Capitulo 3 "maze of lies"
Narra Armelle
Los dolorosos recuerdos de mi pasado en el orfanato regresaron a mi memoria como una película. Una donde la desolación, desesperación e incluso la soledad eran los temas principales. Intente no pensar mucho en ello, solo me quede quieta en mi espacio. Mi cerebro se desconectó de mi cuerpo, solo sentía una opresión en mis manos que necesitaba desaparecer.
—¿Qué sucede? —Me miro con cautela Cinco—. ¿Estás bien?
El intento tocarme, pero aparte su toque de mí en un reflejo. Solo me acomodé un mechón de mi pelo para darme cuenta que estaba sentada en la alfombra de mi habitación.
—No me gusta que me toquen. —Le dije de forma severa.
—Lo lamento —Cinco dijo un poco menos convencido.
Cinco se movió incomodo en la cama, e intentó sentarte con un poco de dolor. Me di cuenta de sus acciones, y de inmediato lo detuve para que no se lastimará.
—Si te sigues moviendo, tu herida se va a abrir de nuevo, no quiero tener que cocerte de nuevo. No es muy agradable de ver... —Dije sin siquiera mirarlo a los ojos.
Sentirlo cerca me daba una extraña sensación de familiaridad. Solo me apresure en mantener mi vista en la sabana de la cama, y subirla con suavidad para evitar lastimarla.
—Gracias, aunque no merezco nada de estos tratos... —Cinco mencionó con voz aterciopelada.
Un silencio incomodo rodeo la atmosfera y lo único que se escuchaban a lo lejos eran las típicas sirenas de las ambulancias o patrullas. Los ruidos del viento junto al maullido de algunos felinos hacían que las cosas no estuvieran tan tensas.
—La última vez que te vi, te sacrificaste por mí. Era mi turno de buscarte, y desde el momento que te perdí no dejé de intentarlo. No deje de buscar la forma de regresar a ti.
El intento tomar mi mano, pero la aparte al instante.
—No sé qué droga es la que tomas, pero no tengo la más remota idea de quién eres. —Agarré su muñeca y la deje con fuerza sobre el colchón—. No vuelvas a tocarme si no quieres que te arranque la muñeca.
Cinco apretó sus nudillos, pero no dijo nada.
—Bésame.
Levante mi mirada de golpe, para encararlo. Su declaración hizo que mi corazón se acelerara, y mi cara de confusión al tiempo que mi boca se abría sorprendida, dejaba a relucir que no esperaba tal cosa
—Eres un idiota —Me puse de pie y le lancé una almohada a la cara—. Apenas y te conozco. ¡Ya quieres que te bese!
—No miento. Bésame.
—¿Por qué te besaría? ¿¡Estás loco?!
Mis mejillas tomaron un color coral muy intenso, y lo sabía porque sentía un calor en mi rostro.
—Sé que muchas veces puedes ver cosas o recuerdos, tengo la teoría que experimentado emociones fuertes puedes recordar.
—¡No se te pudo ocurrir algo más! ¡Demente! ¡Mira cara de cola de burro, no te besaría ni, aunque me obligaran a comer estiércol!
—¡¿Quién te crees para llamarme cola de burro?! ¡No te has visto en un espejo! —Cinco me gritó con el mismo tono.
—¡Como te atreves a gritarme!
—¡Tu iniciaste cara de elote!
—¿Elote? —Me quedé pensativa hasta que entendí a que se refería—¡Eres un hijo de...!
—¡¿Un hijo de que...?! —Cinco me gritó con el mismo tonó.
Un ruido hizo que ambos dejáramos la discusión por un momento. La caída de algo nos alarmo, pero en cuanto me di la vuelta, mi padre estaba detrás de mí con una notable cara de preocupación.
—Necesito hablar con tu invitado. Quiero que te quedes con America, ella está asustada y no creo que quiera estar con Wong mucho tiempo.
—Padre...no puedo...necesito...
—Son órdenes del hechicero supremo, atiende lo que se te pide, Armelle.
—¿En qué momento vienes a ordenarme? —La mire confundida—. Soy tu hija.
Strange se tocó el puente de su nariz, dando a entender el exceso de estrés que estaba sufriendo. Cerró los ojos para intentar mantener la calma y cuando por fin me encaró, sus ojos estaban oscuros y sus facciones detonaban molestia.
—¿Cuándo pensabas decirme que encontraste esa maldita foto? ¿Crees que tienes derecho a reclamar? —Su tono de voz hizo que mi corazón se hiciera pequeño, jamás me habló de esta manera—. Quiero que vayas abajo con la chica, y que vigiles sus movimientos.
—Padre...no era mi intención no... —Intente remediar las cosas.
—Nunca es tu intención —Dejo de mirarme a los ojos—. Hazle caso a tu padre, vete, Armelle.
Cinco de la nada había guardado silencio, solo se mantuvo con la vista a la ventana, sin quiera decir nada más.
—Como ordené —Hice una reverencia—. Los veo abajo.
Sentía que me faltaba en aire en cuanto salí de mi habitación rumbo a la cocina. Me aferre a las escaleras que me llevarían abajo, y unas inmensas ganas de llorar me rodearon, no sabía el motivo, solo quería llorar. Los sucesos de este día me habían hecho daño, y sin mencionar, que la delgada línea de sangre en mi hombro, daba a entender que si salí herida.
—Si no te curas se infectará —Wong me miró—. Dejame ayudarte.
—Estoy bien, solo es un poco de sangre —Suspire cansada—. Se que eres el hechicero supremo, pero deseo estar sola, solo por un momento.
—Parte de mi trabajo es cuidar a los estudiantes, así que deja esa terquedad y déjame ayudarte.
Asentí con la cabeza y me deje guiar por él. En un instante abrió un portal directo a la enfermería para ayudarme a curar mi hombro.
—Wong. ¿Tu sabes que sucede? —Le dije al punto de las lagrimas.
—No puedo decirte, son ordenes de tu padre Elle...
—¿Tú me borraste la memoria?, ¿Fuiste tú? —Le dije al borde las lágrimas—. Siento que hay algo tan familiar dentro de Cinco, que me abruma...
—Estas confundida...es solo un extraño...sabes que...
—¡No! ¡No me vengas con cuentos! —Me levante exasperada—. ¡He leído esos libros! ¡Sé que pueden hacerlo!
—Es solo una coincidencia de...
—¡No lo es! ¡Ese chico recibió el golpe de un calamar gigante por mí! ¡Me protegió con su cuerpo!
—Armelle...
—Eso verdad ¿no? —Lo dije con una sonrisa sarcástica—. No puedo creerlo...
—Sabes que nuestra intención nunca fue...
—¡Me borraron cinco años! ¡Recuerdos que ahora no se cuales fueron sueños!
—Quiero que te calmes... —Wong intentó tomarme del brazo.
—¡¿Con que derecho se creen ustedes dos?! —Me limpie un poco de mis lágrimas con la manga de mi suéter—. ¡Me borraron casi una vida!
—¡Esa vida nunca existió, Armelle! —Wong me gritó—. ¡Queríamos que todo fuera menos doloroso!
—¡Por su estúpida culpa! ¡Ahora no sé cuál de todo es real!
—¡Basta! —Wong me gritó, pero decidí caminar hacia la cocina—. ¡Te lo está ordenando el hechicero supremo!
—¿Crees que ser el hechicero supremo les dio el poder sobre lo que debo recordar? —Me di la vuelta exasperada—. Bien, dime, Quiero escuchar lo que tienes que decir sobre este desastre.
—Fue mi culpa.
Mi padre bajó las escaleras con lentitud mientras no dejaba de verme con un rostro severo.
—Quiero decirte dos cosas, una de ellas, es que él día que decidiste quedarte bajo mi tutela, prometiste que respetarías las reglas del santuario. Una de ellas, es respetar al hechicero supremo.
Me cruce de brazos y con lágrimas en los ojos, solo aparte la mirada. No dije nada y me quedé en medio de la habitación para que mi padre siguiera hablando.
—Segundo, un padre hace lo que sea por sus hijos. Nosotros tenemos el poder de decidir qué es lo mejor para ustedes. Soy tu padre...
—¿Ser mi padre te da derecho para decidir sobre mi futuro? —Alcé mi ceja esperando una respuesta—. ¿Puedes decir entre borrar todo de mi memoria para no herirme?
—No tienes la menor idea lo que involucro que tu viajaras a esa realidad, era más que solo estar dentro de ese universo.
—He leído los mismos libros que tú, y sé que tiene que haber algo mucho más grande para alterar la continuidad del espacio-tiempo. Y mi llegada a un mundo, no iba a hacer que un universo se extinga.
—Estas mal —Cinco bajaba de las escaleras con lentitud mientras se tocaba el estomagó como si le doliera al bajar—. Fuiste tú la culpable de destruir mi universo Armelle. Después de haber llegado a mi universo, fue que desestabilizaste y cambiaste la línea temporal.
—¿Qué dices? —Cinco se acercó hacia mí con la pierna cojeando.
—Armelle, tienes que saber que lo que hicieron fue por tu bien, no soportarías escuchar lo que sucedió ese día que dejaste mi universo. No tienes que culpar a nadie más dentro de esta habitación que no sea a mí. Ese día casi te pierdo, porque me cegué ante lo que tu madre me dijo.
—¿Mi madre? ¿Ella que tiene que ver? —Sonreí nerviosa y con los ojos llorosos.
—Ella fue quien nos dijo que teníamos que quitarte los recuerdos de los últimos cinco años, de no hacerlo, ibas a morir. —Strange dijo con sinceridad.
—No tiene sentido... ¿Por qué pediría que esto sucediera? —Dentro de mi, es como si miles de jarrones se quebraran, todos al mismo tiempo y los recuerdos que aun estaba intactos sobre mi madre se iban rompiendo.
—Ella no es tu madre, nunca lo fue... —Cinco se recargó en una de las paredes y cerró los ojos para evitar que el dolor fuera más visible. Mi padre intentó ayudarlo, pero Cinco se negó—. De hecho, no estoy seguro que los recuerdos que tengas sobre ella, sean reales...
—¿Reales? —Mire a mi padre buscando respuestas.
Mi padre estaba con los ojos llenos de lágrimas y solo espero un asentimiento de cabeza a Wong. Él dio un suspiro cansado y se acercó a uno de los muebles de la habitación para mover sus manos en forma de runas y de este un pequeño cajón que no tenía idea de su existencia, salió un par de papeles en un folder color café oscuro.
—El día que tu madre estuvo aquí. Nos advirtió sobre lo que sucedería si no quitábamos los recuerdos de los ultimos cinco años, este universo iba a colapsar —Me extendió los papeles—. En el tiempo que estuviste desaparecida, la mujer del orfanato llegó a nuestra puerta, y no extendió esta carpeta.
¿La generala?
Hacia cuanto tiempo que salí de ese lugar que no me puse a pensar en ella.
—¿Qué es esto? —Acepté la carpeta que me cedió.
—La mujer nos explicó que el día que llegaste a sus puertas, fue bastante extraño. Tenías apenas unos cuatro años...
—No —Le dije negando con la cabeza—. Yo llegue a los diez años con ella...
—No, el día que llegaste a las puertas del orfanato, estabas en una crisis nerviosa. La encargada del orfanato nos explicó que no dejabas de repetir el nombre de Cinco, y que nunca dejaste de repetirlo hasta los diez años, lo más extraño de todo, que justo el día que todos regresaron del blip, fue que comenzaste a decir que tu madre te había dejado.
No tenía sentido...
Yo estuve con ella, cuando ella desapareció de mi lado...
—Es que no tiene sentido, yo siempre estuve con ella... —Me puse la mano en mi boca escondiendo un grito ahogado—. No estoy loca, juro que no es cierto, lo que la generala dice es mentira, porque... ¡Yo te vi! —Le grite a mi papá—. Te vi en la batalla...
—Respira Armelle —Wong intentó abrazarme, pero se lo negué—. No estoy loca, eso que dicen no tiene sentido...la generala siempre me odio, si voy ahora mismo. Voy por ella, y haré que diga la verdad.
Intente caminar lejos de ellos con prisa, solo que la capa de mi padre me apretó con fuerza, tirándome al suelo.
—La asesinaron hace unos días, fue un asalto —Wong me dijo.
—¿Cómo? ¡Suéltame! ¡Si no me sueltas juro que te hago cenizas! —le dije a la capa.
—Confía en ellos, Armelle. Mi llegada a este universo, significa que algo no está bien —Cinco cayó al suelo tocando su estómago y cerrando los ojos en señal de dolor.
—¡Suéltame! ¡Tengo que ayudarlo! —Intente zafarme de su agarre.
—No la sueltes, llévala a su habitación, de la que hablamos—Wong le dio las ordenes a mi padre—. Ella puede perder el control.
—Sí, lo sé.
Mi padre se acercó a Cinco y comenzó a revisar sus signos vitales. Fue poco a poco revisando que estuviera bien, mientras a mí. Me arrastraban hacia el sótano del lugar. La capa me dejo dentro de una de las jaulas que mi padre hacia condicionado para los monstruos que habían venido de otro universo.
—¡Me vas a dejar aquí! —Le grite a Wong.
—Es por tu bien. Tienes que tranquilizarte y mientras lo haces, no vas a salir a hacer cosas estúpidas como tu padre.
—No soy peligrosa... —Exprese molesta.
—Rosie esta suelta, tenemos entendido que algo llegó a perseguirlo a su universo. Dicen que no estaba sola, llegó con la criatura, lo que querían era a Cinco y América.
—¿Quién es América? —Una sensación en mi estómago completamente desconocida se instaló.
—Si lo que quieres preguntar es sobre la relación con Cinco, no tengo la más remota idea.
—Nunca dije eso... —Me di la vuelta hacia la pared.
—Hasta donde se alguien más, además de tu madre, los está buscando.
—No tiene sentido, no sé qué sucede, pero no tiene sentido que ellos terminaran este lugar. Hasta donde sé, en la última batalla casi colapsa el universo por culpa de Peter.
—¿Peter? —Wong me preguntó.
Carajo.
—¿Peter es Spiderman? —Wong me miro sorprendido.
—¿No sabias? —Hice una mueca.
—¿Por qué tendría que saber quién es Spiderman?
—Porque pensé que...
Armelle Strange, acabas de meter en problemas a Peter.
—¿¡El Peter con el que sales!? —Wong me grito.
—¡No! ¡No salgo con él! —Le dije con las mejillas ruborizadas.
—Claro que sí, yo los vi.
—No es cierto...
—Yo que quería ir a tomar un café a la nueva cafetería —Wong me dijo con resignación.
Wong me dejo en medio del sótano en un silencio sepulcral. Me quede con mi rostro entre mis rodillas con la esperanza de que el dolor de cabeza se fuera, me sentía mareada y con ganas de vomitar. Me quite mi sudadera para colocarla de almohada y dejarme llevar por la oscuridad del sueño que me estaba consumiendo.
Al abrir los ojos pensé que estaba despertando, pero me encontraba en un lugar diferente. Solo había una pequeña tabla en el suelo donde yo estaba parada, a mi alrededor una oscuridad sin ningún tipo de luz. Era como ver a la nada y solo podía distinguir mis pies. Al intentar moverme la tabla donde estaba se desestabilizo, haciendo que casi cayera a la nada.
—Esto es solo un sueño —Me dije para mí misma—. No está pasando...
—Claro que pasa —Una voz interrumpió mis pensamientos—. Solo que no está pasando en un momento en concretó...
—¿Quién eres tú?
—Puedo ser quien quieras, una amiga, una confidente e incluso darte el cariño de una madre —Sentí una caricia en mi pelo.
—¿Qué eres tú? —Hice un movimiento para formar la runa del escudo para protegerme y estar lista para pelear.
—Solo soy alguien que puede ayudarte... —Escuché un susurró en mi cerebro.
—No, no necesito tu ayuda —Me moví despacio para estar lista en caso de cualquier ataque.
—No tienes que estar a la defensiva, solo quiero ayudar...yo no te pienso mentir...
—¿De qué hablas?
—Todos los que te rodean mienten. Tu padre, Wong, América y en especial, Cinco.
—¿Cómo lo sabes? —Le dije tranquila—. No confiaría en ti, por nada del mundo.
—¿Confiarías más en un asesino? —La voz era muy aterciopelada—. Más bien, en tu asesino...
—¿Mi asesino? —Baje la guardia un poco—. No entiendo...
Un golpe en el estomagó hizo que mis piernas flaquearan y yo me arrodillará en la tarima donde estaba. Cerré los ojos para buscar aire y en cuanto los abrí, unas luces amarillas me dieron de golpe. La atmosfera hacia cambiado y ahora parecía un pasillo infinito. Las luces del lugar parpadeaban y no había ruido alguno.
—Acércate a esa habitación, Armelle... —Me indico la voz.
Con los pies temblorosos y sin bajar mi escudo me acerque a pasos lentos hacia donde me indicaba. La vibra del lugar era inquietante, sofocándome en cada paso. Mi respiración acelerada era lo único que sabía que era real, trague el nudo que me estaba lastimando para con valentía ver el interior de la habitación.
Estaba yo, junto a un pelinegro de traje negro. Me tenía en sus brazos y me estaba besando. Mi corazón dio un saltó de algo parecido a la alegría, pero solo duro unos segundos. Unos pequeños instantes fue que note la mano del pelinegro cambiando de posición y sin darme tiempo de analizar algo le dijo en medio de beso.
—El juraba amarte... —La voz susurro.
Y de un golpe enterró la navaja en mi estómago.
—Él te mato, pero tiempo antes te había jurado amor...
Mi vista cayó al suelo en cuanto me vi caer, y ahí estaba yo. Con el pelo más largo y mi uniforme de entrenamiento. Estaba dispuesta a entrar a la habitación, pero me tome de cara con mi asesino.
Cinco estaba con la camisa lleno de sangre y sin un mínimo arrepentimiento me dejo tirada en el suelo.
—¿Confiaras en alguien que te asesino? ¿Recuerdas la cicatriz en tu estomago?
—Si...
—Toda su familia te hizo daño, no fue el único...
—¿Cómo lo sabes?
—Porque yo lo vi... ¿Quieres venganza?
—Si. —Le dije con los puños apretados.
—Si confías en mí, juro que te llevare con tu verdadera madre y te ayudaré a vengarte de los que alguna vez te hicieron daño.
— Que tengo que hacer... —Seguía viendo a mi cuerpo inerte.
—A un par de ratones que escaparon de mis manos. Hazlo y te ayudaré a encontrar a tu madre, te lo prometo.
Lo pensé unos momentos.
—Acepto.
—Buena decisión.
Debajo de mí algo se hizo pedazos y en cuanto abrir los ojos ya estaba de regreso en donde me quede dormida.
—Cinco, lo vas a pagar muy caro...
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