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La mañana asomaba por la ventana de aquel cuarto, despertó con un terrible dolor de cabeza, pensó por un momento que beber demasiado la noche anterior fue de todo menos una buena idea, giró su rostro y vio a su pareja aun dormido a su lado, se deslizo haciendo el menor ruido posible y lo primero que hizo fue buscar un par de pastillas e ingerirlas inmediatamente, aquella pregunta rondaba aun en su cabeza, hace un par de días que se lo había preguntado a Aioros y este evadió la pregunta de una forma sutil, se miró al espejo y justo como la noche anterior, cuando hizo aquella pregunta, en aquel reflejo no se vió así mismo, más bien a un hombre parecido a él, de mirada fría y facciones masculinas, sacudió la cabeza.

—Debo de estar alucinando — se dijo y volvió sobre sus pasos. —Buen día — saludo a su pareja quien ya se encontraba sentado en la cama tallando sus ojos.

—¿Cómo estás? — preguntó

—Con una maldita resaca que no se quita.

Solo sonrió, por más que lo intentara no podría cambiar esa manera de expresarse de su pareja, la mañana pasó sin pena ni gloria para ambos, pero muy en el fondo sabían que algo estaba mal, se sentían en todo momento observados, como si algo les fuese a saltar encima apenas le dieran la espalda, algo andaba muy extraño, desde la pregunta hasta los acontecimientos siguientes, las luces parecían no tener el tono usual, los sonidos parecían distantes, las cosas en la casa no eran las mismas y tal parecía que ya no estaban en su casa.

Entrada la noche el dolor de cabeza atacaba de nuevo, ahora no solo era Shura quien lo sentía, también Aioros comenzó a marearse, pensaron por un momento que la comida les había caído mal o algo parecido así que se recostaron en la cama con la vista puesta en el techo.

— ¿Qué pasaría si el pasado y el presente se encuentran? — pregunto Shura.

—No tengo idea, quizá se altere el futuro, no lo sé, es algo muy complicado de explicar, ¿no crees?

Solo asintió, eso había sido una respuesta que no le convenció del todo, la sintió muy floja y sin fundamento pero él tampoco tenía una idea que le convenciera, había leído anteriormente que los saltos en el tiempo eran comunes pero a menudo de asociaban con las alucinaciones, así que decidió entonces no darle importancia pero... ¿y si sucedia algo?.

Se acomodó a lado de su pareja con la clara intención de dormir, pero estaba preocupado, nunca había sentido la sensación de estar pero a la vez no estar en un lugar, se removió incomodo notando que Aioros ya estaba dormido, se levantó y se vio de nuevo al espejo, y como las veces anteriores, no se vio a él, esta vez vio a una pareja, estaba seguro que ese de ahí no era Aioros pero se le parecía tanto que tuvo que sacudir la cabeza para no ver ese extraño reflejo otra vez.

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-Cartagena España 1752

Las pequeñas velas de la habitación parecían tener menos brillo a pesar de estar casi nuevas, levaban un par de días sintiendo que todo estaba fuera del lugar, los colores, los sonidos, hasta ellos mismos se sentían extraños, como si no estuviesen ahí, no supieron que estaba pasando hasta que ambos descubrieron algo demasiado raro en uno de los espejos de cuerpo completo que yacía en su habitación. 

Se miraron en él, pero el reflejo del fondo no era su hogar, bueno, lo era pero estaba demasiado distinto, los muebles eran de un blanco brillante y el florero había sido remplazado por un cuadro de dos jóvenes que se parecían a ellos, un castaño y un peli negro, se miraron desconcertados, creyeron por un momento que el vino que habían ingerido en la comida estaba haciendo ya una de sus travesuras.

—Cid — lo llamó el castaño.

—Dime

— ¿Qué crees que sea eso? — Señalo el reflejo — esos no somos nosotros.

—No sé, tendremos que preguntarle a Asmita, él sabrá que está pasando, por lo pronto solo nos queda descansar y olvidarnos por un momento de esto.

Solo asintió, no le gustaba lo que estaba pasando pero no tenia opción, no podía simplemente sacar conclusiones solo, en primera porque no sabía que sucedia y en segunda porque muy en el fondo tenía miedo, miedo de que se tratase de un aspecto demoníaco o algo por el estilo, tenía miedo de perder a Cid y volver a la soledad de sus días de triste adolescencia.

La noche ya estaba entrada, la oscuridad se había apoderado de la ciudad y a lo lejos se podían escuchar los susurros del viento chocando con las hojas del naranjo que ambos habían plantado para decirle a toda Cartagena que su amor se había hecho real, y aunque el sonido no era molesto, poco a poco se atenuaba y se alejaba de sus oídos, algo estaba mal, algo muy malo estaba a punto de suceder y ni siquiera les daría tiempo de pensar en lo que harían.

Una luz cegadora los envolvió, comenzaron a escuchar voces que no conocían, dos extrañas voces a lo lejos diciendo cosas indescifrables, tenían aun los ojos cerrados y no podían abrirlos, como pudieron se tomaron de las manos, Cid y Sisifo rogaban por que nada malo les pasara y sobre todo, que no se separaran uno del otro, la oscuridad volvió a hacerse presente y ambos despertaron

Abrieron los ojos, estaban en casa, eso era seguro pero todo era distinto, no había velas y las paredes grisáceas habían sido remplazadas por un suave color melón, estaban desconcertados, se sobaron la cabeza y decidieron ir a su habitación, quizá su casa había cambiado demasiado pero vamos, seguía siendo su casa, ¿qué podía salir mal?

—Cid, crees que algo malo este pasando — dijo el castaño

—Lo sospecho, pero aún es de noche, descansemos.

Ambos entraron a la habitación que compartían llevándose la mayor de las sorpresas, alguien más estaba ahí. 

🐐🐴

Comenzamos con esta cosita, las cosillas por aquí comenzaron mal.

Nos leemos. 

Dan R

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