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El reloj de pared parecía más lento que de costumbre, tal parecía que el segundero se quedaba pegado y no avanzaba, Shura y Aioros ya estaban dormidos y en la habitación de a lado, Cid y Sisifo aún estaban tratando de convencerse mutuamente que todo estaría bien, que aquello, aunque inesperado, les daba un gran alivio, pero el pasar del tiempo que se había vuelto lento y tortuoso les decía lo contrario, Sisifo ya no recordaba el rostro de su hermano mayor y muy por más que trataba solo podía verse a él y a Cid en su compromiso, los demás rostros parecían extraños, borrosos, desconocidos, con un toque terrorífico que no le gustaba para nada, cerró los ojos tratando de dormir un poco.
Cid simplemente se quedó ahí, admirando como su esposo dormía, esperando una señal, esperando que algo, alguien o lo que sea, los devolviese a su tiempo, a donde pertenecían, a donde todo lo que conocían no incluía tecnología ni nada de lo que habían visto, pronto el sueño le venció y ahí, abrazado a su amado castaño, esperaba que al abrir los ojos estuviesen de nuevo en su hogar.
El ambiente dentro de esas cuatro paredes era como aquella ves, pesado y con los sonidos atenuándose a lo lejos, girando una y otra vez en una luminosa tensión que por suerte no molestó a los dos hombres que dormían plácidamente abrazados el uno al otro, la oscuridad atrapo a ambos, ninguno de ellos se percató, Sisifo fue el primero en despertar, siendo sacado de su trance por una pequeña sacudida por parte de su acompañante, giró la vista hacia su lado derecho y se quedó por un memento estupefacto, a lado de él estaba Aspros, vio con horror su alrededor, no podía ser cierto, estaba de nuevo en aquel lugar, estaba en aquel mercado paseando de la mano de aquel que ahora estaba a su lado sonriendo justo como lo recordaba.
Las personas que pasaban a su lado le saludaban y por pura cortesía les respondía, estaba tratando de comprender como carajo había llegado ahí, lo último que recordaba era haberse dormido con la cabeza en el pecho de un hombre muy guapo, del cual no recordaba el nombre pero estaba seguro que le conocía, un flashazo en su mente haciéndole recordar que aquel hombre era su esposo, de manera rápida se miró las manos buscando la sortija pero en sus dedos no había nada, comenzó a temblar lleno de nerviosismo, otro flashazo que le recordó el nombre de aquel hombre, ahora lo recordaba todo con claridad, lo que pasó en el futuro, como se conocieron y ahí estaba, como un deja vú.
—Sisifo — la voz de Aspros le saco de sus pensamientos, alzo la mirada, ya sabía lo que venía.
Y tal y como lo recordaba, Aspros le pidió un beso pero él se negó y ahí estaba, el enojo surgiendo en su rostro, su mano en el aire dispuesta a estamparse con su mejilla, tragó saliva y el golpe le llegó, seco, fuerte y con la furia de alguien quien ha sido rechazado y humillado públicamente, le vio alzar de nuevo la mano ¿Dónde estaba Cid? Le busco con la mirada, de un lado a otro, a todo su alrededor pero tal parecía que aquel caballero no aparecería en ningún momento, un tercer golpe a su rostro y entonces...
Sisifo despertó exaltado, con el sudor bajando por su frente, con el corazón latiendo a mil, sobre una cama de blancas sabanas, se sentó de inmediato y lo primero que hizo fue verse las manos, ahí estaba la sortija dorada, respiro un poco más tranquilo.
—Sisifo — esa voz, esa voz llegó a sus oídos y se giró para verlo y lanzarse a sus brazos — ¿qué sucede?
—Una pesadilla, Cid, nada grave — dijo soltando un último suspiro.
Aquella habitación parecía más oscura de lo que recordaban, se separaron y se miraron con una notoria duda, ¿Dónde estaban? Era una habitación en su casa, eso estaba más que claro, se levantaron de inmediato y salieron de aquel cuarto, casi corriendo llegaron al salón donde alertaron a los que estaban ahí: Ilias se levantó de su asiento y Defteros en compañía de Asmita se despertaron al instante viendo con asombro a los recién llegados, Hasgrad, por su parte solo pudo quedarse observando lo que pasaba a su alrededor.
Cid y Sisifo se miraron, sonrieron y se dieron un corto beso, estaban de nuevo en casa, ahí estaban sus amigos, su hermano y Hasgard, todo estaba bien para ellos, o al menos eso parecía, Ilias se dirigió hacia ellos y tomo al castaño de los hombros sacudiéndolo un poco.
— ¡¿Dónde diablos estabas, Sisifo?! — preguntó.
—Es mejor que no lo sepas — habló Cid y libero a su esposo del agarre de su hermano.
La mueca que hizo Ilias puso alerta a ambos, nunca le habían visto molesto y tal parecía que en ese momento tenían enfrente a un león hambriento, Hasgard tomó del brazo a su esposo para indicarle que no tenía por qué reaccionar de esa manera pero la furia mezclada con la preocupación fueron mucho más allá de lo previsto.
— ¡Respóndeme ahora, Sisifo! ¡¿Dónde diablos estabas?! — estaba a punto de perder la paciencia.
Cid y Sisifo volvieron a intercambiar miradas,no sabían que decirle, solamente se les ocurrió decir que estaban cansados y que era mejor hablar por la mañana, para su suerte todos aceptaron, aquella noche no hubo más sobre el tema.
La mañana en Cartagena era calurosa y con un ambiente muy bueno, en aquella casa la tensión podía sentirse una vez más, los furiosos ojos de Ilias se posaban una y otra vez en su hermano y cuñado, exigiendo una buena excusa, Asmita y Defteros ya habían hablado con ellos una horas antes por lo que sabían la verdad, sin embargo acordaron decir una mentira piadosa para que Ilias se sintiera en calma.
—Fuimos a Los Alcázares a pasar un buen rato, nada de qué preocuparse, hermano — ahí había algo no le convencía pero decidió no preguntar, la puerta de aquella casa se vió goleada suavemente.
Cid se levantó de su asiento y abrió aquella entrada, ahí, de pie, estaba Aspros y junto a él estaba Chris, su esposa, quien tenía al pequeño Caín entre sus brazos, el color se le fue del rostro a Cid y casi se desmaya de no ser por Defteros que le detuvo y por petición de Sisifo hizo pasar a los visitantes.
—Sisifo, Cid, me alegra saber que han vuelto y que lo han hecho con bien — dijo Chris para romper el silencio que se había formado.
—Gracias por ello, señorita — dijo Cid.
—Chris, se llama Chris — Hablo Aspros.
Luego de unos minutos más, todo lo que alguna vez estuvo en conflicto fue resuelto, no había más rencores, no había más peleas innecesarias, podían ser los amigos que siempre debieron ser, podían ya salir a dar un paseo por las calles de Cartagena, todos juntos, sin rencores, sin nada más que el recuerdo y el mal sabor de boca que alguna vez tuvieron, por su parte y con el paso del tiempo, aquella visita al futuro se convirtió en un recuerdo que parecía ser un distante sueño lucido de alguna noche, se olvidaron de los rostros y de las voces pero jamás de los nombres ni de lo quehicieron.
🐴🐐🐐🐴
¿Verdad que los asuste?
Muy bien cositas bellas hechas por los dioses, esta es la primera parte del final definitivo y se que son muy pocos capítulos por ello les voy a regalar unas cosillas extras, pero decidan ustedes.
puede ser:
1) Epilogo y Datos curiosos de la historia y mi inspiración para crearla.
2) Un solo extra de la pareja que quieran (las parejas protagonistas no cuentan)
3) Epilogo y un capitulo extra.
4)Datos curiosos, epilogo y capitulo extra.
elijan sabiamente
Dan R
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