14
HANNAH
Los primeros rayos del sol golpean mi rostro y poco a poco voy abriendo mis ojos, parpadeo varias veces acostumbrándome a la claridad del día y me estiro un poco, pero, algo me lo impide.
Los dos gatos se han dormido sobre mi, me remuevo un poco y veo a mi lado, estamos estacionados en una gasolinera, tomó mi celular y veo que marca las seis de la mañana, paso una mano sobre el gato de Nicolas llamado "Flaco" y sonrió cuando ronronea, me giro hacia atrás mirando a mi hermana dormir y veo que tengo aún la chamarra puesta, me miro al pequeño espejo retrovisor y grito.
Estoy horrible. Mi cabello lacio hecho un nido de pájaros y mi vestimenta toda arrugada, muevo a los gatos bajándolos, estos me lanzan una mirada y se van hacia atrás, bajo del auto y comienzo a alisar mi ropa con mi manos, tomó un sorbo de agua, saco mi maquillaje y comienzo a arreglarme.
—Buenos dias— dice Nicolas llegando al auto con una bolsas, me giro a verlo.
—Buenos...— me quedó a mitad del saludo al ver su mejilla arañada al igual que sus manos, frunzo el ceño—¿Que te paso?
Nicolas suelta un suspiro y dejado las bolsas en la parte de atrás de la cajuela, me tiende un café y le agradezco.
—Tu gato y el mio me hicieron pararme en la madrugada porque querían ir al baño, tuve una pequeña discusión con el tuyo pero creo que estamos en paz— mira a Malvavisco y me sonrie.
—Debiste despertarme, pude ayudarte—le comento y el niega con la cabeza, miro la carretera— ¿Cuanto falta para llegar?
—Una hora— me contesta mientras pasa su mano sobre su cabello acomodandolo, me mira— Máximo hora y media, no se como esté el trafico en los Angeles.
—¿Llegaremos directo a ver a tu...?—me freno y luego continuo— ...ex?
—No, la recepción es hasta medio día y no creo que quieras que nos presentemos así.
Veo nuestras ropas arrujadas y entiendo, veo las maletas pero ahora los gatos se han acostado en ellas, el también observa eso y lo miro.
—Tendremos que cambiar los planes— cierro el maquillaje y lo dejo debajo del asiento, me acerco hacia el y estiro mi mano— ¿Puedo?—pregunto.
El asiente con la cabeza y acomodo su camisa blanca, pasó mis manos sobre sus brazos alisando un poco la ropa, no tendremos tiempo de cambiarnos ni un lugar hasta llegar con su ex novia, veo sus pantalones y lo miro.
—Yo me encargo— me dice dándose la vuelta y acomodando ropa, me doy la vuelta para darle privacidad pero veo por el retrovisor un poco.
Santa madre de dios.
Tiene un trasero perfecto y redondo.
Muerdo mi labio y apartó la mirada, no puedo hacer eso, no es nada ético, el angel y el diablo aparecen en mi hombros.
—Deja de verlo, dale espacio— aconseja mi ángel en mi hombro derecho.
—Déjala tranquila, ¿Acaso no ves ese trasero perfecto? Deja que contemple esa vista— le dice mi diablo en el hombro izquierdo.
Y le hago caso al diablo. Vuelvo a ver por el espejo y me sorprendo al no verlo, me doy vuelva ¿A donde se ha ido?
Me giro y choco contra su pecho y me espanto.
—Maldicion— exclamó con el corazón acelerado y me sonríe un poco— Me espantaste.
—¿Me ayudas?— me entrega una corbata negra, la tomó con manos temblorosas.
Basta Hannah.
Controlate.
Asiento con la cabeza y le paso la corbata por su cuello, acomodo la corbata y comienzo a arreglarla, mis manos tiemblan un poco pero lo controlo, hago el nudo y le sonrio.
—Gracias— me agradece y me mira— ¿Llegaras así?
Observo mi ropa y niego.
—No puedo subir la cremallera de mi vestido ¿Podrías ayudarme?
—Claro— acepta.
Me giro hacia el, siento su tacto sobre mi piel y sube mi cierre.
—Gracias— agradezco y señaló el auto— Hay que irnos si queremos llegar a tiempo.
Nicolas asiente con la cabeza y sube al auto, hago lo mismo y coloco el cinturón de seguridad, lo miro de reojo y retomamos en viaje.
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