023
La cama cruje cuando intenta acostarse junto a Yoo Ri. Ella vuelve a insistir si está bien, porque sus dedos siguen pasando las páginas. Las pasa rápido, nervioso, gesto que su «novia» frena a tiempo al tomar su muñeca.
—Detente... No necesitas fingir estar bien —pide pausada—. Yo sé que esas teorías o hipótesis no son del todo falsas. Estás aquí, eres prueba de que esa máquina funcionó. Pero no quiero verte frustrado por todo lo que ahí dice.
—Yo no...
—Déjame hablar —insiste, acaricia con sus dedos las hebras disparejas de su frente, ese mimo lo ayuda a respirar—. Sé también que tienes miedo de no poder volver a donde perteneces pero, ¿y si esto es una oportunidad para ti?
Una oportunidad. ¿Lo es? Nunca lo pensó así sino lo contrario. Que es un intruso sin motivos para quedarse. Su permanencia es una carga. Un secreto inconfesable en el que, las personas creerían que es su doble, el original de esa dimensión.
—Puede ser. No sé. Yo no sé, Yoo Ri. Yo... ¿Qué puedo decirte? Él es feliz con sus padres, contigo, con todos. Yo no tengo a nadie esperando por mí y aún así, siento que no debería robar su vida.
Robar. ¡Ah! Que criminal sonaba. Horrible. Las caricias femeninas incrementan entorno a sus mejillas rojas, hay un silencioso anhelo mutuo. Antes de que Yoo Ri le responda, él ya se encuentra besando sus labios. La une contra sí, detiene sus tibias yemas.
El contacto es inexperto, pero no reduce la velocidad al aterrizar sobre las mantas. Lo envuelve la inseguridad y la misma necesidad de probar el amor. La muerde, soltando un jadeo al buscar un mínimo espacio.
—Lo siento —suelta tras volver a descomponerse, cubriéndose el rostro, estremecido en el placer que se desliza por su sistema—. Creo que no... No debemos. No puedo parar si me contemplas o me tocas con esa dulzura. Me sofoco.
—Nam Joon —habla ella—. Eres Nam Joo. Frente a él no podré llamarte igual. Y quiero decirlo. También me confundes aunque seas igual, pero... eres diferente. Lo sé. Eres tan único como él. No sé porque nadie te ama pero yo te amo. Te amo, Nam Joon.
Te amo. Palabras como esas lo hicieron llorar. Ella lo repite, una vez más como si algo dentro suyo se liberase. Un peso que finalmente vuela lejos. Ella lo ama. Y no sabe si aferrarse a esos sentimientos sin embargo, se sostiene de ella tras desnudarse no solo emocionalmente, sino físicamente al sucumbir a sus deseos reprimidos. A dejarse llevar por primera vez aunque no se volviera a repetir.
Y la ama. Eso se lo dice en un susurro cuando ella descansa en su pecho.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro