Capítulo 13
Hemos estado esperando a que llegue Sam, el cual llega justo luego de la media hora. Estoy sentada tranquilamente en mi sofá y Sam y April están en el suelo frente a la mesa de café, entre esta y la televisión. Adrien está a mi izquierda de pie, mirándonos con interés. Vuelve a tener los ojos cafés, supongo que para sacarse las lentillas en el momento indicado.
—¿Y bien? —pregunta April mirándonos intercaladamente—. ¿Se puede saber qué es lo que sucede? —guarda silencio y luego me mira con los ojos como plato—. Oh Dios Sienna, dime que no estás embarazada y planean escaparse a las Vegas.
—¿Qué? —digo en un par de tonos más alto de lo normal al mismo tiempo que mi rostro se vuelve carmesí—. ¿¡Estás loca?!
Sam guarda silencio y April mira a sus manos, nerviosa. Se nota que no saben a qué viene todo esto y eso les preocupa. Suspiro con fuerza y me dejo caer de espalda en las almohadas, masajeándome la sien.
—Bien, supongo que recuerdan lo que les conté sobre el enmascarado que me ha estado acosando estos días. —Espero a que asientan antes de continuar—. Pues esa no es toda la verdad.
—¿Nos mentiste? —April pregunta herida, pero Sam se queda en silencio observándome atentamente.
—No... más bien les oculté información —digo restregándome el rostro con las manos. Esto es jodidamente difícil de hacer—. Tienes que entender que no es algo que puedo contarles sin más, no me creerían si lo dijera.
—Trata —dice Sam.
Mis ojos se encuentran con los de Adrien y él me da una pequeña sonrisa alentadora. Tengo que hacerlo, tengo que confiar en ellos.
—Pues... digamos que yo... —Inspiro profundamente y me preparo para soltarlo—. Yo puedo entrar en los sueños de las personas.
El silencio que sigue a mis palabras es cortante como cuchillas de afeitar. Ambos me miran con expresiones entre confusión, diversión y un poco de enfado. Creen que estoy bromeando o que me volví loca y no sé cuál me cae peor al estómago. Bueno, tampoco es que pudiera esperar que me creyeran a la primera.
April suelta una carcajada fría como el hielo y se levanta de su puesto.
—Yo me voy de aquí. —Se dirige a la puerta y desesperadamente miro a los ojos a Adrien buscando ayuda, quien mira a April con curiosidad, pero sin intención de moverse de su sitio.
Vale, tengo que hacer algo y pronto o perderé a mi mejor amiga y la única posibilidad de que me crean.
—Tus sueños siempre son de los más raros —digo apresuradamente, con las palabras tropezándose entre ellas. Dudaría que me entendió si no fuera porque se ha detenido antes de tomar su bolso de la percha en la entrada—. Hace unos días soñaste con momias vampiro —río nerviosamente—. Te encantan esos tipos de sueño, más que los "normales" que sueles tener.
April se gira a mirarme con pánico en sus ojos y un brillo que no logro descifrar. Giro mi cuerpo para mirar a Sam, quien tiene los ojos muy abiertos ahora, con el cuerpo tenso como tronco.
—Sam, tú sueñas con los buenos momentos que tienes con tu familia. No sé si lo recuerdas, pero la noche que te quedaste a dormir aquí soñaste con la Navidad y luego que eras un enorme lobo corriendo por los bosques. Sueles tener esos sueños en los que te vuelves un animal o montas uno y son mis favoritos. —Las manos me tiemblan, pero no me puedo detener. Esto se ha vuelto como vomitar, no puedo parar hasta terminar.
»El enmascarado sabe sobre lo que puedo hacer y por eso me persigue. No sé en qué se relaciona, pero también estuvo la noche de la fiesta cuando murió esa señora. No les quise decir, pero yo estuve en esa casa cuando ella murió al igual que ese tipo y no estoy segura como, pero les juro que tienen una relación. —Trago con fuerza y miró a Adrien con ojos suplicantes.
—Esto es... mucho que procesar —dice Sam desordenándose el cabello con las manos en un gesto impulsivo—. Digamos que te creo, que todo esto es real... ¿en qué se relaciona todo esto con él? —Señala a Adrien, quien se ha acercado un poco a mí.
—Sienna no es la única que puede hacerlo. —Lentamente, como si esto se tratara de generar suspenso, se acerca los dedos a los ojos para quitarse las lentillas. Una vez que están fuera, pestañea un par de veces pesadamente antes de mirar nuevamente a mis amigos uno a uno. Ambos no pueden creerlo, los dos tienen esa expresión de sorpresa que me parecería cómica si no fuera una situación muy importante.
—Santa mierda —exclama April llevándose las manos a la boca.
El corazón me late desbocado cuando Adrien vuelve a mirarme. Nunca me acostumbraré a lo hermosos que son sus ojos del color natural. Brillan de una forma que me deja sin aire cada vez que me mira.
—Diablos, Sienna, ¿cómo no nos dijiste antes? —dice Sam algo enojado.
—¡No tenía idea de si me iban a creer! Además, no creía que fuera algo muy importante hasta que todo esto comenzó a pasar. No es que supiera hacer la gran cosa con esto, además de controlar un poco los sueños.
—Cuando mi abuela murió, tenía muchas pesadillas —interrumpe April mirándome con los ojos llenos de lágrimas—. Entonces comenzaste a quedarte a dormir en mi casa todos los días y ahí fue cuando se acabaron. ¿Tú... tú fuiste?
La miro unos segundos antes de bajar la cabeza y asentir con lentitud. No estoy orgullosa de lo que les hago a los sueños de las personas, no estoy orgullosa del poder de entrometerme en sus subconscientes, pero en ese momento tenía que ayudar a mi amiga a toda costa.
—Oh, Sienna —exclama y se acerca rápidamente a mí para abrazarme con fuerza—. ¡Deberías habernos dicho! ¡Eres una tonta!
Entre los brazos de Arpil, logro mirar a Sam. Él no me mira a mí, sino que a Adrien quien le devuelve la mirada.
—Sigo sin entender que haces tú aquí.
—¿Además de ayudar a Sienna a que le crean? Me preocupo de que no le hagan daño. —Se cruza de brazos y lo mira con una ceja enarcada, desafiándole a contradecirle en algo.
—¿Daño? ¿El enmascarado? —pregunta April sorbiendo la nariz y mirando a Adrien inquisitiva.
—El enmascarado no es un humano normal, es como nosotros. ¿Sabes lo peligroso que es tener a alguien como nosotros en tu mente? No solo puede entrar a ver lo que quiera, también puede despedazarte desde dentro con facilidad. Y eso no es lo único, también está esta cosa que mata soñadores y no sabemos qué es o qué puede hacer. —April se estremece y Sam se levanta para sentarse a mi lado, para darme apoyo. Debe saber lo aterrada que estoy con todo lo que está ocurriendo, él siempre ha sabido leerme con facilidad.
»Sienna ha pasado toda su vida utilizando su habilidad, pero no sabiendo usarla del todo. Ni para atacar, ni para defenderse. Yo estoy aquí para ayudarla —termina, con el ceño fruncido y una mueca en los labios.
Debe desagradarle que lo miren como el enemigo cuando lo único que ha hecho es ayudarme desde lo ocurrido con Jordan, hace lo que me parece ahora una eternidad. Nuestras miradas se cruzan por un par de segundos y luego la desvía mirando por la ventana tras el televisor. Me levanto y me paro a su lado, apoyando mi mano en su brazo, intentándole mostrar apoyo y agradecimiento. Tenemos nuestros roces, pero Adrien es mi aliado indiscutible en esto.
—¿Este tipo, el enmascarado, es el único? —habla Sam, con la voz entrecortada, como si dudara en hacer esa pregunta.
—No, pero por ahora si es el único aquí, en esta zona. No estoy seguro, pero puede que vengan más en los siguientes días. Están buscando reclutar a alguien como Sienna y buscar usos para esta criatura —responde Adrien sin mirarme ni responder mi gesto. Es como si intentara ignorarme o simplemente restarme importancia física en la escena.
¿Y a este que bicho le pico? Estaba todo bien, ¿en qué momento pasó algo que le molesto? Frunzo el ceño y me aparto de su lado, visiblemente molesta. El tren de emociones que está ocurriendo me tienen sensible y su reacción me cae como patada en el estómago.
—Hablas de esta cosa, pero no nos has dicho como ataca... ¿soñadores? Soy nueva en esto de los términos —dice con pesadez en la voz April, además de los hombros gachos. Es como si todo esto le pesara una tonelada y no la culpo. Es mucho que tragar.
—No lo sabemos aún. Lo único que puedo decirles como medida de defensa es que intenten no mirar a nadie a los ojos que no sea Sienna o yo.
—¿A los ojos? ¿Es así como entran a nuestros sueños? —Sam enarca una ceja.
—Así es como nosotros lo hacemos por lo menos —digo yo y me acerco hasta donde ellos dos están sentados juntos en el sofá donde yo comencé hablando. Me acuclilló frente a ellos y les tomo las manos—. Les prometo que no dejaré que les haga daño. —Intento sonreír, pero la siento demasiado forzada. Sin embargo, ellos si me sonríen.
—¿Cómo podemos ayudar?
—Estás loca, no pueden ayudarnos —digo echándome hacia atrás.
—No vamos a quedarnos de brazos cruzados —sentencia Sam, secundando a April.
—Por ahora no dejen sola a Sienna en ningún minuto —responde Adrien, como si realmente fuera una inútil que no sabe defenderse—. Ellos intentarán buscarla cuando esté sola.
—Entendido —dice April con una pose militar y voz firme.
Aprieto los labios momentáneamente para luego morderme la lengua. No quiero decir algo que les moleste, pero encuentro excesivo que tenga que tener un par de niñeras cuando Adrien no está conmigo. He podido sobrevivir todos estos años solita, especialmente estos días que han estado acosándome, puedo seguir haciéndolo.
—¿Estás bien? —Me pregunta Sam, acercándose a donde yo he caminado sin darme cuenta, cerca de la puerta de entrada.
—Sí, solo necesito estar un rato sola. —Le resto importancia con un gesto.
—¿Sucede algo? —Esta vez es April.
—No dormí bien esta noche. —Me encojo de hombros y abro la puerta, como una invitación a que se vayan—. No quiero ser maleducada, pero...
—No te preocupes, nos vemos mañana. —April me abraza con fuerza—. Te queremos, Sienna. Gracias por confiar en nosotros.
Luego Sam me abraza y ambos salen de casa. Veo como April convence a Sam para llevarlo a su casa y luego ambos se suben sin antes dirigirme una última mirada cálida. Me giro y me encuentro con Adrien de frente.
—Eso te incluye también a ti, ¿sabes?
—Tengo que mostrarte algo, vamos. —Toma las llaves de mi auto y se acerca a la puerta, pero yo no lo sigo.
—¿A dónde me llevas exactamente? —enarco una ceja y me cruzo de brazos.
—A la morgue.
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