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OO5.

No fue solamente el repentino movimiento que Jungkook empleó para desabrochar mi pantalón y bajarlo mínimamente lo que me dio un tremendo estremecimiento de placer, sino el extraño y el intenso tono que logré descubrir en su voz. Fue casi como una amenaza, una amenaza que está dispuesto a cumplir, y que yo estoy dispuesto a soportar.

Tensé mis músculos y apreté la mandíbula cuando los largos dedos de Jungkook iniciaron suaves caricias en mi erección por sobre la tela del bóxer. No me ayudaba el hecho de seguir sintiendo su respiración detrás mío, su pecho estaba pegado a mi espalda, sus brazos estaban rodeándome simulando una jaula, simplemente para no dejarme ir.

Pasé mis manos por sus ante brazos, que me abrazaban a mis costados, hasta llegar a sus muñecas, no sé si él comprendió el acto o si yo intenté de verdad comunicarle algo, pero su mano tomó con firmeza mi miembro aún con el bóxer puesto. Aferré mis manos a sus muñecas y cerré los ojos, agradecí infinitamente que no estuviera mirándolo frente a frente, porque ésto comenzaba a reflejarse en mí más de lo que yo esperaba.

─ No me sujetes. No podré hacerlo bien si me sostienes así. ─ Jungkook quitó mis manos de sus muñecas y logró meter su mano dentro de mi bóxer. Dejé ir un jadeo cuando la calidez de su mano me cubrió placenteramente.

Ahogué con toda la fuerza de voluntad que aún me quedaba un fuerte gemido, no estoy listo para perder la dignidad, esperaré un poco más.

Mi mente no dejó pasar desapercibido el tono tan autoritario que empleó en su orden, ni tampoco el efecto que ocasionó en mi cuerpo. Es como si todo de mí estuviera de acuerdo en obedecerle, y el hecho me resultaba increíblemente poderoso sobre mí, porque su orden me gusta, su tono me pone alerta, todo de él tiene una autoridad sobre todo de mí que me hace dudar demasiado, pero me hace sentir muy bien.

─ ¿Quieres que hablemos del curioso cuestionario que le hiciste a Seokjin, mientras te masturbo?

Fruncí mi rostro, intenté ordenar mis ideas y pensé en su pregunta... Oh, maldito traidor. Yo sólo le pregunté a Seokjin unas cuantas cosas acerca de sexo sin compromiso o cómo desaparecer de la vida de un amante para no verle la cara nunca en la vida de nuevo, claro, sin que éste se entere. No sé cómo supo que hablaba encubiertamente de Jungkook, tampoco sé cómo confié en él, estúpido Jin.

─ N-No, no digas su nombre... mientras hacemos esto... j-joder, Jungkook. ─ Kim Seokjin sabrá lo que es tener un bonito moretón en su cara después de esto. ¿Cómo fue capaz de contarle a Jungkook? Qué amigo, no le contaré nada jamás, que se meta su alpaca por el culo.

─ ¿Por qué no dejaste que yo solucionara tus dudas?... ─ Podía sentir la maldita sonrisa de Jungkook sobre mi hombro, disfrutaba de las reacciones, disfrutaba de su control, disfrutaba de tenerme así, simplemente lo hace y es que es Jungkook, él debe tener el control sino, todo está mal... y bueno, yo soy Jimin, me tiene bajo su control.

─ Porque, porque eres un tonto...

Jungkook rio ronco. A propósito pasó su dedo índice por la cabeza de mi miembro, llevándose la humedad que ahí se había estado formando por sus caricias y con ello un jadeo un poco desafinado de mi garganta, cuando resbaló su mano por mi largo tuve que tapar mi boca con mis manos para retenerme, incliné mi cuerpo hacia el frente alejándome de la espalda de Jungkook e ignoré sus burlas.

─ No te cubras. Así no es divertido ─ Ignoré su oración y suspiré contra mi mano, ésto de que me esté masturbando y riéndose de mí al mismo tiempo, no me gusta, pero es tan de él. ─ ¿No te descubrirás?

Antes de que pudiera replicar, o tan siquiera apartar por mi propia cuenta la mano de mi boca, Jungkook se adelantó y me volvió hacia él, no me alcanzó el tiempo para mirarlo a los ojos cuando ya estaba boca arriba sobre la cama. Oh, la cama. Esta cama, su cama.

─ En serio quiero escucharte, Mini. ─ Jungkook tomó mis manos por mis muñecas y las alzó, evitándome cualquier movimiento propio. ─ ¿Quién no querría, Jimin? ─ Cerré mis ojos, me dispuse a no hablar, a no decir nada; por primera vez en nuestra historia, no diré, haré o pensaré estupideces, sólo voy a escucharlo y sentirlo, ¿Quién no querría

Me quitó la camisa mal colocada sin olvidar el agarre de su mano, manteniéndolas aún sobre mi cabeza. Cuando su rostro desapareció entre mi cuello pude darme cuenta claramente de lo perdido que ya estaba. Cuando sus labios tocaron mi piel pude darme cuenta que ya estaba demasiado perdido como para retractarme, demasiado perdido como para arrepentirme, y joder, cuando empezó a succionar y jugar con mis pezones. Estaba demasiado encantado como para no decir que me gusta mi amigo. Porque sí, me gusta.

─ Te escuchas muy bien cuando estás agitado. Cuando estás caliente... ─ Dejó, por fin, su rostro frente al mío y logré verlo. Alcancé sus labios y nos besamos como antes, en una situación así está de sobra la lentitud, pero esto es lo que quería. Era húmedo.

Un beso lento y preciso por parte de Jungkook es lo más cercano al destierro de todo lo que pretende ser perfecto, simplemente desbancado, y desmentido, porque en verdad no llegan ni a la mínima expresión de perfección que en su beso se encuentra.

Ugh, qué me pasa.

─ Jungkook... ─ Me deshice de mis estúpidos y románticos pensamientos, porque no es momento para eso, y encontré la oportunidad de colgar mis piernas en su cadera, siguiendo el ritmo del beso que se tornaba contrariamente. ─ Quita... porfis.

Jungkook rio terminando el beso que yo había interrumpido para pedirle que me quitara los pantalones, digo, eso intenté. ¿Por qué se ríe? Le dije por favor, qué desconsideración.

─ Me gusta esto de ti. ─ Jungkook bajó por mis piernas el pantalón que ya estaba desabrochado y colgando, junto con mi bóxer.

─ ¿De qué hablas?... ─ Intenté concentrarlo en mí con mis palabras para no sentirme tan vulnerable estando desnudo debajo de él. Moví mis manos sobre su agarre para que me soltara, pues me comenzaba a doler la posición. Él entendió y cuando bajé mis brazos los suyos se apresuraron a viajar hasta sus prendas, superior primero, y quitarla, su pantalón desapareció de igual forma y dejó puesto su interior.

─ De que eres igual de estúpido en la cama que fuera de ella. ─ Jungkook sonrió y se dejó acomodar sobre mí completamente, ahora sí nos tocamos, ahora sí es todo perceptible. Antes era diferente, quizá por el hecho de que yo creía que no estaba consciente, y aquí lo está ahora.

Aquí lo está, está despierto, estoy consciente, y la prueba de ellos es que estoy sintiendo su caliente miembro sobre el mío. Lo. Estoy. Sintiendo.

Y se siente demasiado bien.

─ Jungkook... ─ Gemí, perdiéndome paso a paso en un placer increíblemente nuevo.

Vivir esto, el sexo, es normal, pero pensar que se trata de Jungkook, eso... me hace sentir diferente. ¿Esta es una clase de esas típicas historias en la que los mejores amigos se terminan enamorando? Como sea que sea, que se trate de Jungkook, lo vuelve todo especial.

Empujé mi cadera hacia arriba, permitiéndome disfrutar de la calurosa fricción que nuestros cuerpos generaban. Jungkook gimió grave, y encontró el ritmo para empujar sus caderas hacia abajo al mismo tiempo que yo lo hacia para arriba.

─ Oh Dios mío...

Curvé mi espalda alejándome de la cama cuando un escalofrío de placer me erizó el cuerpo por completo, cerré mis ojos al tiempo que las estocadas y los calientes roces entre nuestros miembros se volvían más deliciosos.

Busqué un lugar para mis manos desbocadas, pero Jungkook estaba demasiado elevado sobre mi cuerpo como para envolver su cuello, lo único que pude hacer fue cubrir mi rostro con mis brazos, mi cuerpo reaccionaba por si solo, buscando más de esa sensación, no quería parar esos movimientos. Apreté mis piernas alrededor de su cintura, como si mi cuerpo temiera que se llegara a separar, y vaya que, para nada deseaba eso.

─ Soy Jungkook, Jim... pero está bien, también puedo ser tu Dios.

Cuando creí que mis gemidos estaban siendo ya para nada discretos, los labios de Jungkook me salvaron y los atrapó en su boca cuando atacó hacia los míos. Quitó al instante mis brazos de mi rostro y sin esperar más los envolví a su alrededor, abrazándolo hacia mí, buscando tenerlo más cerca. El ritmo que sus caderas adoptaron contra las mías más las caricias interminables de su lengua contra la mía provocaron en mí una necesidad tan terca y sucia de obtener más de él, el tenerlo sobre mi frotándose y gimiendo no me bastaba, lo quiero más, tan cerca, lo quiero, lo necesito.

─ Jungkook, ya... ─ Veamos, Jimin... ¿Cómo podrías rogar por que te la meta sin sonar necesariamente como desesperado? Las buenas preguntas obvias no siempre tienen respuestas claras. Bien, no me dejaré en ridículo. ─ Jungkook...

Aparté su rostro del mío y puse mis manos sobre sus hombros, alejándolo un poco. Me miró curioso, pero yo solo me sentí avergonzado de ello, porque, bueno, seguramente me veo mal, todo despeinado, rojo y pasivo, no puede ser la mejor impresión que tendrías de mí.

─ ¿Qué pasa?

─ ¿Podrías?... ─ No, preguntarlo es estúpido.

Decidí ignorar mi vergüenza y me moví suavemente sobre la cama, apartándolo más. Quizá, sólo quizá si me doy la vuelta, él comprenda el mensaje, y que no quiero esperar más y que ya necesito que me folle.

Me giré dispuesto a darme la vuelta, pero Jungkook me detuvo del hombro y me dejó de nuevo recostado sobre las sábanas.

─ Hoy no quiero que te des la vuelta. Esta vez quiero verte, así que levanta y abre bien tus piernas, bebé.

¿Bebé? Oh, Jeon. Ya habíamos hablado de ese apodo.

Pero da igual, porque Jungkook me va a follar. Y con eso todo pierde importancia. Así que no me importa que me llame bebé, o como sea que al estúpido se le ocurra, porque igual logra ponerme malditamente caliente si viene con esa voz que tanto me gusta.

─ Vamos, Jimin... abre para mí... ─ Jungkook guardó su voz en mi cuello, viajando su mano por mi abdomen hasta acariciar mis muslos.

De verdad que intenté ignorar el temblor que ocasionó su ronca voz en mí, pero fue difícil cuando de a poco abrí mis piernas, permitiéndole el paso a sus finas caricias hasta más allá de mis muslos, entre ellos para ser precisos. Sus dedos largos, como los recordaba, estaban tibios y estaban humedecidos, a comparación y en contacto de mí estaban malditamente fríos. Ésta sensación, será siempre incómoda. Pero no entiendo porqué me provoca tanto. No es normal. En serio no lo es que me guste tanto.

Rio entre los besos que dejaba sobre mi cuello, y no pude comprender porqué. Estaba demasiado ido en la sensación de sus dedos en mí, moviéndose con un libertinaje impresionante, que lejos de doler, poco a poco iba mejorando. Aún así, la curiosidad de su risa me atacó y fue cuando abrí los ojos y me encontré con los suyos sobre mi rostro.

─ ¿Qué?... ─ Solté la pregunta en un suspiro, afrontando los espamos que empecé a sentir cuando la intromisión salía y entraba con un poco más de firmeza que antes.

─ Oh, nada. Es que te ves tan lindo así. La expresión que pones cuando tienes algo en el culo es admirable.

Intenté insultarlo pero mi voz salió en un gemido causado por la nueva sensación de los dedos de Jungkook tocándome en el lugar especial.

─ Estás despeinado, sonrojado, sudado y... uhm, además no me insultas. Deberíamos hacer esto más seguido.

─ Cállate... ─ Apreté mi mandíbula para dejar de gemir y concentrarme en hablar. ─ Eres un...

─ Cállate tú y abre más las piernas. ─ Jungkook sacó sus dedos de mí tan repentinamente que no pude evitar quejarme de la precipitación.

Empezó a bajar su cabeza hasta llegar a mi entrada. ─ Jungkook, ¿Q-Que haces? ─ Abrió más mis piernas y empezó a lamer mi entrada con necesidad. ─ ¡Mmh, Jungkook!

Volvió a subir y sus manos tomaron firmemente mi cadera, y lo sentí claramente presionándose contra mí. Levantó mis piernas, permitiéndole a Jungkook cambiar el ángulo de nuestra posición sobre la cama y tener mejor disposición. ─ Muy bien... ─ Su elogio quedó perdido en mis labios al momento de besarme.

Su manera fue lenta, presionó suavemente hasta que de a poco fue perdiéndose dentro de mí. Su cabeza bajó, dejándome su cabello escondido entre mi cuello y rozando mis mejillas, su frente se recargó sobre mi hombro y gimió tan perfectamente que creí que me desharía de solo escucharlo. La sensación se agrandaba a cada segundo que Jungkook se movía hacía mí, y no pude hacer más que acariciar su nuca conforme me perdía profundamente en el placer de sentirlo cada vez más. Sentí su lengua divagar sobre mi clavícula y todo se intensificó con un fuerte gemido que recorrió toda la habitación. Levantó su cuerpo y me miró a los ojos, al momento de ver pasar su lengua por sus labios pude haber quedado embobado mirando su perfecto rostro.

─ ¿Despacio?... ─ Jungkook murmuró sobre mis labios, y su cadera retrocedió de mí, sentí claramente como su extensión de deslizaba fuera de mí con una suavidad tan delirante, y cómo entró de nuevo con una lentitud que mi cuerpo podía fácilmente interpretarla con desesperación. ─ ¿O rápido?... ─ Repitió la acción de salir se mí, y tuve miedo de lo siguiente, hasta que dio el rápido movimiento de regreso contra mí y me embistió con fuerza. No cabe mencionar mis malditos gemidos de perra, porque son obvios.

─ ¡JungKook, rápido, rápido! ─ Maldije por su sonrisa ladeada y dejé que su mano se deslizara por debajo de mi espalda para elevarme un poco, perfeccionando la posición, premitiéndome sentirlo tan precisamente que me pregunté porqué diablos no habíamos hecho esto antes.

─ ¿Así?... ─ Jungkook comenzaba a obedecer la petición, pues sus movimientos aumentaron su intensidad y chocaban contra mí tan placenteramente. Intenté contestarle, pero no podía soltar nada más que gemidos y jadeos demasiados agudos.

Colgué mis brazos en el cuello de Jungkook y me despegué de la cama, elevando más de la cuenta mi cuerpo, como pude logré manejar el cuerpo de Jungkook hasta dejarlo recostado a él sobre la cama. Respiré cortadamente al sentarme bien sobre él. Puse mis manos sobre su abdomen y mantuve conexión con sus ojos todo el tiempo.

─ No, así... ─ Cuando alcé mi cuerpo, deslizándolo fuera de mí, mis manos temblaron sobre su abdomen bajo. Pero la sensación fue increíble. La forma en la que su labio enrojecía debido a cómo lo mordía me motivó a sentarme de regreso en él y llevarme a cambio un gutural gemido que me entremeció.

─ Jimin... ─ Gimió tomándome firmemente de la cadera, acompañándome en mis movimientos, aprobando con las caricias que sus dedos dibuajaron sobre mí la manera en la que estaba montándolo. Tan jodidamente sucio, y al mismo tiempo perfecto. La sensación de tener el control provocó en mí un placer sumamente adictivo. Tener el control de su placer y el mío al mismo tiempo, tan maravilloso.

Procuré mantener un ritmo preciso y firme, tan preciso que podía sentirlo hasta el último espacio dentro de mí, tan firme que arrancaba gemidos altos de nuestras gargantas. Juntos marcamos una sincronización deliciosa, pues al momento de bajar sobre su miembro, él subía su cadera, multiplicando en mí el placer. Mi mundo entero se distorsionó en una tormenta borrosa de placer cuando una de sus manos tomó con fuerza mi miembro, subiendo y bajando al tiempo del ritmo establecido. No logré mantener todos mis vergonzosos sonidos, todo estaba siendo más emocionante y placentero de lo que mi cuerpo jamás habría podido sentir.

─ Jim... ─ Su llamado sonó tan necesitado, algo jamás escuchado por mí que me hizo perder un poco más mi cordura en el momento, por él. La rapidez de su mano y las estocadas que yo mismo creaba al moverme sobre él se duplicaron mágicamente. No sé si la brusquedad que empleó al estimularme aumentó en un intento desesperado de hacer que yo llegara primero que él, pero no lo consiguió porque claramente y perfectamente lo sentí liberarse dentro de mí, acompañado de un gemido tan fuerte que ocasionó lo mismo en mí, su mano quedó manchada a la vez que su ritmo iba descendiendo. Dejé de moverme sobre él entre gemidos, sintiendo una sensación de liberación y placer combinadas que me hizo sentir como nunca, a eso, sumándole que aún estoy sentado sobre Jungkook.

Ésto es perfecto. No me siento como antes de preocupado, y puedo estar seguro de que no huiré y negaré a esto como antes, no esta vez. Puedo con ésto. Puedo con Jungkook.

Me dejé recostar sobre el abdomen de Jungkook una vez que me alcé de él. Sentí su corazón palpitando con fuerza bajo mi oído, el mío estaba igual de agitado, podía escuchar también su respiración. Me importó poco lo que acontecía alrededor y me concentré en sentir su presencia junto a mí.

─ Jungkook... ─ Mi voz sonó un poco ronca, cerré mis ojos y descansé sobre su pecho, aclarando un poco mis ideas. ─ Jamás creí que terminaría en ésta situación contigo, pero... bueno, sabes que no soy el mejor diciendo lo que pienso o lo que siento claramente... y menos tratándose de un idiota como tú, pero... bueno, yo en realidad... ─ Tomé aire, y analicé mis palabras con una sonrisa de estúpido en la cara. ─ Sabes que te quiero mucho, y que somos amigos. Yo sólo... estoy muy feliz... Jungkook.

Dejé de hablar cuando me sentí avergonzado de mis propias palabras, temí que la situación se tornara más seria de lo que debería, pero, se trata de Jungkook, con él las cosas siempre están bien de alguna u otra manera.

─ Jungkook... ─ Le hablé nuevamente. No recibí respuesta, y levanté mi cabeza para mirarlo.

¿Qué?

Oh, no. Maldito idiota.

Justo cuando decido decir lo más prudentemente lindo, coherente, racional y sin insultos que denigren su integridad de tremendo idiota en toda nuestra puta larga relación, justo después de un maravilloso y casi romántico sexo de reconciliación, justo después de eso...

Resulta ser que ahora sí estaba dormido.

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