Autor:  VanFreak

Palabra: zombie    

Cerca estaba el amanecer en la bahía de San Francisco, cuando el último ser humano de la ciudad cayó en batalla, por un Zombi de olor putrefacto, de ojos amarillos y vomitaba bilis cuando jadeaba como una bestia furiosa; después de arrancarle la cabeza de continuas mordidas en su cuello mientras este luchaba por zafarse de su agarre.

Pero al menos el aspirante a soldado había dado una buena lucha, y lo había dejado con una pierna derecha que arrastraba al andar.

Desde una vista panorámica, la ciudad ardía aún en llamas por ciertas partes y el humo lo inundaba todo. La destrucción se hacía visible y había sido total.

La plaga de zombis estaba casi exterminada, así como la cuantiosa pérdida de ciudadanos civiles, solo quedaban pocos en el mundo. Y aquel zombi lo sabía de algún modo, y por ello, se dirigió hacia el puente, arrastrando su extremidad inferior coja para saltar desde ahí. Algún asomo de consciencia, le decía que sería mejor acabarse él mismo, ya que las bombas ni aquel humano habían podido.

Ando por un largo tiempo arrastrándose por las calles desoladas y destruidas, llenos de cuerpos inertes, malolientes y pájaros carroñeros sobre ellos. Se sintió solo, se sintió impotente, como si nada de lo que había hecho hubiera válido la pena. Algo en aquel zombi; quizás la profunda soledad que experimentaba, y la destrucción total que contemplaba, lo había hecho volver otra vez a su honda consciencia, que casi toda la humanidad había perdido en el día a día.

Aquel zombi, tan solitario como nadie más pudiera estar en este mundo. Pensó en lo que estaba por hacer, pero, también pensó en lo que faltaba por hacer, en lo que él podía intentar hacer mientras aún tenía un atisbo de consciencia en su mente.

No, este zombi no iba a saltar ya desde el puente de San Francisco, lo que haría, sería buscar sobrevivientes, ya sean zombis como él u hombres, y los ayudaría a llegar hasta la frontera con México, lugar en donde había oído que había un refugio, y a donde pensaba ir antes de convertirse en lo que era, un zombi.

Tal vez el destino, o su misma naturaleza por sobrevivir, lo estaba llevando más allá.

Fin.

Saludos,

Jose Luis Ludeña C.