Capítulo 3: Menschen suchen Menschen.
Ciertamente él no era una persona que saliera de su zona de confort, le gustaban las cosas comunes; los libros, la música, ir a museos cuando el estrés sobrepasaba los límites de lo aceptable, ver películas viejas y un largo etcétera que se podía tildar de aburrido. Sabía que actualmente no eran costumbres arraigadas en la gente joven, particularmente en las de su edad. Los preciosos 20's eran para disfrutarse, para vivir todo aquello que después podría ser tomado como ridiculez o inmadurez. Sin embargo, sus opciones siempre habían sido las mismas a pesar de que disfrutara de otro tipo de actividades.
Sí, como a toda persona común, le gustaba salir de juerga a los bares, ir a una que otra fiesta e incluso tener algunos viajes con un par de sustancias. Aquello era lo único arriesgado en su vida, y aunque lo primero era exclusivamente para satisfacer sus necesidades humanas, un buen polvo jamás era problema, un chico o una chica, o... Ambos, realmente no le importaba siempre y cuando pudiera descargar toda la tensión que se hallaba sobre su espalda.
Pero una cosa tenía clara, él "No jugaba con la comida de su plato" y "Nunca repetía un postre", a pesar de que era un hombre de costumbres, aquello simplemente no se le daba. Por alguna razón le desagradaba involucrarse más lejos de una noche (o día), la razón era simple; su experiencia en relaciones pasadas le contaban que las horas para dedicarse a otra persona, eran un desperdicio de tiempo, su carrera le exigía mucho más de las veinticuatro horas que un día normal tenía, le gustaba la adrenalina de estar en una sala de urgencias, y disfrutaba toda la paz que le proporcionaba un quirófano, verse envuelto por la necesidad de enfocar su mente en una sola cosa... Salvar a quien estuviese en sus manos. Ver que podía jugar con la naturaleza de todo ser, saberse vencedor ante la muerte, o ser consciente de que jamás habría ser humano capaz de mediarse con el ciclo de la vida. Todo en su mente era simple, trabajar, descansar, disfrutar y volver a la rutina.
Y no que fuera una regla de oro inquebrantable, sin embargo, nunca había pasado por su cabeza involucrarse con alguien de la universidad y ahora en el hospital menos; era fácil, lo que podía dedicarle a sus horas laborales era eso, enfocarse en lo que estaba a su alcance y en lo que quizá no, pero que valía la pena intentar. Además siempre que estaba dentro de su ambiente de trabajo apreciaba más a sus compañeros por sus habilidades que por algún tipo de atracción de otra índole. Solía ver a los especialistas como sus superiores, de algún modo como un tipo de autoridad que tiene fronteras infranqueables y que sólo están ahí para cederle un poco de sus conocimientos, y si hablaba de sus compañeros residentes, era lo mismo; personas de las que se puede aprender y convivir, pero jamás como algo con lo que se pudiera mezclar su vida personal.
Sin duda todo había cambiado, el giro de 180° aun lo tenía en un sopor... Orgásmico... Literalmente.
Porque ahí estaba él intentando atinar a la cerradura de su casa, con manos torpes y una llave que no cooperaba con su desesperación. Mucho menos, teniendo en cuenta el otro par de extremidades que le manoseaban el culo en cuanto se agachaba a hacer un nuevo intento, después de un acalorado beso. Sí, estaba a punto de entrar a su casa con aquel residente atractivo, que era nada más y nada menos que el hijo de su futura mentora de especialidad. Todo eso podía estar mal en muchos sentidos, pero carajo, el que el otro hombre estuviera restregándose en su trasero como si de un baile erótico se tratara no ayudaba a pensar las cosas bien, de verdad que no.
Lograron entrar justo al tiempo en que sus prendas inferiores ya estaban en sus tobillos, su acompañante quizá estaba tan desesperado que no medía los problemas en lo que lo podía meter al desnudarlo aun cuando estaban fuera de la comodidad de cuatro paredes y de ventanas selladas con cortinas, cualquier persona que pasara por la vereda podría verlos comiéndose entre besos y manoteos. La culpa no sólo era de la impaciencia de su compañero, sino de él mismo que se había rendido momentáneamente con la odiosa puerta y le había sacado la cazadora y sin querer o tal vez con toda intensión, había roto la playera en su afán por morder un poco de la piel contraria.
No era nada del otro mundo, le gustaban las cosas prácticas, y si quería un orgasmo era tenerlo a la voz de ya, los preámbulos sosos quedaban relegados en alguna parte de su mente que no procesaba correctamente la necesidad y los impulsos que todas las hormonas en su torrente sanguíneo corrían como autos italianos. Ahora con sus manos en el miembro contrario, se lamentaba el haber dejado los pantalones afuera. Los condones estaban su cartera e ir por ellos no era una opción.
-¿Traes... Mmh ... condones en esos horrendos pantalones?
-No... Salimos corriendo de mi casa... No traigo nada encima... Mierda, no puedes quejarte.- No, no podía hacerlo cuando los dedos que estaban dentro de él se movían rápidamente intentando dilatarlo a toda costa. Estaban lejos de la puerta, pero no lo suficientemente cerca de su habitación como para ir por una botella de lubricante o por los preservativos que guardaba en el baño adjunto a su recámara.-
-Supongo que estás... ¡Ahhh! Limpio...¡Mételo ahora! ¡Ya!.- Que su mente no carburaba era lo que menos importaba, quería el pene de ese hombre sin la demora de un segundo más.-
Otra regla quebrada en poco tiempo, porque su salud iba ante toda calentura... ¿No?
-Pue... Puedes hacerte una prueba...después...- Y de una, le invadió hasta el fondo con todo aquello que su cuerpo pedía a gritos. Verdaderamente no le importaba, no ahora, y no en los próximos minutos donde se dedicara a sentir le movimiento de caderas que Tom ejercía para estar un en sincronía con sus jadeos y gruñidos. Era probable que ambos estuvieran desesperados por alcanzar la cima, realmente no recordaba cuando había sido la última vez que había tenido sexo, ni por qué no lo había tenido a últimas fechas, pero lo mejor que le pudo ocurrir desde que llegó a Alemania era esto... Por mucho.-
-¡Cállate y muévete!
Y así lo hizo, como si de pronto conociera todos sus puntos sensibles la sensación de que el fin estaba cerca lo invadió, y aunque eso era lo que más deseaba definitivamente no estaba en sus planes que todo terminara tan rápido, no sin que también él tuviera la oportunidad de hacer suyo ese cuerpo que lo sujetaba de las cadera y empujaba su vientre contra algún mueble de lo que creía era la sala.
Sonrió para sus adentros cuando el miembro de Tom salió y no lo dejó entrar debido a una rápida inversión en las posiciones. Un par de ojos afiebrados lo miraron confundidos, pero no se amedrentó, mientras lo empujaba al suelo con algo de resistencia, le mostró lo que estaba por hacer, simplemente lo iba a tomar fuerte como había hecho con él.
Pintaba para una noche larga, satisfactoria y movida, sin duda no lo dejaría pasar. Lo que ocurriera de aquí en adelante, podría ser tan bueno como el orgasmo al que se aproximaba o tan malo como una ETS. Pero eso estaba por verse.
Ym/
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