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26.

Entró al yate con las manos temblorosas, tenía miedo de lo que podría encontrar, no sabía si estaba mal o no lo mucho que amaba a Chanyeol, pero de verdad estaba esperando poder irse con él y que nadie los pueda separar, pero algo que sabe bien es que las cosas nunca son como lo queremos.

Cuando llegó a la sala del yate, casi se desmaya, Chanyeol estaba amarrado y amordazado en el suelo, a su alrededor estaban TaeYong y su padre, el último tenía un arma en la mano.

—SeHun— TaeYong corrió para abrazarle—Me alegra que estés aquí.

Chanyeol se removió violentamente, pero no podía liberarse.

—Hijo— las manos temblaron, pero no dejó de apuntar a Chanyeol. —Vamos a sacarte de aquí.

—No— apartó a TaeYong de un empujón e intentó llegar a Chanyeol, pero fue tomado por la cintura, alejándoles—No quiero que me alejen de él, yo lo amo.

—¿Qué? — el señor Oh bajó el arma y le miró con susto— No es verdad, SeHun, no puedes amar a un maldito asesino— pateó al cuerpo en el suelo—Lo que pasa es que ya te lavó el cerebro— volvió a patearle, sacando un quejido de dolor.

—¡Deja de golpearlo!— gritó, comenzó a patalear con fuerza, TaeYong no logró retenerlo, por lo que pudo correr al cuerpo de Chanyeol. —¡No me ha lavado el cerebro! — Dirigió sus manos al nudo en el lazo y con prisa lo aflojó, pero no pudo desatarlo del todo.

—¡Aléjate de él! — SeHun se quedó quieto cuando escuchó el seguro del arma ser quitado —La bala es más rápida que tú.

Levantó las manos para que su padre bajara la guardia.

—Sólo no lo lastimes.

Su padre no le respondió, lo vio asentir en dirección a TaeYong, quien tapó su boca con fuerza, un olor fuerte y picante lo dejó sin aire y de apoco sintió como su cuerpo se soltaba y perdía la conciencia. Chanyeol seguía gimiendo con fuerza y retorciéndose.

—Vámonos, este lugar va a arder en llamas en tres minutos.

Cargó el cuerpo inconsciente de SeHun y salió junto a TaeYong.

Chanyeol siguió forcejeando con la atadura en sus muñecas, hasta que se desataron, de no ser por SeHun seguiría atado y sin escape, desató el nudo en sus tobillos y retiró la mordaza. Corrió con todo lo que podía, al llegar al exterior, se dio cuenta de que no había señales de ellos, pero no iba a dejar que se fueran así, sabía que sólo había una manera de irse de marruecos, si bien no tenía un transporte, todavía tenía un buen par de piernas. El yate explotó y parecía una película de acción, tan alucinante.

Caminó de manera casual hasta una esquina, allí había un taxista que miraba asombrado el yate en llamas, subió al taxi y esperó a que el hombre reaccionara.

—To the airport— el hombre asintió y arrancó.

Sabía que para sacar a alguien inconsciente de marruecos, debía tener contactos en el aeropuerto o un avión privado y el padre de SeHun parecía pertenecer a la primera categoría. Cuando llegó le lanzó un billete al taxista y corrió alrededor del aeropuerto hasta los hangares privados. No se equivocaba, allí estaban, esperaban a que el avión estuviese listo para abordar.

—Lo que haya quedado del yate ya debe estar en el fondo del mar— dijo el padre de SeHun.

—Eso espero, algunas veces pienso que es imposible asesinarlo.

—Nada es imposible, TaeYong— le dijo.

SeHun estaba dentro del auto negro que estaba estacionado dentro del hangar. No sabía a quién le pertenecía aquel avión, pero quien sea el dueño, tenía cajas con armas para exportar, parecía que la situación estaba un poco a su favor. Se escabulló con sigilo hasta que llegó frente a una caja de madera, de allí sacó un arma calibre 45, tomó los cartuchos y trató de ingeniárselas para cargarla sin hacer ruido.

—¡Déjenme salir! — SeHun había despertado y trataba de salir del auto. —¿Dónde está Chanyeol? —preguntó golpeando los virios del auto.

—Con los peces— le respondió su padre—No te preocupes cariño, vamos a casa, recibirás un tratamiento y te olvidaras de todo.

—Pero yo no quiero olvidar, yo quiero a Chanyeol.

Siguió golpeando el vidrio, hasta que vio a Chanyeol cerca de las cajas, sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero supo que tenía que distraer a su padre y TaeYong.

—¿Chanyeol está muerto? — preguntó con fingida tristeza.

—Lo está— aseguró su padre.

—Pero yo lo amo— Su padre rodó los ojos.

—Tú creías que lo amabas.

—Usted no puede decirle a SeHun lo que siente y lo que no— el hombre dio un respingo cuando escuchó la voz de Chanyeol. — Ahora quítele el seguro al auto y pónganse pecho tierra.

—Yo también tengo un arma, Chanyeol.

—Lo sé, pero usted la dejó dentro del auto, porque yo no la veo por ningún lado. — puso el cañón en su cabeza— Quite el maldito seguro y pónganse pecho tierra.

Con la mano temblorosa, sacó el mando, presionó el botón. Juntos se pusieron pecho tierra. Sin dejar de apuntarles fue hasta el auto y abrió la puerta. SeHun le abrazó con fuerza por la espalda.

—Trae las cuerdas que están sobre las cajas— palmeó su trasero y le sonrió.

Con las cuerdas listas, comenzaron a amarrarles.

—La única razón por la que ninguno de ustedes está muerto, es porque SeHun los quiere— les dijo mientras ajustaba los nudos.

Abrió la cajuela del auto y los metió con cuidado, sin cerrarla se alejó, SeHun cruzó sus brazos tras su espalda y se acercó.

—Papá, por favor, ya no me busques, yo amo a Chanyeol y quiero quedarme con él, me trata muy bien y me hace muy feliz. —los ojos de su padre se llenaron de lágrimas. —Te amo mucho papá, espero que algún día puedas entenderlo y ese día iré a verte.

Se inclinó y besó su mejilla.

Corrió hasta donde estaba Chanyeol.

—Tendremos que buscar un barco para irnos— dijo abrazándolo.

—Lo que sea que nos saque de aquí está bien para mí.

—Entonces vámonos, descansemos de tanto drama— entrelazaron sus manos y salieron del hangar.

Para cualquiera podrá estar mal la relación que tienen, pero eso a SeHun era irrelevante, el pasado merecía permanecer en su lugar, y él viviría su presente y futuro con Chanyeol.

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Falta un capítulo.


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