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Extra

Aquel año sonaba a uno más con el mismo discurso de siempre, ese que le daba su padre cada vez que le veía en casa y no en viajes y asuntos de trabajo, estaba harto de escuchar siempre las mismas palabras, pero tampoco podía decirle algo a su padre, le tenía un respeto demasiado grande, sin embargo tampoco quería decepcionarle había viajado por varios lugares y conocido bellezas inigualables pero ninguna llegaba a ocupar su corazón o robar más que su atención, pero tenía que encontrar a alguien para comprometerse y vivir feliz el resto de su vida, quizá con uno o dos pequeños.

Lo conoció un día, cerca del puerto de Cartagena, cuando descendía del barco que lo había devuelto a su patria despues de visitar a un amigo de la familia en Argelia, todo parecía como la mañana anterior, el sol en lo alto con algunas cuantas nubes adornando el cielo, las personas en Cartagena yendo y viniendo con sus compras del día, todo era igual, soltó un suspiro y comenzó su caminata, era la primera vez que iba a pie y no a caballo, pero poco le importaba aquel asunto, tomo rumbo a la librería que estaba solo a unos cuantos metros del puerto, solo para saber si "Una modesta proposición" escrito por Jonathan Swift ya había llegado a Cartagena, nunca espero encontrarse con él.

Se paralizo cuando le vió, ese cabello largo y albino, esos ojos amables, esos prominentes músculos que le habían sacado de la realidad y que le hicieron fantasear de más, sacudió la cabeza y se acercó a él, con la excusa de preguntarle si acaso había oído del libro que buscaba, grande fue su sorpresa al saber que solo había disponibles dos copias de aquel libro y una de ellas ya había sido apartada por un hombre al que denominaban "el sabio", sin pensarlo dos veces compró la última, en ese momento se quedó admirando de más a la belleza que tenía enfrente y al parecer aquel muchacho lo notó.

— ¿Disculpe, necesita algo más señor...?

—Ilias — respondió el castaño — y no, solo me distraje, muchas gracias por el libro.

—No hay de que, Señor Ilias — le contestó aquel joven —que tenga un día magnifico.

Lo vio salir con el libro en la mano y se quedó ahí, viendo cómo se alejaba de la librería que atendía cuando su padre salía de viaje, que casualidad de haberse topado con él y como si de magia se tratase, Ilias volvió a los dos días a buscar otro libro con que entretenerse, el anterior ya lo había terminado y quería algo nuevo o al menos eso le dijo al albino, aunque en realidad había ido solo para verle de nuevo, los meses pasaron e Ilias frecuentaba aquella librería, ya ni siquiera compraba libros y a Hasgrad, parecía no incomodarle su presencia, más bien, parecía disfrutarla.

Exactamente un año despues, justo en el día en el que se vieron por primera vez y en presencia de los padres del albino, Ilias pido la mano de aquel joven en matrimonio, sobre todo lo que esperó, le aceptaron de inmediato, no importándoles que tuviese un par de años más que Hasgard, pues como dicen por ahí, "Para el amor no hay edad"; cuando se dignó a llevarlo a su casa, su padre casi se desmaya de la impresión, no porque se hubiese comprometido sin avisarle o porque su prometido era un hombre o cualquier cosa que se les ocurra, no, la impresión y el casi desmayo fue causado porque se sentía feliz por su hijo mayor y porque la fecha de la boda ya estaba fijada.

Todo parecía ir bien, el día esperado llegó y todos estaban felices y ansiosos al mismo tiempo, Hasgrad entro del brazo de su padre vistiendo un reluciente traje blanco, su mirada se posó en su futuro esposo que le esperaba en el altar vistiendo de negro, la ceremonia comenzó y finalizo con el mismo entusiasmo, ahora las sortijas en sus dedos relucían como diamantes a la luz del sol, despues de aquello se marcharon a su propio hogar, una casa cerca del puerto con vista al mar, y ahí comenzó su vida, llena de felicidad y una que otra discusión que siempre terminaba en besos y caricias provocativas.

Poco tiempo despues, Ilias se enteró del compromiso de su hermano menor con Aspros, pero nunca se apareció para felicitarle o algo parecido, pues nunca estuvo de acuerdo con ello, le agradaba Aspros pero no le gustaba que su hermano haya sido casi obligado a ello, se negó rotundamente a ir, aunque Hasgard le insistiera, poco despues llegó a sus oídos las nuevas noticias, todas las personas en el puerto de Cartagena rumoreaban acerca de un caballero que le hizo frente a Aspros y salvo a un muchacho castaño, al instante supo de quien se trataba, a la semana fue a casa encontrando a ambos y la noticia del nuevo compromiso.

Asistió a la boda y luego volvió a la paz que le daba su hogar junto a su amado esposo, al parecer todo estaba bien, todo marchaba a la perfección y nada parecía fuera de lo normal, nada hasta aquel día en el que Asmita le fue a ver para preguntarle si acaso sabía algo del paradero de Cid y Sisifo, esto le alerto y bueno, ya sabemos lo que pasó despues, ahora de nuevo están en casa, disfrutando de una mañana juntos, el pequeño Regulus corre a los brazos de papá, mientras 'mamá' hace el desayuno, le ha comprado un ramo de flores, de un rosa pastel, las que ha puesto en un florero que dorna la mesa donde comerán, y le ha dado un beso y Hasgrad ha sonreído, su pequeña familia, su pequeña familia a la cual, ama con todo el corazón.

🦁🐂
Criaturas bellas hechas por los dioses, he aquí el especial, la historia de estos dos, espero que les haya gustado, nos leemos en la sección de datos curiosos.

Si hay algo que quieran saber acerca del fic, esta es su única oportunidad de decirlo...

Dan R

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