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Postadata: El capítulo es más bonito si ponen la canción al momento en que aparece la letra, lxs amo gg.  


Estar en medio de una carretera desierta resultaría espeluznante si no hubiese una buena compañía, o es lo que Gerard considera. No tendrían a nadie a su alrededor observándolos o con alguna otra intención, confía en Frank, lo suficiente como para dejar que ambos quedaran a la deriva en medio de la noche, por más que apenas se harían las once con veinte. Deja que las manos tintadas del avellana remuevan su saco y desabotonen su camisa, teniendo la oportunidad de desvestirlo con la misma sutileza. El auto de Frank es más cómodo de lo imaginado, se acoplan con facilidad en los asientos traseros y la luz de la luna tal parece que ilumina para ellos.

Gerard baja sus besos por el cuello del tatuado, asaltando sus labios cuando éste tira de su cabello hacia atrás. Sus dedos ansiosos van remover su pantalón junto a su ropa interior. Frank se está dejando hacer el por el pelirrojo quien se mueve dudosamente por su actitud, el avellana no tarda en darse cuenta.

—Oye —susurra, Gerard sube a verlo con rapidez, Frank sonríe—. ¿Estás nervioso?

El pelirrojo intenta regalarle una sonrisa, pero una risa tonta es lo único que sale al abrir sus labios. Frank acaba por reír acariciando su mejilla, lo besa.

»No es la primera vez que hacemos esto, Gee. No hay razón para que estés nervioso.

—Es que... usualmente eres tú el que lleva el control de esto.

— ¿Y qué si quiero que ésta vez tú lleves el control?

Los ojos del banquero miran fijamente al par de orbes avellana que le sonríe y va a entrelazar sus dedos en su cabello antes de volverlo a besar con fuerza. Con las mismas ansias el pantalón de Gerard cae por algún espacio del auto y el tatuado no tarda en rodear su cintura con sus piernas.

—Frankie, Frank —murmura separándose—. Tú... en serio... ¿quieres...?

—Quiero —asiente—, sí quiero, Gee.

—Pero dijiste-

—Sé lo que dije, y es contradictorio, pero una vez leí algo sobre reemplazar memorias-

— ¿Una División de la Mente? —pregunta el ojiverde esperanzado, los ojos de Frank se cierran tras soltar una risa.

— ¿También leíste ese libro?

—Dos veces en español y una en inglés —se hace espacio entre las piernas del publicista, jadea cuando ambas erecciones rozan.

— ¿Entonces si tenemos suerte la teoría del esquizofrénico funcionará?

—Si tenemos mucha suerte —lo observa con fijeza para susurrar—: puedo ser yo quien te arregle, Frankie.

—Entonces confío en ti —susurra sobre sus labios—. Hazlo.

— ¿Sin preparación? ¿Tienes condones-?

—Gee —lo toma de la mandíbula obligándolo a mirarlo cuando Gerard desvía la mirada—. Hazlo.

El pelirrojo toma aire antes de besar fugazmente sus labios y alinearse en su entrada. Sin querer perderse un detalle de las expresiones del tatuado se introduce con suavidad, observando cómo cierra sus ojos, abre su boca y arquea su espalda. Los antebrazos del ojiverde se posan a cada lado de su cabeza, permitiéndole besar su cuello y mandíbula.

—Prometo ser cuidadoso —susurra en su oído, Frank asiente jadeante.

Sus movimientos van con parsimonia, Frank lo está dejando ser parte de él, convertirse en uno de una forma diferente a todas las veces anteriores. Ésta vez es él quien tiene la oportunidad de hacerlo sentir en las puertas del cielo. Su boca recorre cuanto lugar le es posible, siendo que debe moverse cada cuanto decide ir con calma para no hacer de un infierno la primera vez de Frank en tanto tiempo. Ha descubierto que, por más rústico y agresivo que puedan llegar a ser durante el acto en una que otra ocasión; siempre sería especial por el simple de hecho de que se trata de ellos dos. Que Frank lo hace ver todo mejor, y que gracias a él ya nada sería tan malo puesto a que lo tiene consigo.

*

Jadeante, Gerard cae sobre el pecho del tatuado, escuchando cómo el latir de su corazón es igual de acelerado que el suyo. Cierra sus ojos por un rato, no tiene intenciones de dormirse, pero ha quedado exhausto. Luego de un rato ambas respiraciones se regularizan, sabe que Frank tampoco se ha quedado dormido gracias a las caricias que le proporciona a su cabello. Lentamente endereza su cabeza, posando su mano empuñada sobre el pecho del avellana para poder mirarlo. Frank se hace con una almohada bajo su cabeza para poder quedar a la misma altura. Comparten miradas un par de minutos hasta que el pelirrojo se inclina para besar sus labios. El suave tacto del tatuado pasa a su rostro, donde profundiza el beso.

El mejor beso que han compartido desde el primero. Pueden sentir la descarga que ambos tienen, las ganas de mantenerse juntos y todo el amor que han estado desarrollando el uno por el otro. Separarse es un martirio, pero el aire falta y se sonríen. Los dedos tintados recorren con delicadeza las facciones definidas del ojiverde. Se rehúsa a aceptar que eso es más que una amistad, no puedes mirar a alguien como si no pudieses vivir sin ella y luego llamarlo "amigo". Para Frank no tiene lógica.

—De estar en la secundaria ahora mismo, sin duda esto sería lo que estuviese haciendo.

Gerard ríe escondiendo su rostro en el cuello tatuado, esparce besos antes de alejarse.

—De no ser padre estando en la universidad, también lo hubiese intentado, al menos —ladea el pelirrojo—. Me alegra no haberlo hecho.

—Sí, a mí también —Frank sigue acariciando su rostro—. No hubiese sido lo mismo. Tener sexo en un auto es bastante común cuando estás-

— ¿Tener sexo? —el ceño de Gerard se frunce, hace que el ceño de Frank también se frunza—. ¿Acabamos de tener sexo? Sólo... ¿sexo?

El entrecejo de Frank se va relajando mientras analiza las palabras del pelirrojo. Desvía su vista aun cuando la de Gerard es fija a él y suspira pestañeando varias veces.

—Gee —titubea—, ¿te puedo preguntar algo?

Su entrecejo también se ha relajado esperando la respuesta del avellana. Con una mueca le asiente.

»Tú y yo... ¿qué somos?

Una vez más, las preguntas de Frank le han llegado como una bofetada a la cara que lo trae de vuelta a la realidad. Sus cejas se alzan levemente sin tener una respuesta para eso porque, es totalmente cierto, ¿qué son? Ni él lo sabe. Ponerle un título a lo que tienen no parece contundente, más que para Frank resulta bastante importante. Y lo comprende.

—Somos... —toma la mano tintada, dejando un beso en su palma antes de recostarse contra ella—. ¿Qué quieres que seamos, Frankie?

—No, no, la pregunta te la hice yo a ti, no puedes dejarme todo el peso. Gerard, escucha... Te convertiste en alguien importante para mí en los últimos meses y... Por primera vez en mucho tiempo, vi más allá de mis hijas. Te dejé entrar en mi vida, en la de ellas, de manera incondicional porque sentí que todo iba a estar bien, porque tú me diste esa seguridad.

—... ¿Y te arrepientes de haberlo hecho?

— ¿Qué? Pero... —balbucea, sus manos toman con firmeza el rostro del pelirrojo acercándolo a él—. Gerard, me enamoré de ti con una locura insaciable. ¿Cómo me puedo arrepentir de lo mejor que me ha pasado desde que mis hijos nacieron?

Sobre sus labios, el ojiverde sonríe, inclinándose para atrapar sus labios en un firme beso. Sus pálidas manos van a acariciar su rostro besando con más furor. Frank ríe en medio del beso rodeando su cintura con sus piernas nuevamente.

—En mis planes no estaba acabar en tu auto en medio de la nada, pero —ambos ríen—, tú lo haces todo más especial, Frankie. Las cenas, los almuerzos, cosas tan simples como el reír contigo, el amar a tus hijas por encima de cualquier otra cosa. Me enamoré, de ti. Y nunca hallé el momento adecuado para decírtelo, por eso quise organizar todo esto de la cena.

— ¿Entonces? —el tatuado muerde su labio.

—Entonces... ¿qué tan colegial suena la palabra "novios"?

Frank suelta una risa.

—Muy colegial. Demasiado colegial. Somos señores, Gerard, padres. Me estás haciendo sentir en la escuela de nuevo.

Gerard esconde su rostro en su cuello para reír.

—Sé mi novio, Frankie —susurra—. Hazme un favor, y sé mi novio.

La radio está encendida con el volumen bastante bajo, pero cuando las notas de un piano comienzan a escucharse en el fondo el pelirrojo da un respingón, sin poder creer que la canción perfecta ha llegado en el momento perfecto. Con esfuerzo se levanta del regazo del tatuado para ir a subirle volumen al estéreo, Frank frunce el ceño levantándose con sus codos. Gerard no sube mucho el volumen, sólo lo necesario para que Frank escuche.

»Canción perfecta en el momento perfecto —vuelve a tomar lugar sobre el regazo del avellana que regresa su cabeza a la almohada. Por lo bajo el pelirrojo comienza a cantar la letra de la canción.


My whole world changed from the moment I met you

And it would never be the same
Felt like I knew that I'd always love you
From the moment I heard your name


— ¿Es en serio? —carcajea escuchándolo cantar, Gerard cierra sus ojos apegando su frente a la de él, con señas le dice que haga silencio y que escuche la canción. Con una sonrisa Frank obedece.


Everything was perfect, I knew this love is worth it

Our own miracle in the makin'
'Til the world stops turning
I'll still be here waiting and waiting to make that vow that I'll...

Las manos de Gerard acarician la cintura del avellana. No mirarlo mientras afina su voz le es imposible, le está cantando a él, y sólo a él. Siente que se ha enamorado del hombre correcto.

I'll be by your side, 'til the day I die

I'll be waiting 'til hear you say I Do
Something old, something new
Something borrowed, something blue
I'll be waiting 'til I hear you say I Do


Hasta este punto, la voz de Gerard ha comenzado a sonar aún suave mientras mueve su cabeza al ritmo de la canción y Frank ha descubierto que suena hermoso. Y que probablemente puede escucharlo cantar siempre. Su piel se eriza bajo el tacto del pelirrojo y va a acunar su rostro con su mano, apartando los mechones rojizos con sus dedos.


Smiles by the thousands, ya tears have all dried out
'

Cos I won't see you cry again
Throw pennies in the fountain, and look at what comes out
Sometimes wishes do come true

Everything is perfect, I knew this love is worth it
Our own miracle in the makin'
'Til the world stops turning
I'll still be here waiting and waiting to make that vow that I'll...


Ha conseguido memorizar el coro, así que fácilmente puede cantar junto a él.


I'll be by your side, 'til the day I die

I'll be waiting 'til hear you say I Do
Something old, something new
Something borrowed, something blue
I'll be waiting 'til I hear you say I Do


Gerard sonríe, besando sus labios fugazmente para continuar la letra.


Always better than worse, protect you from the hurt

I'll be waiting 'til hear you say I Do
I Do love you, yes I Do love you
I'll be waiting 'til hear you say I Do
Coz I love you, love you...


El coro vuelve a hacer espacio entre ellos, Gerard acaricia su mejilla con sus dedos, acercándose para susurrar:


We're shining like a diamond, just look at us now,

I wanna hear you say I Do


La canción culmina dándole la oportunidad al pelirrojo de rozar su nariz con la del avellana, con el contacto visual cada vez más cercano.

— ¿Qué dices, Frankie?

—... Digo acepto.

La sonrisa de Gerard se ensancha hasta que sus mejillas duelen, tirando hasta que Frank se encuentra en su regazo. Con la misma sonrisa el tatuado rodea su cuello tras besarlo y el ojiverde se encarga de abrazarlo desde su cintura para corresponder al beso.

Estar enamorado es una mierda, pero una mierda hermosa si es de la persona correcta.

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