Capitulo 46
Cinco
—Linda —le moví el cabello de su cara—tienes que despertar.
—Cállate o te golpeo Hargreeves —susurro contra mi cuello.
Armelle me abrazo con más fuerza para evitar que me fuera, sonreí por su acción, me acerque a su mejilla y comencé a dejar un par de besos.
—Me haces cosquillas —comenzó a reírse.
Como amaba su risa.
—Vamos suéltame bonita —ella accedió a soltar mi cuello— duerme un rato más, te veo en un rato.
—Lo que digas —agarro mi mano antes de irme— ¿no hay beso?
—Yo no pienso hacer eso Armelle —dije con molestia—, no pienso besarte cada que me tenga que ir.
—Eso no dijiste ayer.
—¿ayer? —la mire con duda—¿recuerdas que sucedió ayer?
—Solo un poco, y puedo decir que casi se nos sale de las manos...
—No entiendo.
—Es mejor, porque me da vergüenza recordar lo que casi sucede en ese elevador.
—Armelle...
—No seas mal pensado, ayer mientras subíamos caíste sobre mí y me pegue en la cabeza.
—¿Qué más recuerdas?
—No creo que quieras saberlo, fue la confesión más linda del mundo lo admito —comenzó a reírse y me dejo libre—, no pensé que te gustara tanto.
—¿Qué fue lo que dije?
—Nada importante...—le lance la almohada—bueno ya, pero promete que no vas a enojarte. Para tu fortuna solo bebí un poco menos que tú. ¿Hasta dónde recuerdas?
Intenté recapitular los momentos que sucedieron, solo se veía a mi mente Pinocho con el vestido amarillo, recuerdo que cuando la vi perdí el aliento. Su cabello me recordaba a los amaneceres, verlo suelto y libre me hizo sentir un cosquilleo. Su rostro se veía con mayor luz y el sonrojo en cuanto se dio cuenta de mi mirada, la hizo ver a un más preciosa.
—Recuerdo que ayer te veías aún más hermosa que los últimos días.
—Ayer lo dejaste claro... —su mirada se veía nerviosa— ¿algo más?
—Nada por ahora —paso las manos por mis ojos—, espera...recuerdo que te deje sola porque necesitaba tiempo para procesar las cosas, me puse un poco muy borracho.
—De hecho, yo me quede bebiendo con Klaus y Ben, aunque debo de agregar que no estaba en mis cinco sentidos cuando bailamos, tenía un poco de alcohol en mi sistema.
—¿Te gusta beber?
—Ay Cinco, el hecho que me vea delicada no quiere decir que lo sea —rodo los ojos—solía escaparme en las noches del orfanato.
—¿No sucedió nada raro con Ben?
—Claro que no, es como mi amigo.
—Al cual le gustas.
—A lo mejor le gusta mi sonrisa o mis ojos verdes como el bosque —ella dije con una sonrisa burlona.
—Dime que no hice esa estupidez de decir lo que siento por ti frente a los demás —me toco mi frente.
—Si te hace sentir mejor puedo decirte lo menos posible.
—Habla cielo.
—¿cielo? —me dijo sorprendida—¿a qué se debe eso?
—Me gusta cómo se escucha contigo, va bien contigo.
—Me gustas —abre los ojos al darse cuenta de lo que dijo—me...gusta...me gusta cómo me llamaste.
—Se te gustó —me acerco a abrazarla—habla Pinocho.
Ella se queda pegada a mi pecho, con sus brazos rodeando mi cintura debido a que ella sigue estando sentada en la cama. Mi corazón late con fuerza, pero no me genera incomodidad. Me asusta como es que nos sale tan natural y la familiaridad con la que estamos ahora cerca es bastante extraño.
—Ayer declaraste que estabas enamorado de mi —continúo abrazándome—de hecho, dijiste que mis ojos color bosque y mi pelo color otoño fue lo primero que te gustó de mí.
De golpe los recuerdos fueron apareciendo, yo subiendo al escenario con una botella en mano y en la otra sostenía la mano de Armelle, ambos estábamos tan borrachos que apenas y podíamos mantenernos de pie. Recuerdo que besé su mano y dije justo lo que la chica menciono.
—De hecho, justo ahí pediste que fuera tu novia —alzo la mirada para verme y soltar una leve risa—, y yo dije que sí.
—Me perece un insulto que no recuerde esa parte, y solo donde declare que estaba enamorado —acaricie su cabello—debes de saber que nada de lo que dije fue mentira.
—Cinco, estoy enamorada de ti —alzo su pequeña mano para tomar mi mejilla y acariciar con leves caricias—no puedo explicar cuando sucedió, pero quiero que sepas que llegar aquí nunca fue un error.
—Mi pequeña Pinocho —me agache para que nuestras frentes se tocaran—tú tienes mi corazón desde el momento que caíste en mis brazos a través de ese portal.
—Te vi en mis sueños, me hablabas para que viniera a ti...y ahora veo que no era coincidencia...mi destino siempre estuvo marcado hacia ti...aunque nos estuviéramos persiguiendo como el gato al ratón.
—Intente mentirme por mucho tiempo que no sentí nada, juro que cuando te bese por segunda vez fue como sentirme vivo —, tome la mano que ella tenía en mi mejilla y deposite un beso—eres eso que deseo en mi vida, y quiero para siempre en mi mente Armelle —pase mi mano desde su mejilla hasta acariciar sus labios con mi pulgar—, demonios, como me gustaría poder tener más tiempo contigo...
Antes de seguir hablando ella se abalanzo sobre mí para besarme, correspondí al beso con la misma urgencia, pase una de mis manos a su cuello para atraerla, al mismo tiempo con mi mano libre la atraje de la cintura pegándola a mi cuerpo. No logre distinguir en que momento logro tomar mi camisa entre sus manos para aferrarse. La adrenalina que sentía en ese momento no me dejaban ver con claridad.
En algún punto del beso, ella se dejó caer hacia atrás poco a poco y mi cuerpo por instinto lo fue siguiendo. Coloque mi codo en el colchón para evitar dejar caer todo mi peso, pero fue imposible cuando Armelle paso sus manos a mi camisa e intento abrir un poco más. Ambos nos estábamos dejando llevar por las sensaciones cuando alguien abrió la puerta:
—Les dije que tenían que usar seguro.
—¡Klaus! —Armelle grito y me empujó hacia un lado, provocando que cayera de la cama.
—¿Qué quieres ahora? —me toque mi cuello debido al golpe.
—¿Ustedes iban a...? —Klaus nos miró con una ceja alzada—no se preocupen, es normal, ya saben por las hormonas y esas cosas.
—¡¿Qué quieres Klaus?! —Armelle grito de nuevo—aquí no estaba pasando nada...
—Nada, solo estoy buscando a Ben —le restó importancia—, bueno los dejo, ya saben que uno debe de disfrutar el fin del mundo...
—¡Fuera Klaus! —le grito y este sale del lugar.
No puedo creer que me haya dejado llevar, ahora me sentía apenado con Armelle.
—Yo lo siento Armelle... —le dije apenado—, estuvo mal.
—No, tu perdóname a mi... —se acercó a abrazarme—no te preocupes.
—Voy a cambiarme el traje —correspondí a su abrazo— te veo abajo cielo —me acerque a besar su frente.
Cuando mis labios tocaron su frente un vistazo apareció en mi mente, antes de desmayarme en el elevador por la abertura final logre distinguir a Reginald sosteniendo la mano de una persona. Me separe y le dedique una sonrisa tranquilizadora a mi novia. Una última caricia a su mejilla y me decidí salir del hotel en busca de aire fresco. Ironico dado que no había algo como eso debido al fin del mundo.
Tome una botella de alcohol que vi tirada en uno de los rincones y me acerque al borde a observar el horizonte. Sabía que mi otro yo me dijo que tenía que decidir entre matar a mi ahora novia, carajo que eso se escuchaba bien. O dejar que el fin del mundo sucediera, pero no estaba muy seguro de dejar que todo se fuera al carajo y no buscar la forma de que Armelle y yo tuviéramos una sola maldita oportunidad.
—Si vienes a decirme que te apoye en tu estúpida misión suicida, te ahorro el tiempo y te digo que no —mire a Reginald sentarse a mi lado.
—Sé que no es lo que quieres —le pase la botella—, ¿tú y esa chica son pareja?
—Lo somos.
—Supongo que podrías buscar la forma de tener una segunda oportunidad con ella.
—Recibí instrucciones estrictas sobre dejar que el fin del mundo sucediera o matar a mi novia, y por lo que puedes notar tome mi decisión.
—Podría ayudarte a tener una vida a su lado —lo mire mientras hablaba—si accedes a ayudarme puedo hacer que tengas una buena vida a su lado.
—El fin del universo, significa que ya no hay comisiones o más viajes en el tiempo —le di un sorbo a la botella—si mi destino es morir al lado de una bella chica, entonces me quedo con ella.
—¿Por qué la eliges?
—Porque puede que sea lo único que me ha dado felicidad y tranquilidad durante mucho tiempo.
—¿Estás listo para afrontar las consecuencias de no haberme escuchado?
—Podría colaborar si me dijeras con quien estabas anoche ¿Klaus? ¿Ben?
—No estaba con nadie —la seriedad en su tono de voz me hizo dudar—aunque dudo mucho que te acuerdes de algo.
—Deberías de quitarte de ahí.
—¿Ahora me amenazas? —al instante el lugar donde estaba sentando se desprendió—veamos que tienes que decir.
Ambos entramos al hotel y mi novia corrió hacia mí para abrazarme.
Si podría acostumbrarme a esto.
Me deje guiar por mi chica hacia uno de los sillones, todos empezaron a aplaudir.
—Fue muy conmovedor —Lila se burló.
—Ame la parte de familia amorosa y unida—exclamo Viktor.
—No te olvides de su declaración de amor—Sloane hablo—, fue tierno.
—¿Algo que tenga que saber Armelle? —le dedique una mirada molesta.
—Diste un discurso familiar un poco extraño y conmovedor —me sonrió de forma tensa—puede que olvidara mencionarlo.
—Todos ustedes son horribles, menos mi novia —me senté en el sofá y atraje a Armelle a mi lado entrelazando nuestras manos.
Reginald comenzó a explicarnos un poco sobre su plan que básicamente estaba basado en algunas mitologías antiguas. Llegando al punto donde nosotros teníamos que ayudarlo a pasar un portal a una dimensión que se encontraba en el hotel.
—¿Quieres decir que solo tenemos que chocar las campanas? —Luther interrumpió la conversación.
—Existe una forma de volver a unir el espacio tiempo, lo que sea que haya creado esto dejo una forma de remediar las cosas.
—No me da buena espina esto —me susurró Armelle.
—A mí tampoco cielo —le dije despacio.
—Existe un problema, el guardián que custodia la entrada.
—Esa cosa se quedó con parte de mi —mostro sus dedos Diego.
—Nos estas pidiendo que arriesguemos nuestras vidas de nuevo —Luther hablo—, no pienso hacer eso.
—Yo voy contigo —Ben se puso al lado de Regi.
—Yo digo que votemos —Viktor invervino.
—No es una democracia, papá está a cargo.
—Coincido con Viktor, hay que votar —apreté la mano de Armelle cuando vi que miraba a Reginald de forma fija—, ¿sucede algo?
—Nada —aparto la mirada.
—Yo digo que nos tomemos una hora para decidir —Sloane dio la propuesta.
—Bien, los veo en una hora.
Todos se fueron por distintos pasillos, decidí llevar a Armelle a la misma habitación de antes.
—¿Qué vamos hacer? —dijo asustada.
—Mi yo del futuro me dijo que decidiera, y lo hice. Me quedo contigo.
—No iremos.
—Correcto nos quedamos —sonreí un poco—, tengo que ir a hablar con los demás, te dejare un rato sola.
—No te preocupes, te espero.
Tenía que averiguar quién era el que estaba jugando dobles cartas y fingiendo, pero resultaba estar tan borroso el recuerdo que me sentía sofocado. Tenia curiosidad pero algo me decía que no me iba a gustar la respuesta.
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