008
Quedarse en ese lugar se convertiría en una problemática para Blue Bird. No le queda de otra. A veces, se siente como el falso Nam Joon, un intruso. Postergar su regreso significa que nadie va a esperar por él en Neoston, y de algún modo eso es demasiado abrumador.
Demasiado doloroso porque ni un lugareño se extrañará por su falta, ¿y quién de ellos lo buscaría?
Nadie.
Por eso aquel Nam Joon se esmera en hacerle ver el lado positivo: ya no está solo. Tiene a alguien como él aunque deba asemejarse a un cautivo. La idea le asusta, Nam Joon ríe al ver su expresión tras su broma.
—Mañana mis padres se irán a nuestra ciudad. Mi abuelo está enfermo así que ambos irán a verlo.
Lo que provoca en él mismo un alivio supremo. Un aire comprimido se le escapa de la boca en un suspiro pesado.
—Podré conocer tu casa.
—¡Por supuesto! ¡Es lo que más ansío! —Sus brazos acompañan su entusiasmo—. Y no tendrás que dormir incómodo en este lugar. También podremos resolver que le pasa a esa máquina.
—¿Cómo lo resolveremos?
Duda de que lograran hacer algo por sí solos. Frunce el ceño, pensando en todo y en nada. Es complicado pero para ese Nam Joon nada es difícil al vivir en la comodidad.
—No sé... —Sonríe manso, despreocupado—. Pensé en investigar si algún trabajador de Neo podría estar viviendo aquí.
—¿Y cómo puedes suponer que encontraremos a alguien de la empresa?
—La señora Norrer me dirá.
¡Claro! ¡La simpática señora! ¡Qué facil la tiene! Aplana su boca, a nada de reír cínico y resopla para ignorar ese aplastante sentimiento de derrota. Es un pesimista y él no.
—Bueno... te dejo, te traeré la cena, ¿si?
Es el día uno en un extenso munso en el que no pude ni siquiera salir.
—Espera —llama—, ¿tienes algún libro para prestarme?
—Los que quieras. Tengo la última novedad de Ivanna Amethyst, ¡te encantarán sus libros!
—¿Quién? —Sus ojos se muestran intrigados—. En mi mundo no existe una autora llamada así... Vaya. Pues, eh, trae más música también, la que quieras.
—¿Te gustan The Beatles?
—¿Quiénes?
De nuevo esta descolocado, en ese universo habían cosas diferentes y posiblemente muchas más. Detalles tan pequeños que de cualquier forma, cambian el estilo se vida de una persona.
—¡Oh! —Vuelve a reír—. ¡Pues te van a encantar! ¡Son increíbles!
Entonces él desaparece rápido por la puerta, y por la ventana que apunta hacia la casa rosada, observa las luces de esta. Emerge por la otra puerta, un padre que revuelve el cabello del hijo de los Kim. Una escena común pero desgarradora. Un afecto desconocido para él, deseando lo mismo.
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