24
Los dedos tintados acarician su cintura, sonríe ante el tacto del avellana y se apega más a su torso desnudo. Frank va a esconder su rostro en el cuello de su novio, pasando a acariciar su abdomen y luego su pecho. Los pálidos dedos del pelirrojo pellizcan levemente su mejilla, haciéndolo sonreír para luego sus dedos encontrarse con los contrarios. La paz y la tranquilidad siempre viene después de la tormenta, pero para ellos, esa es la paz y la tranquilidad antes de la tormenta. Navidad pasó con rapidez, entre sus trabajos y las vacaciones de sus hijos, todo ha pasado volando. Merecían un tiempo a solas.
—Feliz año nuevo, amor —susurra el menor en su oído, sintiendo los vellos del ojiverde erizarse—. Te amo.
—Feliz año nuevo —gira su rostro para besar sus labios, el avellana corresponde con la misma soltura—. Y te amo más.
Acaba por darse la vuelta entre la capas de mantas que los cubren del frío Jersey para abrazarlo. No esperaban que fuese a nevar tanto, según las expectativas de Bandit, ya que el año pasado sólo había sido una leve nevada para la época de navidad y año nuevo. La castaña estuvo realmente estresada unos cuantos días porque la tormenta de nieve no sólo se avecinó en gran cantidad antes de lo esperado, sino que arruinó sus planes vacacionales. Según Frank, Cherry y Lily no estaban muy diferentes. Belleville ya se les hacía aburrido, siquiera las comidas de la abuela Linda las mantenían quietas por unos ratos, pero entonces volvían.
Y a pesar de que ninguna se atrevía a decirle nada a su padre, fue Miles el que las delató en cuanto a sus ganas de regresar a las calles de Summit, no sólo por Bandit, sino por el resto de las personas a las que se habían encariñado. De pronto toda una vida se había situado en Summit, dejando a Belleville enterrado en el pasado y como un recuerdo fugaz que Frank les planteaba sólo cuando se trataba de los padres de este. Padres a los cuales Gerard conoció en vísperas, y debe admitir que sintió un poco de nervios, esos que jamás llegó a sentir en la adolescencia porque Bandit gratamente se lo impidió.
Donna no estaba ahí para incomodarlo en la cena, y Donald se había mudado lejos de ellos tiempo después de su fallecimiento. Sus padres no estaban ahí para hacer de esa cena un martirio, pero estaban sus amigos, su hermano y su hija, que resultó prácticamente lo mismo puesto a les importó una mísera servilleta el ponerlos a ambos en vergüenza frente a los mayores. Porque, claramente, las gemelas y Miles formaron parte de ello también.
Frank, el padre de su novio, no estaba muy contento en cuanto a la elección de su hijo, pero luego de unas cuentas palabras por parte de Linda, el señor relajó su semblante y mantuvo una conversación con el pelirrojo sobre su familia y vida laboral que lo convenció de buena manera; pudo ver que su aprecio hacia Frank y a sus nietos es verdadero, y que poniendo hacia un lado la elección sentimental por parte de su hijo, él es un buen hombre con buenas intenciones. Esas fueron sus palabras; Gerard no pudo sentirse más aliviado.
Tiene ganada a toda la familia Iero, ¿qué mejor que eso? Sólo una cosa:
Frank ganándose a la familia Way, por más que éste la tuviese en la palma de su mano desde el primer momento. Sólo estrechaban lazos cada vez más. Ya pueden considerarse una familia, y Bandit se ve realmente contenta con eso a pesar de no habérselo comentado. Está demás decir que si Bandit está contenta, él está contento.
—Te dije que podríamos pasar año nuevo juntos —bosteza Frank, el pelirrojo lo observa pasar sus brazos por debajo de su cabeza mientras que él gira quedando boca abajo, apoyándose de codos sostiene su mandíbula entre sus manos—. Y sobre todo que las niñas quisieron regresar de Belleville y mamá no puso pretexto cuando te nombré. En serio le gustaste.
Gerard hace una mueca.
— ¿Y a tu padre?
— ¿Cheech? —alza una ceja, pero la mueca en el rostro del pelirrojo no se borra. Alza sus comisuras—. A papá sólo le molesta que no le haya comentado mi repentino cambio de gustos. En un segundo tiene un hijo único con una ex esposa y tres nietos, y al siguiente tiene a un hijo único, divorciado, gay, y es por eso que en gran parte agradezco el habernos mudado de Belleville. No tuviste la oportunidad de presenciarlo, pero mi padre es experto haciendo comentarios innecesarios de mal gusto. Mamá es la que sabe cómo controlarlo, es insoportable cuando insiste.
—Uhm —lentamente el ojiverde escala hasta pasar sus rodillas por encima de su cintura. Enseguida las manos tintadas van a acariciar la cintura, muslos y espalda del mayor. Gerard se inclina, acercándose a su boca. No lo besa, pero Frank se ha preparado para recibir un beso, y al verlo dirigirse vacilante hacia su cuello, su expresión de ofensa lo hace reír. Susurra en su oído—: ¿Entonces sí le caí bien a mamá Linda?
Los dedos del menor van a subir su mentón, dejando a su nariz rozar con la contraria.
—Tú le caes bien a todos, amor. Incluso a esa profesora de historia contemporánea en la preparatoria. Amé su rostro cuando te besé frente a ella, fue épico.
— ¿Así que sí estabas celoso? —sus ojos se abren a la par de su boca, una sonrisa amenaza con formarse.
—Shh —posa su índice sobre los labios de su novio que esconde su sonrisa tras sólo alzar sus comisuras—. Ella debía concentrarse en los preparativos para la graduación de nuestras hijas, no en lo bien que se veía tu cabello sucio o qué tan apretado estaba tu pantalón en ambas partes de atrás y adelante.
—Definitivamente estabas celoso —sonríe en su cuello, Frank pone sus ojos en blanco acariciando su espalda. En su mandíbula el pelirrojo deja un beso—. ¿Sabías que los padres celosos me ponen?
—Mhm, ¿mucho?
Gerard muerde su labio, asegurándose de hacer contacto visual. Se remueve encima de él haciendo al avellana ahogar un gemido.
—Muchísimo —con su lengua delinea los labios del tatuado antes de hacer la de él enredarse con la suya. Las manos tatuadas toman su trasero de lleno con toda libertad, mientras sus manos se aferran al cuello contrario y ahoga otro gemido en la boca del avellana. No tardarían en obtener otra erección si seguían así—. Amor- a-amor... Las niñas... Las niñas están- están cruzando el- pasillo... Frank...
— ¿Y qué si están a diez pasos de aquí? Ellas saben que estamos aquí, Gerard, puedo asegurar que también escucharon tus gemidos. No hicimos un gran trabajo silenciándonos, ¿sabes?
Agradece que su novio no puede verlo en la poca claridad de la lúgubre habitación, pero de todos modos puede sentir su rostro calentarse. Frank sonríe, besando la frente del ojiverde sonrojado.
—Te dije que teníamos que irnos de aquí. Podíamos hacerlo en tu auto de nuevo, y no con ellas aquí. Miles claramente no diría nada, porque es Miles, pero ¿sí sabes quiénes son nuestras hijas? Nos humillaron frente a tus padres en la cena de navidad, Frank. Bandit encontró con quien más hacerme bullying que no sea Ray, y eso no es exactamente bonito-
—Sé que no debemos abusar de la confianza que nos están dando al aceptarnos como pareja, pero hablé con mis hijas, Gee. Ellas comprenden.
—Sí, Bandit es experta comprendiendo, pero no le cierra su bonita boca. Antes era un lío para que aprendiera a hablar, ahora es un lío para que se calle.
El tatuado suelta una risa.
—Realmente no parecen padre e hija. Amo verlos discutiendo como si fuesen mejores amigos.
—Somos mejores amigos, Frankie. Que seamos padre e hija es sólo un complemento, sólo uno, pequeño —suspira, cautelosamente se acomoda sobre su regazo, dejando su cabeza posarse en su pecho y escuchar los latidos de su corazón.
Frank acaricia su cabello. Ha notado que las raíces negras comienzan a crecer bajo los mechones rojos, y que su cabello también está un poco más largo. Gerard le dijo que no se lo cortara, ciertamente tiene curiosidad en cómo luciría su cabello largo ya que él lo ha tenido antes así, e incluso le mostró fotos como evidencia. El publicista no tuvo más remedio que acceder a la insistencia de su novio. Incluso llegó a transmitirle algo de esa curiosidad.
—No puedo creer que las niñas estén a casi cinco meses de graduarse —dice Frank luego de un rato—. ¿Recuerdas el primer día de clases? ¿En kínder? ¿Primaria?
Gerard rezonga. Levanta su rostro del pecho para mirarlo con una mueca de fastidio.
—No, no, no. Nada de recuerdos. Me vas a hacer llorar y sabes lo llorón de mierda que soy, no quiero. No.
El tatuado ríe viendo a su novio hacer pucheros y volver a estrecharse contra su torso, luciendo como un niño molesto.
—Están creciendo, Gee. Deberías estar orgulloso de ti mismo. Deberíamos estar orgullosos de nosotros mismos. Fuimos irresponsables teniendo sexo siendo adolescentes y luego nos convertimos en los mejores padres para nuestros hijos. Tú no ves casos como esos todos los días, ¿o sí?
—Es porque vivimos en un país desarrollado, Frank.
—País desarrollado mi culo. Somos buenos padres, no por economía u otras mierdas; sino porque tuvimos esa capacidad y esa valentía. Muchos no lo hubiesen logrado.
— ¿Ahora actúas como una "madre orgullosa" sosteniendo su "bendición" en alto? —los labios del pelirrojo tiemblan queriendo soltar una gran risa. La retiene hasta que Frank da una palmada a su espalda y carcajea entre dientes besando su pecho después.
—Le diré a Bandit que te aleje de las redes sociales. Es por esto que los padres no deberíamos utilizarlas. Es para los adolescentes, nosotros ya estamos viejos, Gerard.
—Tu padre está viejo, nosotros nacimos la semana pasada —vuelve a hacerse hasta sentarse a horcajadas sobre él. El avellana sonríe—. Treinta y dos y próximamente treinta y cuatro son las mejores edades, amor. Como el vino. Nos ponemos mejor con el tiempo.
—Yo seguro que me veré bien, pero tú seguramente tendrás una pancita rechoncha y canas para cuando llegues a los cuarenta.
Con una almohada consigue golpearlo varias veces hasta que su fuerza sea nula y acabe boca arriba con Frank encima de él, impidiéndole realizar algún movimiento. Nunca se había percatado de qué tan fuerte es el menor siendo que él es mucho más alto que él, pero Frank posee mucha más masa muscular y de por sí logra ser más fuerte que él. Aunque, sinceramente, nunca lo ha sido.
—En secundaria era bastante gordo, aunque no lo suficiente como para sufrir de acoso y sobre todo el tener una novia ardiente que me dio mi primera hija. De haberme hecho esto en ese entonces, te hubiese noqueado, Iero. Aprovéchalo ahora, porque cuando vuelva a tener mi panza rechoncha y mis canas vas a caer.
La risa de Frank abarca la habitación, sin importarle el que serán las seis de la mañana en primero de enero del 2017. Reiría sin importar nada, en realidad. Sus hijas ya deben estar durmiendo, Jamia fue a buscar a Miles antes de las cuatro y tal cual, sin haberles importado nada, subieron a la habitación del pelirrojo a celebrar año nuevo. A su manera.
— ¿Sí sabes que te voy a seguir amando aun si tienes canas y panza rechoncha? Yo tendré la piel arrugada en mucho tiempo, y realmente jamás he visto a un anciano con cientos de tatuajes, por lo cual tú no tienes nada de lo qué preocuparte. Y sé que vas a seguir amándome, así luzca como una pasa colorida.
Entre sus risas y las de su novio, sus piernas se enredan entre las mantas, sosteniéndolo con fuerza contra sí, con una sonrisa deciden unir sus labios. La luz comienza a colarse por las cortinas azules, dándole un toque tranquilizante a la habitación, ya pueden verse con más claridad, pero sus párpados comienzan a pesar mientras siente los dedos del avellana hacer círculos en su espalda. Gerard asiente.
—Créeme que te voy a seguir amando. Te voy a seguir amando muchísimo. Demasiado. Bastantísimo. No vas a soportarlo, pero tendrás que hacerlo, porque no pienso irme.
Frank no contesta. Pronto siente ese remordimiento que sintió cuando le dijo que lo amaba por primera vez, pero lo oculta. No hará un escándalo por eso, no comenzando el año.
—Tendré que hacerlo. Porque tampoco pienso dejarte ir. Te amo mucho más.
Una luz se enciende al fondo de su pecho, irradiando hasta su estómago, haciendo a los vellos de sus brazos erizarse y a la luz rebotar hasta su cabeza. Dejándola ahí sólo como una luz. Una luz que proyecta una ocurrencia, un riesgo, una locura.
Una locura que no se realizará nada pronto, pero que se realizará. Y hará todo lo que tenga que hacer para que sea posible, como una de las promesas que le hizo a Bandit cuando nació.
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