SeHun pudo haber caído en depresión, pero YiXing y TaeYong permanecían a su lado, queriéndolo y apoyándolo en todo lo posible. No iban a permitir que se hundiera en miseria y tristeza.

YiXing se marchó a su trabajo de medio tiempo dejando a sus menores solos.

—Sehun, yo lo quiero mucho— lo abrazó con fuerza—Lamento no haberle hablado antes, pero Ten solía decirme que no debía juntarme con usted, pero usted se parece un poco a mi hermano mayor, el falleció hace unos años por cáncer.

—Probablemente Ten tenía razón— apretujó la mejilla de Tae— Como puedes ver, las personas a mi alrededor parecen morir.

—Pero no es su culpa— tomó sus manos y las apretó—Vamos a comprar helado, el helado es la mejor medicina.

—De acuerdo, pero tú invitas.

Fueron a una heladería bastante cerca de la casa, porque era más seguro, disfrutaron su helado y salieron dispuestos a dar una pequeña vuelta para relajar los ánimos.

—Mire, allí hay columpios— Tae señaló al otro lado de la calle.

—Vamos entonces.

Iban a cruzar pero SeHun vio a un vendedor ambulante, vendía cuarzos preciosos en collares y aretes.

—Espera, quiero comprar uno.

Miraron los cuarzos con curiosidad, todos eran lindos, tenían ese aire mágico y esotérico. SeHun quería escoger el mejor cuarzo, por lo que se estaba tomando su tiempo para elegir uno, TaeYong se desesperó un poco.

—Voy a cruzar, lo espero en el parque.

TaeYong se paró en la orilla, esperando a que el semáforo marcara el rojo y pudiese pasar, una vez se puso en rojo comenzó a caminar para cruzar, SeHun escogió el cuarzo, pagó y esperó su cambio, mientras lo hacía miró la calle, pudo ver un auto con los vidrios polarizados acelerando a todo lo que daba, se giró para ver a TaeYong, que todavía no llegaba al otro lado, pero los autos como ese pasan como rayos, iba a ser atropellado, corrió y auto aceleró más como si quisiera evitar que SeHun llegara a Tae, logró llegar a él y lo empujó, el auto intentó frenar, pero la velocidad a la que iba dificultó todo, por lo que el auto impacto con el cuerpo de SeHun, la parrilla del auto golpeó las piernas de SeHun, levantándolo con fuerza a través del cofre del auto, la cabeza impacto con el parabrisas y cayó al suelo.

—¡SeHun! — todo pasó rápido, TaeYong apenas se dio cuenta de la razón por la que fue empujado.

El auto aceleró, a pesar de que intentó ver las placas, fracasó pues no tenía placas. TaeYong llamó a una ambulancia, tenía miedo ya que SeHun estaba inconsciente, había sangre y una pierna doblada horriblemente.

SeHun abrió los ojos, lo primero que vio fue la pared del hospital, no podía mover su cabeza porque tenía un collarín, también tenía la cabeza vendada, sus ojos se clavaron en su pierna que era sostenida en alto por un sostén y estaba enyesada. Suspiró y miró al costado, en el sillón de visitas estaba TaeYong acostado, cubierto por una cobija de Winnie Pooh.

La puerta se abrió, un enfermero entró con un cubre bocas y un carrito con vendas, SeHun no podía verlo muy bien, pero no interesaba. Enfermero se acercó a él, quitó la venda de su cabeza, limpió la herida y volvió a vendarlo. Acomodó lo usado en el carrito y estaba por marcharse, se giró, bajó el cubre bocas y quitó el gorro de enfermero que lo cubría hasta los ojos

—Lo siento mucho, olvidé que mi muñequito de porcelana es muy bueno y que protegería con su vida a las piedras que estorban en nuestro camino.

Salió con tranquilidad, pero Sehun ya estaba inestable, el ritmo cardiaco se disparó haciendo pitar la máquina.

—¡Es Chanyeol! —gritó con la voz ronca, TaeYong se levantó de golpe. —¡Chanyeol estaba aquí!

—¿Qué?

—¡Persíguelo, antes de que escape!

TaeYong corrió chocando contra las enfermeras y el doctor que iban a ver a SeHun, buscaba a alguien con las características de Chanyeol pero no encontró a nadie, suspiró con fuerza.

—Joven Lee— el oficial Wu estaba detrás de él—Que bueno que lo encuentro— cruzó los brazos tras su espalda—Me gustaría preguntarle algo ¿Se siente amenazado al estar cerca de Oh SeHun?

—¡No! — respondió furioso.

TaeYong pasó furioso por el lado del oficial Wu. En la habitación de SeHun el doctor anotaba algo en su tablilla médica.

—¿Él está bien? — preguntó al verlo dormido.

—Lo está, pero lo sedamos para que no se hiciera daño.

Se dejó caer en el sillón, cubrió sus piernas con la cobija y comenzó a mascar el dorso de su dedo.

Algo no le gustaba del oficial Wu.