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catorce



JiMin no recordaba nunca antes haber sido acosado tanto por los paparazzis, desde que habían llegado al aereo puerto Sur Coreano para partir del país, tuvieron a demasiadas personas echando fotos e intentando descubirir hacia donde se podrían estar dirigiendo. 

El rapero era quien se encargaba de apartar a los reporteros, rodeando la cintura de su acompañante con uno de sus brazos, era de madrugada; habían tardado un poco más de la cuenta... según JiMin era demasiado complicado terminar de hacer la maleta con cierto pálido besando cada pocos segundos su cuello, estando pegado a su espalda. 

Fue demasiado ajetreado conseguir llegar estar dentro del avión, desde la prisa por creer que no llegarían al haberse distraído demasiado, hasta las masas de personas persiguiéndoles, pero por fin, se encontraban en sus asientos de primera clase. 

Era la primera vez que Park estaba sentado en uno de esos; él era famoso, pero más bien dentro de Corea del Sur, así que los viajes hacia el extranjero no eran para nada habituales, de hecho apenas había hecho uno y fue cuando estaba en secundaría. 

-- Oh Dios, YoonGi ¿Podemos pedir Champagne? -- Inquirió emocionado al leer la carta con las bebidas, aquellos licores y vinos tenían muchas varias cifras detrás de sus nombres. 

-- Puedes pedir lo que quieras, hasta que te canten "Estrellita donde estás" Para dormir si lo quieres, bonito. ¿Qué te apetece? -- 

Con una pequeña sonrisa escaneó cada uno de los nombres, él no entendía demasiado sobre vinos, pero sabía que el mayor sí. -- Sorpréndeme, pídelo tú por mi, hyung. -- Dijo y miró directamente hacia la ventanilla, observando como el avión iba despegándose del suelo. 

Para YoonGi incluso fue emotivo verle sonreír de aquella forma infantil que tan ausente solía ser en su rostro, se atrevía a decir que era la primera vez que se encontraba junto a un calmado Park JiMin. Sin querer hacerle esperar demasiado, ojeó la carta y cuando una de las azafatas pasó por su lado, pidió dos copas; un Chateau Ausone de 2009 para él y un Hennessy Paradis Imperial para el modelo. 

Las horas iban a ser largas, era un viaje de muchos kilómetros y además a diferencia de YoonGi, el menor no estaba acostumbrado a viajar, después de todo el rapero cuando hacía tours se llevaba mucho tiempo en vehículos, él no. 

Aún así, no fue demasiado malo, ir en primera clase sin duda lo hizo más llevadero. Pudo pedir tanta comida deliciosa como quiso, ver series y beber más de ese champagne que el pálido había escogido por y para él. Pero sí, el rubio agradecía no ir en turista porque hubiera terminado tirándose por la puerta de emergencia.

Así es como después de casi once horas, por fin pudieron pisar suelo Maltés, donde nadie los esperaba en la puerta y pudieron respirar paz.

-- Estoy cansado... pero si me duermo ahora siento que esta noche no podré dormir, nunca sentí el jetlag. -- Murmuró el de mejillas regordetas mientras tiraba de su maleta hacia fuera del aereo puerto, a lo que el azabache respondió con una sonrisa. 

-- Tranquilo, siéntate ahí mientras llamo al taxi. -- 

Y no fue necesario que YoonGi se lo pidiera dos veces para que el modelo lo hiciese, se sentó en los escalones de la entrada del lugar y esperó pacientemente a que el músico hablase por teléfono. No tardó dos segundos en bostezar, sorprendiéndose al sentir como algo se rozaba con su pierna. --Oh ¿Qué haces por aquí, michi? -- Preguntó como si el minino pudiera responderle, acariciando su cabecita con cuidado y una sonrisita escapándose de sus labios. 

¿Cómo estarían los gatitos que nacieron hacía poco en la granja? Ese pensamiento le trajo de nuevo a TaeHyung a la cabeza, pero se obligó a no ponerse triste, no cuando estaba celebrando su cumpleaños en un lujoso lugar. 

No lo esperó en absoluto, pero de pronto un Lamborghini Aventador Roadster se estacionó frente a ellos; consiguiendo que los ojos pequeños del chico se abrieran en demasía, oh Dios, que auto tan maravilloso. -- ¿No decías que iríamos en taxi? -- Preguntó el rubio colocándose de pie, todo el sueño que tenía se había esfumado. 

-- ¿No se merecía el precioso Park JiMin ir en un auto de lujo en realidad? -- Respondió con gracia, aceptando las llaves en la mano de la persona que lo había llevado hasta ellos, y por supuesto agradeciendo por el servicio. -- Lo he alquilado para los días que estemos por aquí, así que venga, bombón, hay que irse, móntate. -- 

Un agudo e infantil chillido se escapó de los voluminosos labios del más bajo, sentándose rápidamente en el asiento del copiloto. YoonGi fue quien se encargó de meter las maletas de ambos en el maletero, no prestando demasiada atención a su alrededor, donde ya habían personas mirando con curiosidad; los estaban comenzando a reconocer algunos. 

Park no dudó en tirar besitos desde donde se encontraba cuando algún joven los miraba con emoción, los fans de Yoongi y los suyos eran tan lindos... 

-- Nos vamos, preciosura. -- Dijo el rapero colocándose el cinturón y arrancando el deportivo con una mano en el volante y la otra en el muslo del chico que estaba a su lado. 

La sensación de ir a toda velocidad por la carretera, con el viento abofeteándote y el cabello revoloteando era malditamente gratificante. Para la mala suerte de JiMin, el trayecto no fue tan largo como lo hubiera querido. -- ¡YoonGi! Tenemos que dar un paseo largo en el lamborghini, no podemos irnos sin hacerlo. -- Exigió cuando ambos estuvieron en el estacionamiento del hotel, bajando las maletas del vehículo. 

-- Como quieras, bebé, te compro uno cuando lleguemos a Corea si es lo que quieres. -- Dijo sin más, como si el dinero en realidad lo pudiera imprimir en su casa mientras se preparaba un café. 

Cuanto le gustaba esto a JiMin... podían darle por culo a la dichosa granja en estos momento. 

Con la barbilla en alto y de la mano del rapero, entró en el lujoso hotel. Tan pronto como sus pies tocaron el suelo del recibidor, tuvo un empleado dándole los buenos días y pidiéndole que le dejase llevar su maleta, cosa a la que JiMin accedió en seguida. -- ¡Joven Park! Qué bonito se ve hoy... -- 

-- Lo sé, gracias. -- Contestó con simpleza aunque por dentro estuviera sintiendo una satisfacción enorme, por favor, que trescientas personas más le halagasen. -- ¿Cuál es nuestra habitación? -- 

La pregunta del modelo esta vez fue hacia Min, mientras se quitaba las gafas de sol y las reposaba en sus cabellos dorados. -- La más costosa, cariño, la más alta con mejores vista, la única que está en la última planta, la tenemos para nosotros solos. -- 

-- Perfecto... ¡Chico, vamos! Necesito subir ya y darme un baño muy muy relajante. -- Dijo refiriéndose al joven que llevaba su maleta, quien por cierto estaba demasiado nervioso porque el modelo parecía alguien demasiado demandante y exigente, temía no cumplir sus caprichos y pedidos. 

La imagen de JiMin andando con la cabeza en alto y las gafas puestas de nuevo sobre sus ojos, tal y como la celebridad que era, con el empleado de manos temblorosas detrás suyo; le causaba gracia a YoonGi. Él debía de anunciar a recepción que habían llegado y además pedir extrema privacidad y disimulo sobre el hospedaje de ambos, lo último que quería era bregar con las paparazzis en sus vacaciones. 

En ese tiempo el rubio ya se había adentrado en la habitación, descalzándose nada más hacerlo y corriendo hacia la amplia cama, donde saltó de espaldas antes de estallar en risas él solo. -- Me encanta, me encanta, me encanta... -- Repetía una y otra vez, viendo todo lo que le rodeaba en esa suite que ni en sus sueños se hubiera visto tan costosa. 

Las ganas de comerle la boca a Min YoonGi por tan bonito regalo, volvieron. Pero se les olvidaron en cuanto pudo divisar el gran ventanal que había al fondo de la habitación, tenía unas preciosas vistas al mar. 

Como si este mismo lo llamase de forma mágica, el rubio se levantó del colchón para poder salir a la terraza, donde tomó aire de forma profunda con sus brazos abiertos, la brisa marina golpeándole en el proceso y él enamorándose un poco más del agua salada. -- Es como volver a tener cinco años y estar en Busan... -- Susurró para si mismo. 

La imagen de él tirando de la mano de TaeHyung por la arena invadió su tranquilidad. Dos niños que jugaban a fugarse de casa porque sus planes futuros estaban muy lejos de esas cuatro paredes. Los de Kim tiraban hacia más abajo, hacia un lugar solitario y alejado de la pequeña ciudad, y los de Park eran altos, vivir en la capital rodeado de lujos, saliendo a la calle y viendo su cara en cada cartel de revista. 

Siempre habían estado tan lejos uno del otro... pero nunca lo habían aceptado en realidad. 

-- Un baño, necesito un baño. -- 





Para cuando YoonGi había entrado en la suite no pudo divisar al modelo, pero no se alarmó, era obvio que se encontraba en el baño, lo podía escuchar. No le faltaban las ganas de entrar y ver esas curvas sin algunas fastidiosa prenda, pero tenía educación; y cansancio, eso también. 

El rapero se limitó a ponerse ropa cómoda y sentarse en el colchón para avisar a JungKook de que habían llegado bien; además de entretenerse un poco con sus fans por twitter. Le gustaba mucho mostrar interés en hablar con ellos, después de todo estaría agradecidos con el fandom para toda la vida. 

Definitivamente el pálido no supo cuanto tiempo pasó, si una hora y media o más; lo único que le indicaba que JiMin no se había quedado dormido en la tina de hidromasaje era que le escuchaba canturrear de vez en cuando, por eso no estaba preocupado. 

Al salir llevaba puesto un albornoz negro que el hotel les daba. -- No sabía que utilizabas lentes. -- Murmuró el rubio secándose el cabello con una toalla pequeña mientras se sentaba en el borde de la cama. 

El rapero levantó su vista por encima de sus gafas, visualizando como el nudo del albornoz marcaba la estrecha cintura de Park. Era delicioso el solo admirarle. -- Las uso cuando trabajo con pantallas solamente, generalmente en el estudio, o ahora que estaba esperando a que la sirenita saliera de su baño. -- Bromeó, recibiendo un almohadazo de parte de dicha sirenita. 

-- Que idiota eres... -- JiMin habló a media voz, no por nada, sino porque era en ese momento cuando se estaba dando cuenta de que iría a compartir cama con el músico. Llevaban viviendo juntos dos meses y medio, y nunca, jamás, habían compartido colchón para dormir. 

Entendía que no podía haber pedido un habitación de camas separadas ¿Qué pareja haría eso? Aún así, le hacía sentir cohibido. -- ¿En qué piensas tanto, bombón? ¿Algún capricho que quieras? -- Preguntó el mayor con su vista en la pantalla deslizando su dedo hacia arriba y hacia abajo. -- 

-- Una cena privada, los dos, en un restaurante costoso. -- Ante las palabras "cena privada" Yoon se extrañó, no tardando incluso en bloquear su teléfono para dejarlo a un lado. 

-- Si lo que quieres es comernos en privacidad podemos hacerlo en la habitación, bebé. -- 

El tono coqueto que el azabache usó hizo que el rubio arrugase la nariz al instante ¿Es que este hombre no se cansaba de siempre actuar igual? -- No es eso viejo calentón... es que... -- No entendía siquiera el por qué, pero le avergonzaba hablar de aquello de lo que se había dado cuenta en su largo baño. -- Casi no te conozco... ni me conoces, quiero que lo hagamos. -- 

Aunque el modelo había usado un tono de voz más bien bajo, YoonGi lo había escuchado a la perfección. -- Bien, una cena privada será, preciosura. Dejo ahora la reserva, me ducho y nos vamos ¿Vale? -- 

Park asintió con su cabeza, no queriendo aceptar que sus mejillas se encontraban calientes por la forma dulce en la que el otro chico se había dirigido hacia a él en este momento. 




Tal y como el rapero lo había dicho, se habían dado los acontecimientos. Ambos se habían arreglado, incluso yendo con la capota del auto echada para no despeinarse a petición del coqueto modelo. 

Era el primer día en el que JiMin se montaba en un auto en el que el rapero era quien manejaba, de hecho creía que no tenía siquiera carnet ya que JungKook era quien lo llevaba a todos lados, por lo visto estaba equivocado. 

Fuera del restaurante un empleado les estaba esperando, se encargaría de aparcar el lamborghini mientras otro les acompañaba hasta el salón reservado solo para ellos. Para el pálido era algo exagerado, pedir una sala solo para ambos, pero bueno, dijo que cumpliría con cada capricho de ese joven, y eso estaba haciendo. 

-- ¿Te gusta el sitio? -- Fue lo primero que YoonGi preguntó para quedarse más tranquilo al haber hecho su tarea de forma correcta; el alivio llegó tan pronto como el contrario asintió con una pequeña sonrisa, mirando todo a su alrededor hasta sentarse en su lugar. 

El restaurante había vaciado todo el salón, apenas dejando una y mesa dos sillas en el centro del elegante lugar. -- Es bonito, que las paredes sean una pecera lo hace muy lindo. -- 

Y el rapero asintió, lindo o no; diferente era desde luego.

Había algo que lo tenía tontamente ilusionado y además ansioso, no entendía como JiMin había llegado a pedirle conocerse más, después de casi tres meses había conseguido que el rubio fuera quien pusiera un poco de interés en él. YoonGi no sentía tanta emoción por pensarlo de manera romántica, simplemente como personas que iban a tener que convivir bastante. 

Bueno, que si JiMin y él se hacían amigos con beneficios sexuales no se iba a quejar tampoco, pero eso era otro tema. -- ¿Hay algo que quieras saber, bombón? Dijiste que querías que nos conociéramos más, adelante. -- Comentó, agradeciendo con un movimiento de cabeza al camarero que había traído una botella de vino y dos copas. 

-- Uhm... ¿Cómo es tu relación con tu familia? -- Fue lo primero por lo que el modelo sintió curiosidad, posando sus ojitos sobre los ajenos mientras movía el líquido del recipiente de cristal en forma circulares.

-- Buena, ellos no viven en la ciudad, son de Daegu. Tuve que irme de mi casa bastante joven para poder tener una carrera musical en condiciones, así llegando a la capital. Mis padres me apoyaron y siempre han aceptado que quisiera seguir mi sueño, así que perfecto. Son buenos, pero bastante serios. -- La realidad es que no recordaba alguna vez que su casa estuviera inundada de risas o escándalo antes; pero bueno, no se quejaba, sus padres fueron muy buenos progenitores con él realmente, incluso siendo así, le habían hecho sentir muy querido siempre. -- A día de hoy todos los meses les paso dinero, quiero que tengan una muy buena vida. 

La información sobre la forma de ser de ambos progenitores fue una sorpresa para el pequeño, quien sonrió de forma divertida, posiblemente siendo la primera vez que lo hiciera él y no YoonGi. -- Oye, y siendo ellos así ¿Cómo saliste tú tan descarado? ¿Quién te malcrió tanto? -- 

-- La novia de mi hermano mayor. -- Respondió rápidamente entre risas; bueno, esto no era algo que contase normalmente a nadie, apenas lo sabían Hoseok y JungKook, ahora también lo sabría JiMin. -- Mi hermano y su novia llevan desde los catorce años juntos, cuando tenían diecisiete ella se quedó embarazada. Fue un problema para su familia, de hecho la echaron de casa, pero mis padres le abrieron las puertas y aceptaron el hecho de que ninguno de los dos quisieran abortar. Cuando esto pasó yo tenía diez años, así que pasé mucho tiempo con noona, aún vivía en Daegu. -- 

La sonrisa con la que YoonGi estaba hablando y de la forma en la que sus ojos se hacían más pequeños derrochando dulzura; hacían saber al modelo que efectivamente él le tenía un gran aprecio a su círculo familiar; y a esa chica de la cual no sabía el nombre. 

Su relato le estaba pareciendo de lo más interesante, tanto como para posar su barbilla en sus manitas y seguir escuchando con atención lo que el pálido recitaba. El ambiente era tranquilo, parecían amigos, unos amigos normales disfrutando de una cena. 

-- Se llama Sayuri, no es Coreana. Creo que es la mujer más divertida y espontánea que conocí jamás. -- Siguió contando. -- Así fue como nació mi sobrina, MeiYin, es... bueno, ella es una de mis personas favoritas posiblemente. -- 

-- ¿Te gustan los niños? -- 

-- Uh, ¿algo así? No lo sé, precioso, me ponen muy nervioso también a veces. MeiYin es muy buena, siempre lo fue, estoy seguro de que es la hija que todos hubieran querido tener, pero cuando los niños se comportan de manera malcriada y caprichosa... -- YoonGi miró el rostro del rubio; dándose cuenta de que este era exactamente igual que uno de esos niños. -- Bueno iba a decir que no los soporto, pero no estoy ya tan seguro. ¿Y tu relación familiar, cómo es?--

Ante la pregunta, JiMin se encogió de hombros, luego bebiendo de su copa. -- Fui un niño el cual estuvo mucho tiempo en una casa de adopción. Siempre nos decían que si cumplíamos los siete allí dentro, muy posiblemente nunca nadie nos adoptaría. Por suerte la enfermera de allí era la abuela de TaeHyung, mi pareja. Ella tenía un gran vínculo conmigo y solía llevarme con ella a su casa, aunque siempre tenía que devolverme a la casa de adopción por las noches. -- 

Min se hubiera esperado muchas respuestas, pero esta había sido una de las menos esperadas. Intentó no mostrarse sorprendido por no incomodar al de mejillas adorables, y por como este mismo siguió hablando, comprendió que no lo había hecho. 

-- Tenía más de siete años cuando una mujer me adoptó, tenía catorce. Ella había perdido a su marido y dos hijos en una accidente mientras los tres estaban de camino a la escuela, así que se vio sola y decidió llenar ese vacío adoptando. El problema estaba en que no quería aceptar a un chico de cero, ella quería que sus hijos volvieran así que... de alguna forma intentó por todos los medios el que yo fuera exactamente igual que su hijo mayor, JaeMin. Así que nunca fui suficiente buen hijo para ella. -- 

-- JiM- -- 

-- Ah, no vayas a soltar ningún discurso de consolación. Estoy bien, desde que tengo memoria supe que mi mayor sueño era ser rico, mírame ahora, que bien hice las cosas. -- Dijo de forma divertida mirándose las uñas, las cuales tenía pintadas y perfectamente cuidadas. -- Además, seguía teniendo a TaeHyung y su familia, ellos eran todo lo que necesitaba. Por suerte, mi tutora legal vivía a dos calles de Tete, así que iba con él cada día. -- 

Vale, YoonGi no era psicólogo, pero crecer sin una pizca de amor de referentes paternos sumando el sentimiento de abandono de parte de tus padres biológicos y no aceptación por otros; debía de ser duro. No le extrañaba que el modelo desarrollase aquella personalidad arrolladora; y sobre todo, esa dependencia hacia TaeHyung. 

Casi medio minuto se habían llevado en silencio, fue la llegada de la cena lo que les hizo poder volver a un ambiente más relajado otra vez, empujando la incomodidad fuera de aquella sala. -- Woh, tiene una pinta increíble ¿Qué pediste? -- 

-- Lampuki con salsa de... no me acuerdo, pero huele muy bien ¿no? -- Respondió el pálido dispuesto a dar el primer bocado; no reprimiéndose en soltar un gemido gustoso por el maravilloso sabor. -- Está delicioso... -- 

-- Lo está, me gusta mucho más el pescado que la carne roja, fue muy buena elección, YoonGi. -- ¿Y qué se creía el modelo? ¿Que él lo había hecho al azar? Sabía perfectamente que JiMin tenía ese gusto ,llevaba un mes y poco cenando junto a él, analizando lo que comía para después recordar sus gustos, le había salido bien. -- ¿Algo que tengas curiosidad? Puedes preguntarme tú también? -- 

Claro que tenía curiosidad sobre algo, pero tenía miedo, no quería incomodarle o algo así... pero en serio aquello a veces hasta le quitaba el sueño. Por la forma en la que el azabache le estaba mirando, JiMin supo qué es lo que quería decir, aunque estuviera reprimiéndose, aquello le causó gracia. -- YoonGi, mi problema por el cual me llueve tanto odio es complicado. Me encantaría contarte, pero ahora mismo estoy demasiado a gusto... otro día lo haré, de verdad, solo dame tiempo. -- 

-- Sí, el que necesites, siento si te hice sentir mal. Tú tranquilo, no volveré a insinuar sobre el tema hasta que tú seas el que des el paso. -- Aseguró sonriendo un poco, porque ver a JiMin masticar con sus gorditos labios sellados, pero estirados en una pequeña sonrisa, era una de las imágenes más lindas. Entablar esta conversación con Park estaba siendo parecido a cuando el gato callejero que siempre quieres acariciar; pero te araña, de repente un día se tira panza arriba para dejarte estar cerca. 

Sin lugar a dudas el rubio había dejado de estar a la defensiva con él.

-- YoonGi ¿Novias? ¿Novios? -- Preguntó el más joven, una vez más sacándole de sus pensamientos. 

-- Tú. -- Dijo divertido, recibiendo pronto una patada por debajo de la mesa. -- Vale, vale. Uhhm, no, he tenido muchos encuentros aleatorios, incluso amistades con las que me puedo divertir de vez en cuando. -- Kim SeokJin, por ejemplo. -- Nada demasiado serio, tampoco lo necesito. -- 

-- Yo creo que sí, así dejas de ir detrás mío. -- 

El pálido rió ante la nariz arrugada del pequeño, dejando incluso de comer para mirar con lascivia al chico que tenía enfrente. -- Park, no estoy enamorado de ti ni aspiro a estarlo, pero eres precioso, de verdad, posiblemente las persona más atractiva que pise el mundo; así que mis ganas de tener una relación físicamente beneficiosa, no se van. -- 

Halagos, coqueteos y cumplidos que lo embelesaban de mala manera. -- Mira que eres descarado, Min Suga... -- Murmuró sin apartarle la mirada mientras bebía de su vino, luego relamiéndose sus brillantes belfos. -- Sigue diciéndome cosas bonitas. -- 

En ese momento YoonGi vio el cielo despejado para seguir volando hacia lo que podía ser una buena noche de sexo, así que se echó hacia delante, apoyándose en la puerta para poder hablar en un tono más bajo. -- El otro día, cuando estábamos grabando en anuncio y tuve que besar tu espalda desnuda, no sabes las ganas que me dieron en tenerte en esa posición... Eres consciente de lo caliente que eres, tus curvas, estrecha cintura conjuntada con unas caderas de infarto... Nah, eres una locura, bombón. -- Un ambiente aún más íntimo de repente los invadió. 

El corazón de JiMin corría como loco solo al recordar la escena, los labios de YoonGi recorriendo desde su nuca, por su columna  hasta su espalda baja mientras él se hacía el dormido. -- Dije cosas bonitas, no obscenas... pero creo que me llaman la atención ¿Qué más? -- 

-- Tengo fijación oral, es decir, me gusta mucho cuando hacer cosas con la boca se trata y tus labios... tus labios son mi perdición, bonito. No puedo parar de imaginármelos una y otra vez gimiendo mi nombre en alto, o tal vez demasiado ocupados como para no poder vocalizar, no sé si me sigues... -- 

Y claro que lo hacía, YoonGi le estaba diciendo directamente que se moría porque le hiciera una felación. JiMin tenía un problema que se resumía en: Ser una persona de lívido alto con un novio que parecía un monje. Tae no le había pedido en la vida algo como aquello; y joder, si el pálido provocaba todo lo que ahora le estaba haciendo sentir, no quería imaginar lo que a lo mejor podría hacer el chico de piel canela. 

Aunque bueno, esa mirada la cual pareciera que le estuviera avisando de que en cualquier momento se le fuera a tirar encima para devorarlo, definitivamente nunca iba a ser dado por TaeHyung. 

-- Ah, eres un pervertido, cariño. --

-- Tú no te quedas atrás, mi vida. ¿Más vino? -- 

-- Más vino. --





Fue una cena agradable, demasiado, más que cualquier otra que hayan tenido. Era claro que después de horas de conversación, se habían conocido un poco más y sobre todo se había establecido cierta confianza; apenas un poco más, pero lo suficiente para hacerles sentir más tranquilos.

La noche podría haber terminado de maravilla, pero el vino había jugado en sus contras. JiMin iba tan borracho, que YoonGi tuvo que ayudarlo incluso a levantarse de la silla. él no había bebido tanto, después de todo tenía que conducir, era consciente, sin embargo había dejado que el rubio hiciera lo que quisiera. 

Con estos acontecimientos dados, la noche de sexo se había esfumado, porque Yoon no iba a aprovecharse de algo como esto jamás, solo de pensarlo le daba asco. -- ¡Suga! A-a ver... cantame esa, la del rey samurai... -- Pidió entre risas el rubio mientras el pálido le quitaba los zapatos, debía de ponerle el pijama. 

-- ¿Daechwita? -- Preguntó de igual forma riendo, JiMin podía llegar a ser divertido. 

-- ¡Esa! Dale, Daeeeeeeeeeeeeechwita, daechwita. -- Gritoneó el de pomposas mejillas colocándose de pie en el colchón a duras penas. 

Con preocupación, pero pasándoselo en grande, YoonGi tomaba las manos del chico para que este no cayera mientras saltaba. Ese intento de rap estaba haciendo que el estómago de Min doliese de tanta carcajada. -- Ya, bombón, te vas a caer y partir una pierna, no queremos eso. -- 

-- ¿Te gustan mis p-piernas? -- Soltó de repente el rubio, mirando estas al instante. -- Tócalas, son blanditas, mis muslos son lindos. -- 

-- Lo sé, cariño, lo son. Claro que me gustan. -- Aseguró acariciando las piernas del chico de arriba abajo, nada indebido, tan solo para que el contrario se tranquilizase y no le hiciera un berrinche. -- ¿Eres capaz de vestirte solo? ¿O te ayudo? -- 

-- ¡Puedo sólo! Todo lo he hecho s-solo siempre, puedo, claro que puedo, hombre feo. -- 

Muy lejos de sentirse ofendido, aquello solo causó que YoonGi volviera a reír, empujando al modelo para que cayera en el colchón. -- Pues venga, hombre precioso, ponte el jodido pijama, tengo sueño. -- 

A nadie le sorprende si decimos que al final JiMin si necesitó un poco de ayuda ¿verdad? Ya por fin ambos estaban en pijama, a punto de meterse en la cama y por fin dormir después de bastantes horas sin hacerlo, el cambio de horario había sido jodido, pero ya iban a descansar. 

-- ¡Espera! ¡Foto, f-foto para nuestros niños! -- 

-- ¿Qué niños? ¿Qué dices? -- El comportamiento infantil, tonto y desvergonzado de JiMin solo le hacía reír a cada momento teniendo sus encías y perlados dientes a la vista todo el rato. 

Con aquella expresión, pronto tuvo los labios del rubio en su mejilla y el teléfono frente a ambos para sacar la fotografía. -- Ahora sí, posteo esto en twitter, y a dormir. -- 

-- Sí, sí... como digas... Descansa bombón. -- 

-- Buenas noches, hyung. -- 



Ojalá lo hayáis disfrutado. 

Os quiero.

Kissuuuu.~~

110621.

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