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Jubileo Danés II

El reloj marcaba media hora después de las cinco, la misma media hora que este humano tenía de retraso, masajee el tabique de mi nariz con mi dedo índice y pulgar para intentar relajarme y seguir esperándolo, si no fuera importante, hace tiempo que me habría cobrado el hecho de dejarme plantado en medio de la calle debajo de esta farola. De todas formas, seguía planteándome lo que haría después de que completara su trabajo.

Había decidido trabajar con un humano que estuviera en el mundillo de lo ilegal y dejar a los nefillims fuera de esto, para empezar no tenía ni idea de cuáles eran las redes en las que aquella gárgola pelirroja se movía y no quería tirar de alguna que pudiese darle alguna pista sobre este asunto, ella no se mezclaba con humanos para trabajos importantes, a no ser que no tuviera una mejor alternativa, por lo visto, esta era mi mejor opción. Mis ojos estuvieron atentos a todo el que se pasaba por la calle, siempre estaba en busca de algún Inquisidor, aunque confiaba en mi capacidad para ocultar mi naturaleza, siempre debía estar preparado para no correr un riesgo mayor, además de que no quería que se estropeara nada.

Escuche los pasos pesados de Einar, lo vi a la mitad de la acera, el muchacho cojeaba un poco, su labio roto comenzaba a hinchársele y unas cuantas gotas de sangre manchaban su playera, sencillamente rodee los ojos y esperé a que se me acercara.

―Te dije que no te metieras en problemas mientras trabajaras para mí –Fui bastante claro en eso, tenía que concentrarse en lo mío.

―Ya tenía unas cuantas deudas antes de que aparecieras, Bast.

―¿Hay alguien en esta ciudad a quien no le debas dinero? –enarqué la ceja, no quería que la mafia de este lugar se inmiscuyera en mis asuntos y ya era muy tarde para cambiar de cómplice.

―Hoy he saldado la más importante, no echaré a perder el plan te lo he jurado.

―Por lo que te pagaré... -emprendí mi camino a una cafetería, tenía hambre ―límpiate eso –le arroje un pañuelo.

―¿Puedes enseñarme alguno de esos movimientos que usaste cuando nos conocimos? ―comenzó a parlotear, mientras intentaba quitarse la sangre casi seca de la boca ―Ya sabes de esos cuando me rescataste, me serían muy útiles en el futuro ¿Puedes creer que trastabille al correr y por eso me atraparon? Pero la próxima vez estaré preparado.

Si claro, trastabille.

Escuche sus divagues sin comentar absolutamente nada, evitando evocar los recuerdos que mencionaba, ese encuentro él lo tomaba como si lo hubiese salvado y yo me hubiese convertido en su protector, no podía ser más incorrecto, lo libre de esos matones porque lo necesitaba, según mis informantes, el chico era bueno en lo que hacía como ningún otro, pero en el fondo no sentía ni un pizca de simpatía por él o por algún humano.

Hasta que llegamos a una cafetería en donde tome asiento y pedí que nos sirvieran un chocolate caliente y algo con que acompañarlo, no abrí la boca. Esperamos a que la señorita trajera la orden para que no tuviese oportunidad de cotillear sobre mis asuntos, ya hacía bastante mirando el rostro magullado del muchacho, a lo que tuve que iniciar una especie de charla casual, donde daba a entender que lo habían asaltado por la calle.

―¿Y bien? –lo apremie, en cuanto nadie nos escuchaba. 

―Los hubiera visto -sonrió divertido intentando abstraer cada detalle del momento ―con sus caras de sorpresa, no se podían creer que un huérfano hubiese encontrado un tesoro tan grande como ese huevo de Fab... fabux.

―Fabergé, Huevo de Faberge, el jubileo Danés.

―Eso –bebió ávido de su chocolate.

―¿Qué más?

―Hace unos días que me encargó esto, fui enseguida a la galería, al principio no me creyeron, se creían que era una estafa, ya sabe, siempre van a pensar mal de alguien como yo, y si lo analizamos detenidamente tiene razón, esto suena muy surreal, no pueden creer que alguien así tenga algo tan preciado y ni siquiera intentar sacar un poco de dinero por él ¡ay! Si supieran –lo mire con seriedad para que se dejara de rodeos, me sorprendía lo rápido que podía articular cada palabra sin la necesidad de hacer pausas para respirar –aun así era demasiada tentación para dejarla pasar, por lo que hicieron traer a su valuador, consiguieron el dibujo que tenía para cotejar y mientras daban el primer veredicto, me encargue de divulgar el descubrimiento a los empleados de la oficina, a unos visitantes y no permití que me sacaran de ahí, hasta que no tuvieran más alternativa que darme el crédito por el descubrimiento, si ya me los imaginaba queriéndome hacer a un lado, ―bebió de nuevo ―después, algo enfadados de que me hubiese ido de la lengua, me explicaron que debían hacer unas cuantas pruebas, no estoy seguro de haber entendido cuales. Después me pidieron detalles de cómo lo encontré, yo dije lo que habíamos quedado, pero ahora tengo curiosidad, ¿De dónde lo sacaste? Ellos decían que no se sabía de él en siglos, con tanta joya ya hasta estaría vendido por partes. A menos que sean esos contrabandistas de tesoros nacionales.

Le sonreí, sin decirle nada.

"Aquel día, mi corazón bombeaba sin pausa, machacándome el pecho y no entre a su oficina hasta que logre controlarme, Irina, me recibió con una de sus miradas penetrantes y curiosas, con su cabellera roja, enmarcando su rostro sereno y hermoso, con toda su presencia imponente arrasando como la llamarada de fuego que era; ella como djinn de antemano debía conocer el motivo de mi presencia ante ella, me preguntaba si era desesperante tener que esperar a que yo lo expusiera con palabras o si por el contrario, era más satisfactorio ver como lo intentaba, aun así nunca titube ni dude de lo que quería pedirle.

Ella conocía mi pasado con todos los detalles, ella me había salvado de terminar consumido por la locura como mi madre, ella me había dado un motivo para seguir, convenciéndome de su visión para el mundo, consiguiendo para ella mi lealtad, mi protección, mi esfuerzo y a cambio de luchar a su lado, en algún punto, también me había prometido que alcanzaría mis objetivos vengativos, por lo que no le era difícil entender por qué deseaba hacer mi viaje a Dinamarca ni porque necesitaba pedirle un deseo.

Al principio no fue fácil, tuvimos una conversación demasiado seria y demasiado tensa, pero yo lo necesitaba para quedarme en paz, no podía ser consumido por el rencor más tiempo, habíamos hecho una pausa en nuestros esfuerzos y era un momento en que podía alejarme por unas semanas, Irina podía verlo y finalmente acepto, ya me había pensado muy minuciosamente las palabras exactas que utilizaría para pedirle el huevo de Fabergé, ella siempre concedía los deseos de una manera retorcida, era divertido, siempre advertía que era mejor tener cuidado con lo que se deseaba y esta frase siempre significaba muchas cosas, pero esta ocasión, era imperativo no equivocarse de palabras, no quería terminar modificando mi anatomía, por más tentador que pueda ser tener un tesoro valioso. Soy consciente también que se las hubiera arreglado para sabotearlo, definitivamente fue generosa.

Al concederme el deseo me vi envuelto en una ola de calor y poder, siendo el inicio de todo esto."

―Que hagan las pruebas que quieran, comprobaran que es auténtico. ―ignoré su cara de decepción al no obtener la historia verdadera sobre el jubileo danés.

―De hecho ya lo hicieron, fui a molestarlos por la mañana, aunque al parecer hice tanta promoción que el Museo ese en San Petersburgo, quiere llevárselo, dice que es lo que corresponde ya que es un patrimonio Ruso.

―¡Eso no puede pasar!–alce mi tono de voz enfadado. Gente a nuestro alrededor comenzó a ponernos atención, Einar ni se inmuto y continuo arrasando con los bollos.

Me preocupaba que se llevaran el Jubileo Danés, de ser así, Lysa jamás iría a Rusia, sería demasiado evidente que era una trampa para ella, sabía que yo me movía por esos países, aquí sería tan impulsiva para tomar el riesgo incluso sola y yo estaba preparado para ello.

―No tenemos por qué preocuparnos, de hecho creo que va a tener que aumentar un poco el pago.

―No creo que tus trucos sean suficientes para arreglar conflictos culturales y políticos, Einar.

―No, pero al menos le dará el tiempo suficiente para que el huevo permanezca aquí esta semana, los daneses se creen tan dueños del huevo, que realizaran una fiesta ultra privada, sólo gente importante estará invitada al evento ¿es lo que quería no? Y me dieron mi invitación y todo ¡iré a una fiesta elegante! ¿Quién lo iba decir?

―Excelente, ese evento podrá aprovecharlo para estudiar la galería –No disimule mi emoción ―será hora de la fase dos ¿seguro que podrás?

―Descuide, entre pillos nos reconocemos, será sencillo localizarla y saber lo que planea, si es tan buena como dice ser, ya hasta puedo darle un preliminar de sus posibles movimientos, yo te daré la información y te encargaras de lo demás.

―Eso no suena alentador, significa que ella también podrá adivinar tus intenciones.

―Nah, nunca ocultamos mi procedencia, no pasa de que sea más precavida, además soy un muchacho supuestamente, recién salido de un orfanato ¿me podrá ver como una verdadera amenaza?

―Un inconveniente quizá, nada de cuidado, es demasiado arrogante para ello.

―Todo saldrá como lo planeado, lo puedo asegurar.

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