a donde quieras, preciosidad. Aunque esta tarde tienes que ir a tu empresa, no sé si lo sab- --
-- ¿¡Qué ?! ¿Por qué? ¿En qué momento se planeó esto? -- JiMin se escuchó tan inconforme que le hizo sonreír, echaba de menos los berrinches de su chico.
-- RyeoWook me llamó a mi teléfono porque tú no le atendías a las llamadas, estabas durmiendo. Así que me notificó que tienes que ir a probarte un vestuario y maquillaje para tu próxima sesión. -- Explicó con la tranquilidad que lo caracterizaba.
Por supuesto, no dejando el berrinche atrás, el labio inferior de Park se abultó y sus cejas se fruncieron apenas un poco. -- Pero yo quería pasar la tarde contigo... -- Dijo a media voz, desviando también su mirada hacia el cuello de su novio, donde colgaba una cadena de plata con la que no dudó en juguetear.
-- Bueno, eso no tiene por qué cambiar, puedo acompañarte a tus quehaceres. Estoy de descanso durante unas semanas, y tú llevas casi un mes de gira conmigo, me toca apoyarte en tu trabajo. Este tiempo sin trabajo voy a mimarte todo lo posible ¿Bien? -- Le propuso, haciendo que sus ojos brillasen más que todas las constelaciones juntas.
-- ¡Ah, Min Suga! Tú sí que sabes cómo conquistarme. -- Exclamó sonriente, con sus dos ojitos hechos medias lunas por culpa de sus pomposas mejillas. -- Con gusto voy a dejar que cumplas mis caprichos. --
-- Será un placer. -- Un nuevo besito fue depositado en su carnosos belfos, acompañado de una suave y juguetona nalgada. -- Ahora, arriba, tenemos que ir a que almuerces algo y luego llegar hasta Seoul, te recuerdo que estamos en... en mitad de la nada. --
El modelo alzó su vista, fijándose con atención en aquellas cuatro paredes que lo rodeaban, esos muebles color madera y sábanas desgastadas que cubrían el colchón en el que tantas veces había dormido. -- Espero de todo corazón que sea la última vez que tenga que estar en esta habitación... -- Pensó en alto a media voz, siendo consciente que el estar allí solo hacía que recuerdos desagradables le abrazasen por la espalda.
Pero como siempre, como se había hecho habitual, las grandes manos de YoonGi habían acunado su rostro con parsimonia, moviendo sus pulgares por encima de sus abultadas mejillas. -- Será la última vez que vengas hasta que tú te sientas preparado para hacerlo, bombón. -- Aseguró.
JiMin le sonrió en chiquitito como agradecimiento, no tardando el levantarse de una vez de su regazo. Era tiempo de ponerse en marcha, el mundo seguía y él no podía bajar el ritmo.
-- Hyung, voy a ducharme, será rápido ¿Puedes meter las maletas en el auto para irnos cuanto antes? -- Inquirió, sacando de estas la ropa que ahora iba a usar, recibiendo por supuesto un asentimiento de parte del artista.
Así fue como el más joven se mentalizó de que, por primera vez, iba a ver a TaeHyung y JungKook juntos. Y no es como si le doliera de manera romántica, en realidad esos sentimientos hacían mucho tiempo que se esfumaron, pero; tal vez, y solo tal vez, era alguien un tanto rencoroso... Y bueno, simplemente no podía perdonar tan a la ligera, más aún después del recorrido de vida que llevaba.
Simplemente les deseaba lo mejor a ellos dos, pero ahora mismo no se sentía capaz de quedarse a mirarles en primer plano. Porque aunque era un amor lindo, era un amor que había sido creado a raíz de la mayor traición de su vida.
" Deja de pensarlo, ahora todo está bien. " Se dijo a si mismo, secándose tan rápido como podía; en serio tenía hambre.
Sus pies fueron cubiertos por sus botas negras de plataformas, dejando sus muslos al descubierto al usar una de sus faldas tableadas del mismo color, conjuntándolo con su abrigo rojo. Dejó que sus cabellos se secasen de manera natural, pero sí que se colocó bálsamo labial antes de salir del baño, ya dispuesto a bajar las escaleras.
-- ¿Entonces no queréis nada de comer? Tae preparó comida para los cuatro. -- Fue lo que escuchó JiMin en cuanto bajó el último escalón, siendo JungKook quien había hablado.
El de piel canela no se atrevía a hablar, no por lo menos delante de YoonGi. Ese chico tenía algo que lo intimidaba en demasía, la última vez que se vieron creyó por un momento que lo iría a matar por haber traicionado a JiMin. Aunque ahora estuviera hablando calmado, no podía no tenerle pavor. -- No, voy a ir con JiMin a- Oh, estás aquí. -- Dijo al ver como el nombrado entraba por el umbral de la puerta.
Park de manera automática se acercó hasta el músico, tomando su mano. -- Vamos a ir a algún restaurante, tengo trabajo esta tarde así que deberíamos de ir ya hacia Seoul. -- Aseguró, enfrentando los ojitos tristes de TaeHyung.
No supo cuanto tiempo se quedaron mirándose, si fue mucho o fue poco, pero algo dentro suyo se encogió. Y aunque hacía apenas unos minutos se dijo a sí mismo que todo le daba igual, que solo quería salir de aquí corriendo y no ser consciente de lo que la otra pareja viviera; una vocecita dentro suyo le suplicaba que no fuera así.
Podía ver como las manos de Kim temblaban sobre la encimera de la cocina, sus ojos empañándose por culpa de Dios sabía qué pensamientos.
-- Tae, te deseo lo mejor. -- Por fin dijo, siento honesto, más honesto que nunca antes. -- Espero que algún día podamos llamarnos, que me cuentes tus cosas, yo contarte las mías. Que nos alegremos el uno por el otro sin que me duela pensar en lo que pasó. Tomará tiempo, pero aspiro a que esa sea mi meta, recuperar al final a mi mejor amigo. --
Ansioso el granjero asintió de manera efusiva, las palabras no le salían, pero sí, él lo deseaba con todas sus fuerzas.
Tuvo el valor de salir de detrás de la encimera de madera, casi corriendo hasta quedar frente a JiMin para abrazarle; aunque tuviera que quedarse a mitad de camino, apenas a unos pasos del modelo. Su cuerpo se había anclado al suelo ante la mirada de ojos felinos de la nueva pareja de Park. En serio le temía.
El de mejillas abultadas soltó con delicadeza la mano de su novio, menguando al fin la distancia entre ambos. JiMin le estrechó entre sus brazos, y de nuevo, tal y como el día anterior, sintió como ese chico se deshacía en sollozos. Él tenía que perdonar si quería volver a tener su amistad, pero sabía que no era el único que juzgaba a TaeHyung; estaba seguro de que el propio chico también lo hacía.
Y por eso lloraba, por eso se desgarraba sin remedio, porque la culpabilidad lo carcomía por dentro.
YoonGi esperaba paciente, sin sentirse siquiera un poco inquieto; quería creer que esto pondría un punto y aparte en la relación de esos dos. Todo a partir de ahora mejoraría, esperaba que sí. Estaba dispuesto a esperar lo necesario, incluso quedarse allí a almorzar si al final su chico así lo decidía, pero su teléfono vibró en uno de los bolsillos de su pantalón con la notificación de una llamada. "RyeoWook-ssi" brillaba en la pantalla.
-- Buenas tardes, Ryeo-ssi. -- Saludó el pálido, escuchando de fondo a muchas personas parlotear, suponía que el hombre estaba en la cafetería de la empresa.
-- Hola, Yoon. ¿Cuánto tiempo os queda? Hoy hay mucho trabajo por aquí, así que cuanto antes estéis aquí mejor, los trabajadores os lo agradecerán. -- Aseguró el mayor.
JiMin miró al de ojos felinos, suponiendo el por qué de la llamada. -- Pronto salimos de la granja, luego íbamos a ir a almorzar algo a un restaurant- --
-- Si es posible sería necesario que llegaseis cuanto antes, el mes que JiMin estuvo fuera hizo que el trabajo se acumulase un tanto, así que... -- "En pocas palabras, nos está diciendo que tenemos que ir ya para allá. " Pensó el pálido.
-- Sí, no te preocupes. Consíguenos algo para almorzar y JiMinie. Estaremos allí en menos de una hora. -- Aseguró, y el nombrado pudo entender que su plan de cita en el almuerzo no iba a poder ser posible. De cualquier manera estaba feliz, porque YoonGi iba a acompañarle toda su tarde en la empresa.
El rapero finalizó la llamada, y sin decir algo en voz alta, supo comunicarle a Park que era la hora de irse. Iba a salir por la puerta de este humilde hogar, e iba a dejar aquí todos sus malos sentimientos que alguna vez desarrolló aquí, no los iba a llevar más consigo.
Para cuando el chico de mejillas regordetas entró en su empresa los saludos no cesaron, llevaban tantísimo sin ver en persona el precioso rostro del chico; que el no emocionarse por tenerle allí había sido casi imposible.
Aunque hacía meses esos largos días sin JiMin hubieran sido un descanso y paz mental, ahora desde que estaba dejándose conocer y trataba a los demás como iguales, los demás trabajadores habían comenzado a soportarle e incluso disfrutar el trabajo con él.
JiMin se encontraba riendo acorralado en el ascensor de la empresa, yendo dirección al salón de belleza, donde RyeoWook le había indicado que tenía que ir. YoonGi tenía sus dos manos cada lado de la barra del ascensor, con el cuerpo de su novio entre medio de estos. -- Entonces cuando lleguemos a casa qué hacemos ¿Uhm? -- Inquirió deslizando su nariz por la mejilla del risueño chico.
-- Vino, cena a tu libre elección, partido de basket y nuestro sofá. ¿Te apetece? -- Y Dios ¿Cómo aquello no iba a apetecerle?
Aquello fueron sus comienzos, eran esos pequeños momentos en los que JiMin se dejaba conocer un poco, hasta que se volvió una especie de dulce rutina. Una que ambos habían extrañado en demasía, porque a pesar de que habían estado el mes de febrero en hoteles lujosos, nada se sentía tan cómodo como estar en casa.
-- Añado tu culo en el contrato, entonces ya me parece el mejor plan inventado. -- Bromeó sacando una nueva carcajada del contrario, pronto teniendo las manitas de este acariciando su abdomen.
-- Vale, lo añadimos, p- -- En algún momento que ninguno de los dos supieron apreciar, las puertas del elevador se habían abierto. Fue el gritó agudo de alguien más lo que les hizo salir de esa burbuja que tan fácil conseguían crear para los dos.
--¡JiMinie hyung! -- Gritó alguien que había extrañado mucho, mucho a quien solía ser un tacaño modelo.
A YoonGi no le quedó otra que sonreír enternecido, dejando escapatoria al cuerpo de su novio. La pareja se quedó mirando hacia el pasillo, por donde WooYoung corría hacia donde ambos se encontraban. Haber tenido que dejar ir a JiMin justo cuando ambos se estaban volviendo cercanos había sido frustrante, porque él llevaba años esperando aquel momento.
Él apenas quería ir allí y hacerle una reverencia para saludarles y comunicarles lo emocionado que se encontraba por tenerles de nuevo allí, pero la vida le dio la mejor de las sorpresas. Para cuando estaba a apenas a unos metros de las puertas del ascensor vio como JiMin abría sus brazos a su dirección.
Mentiría si dijera que sus ojos no se habían empañado un mínimo, su emoción haciendo que se tirase hacia los brazos del modelo. -- Bienvenido a Seoul, te hemos extrañado mucho, todo el equipo estaba deseando tenerte aquí. --
" Te hemos extrañado mucho." El corazón de JiMin se sentía calentito ante aquella declaración. -- Perdón, es mi culpa, os robé demasiado tiempo el bombón que tenéis como modelo.-- Dijo el pálido haciendo que WooYoung ahora le hiciera una reverencia hacia su dirección como saludo.
-- No importa, sunbae, lo importante es que su tour fue fantástico y JiMin hyung está feliz, eso es lo mejor; ustedes os merecíais tiempo en pareja. -- El maquillador sonrió, pronto teniendo el brazo de JiMin sobre sus hombros.
-- Bueno, vamos Woo; no hay tiempo que perder ¿cierto? -- Animó el de mejillas abultadas.
-- ¡Ah, sí! Además RyeoWook-ssi estaba atento por tu llegada, será mejor que no demoremos en llegar. -- Aseguró, dando inicio a que los tres estuvieran en el salón de belleza pronto.
Aunque para el modelo estaba siendo un momento super emocionante comprobar que era cierto que su equipo de trabajo le había extrañado, al rapero también le estaba removiendo los sentimientos. Cuando conoció a JiMin pudo asegurar que ese chico no tenía amigos o personas que disfrutasen de tenerle al lado, y mirar ahora como todo había cambiado le hacía feliz.
Todo estaba bien, todo estaba en sus sitio ahora.
-- ¿Cómo estás? ¿Has podido descansar algo? -- Inquirió RyeoWook en cuanto vio al joven, tomando el abrigo que este se estaba quitando.
-- Estoy... bien, todo lo bien que se puede estar después de un funeral. -- Admitió regalándole una pequeña sonrisa para tranquilizarle. -- Y sobre el descanso, ciertamente no pude hacerlo mucho, Tae hoy estuvo... intenso. -- Le explicó en un susurro. -- Pero todo bien, todo solucionado, hyung, nada de lo que preocuparse. Ahora solo tengo en mente el trabajo que tenemos que hacer y después llegar a casa con mi novio. --
El mayor asintió, regalándole una sutil caricia en su mejilla. -- Vale, si necesitas hablar de lo que sea, ya sabes que solo tienes que nombrarme. Ve a tu asiento del tocador, WooYoung tiene que maquillarte y los estilistas tienen que preparar la ropa. Iré a buscar algo de comida para los dos ¿Okay? --
JiMin asintió, cansado pero aparentemente feliz, acatando las órdenes de su representante, tomando la mano de Min para arrastrarlo con él hacia su asiento, y además colocando otro más a su lado. El jovencito tenía sus ojos cerrados, dejando que Woo hiciera su trabajo mientras se dedicaba a disfrutar de como los dedos de su hyung hacían círculos en la palma de su mano.
Una parte de él estaba preocupado por si esto llegaba a ser aburrido para YoonGi, pero la realidad es que no parecía ser así en absoluto. El mayor estaba charlando tranquilamente con su maquillador, WooYoung no paraba de halagarle una y otra vez por los conciertos en Estados Unidos y preguntarle algunas cosas sobre ellos.
Y en ese momento JiMin se encontraba presente pero se sentía ausente; oída de fondo las voces de ellos pero no las escuchaba. No les estaba prestando atención. Estaba intentando aún procesar todo, como su vida ya no era la de antes (por suerte). Ahora tenía todo lo que había querido desde hacía tantos años. Y había momentos; como ahora mismo, en los que casi no se lo podía creer.
La muerte de la abuela Kim lo tenía pensativo, se arrepentía de no haberla visitado por última vez. Tal vez debería de haberle agradecido un poco más de lo que lo había hecho, porque gracias a ella es que había podido conservar la poca estabilidad mental que había tenido con anterioridad. Qué habría sido de él sin esa mujer.
Aún tenía en el bolso una carta que leería en el momento que se sintiera preparado. Ella había dejado un carta preparada para TaeHyung y otra para él; y JiMin en realidad se sentía un poco cobarde, claro que quería leerla y saber cuales habían sido sus últimas palabras para él... pero después de todo hacer eso sería soltarla por completo.
Y no se sentía preparado para soltar a la única persona que lo había cuidado de niño, no quería dejarla ir; quería refugiarse entre sus brazos una vez más, quería...
-- ¿JiMin hyung? ¿Qué pasa? -- Inquirió el más joven parando de mover su brocha sobre el párpado del modelo.
Park abrió sus ojos ante el llamado, encontrándose con la imagen reflejada en el espejo; los dos chicos que tenía a su lado le estaban mirando con preocupación, y por un momento se sintió culpable por ello. -- Nada, nada Woo, solo estaba distraído. Creo que el viaje me ha dejado un poco exhausto. -- Dijo en una pequeña risa, deslizando su mano hasta que acabó en la mejilla de su pareja, acariciando esta mientras le miraba. -- Solo pienso en llegar a casa y descansar, cuerpo y mente en paz. --
Bueno, el pálido entendía a la perfección lo que JiMin necesitaba, él también lo hacía después de todo.
La noche por suerte no se hizo de rogar demasiado, habían pasado la tarde probando maquillajes y ropa mientras comían algunas cosas que RyeoWook conseguía, YoonGi conociendo un poco más en profundidad a uno de los pocos que JiMin tenía. El chico que le caía bien, todo el mundo que mirase con tanto cariño a su pareja en realidad le caería estupendo.
Y WooYoung siempre tenía una mirada cargada de cariño y admiración para el modelo.
Ambos jóvenes no se cansaron de agradecer un millón de veces al mánager de JiMin, quien los había traído hasta a casa y además les había echado una mano para poder subir las pesadas maletas; sobre todo la de Park, que siempre iba cargando con sus cosméticos y más conjuntos de ropa de los que debería. Pero bueno, al final el verse guapo era su trabajo.
JiMin fue el último en despedirse de Wook, cerrando la puerta de la entrada una vez que este se fue. El joven apoyó su espalda en esta misma para dejar salir un suspiro, no podía creer estar en casa por fin, llevaba tantos días sin estar allí... nunca pensó que lo iría a extrañar tanto.
-- ¿Cansado bombón? -- Inquirió YoonGi acercándose a él, ofreciéndole una copa de ese vino afrutado que JiMin adoraba con todo su ser.
El antiguo rubio asintió con una ligera sonrisa sobre sus abultados labios, tomando por supuesto la copa con su mano izquierda, usando la derecha para colocarla detrás de la cabeza de su mayor, pudiendo así acercarlo para besarle con cautela. Ya podía sentir el sabor del vino de YoonGi en su boca. -- Estos momentos le han empezado a dar sentido a mi vida, te lo juro. -- Aseguró con sus ojos cerrados apoyando su cabecita sobre el hombro ajeno mientras se abrazaban.
El rapero sonrió, posando el mentón sobre su barbilla; uno de sus brazos estando ocupados de rodear la cintura contraria con la intención de que no se separase de él. -- Desde luego fueron días demasiado intensos, yo también estaba deseando vivir esto. Simplemente Park JiMin y Min YoonGi en su casa. --
-- A ver a ver, quiero que Min YoonGi me bese. Corre, corre. -- Dijo el más bajo jugueteando, removiéndose un poco su cuerpecito y por ende moviendo también el del contrario. Eran ellos dos jugueteando el pasillo de la entrada con dos copas de vino recién empezadas. Realmente JiMin aspiraba a que esto fuera su vida entera.
Min sin poder dejar de reír juntó sus labios con aquellos que tanto amaba, atrapando esos gorditos labios tan perfectos que se le habían cruzado por suerte en su camino. Ambos jugaban con la boca del otro, JiMin mordiendo con delicadeza el belfo inferior ajeno para tirar de este, escuchando la risa de YoonGi en un tono ronco.
Sabía perfectamente lo que significaba aquello.
El pálido volvió a iniciar otro beso más mucho más profundo, incluso dejó su copa posada sobre la cómoda de la entrada para poder usar ambas manos. Sin dudarlo tomó al modelo por sus piernas para poder alzarlo, haciendo que sus contorneadas piernas le rodeasen la cintura mientras su espalda se pegaba contra la pared vainilla del pasillo.
-- Ay, besas igual de rico que mi otro novio, Min Suga. -- Bromeó sobre sus labios una vez que sus bocas se habían separado un mínimo para buscar aire. Los dos rieron, y mientras JiMin le daba un trago a la copa de cristal, el músico se entretenía en besar con parsimonia la calentita mejilla contraria.
-- ¿Qué quieres de cenar? ¿Pedimos italiano? -- Dios mío, aquella propuesta sonaba como una canción angelical para sus oídos. Hoy no tenía especial ganas de cocinar, y tampoco quería que YoonGi perdiera el tiempo en ello, así que asintió totalmente convencido.
Con sumo cuidado el pálido le dejó con los pies en el piso, tomando de nuevo el vino que había dejado ahí esperándole. -- Ve a ponerte cómodo, ya mañana deshacemos las maletas. Voy a pedir. ¿Lo mismo de siempre, precioso? -- Volvió a hablar YoonGi a la par que sacaba su teléfono de su bolsillo.
-- Espaguetis carbonara, gracias, cariño. -- Dijo, acatando lo que su pareja le había propuesto. Aún tenía una nube de pensamientos nostálgicos que no le dejaban estar totalmente tranquilo, pero con YoonGi todo era más fácil.
JiMin se colocó su pijama de seda negro, una camisa y shorts -no excesivamente cortos pero holgados- de la misma tela. El de mejillas regordetas aprovechó para colocar el aire acondicionado de la habitación a una temperatura agradable, además de encender algunas velas aromáticas para cuando fuerana a dormir estuvieran a gusto.
Estaba ahora en el baño colocándose sus cremas de noche cuando YoonGi entró en este desabrochándose el pantalón. -- ¿Me toca comer ya antes de tiempo? -- Bromeó mirando a su pareja a través del espejo, la sonrisa socarrona que decoraba sus abultados labios le daba la vida a Min, quien negó con su cabeza sin dejar la diversión. Incluso cuando Park parecía tan dispuesto y lanzado, sabía a la perfección que no era lo que necesitaba en este momento.
-- Cállate, conejito; voy a darme una ducha. Tú pudiste hacerlo esta mañana. -- Le contestó, llamándole de esa manera debido al pasador de felpa que decoraba el cabello de JiMin para quitarse el fleco de su rostro mientras se hacía el Skincare.
El mayor dejó un suave pellizco sobre el muslo del más joven una vez que estuvo listo para adentrarse debajo del chorro de agua. Estas rutinas, que esto fuera cotidiano, lo hacía aún más lindo para JiMin.
Cuando terminó de mimar su piel dejó la pasada allí en el cajón junto a sus cremas, tomó la ropa que su novio había dejado allí en el suelo y se fue directo a meter esta a la lavadora. Para su suerte, segundos después sonó la puerta, la comida por fin estaba allí. Se encargó de pagar y tomar el pedido, aún YoonGi no salía del baño. "Después la sirenita soy yo..." Pensó Park.
En un intento de hacer esto mucho más lindo sacó la comida de las cajas en las que venían de propaganda del restaurante. Tomó dos platos y repartió allí lo de ambos, llevándolos hacia la mesa baja del salón, donde siempre solían cenar. Los dejó por supuesto tapados para que nada se enfriase.
También llenó ambas copas de vino; colocándolas al lado de los platos, encendió la televisión buscando el canal deportivo donde siempre veían la NBA y no se olvidó de abrir el tragaluces del techo. Hoy la noche estaba despejada y muchas estrellas se veían con claridad, posiblemente su abuela estuviera en alguna de estas.
"Te voy a echar demasiado de menos... gracias por cuidar a ese niño que nadie quería."
Si hubiera pasado algún tiempo más allí reflexionando sobre la muerte y la vida posiblemente las lágrimas hubieran brotado de sus ojos en soledad, pero antes de que esto pudiera llegar a pasar sintió como el sofá a su lado se hundía.
-- ¿Todo esto para mi? Sí que soy afortunado. -- Comentó el rapero al ver lo que había preparado el de mejillas abultadas, echando su cabeza hacia detrás para mirar al techo después; como lo estaba haciendo el chico de su lado. -- Hoy el cielo brilla mucho más que otros días, está bonito. --
-- Una persona bonita se fue a él después de todo. -- Murmuró como respuesta, removiéndose un poco para sentarse de lado, colocando las piernas por encima de las de YoonGi, quien ahora lo miraba expectante; automáticamente dejando sus manos sobre los muslos descubiertos de su pareja.
JiMin se acurrucó allí con él, el pálido le estrechó entre sus brazos cuantas veces fue necesario, le susurró todo lo que necesitaba oír, besó cada una de las lágrimas que se deslizaron de sus ojitos cuando creyó que fue el momento oportuno de desahogarse un poco de la tristeza que esto le provocaba.
Y todo, cada uno de los cuidados del músico se sintió como una curita al corazón. JiMin había encontrado su lugar seguro entre esos brazos.
Kisssuuu~~ 040323.
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