Amores Brillantes - Drabble 2
『Amores Brillantes』
El sol presentaba el amanecer a través de las ventanas del gran Castillo de Erini. Zacarías no tardó en despertarse con el cantar de los pájaros e imaginando que su día sería tan tranquilo como de costumbre, recordó que en la habitación de al lado tendría que despertar al joven Bellamont que había quedado bajo su cuidado.
Pensar en aquel muchacho castaño le estresaba, pero eran pensamientos que no podían abandonar su cabeza, simplemente, Esteban era el desastre y tormenta que no salía de su mente. Así que tras una ducha y verse vestido frente al espejo, se encaminó a la habitación vecina y abrió la puerta sin siquiera tocarla.
Esteban despertó con su acostumbrada llegada, algo aturdido y aún con sueño. Sin camisa, trastabillando y refunfuñando, el castaño se levantó, esperando quizá algún regaño ajeno. Pero Zacarías no dijo nada; se quedó en silencio admirando su buen físico, y pensando en por qué era tan mal combatiente.
Luego alzó la mirada, fría, y Esteban se vio paralizado al entender que había sido detallado por los misteriosos ojos de Zacarías. El mayordomo hizo un gesto de agrado, sin sonreír, y salió de la alcoba tras cerrar la puerta. Esteban sabía que debía prepararse tan rápido como pudiese.
Esteban se miró pues al espejo, detalló su torso en busca de alguna anormalidad y analizó lo que había pasado. Al parecer, a Zacarías le había gustado su físico, quizá por ello el Bellamont lanzó una risilla sarcástica al aire.
—Pero eso no te detiene a la hora de pelear, ¿Cierto, Zacarías?— Comentó a su reflejo, recordando lo duro que era Zacarías a la hora de entrenar, cuando debía tumbarlo al suelo, cuando debía apuntarle con la espada.
En esos momentos, a Zacarías no le temblaba el pulso.
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