SeHun estaba sacudiendo sus sillones, YiXing había ido a ver a sus padres por tres días –se habría ido más tiempo, pero se preocupaba por SeHun- por lo que decidió distraerse limpiando la casa, acomodó los cojines y miró su trabajo con satisfacción, tocaron a su puerta y con un suspiro se dirigió a abrir, TaeYong estaba al otro lado, sobaba su brazo con algo de nervios.

—Hola— sonrió levemente—Uhm, conseguí tu dirección de parte del director— sus mejillas se tornaron un poco rojas—Es que ya no está Ten y él era mi único amigo— de apoco su voz tembló y comenzó a llorar en silencio— Necesitaba a alguien a quien abrazar.

—Ven aquí.

SeHun abrió sus brazos, recibió a TaeYong entre ellos, caminó de espaldas con el peso del menor sobre él y cerró la puerta.

—Gracias— la voz salió suave y triste.

—No te preocupes, yo estoy aquí para ti.

TaeYong se quebró en llanto, podía sentir su corazón latir fuerte y rápido.

— ¿Cuántos años tienes? — preguntó.

—Quince— le miró apoyando su barbilla en su pecho. — ¿Y tú?

—diecinueve, casi veinte— le sonrió— ¿Y tus padres?

—Trabajando— le respondió con simpleza, volvió a esconder su rostro en el pecho cálido.

SeHun le acarició con dulzura la espalda, lo consoló por un rato más hasta que el menor dejó de llorar y se marchó prometiendo invitarlo a tomar café, suspiró y regresó a limpiar su casa, tendría una semana muy pesada, no iría al estudio de baile –nadie lo haría- pues guardaban luto. Se preparó un espagueti para cenar, llamó a YiXing para hacerle saber que todo estaba bien, se bañó, se puso un pantalón de chándal negro y se acostó dando la espalda a la ventana, pues realmente nunca le gustó dormir de cara a ella.

Entrada la noche sintió un soplo de aire frío en la espalda, se hizo un ovillo, se cubrió un poco más, de pronto sintió algo arrastrarse sobre la cama bajo sus pies, aquello se arrastraba con tortuosa lentitud, provocando un suave ruido de arrastre, apretó sus ojos con miedo, el frío recorrió por completo su cuerpo, sudaba y sentía la sensación de peligro inminente, aquello que se arrastraba llegó al piso, todo se quedó en silencio por un momento, tal vez había sido su imaginación, entonces abrió los ojos y un par de ojos -que parecían brillar a través de la espesa oscuridad- le observaban fijamente, un grito ensordecedor brotó desde el fondo de su garganta, sintió su piel erizarse, se levantó de un brinco y salió de la habitación con prisa, corrió por el pasillo hasta las escaleras, el miedo era tanto que sus pasos eran torpes, se dobló el pie izquierdo y rodó por las escaleras, le dolía el tobillo, pero no quería quedarse para saber quién le observaba, se levantó como pudo y salió de la casa, rengueaba pero tenía que llegar lejos, llegó a la carretera donde casi es atropellado por un taxi del aeropuerto, pero por suerte el vehículo se detuvo antes de golpearle. Del taxi bajó su amigo BaekHyun.

— ¿SeHun? — el aludido estaba demasiado aturdido.

—Hay alguien en mi casa— dijo con la voz temblorosa y baja.

— ¿Qué? — Frunció el entrecejo —Espera aquí— Baek bajó su maleta del taxi y pagó al hombre que les miraba con molestia— No veo movimiento dentro— dijo con los brazos cruzados, Baek estaba algo escéptico pues ya había escuchado sobre las alucinaciones de SeHun.

—Lo juro— le jaló el brazo con desespero.

—Iré a ver, espérame.

Lo dejó parado junto a su maleta y entró a la casa. SeHun vio las luces de la casa ser encendidas una por una, podía ver la sombra de BaekHyun moverse dentro de la casa, al final Baek salió con una sonrisa comprensiva.

—No hay nadie dentro.

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¿Qué piensan?

¿Alguna teoría?