Armelle 

La peor noche de mi vida. Los ronquidos de Luther habían sido una tortura para mi sistema. Aunque intente colocarme la almohada en mi  cabeza para evitar seguir escuchando parecía horrible. 

Cuando siento el sol en mis ojos, los abro despacio. Mi boca esta seca y me duelen los ojos, lo atribuyo a que estuve llorando la mayor parte de la noche. Me siento de golpe pero mi frente da con la fría pared del techo. 

—Mi ultima neurona acaba de morir—me sobo mi cabeza para amortiguar el golpe. 

¿Cuándo me había cambiado de cama?

No, no lo había hecho. 

Siento como la cama de abajo se mueve, me acerco a la orilla de la cama y miro hacia abajo. Klaus se remueve en su cama incomodo y se restriega en su cara un par de calzones que sabrá dios de donde los había sacado. 

Suelto una pequeña risa provocando que este se mueve y se vuelva a restregar los calzones. Unos segundos bastan para que tome la prenda en sus manos y la extienda sobre su cara. Sin tener el mínimo pudor en sus acciones no hace mas que lanzarlo hacia la cara de Luther. 

Me tapo la boca para evitar que salga la carcajada que estaba a punto de arruinar el momento divertido. Klaus se baja de la cama y toma entre sus manos uno de sus zapatos, ahí es cuando caigo en cuenta que esta solo con el calzón puesto. 

Me acuesto en la cama de forma apresurada. Acaba de terminar con la poca inocencia que me quedaba, que asco. 

"Si fuera Cinco no tendrías problema"

Mi subconsciente me traiciona e intento desechar esos pensamientos antes de que me imagine algo peor. 

Apareces en los peores momentos. 

—Klaus, deberías de ponerte algo —susurre. 

—Tu niña pervertida deja de ver así mi cuerpo —se pone la sabana de la cama encima. 

—Tu deberías de tener cuidado, hay una mujer en la misma habitación. 

—¿Cuál mujer?

Ruedo los ojos y me bajo de la cama. 

—Si que eres parte de esta familia. 

—Ya perdóname —extiende sus manos hacia mi —Cinco te secuestro y no te había preguntado tu nombre. 

Me quedo un rato sorprendida porque tiene razón. Es el primero en preguntar sobre mi nombre. 

—Soy Armelle Strange, un gusto —Le extiendo mi mano para saludarlo. 

—¿Por que lo pronuncias así?

—Porque es de origen francés. De hecho, soy francesa. 

Luther comienza a moverse. Klaus me mira asustado y me hace una seña para salir de la habitación. 

—Bueno señorita francesa, vamos a desayunar —se pone su ropa y salimos del cuarto de forma sigilosa. 

Me quedo mirando como esconde la nota en la suela de sus zapatos. Llegamos a una de las mesas que estaban en la cafetería del hotel. Diego por lo visto nos había ganado, porque se encontraba desayunado. Seguí a Klaus de cerca hasta escuchar la voz de un chico a nuestra espalda. 

—Este lugar es asqueroso pero... —me mira por unos minutos— Si ella esta aqui, no es tan malo. 

Intercambio una mirada incomoda con Diego. 

—¿Con que el es tu hijo? —Klaus se burla. 

—Supuesto hijo —afirma enojado Diego. 

Miro al chico que estaba sentado en una de las mesas y sin importarle que estuviera su padre aquí, me guiño un ojo. 

—Fíjate en donde miras niño —me tenso cuando la voz de Cinco se hace presente, no puedo evitar pegarme un poco a Klaus —. ¿Quién es la madre?

Me mantengo en silencio mientras tomo un poco de la malteada de fresa que tenia en mis manos. Cinco me da una mirada fugaz pero no hace nada por intentar hablarme. 

—Laila es la madre —baja la mirada Diego. 

—¿Laila esta aquí? —pregunto Cinco confundido. 

—Lo dejo anoche y luego se largo. De hecho, mas le vale porque tenemos cosas importantes de las cuales hablar. 

El chico me manda un beso cuando volteo a verlo de nuevo. 

—Deberías de ayudar a que controle sus hormonas tu pequeño engendro. —Cinco sonríe de forma tensa— ¿Te puedo ayudar en algo?

El hijo de Diego baja la mirada cuando Cinco lo confronta. 

—Cinco, vamos deja a un lado tus celos tóxicos y concentrémonos en comer algo —Klaus hace un puchero—. Además, con que descaro estas marcado territorio cuando no sabes siquiera su nombre. 

Tomo la mano de Klaus y niego con la cabeza. 

—A ver entonces hermosa señorita —expreso con sarcasmo—. Me puedes iluminar y decirme tu nombre. 

Lo miro seria. 

—No. 

Le doy un sorbo a mi malteada. 

— ¿Vez  Klaus? Lo intente. 

—Vamos Armelle, dile tu nombre —Klaus me jala de la mano.

No puedo evitar reírme un poco. 

—¡Si sonríes!

—Creo que le acabas de decir mi nombre Klaus, pero recuerda que la letra r se pronuncia como g. 

—Origen francés —le da un sorbo a su café— ¿Qué significa?

—Princesa —hago una mueca. 

—Armelle, lindo nombre—Cinco se pone de pie y camina hacia el buffet de comida. 

¿Me hizo un cumplido?

Sonrió un poco cuando se aleja. 

—Yo vi eso —Klaus alza ambas cejas. 

— ¿De que hablas?

—De tu sonrisa cuando mi hermano dijo que tenias lindo nombre. 

Borro la sonrisa rápido y mantengo mi semblante serio. 

—No es cierto. 

—Si es cierto. 

—¡Que no!

—¿Por que te enojas si es mentira?

—Porque, eres un idiota Klaus. 

—Sabes que tengo razón —se pone de pie y mira Cinco— ¿Quieres que le de un mensaje?

—Klaus te voy a matar con que digas algo mas —recuerdo la nota—. Si le dices algo sobre esto, le diré sobre la nota que tenias en tu zapato escondido. 

Alzo una ceja y me cruzo de brazos. 

—Pequeña perra. 

—Ahora si puedes ir con el numerito.

Unos minutos después Cinco regresa con una bebida en una copa, el no hace nada mas por hablarme. Me mantengo seria mientras sigo comiendo un poco de pan y Klaus me molesta y hago un ademan de alejarlo. 

—Ya hasta tengo un nombre para su pareja —Klaus me susurra en el oído— Cinelle. 

—Esta horrible Klaus —me intento contener la risa pero es imposible—. El numerito quiere matarme y tu quieres emparejarme con el. 

—Si al amor no a la guerra —me guiña un ojo. 

—Sabían que es de mala educación secretearse frente a otras personas. 

Un molesto Cinco nos mira, pero no es una normal, hay algo mas que hace que mi estomago se contraiga. 

—¿Sabias que nos importa un pepinillo? —le digo desafiante. 

El esta a punto de contestar cuando Vanya hace acto de presencia. 

—Amo ese corte —Klaus esta asombrado. 

—Te queda genial Vanya —digo aun sorprendida. 

—Victor. 

Ahora entiendo un poco mas, viendo su actitud se nota que no sentía cómoda antes. Bueno ahora debo decir cómodo. 

—¿Tienen algún problema? —Victor nos mira a todos. 

—Nos da mucho gusto por ti —Cinco habla—. ¿Dónde estabas?

Victor explico que había estado con uno de los lunáticos que casi nos matan cuando llegue aquí.  Ninguno de los tres estaban de acuerdo en que el se viera con Marcus en la noche para que le dieran el famoso Maletín. 

—No iremos a ninguna parte, esta es una linea aceptable. 

— ¿Para que sirve el maletin? —dije confundida. 

—Viajes en el tiempo. 

Recuerdo cuando Strange me dijo sobre alterar las líneas de tiempo. Dijo que era peligroso, que era mejor no intervenir si llegaba a tener algún problema. 

—Pero saben que el hecho de que ustedes no sean de aquí, traerá consecuencias. 

—Ahora si hablas ¿no? —Cinco dice con sarcasmo. 

—Porque si este lugar se va al carajo, moriré aquí. 

—Dije que no moveremos la linea del tiempo de nuevo, no hay apocalipsis o algo por el estilo —Cinco toma su bebida de la mesa— Estoy oficialmente retirado, espero que disfrutes tu nueva vida princesita. 

Me guiña un ojo antes de alejarse de la mesa. 

—Maldito enano —apreté mis puños para evitar no golpearlo.

—Teóricamente Armelle, tu eres mas pequeña...

—Esta es la ultima que le tolero —Miro a Klaus con enojo y me bajo del asiento —No puedo mas con su actitud de mierda. 

Iba a recuperar mi anillo por la buena o por la mala. 

—No creo que... —Victor habla. 

—Le apuesto diez dólares a la princesa —Diego se ríe. 

—Le apuesto quince a la Cinco —Klaus saca dinero y lo pone en la mesa. 

Me acerco furiosa al numerito y hago algo que no crei que fuera capaz de hacer. 

—Numerito...  —Le hablo y este se voltea. 

—¿Que...?

No dejo que termine la oración cuando estampo mi puño en su cara. 

Ahora si estaba en serios problemas...

¡Regrese!

Lamento mucho la demora espero que les guste el capitulo, me ayudarian mucho compartiendo para que mas personas puedan leerla. 

Los quiero.