Capítulo 5
El viaje fue doloroso, me enrosqué en mi asiento del rincón e ignoré a quien sea que se sentó a mi lado. Mis ojos estaban rojos de tanto llorar y mi nariz ardía. Pero en nada comparado con lo que mi corazón sentía.
Jared quiso devolverme la confianza a mi mima, al igual que Karum en Old Town. Era como su último obsequio, el de ambos.
Y ahora que estoy aquí, a punto de regresar a Canadá, me repito sus palabras, sus consejos y las obligo a quedarse conmigo.
Por ellos, por mi hermano de sangre y mi hermano de otra madre, iba a intentarlo.
Me pregunto si están viajando en auto o en avión, y lo más importante. Me pregunto hacia dónde van.
Me hubiera gustado poder comunicarme con él, aunque sea tener un número por cualquier emergencia pero cuando en la mañana lo llamé a su número para decirle adiós, el número ya estaba fuera de servicio.
No me quedé por más tiempo en esa casa, ni en el pueblo. Me fui directo al aeropuerto, ahora sola en la parte trasera del taxi y sola en el vuelo, también iba a almorzar sola en los días de trabajo. Es lo mejor, él es feliz ahora.
Ellos han sido buenos amigos desde casi siempre, Karum, un chico sin filtro pero de buen corazón, Jared, extrovertido y sarcástico.
Los mejores amigos.
De pronto, extraño más a Cody, el ver a ese par divertirse tanto ayer, me recordó a nosotros, Cody siempre era la mala influencia, quería verlo de nuevo pero al igual que Jared, estaba incomunicado junto a Isabel.
Me di ánimos a mí misma. Si Jared pudo ser feliz, yo también puedo. La diferencia es que yo no puedo irme, no puedo dejar sólos a mis padres.
Cuando llego a casa en un taxi, tengo las palabras mezcladas como las bebidas que consumimos los tres ayer como locos.
Son las ocho de la noche cuando llego y es mama quien abre la puerta. Frunce el ceño cuando me mira.
-¿Dónde está Jared?- Pregunta.
Entro a la casa, dejo mi maleta a un lado y me siento en el sillón mientras le indico que haga lo mismo. James entra de la cocina e igual lo llamo.
Mamá se mira angustiada y me pide de una forma no tan amable, que le explique lo que pasa.
-Jared se ha ido, mamá, él no va a volver, no en un largo tiempo.- En lo último miento, Porque ni yo sé si volverá, en la carta ninguno lo específica.
Mamá explota.-¡¿Qué?!- Y le explico lo que pasó, emití lo de emborracharnos como locos, eso estaba de más, además él no estaba aquí para ser castigado junto a mi, tenía derecho a mentir en ciertas partes, también le cuento de la carta pero miento diciendo que la quemé, cuando en realidad, se encuentra en el bolsillo de mi pantalón.
-No puedo creer que lo dejaras ir.- Dice molesta, sus ojos hasta brillan de ira.
-Por favor mamá, tienes que entender...
-¡No voy a entender nada!.- Exclama demasiado fuerte.- Mi hijo se fue de la casa y tú en vez de ayudar, lo dejas ir y me dices que no vaya tras él. ¿Cómo puedes decirme eso?
-Él no quería que fueras tras ellos, él no era feliz mamá, está haciendo su vida, déjalo ir.- Pido con voz suave para no alterarla. Ella se acerca a mí, yo trato de no retroceder ante su forma brusca de acercarse. Mamá nunca me ha golpeado pero ahora, no dudaría que lo haga.
-No hables por él.
-No lo hago.- Le digo.- Lo decía en la carta. Quería vivir, dejar de esconderse.
-¡Es tu culpa!- Suelta de pronto, haciéndome - Tu obsesión por protegernos nos alejó de todo lo que queríamos.- Las palabras que salen de su boca don difíciles de creer, al principio no reacciono y luego viene el dolor.
-¡Basta!- Dice James. Agarra a mi madre por el brazo para sentarla pero ella no sede.
-¿Qué estás diciendo mamá?- Pregunto entrecerrando los ojos.
-Significa que ésta es la vida que elegiste para nosotros, no la que nosotros queríamos.- Dice señalando la casa.
Elegiste por nosotros.
Jared me lo había reclamado al principio y mamá lo había callado, ahora es ella quien lo dice.
Lo más doloroso es que tiene razón. Yo los alejé de su pueblo, de la gente que conocían pero todo fue para mantenerlos a salvo.
Mis dientes rechinan.- Lamento haberlos querido alejar del peligro, madre.- Digo enojada.
-No te hagas la víctima, el que tu hermano se fuera es tu culpa. Muy dentro de ti lo sabes.- Me señala y se aleja para ver s James, luego vuelve a verme después de un largo momento. Hay lágrimas llenando su rostro.-¿Ahora qué nos queda?
-Seguir viviendo.- Digo yo recordando las palabras que tanto Jared como Karum me dijeron.- Tenemos una casa, trabajos, hay tanto tiempo para vivir, Jared tenía razón con lo de mantenernos ocultos, ya no hay que hacer eso. Podemos hacer muchas cosas, mamá, podemos dejar de escondernos.
Ella resopla.- Lo dices como si fuera fácil, tal vez tú disfrutas esta vida pero no eres la única viviendo en ésta casa. No todos estamos contentos por la vida que tenemos.- Su negatividad me golpea peor que un hierro caliente. Ella no tiene ni idea de cómo he sufrido estos meses. La huida de Jared ma afectó y está soltando verdades dolorosas, unos días antes me hubiese doblegado, me hubiese encerrado en mi habitación sintiéndome culpable, pero hoy no.
-Entonces lo lamento, pero aunque tú te niegues a hacerlo, yo seguiré viviendo.- Y con eso agarro mis maletas y subo a mi habitación.
Mamá estaba enojada, lo sabía pero no le daba el derecho a tratarme se esa forma. Yo hice mis sacrificios y ellos los suyos, por esos sacrificios estamos vivos.
De pronto, la casa me parece demasiado pequeña y asfixiante. Cuando llego a mi habitación no encuentro paz como otras veces. Si Jared estuviera aquí... Esto no estaría pasando.
Dejo mi maleta a un lado de la habitación y voy hacia el asiento de la ventana. Las vistas son hermosas, luz, edificios, oscuridad.
El frío ha vuelto o yo he vuelto al frío.
No pasaron ni quince minutos cuando alguien llamó a la puerta y yo como una tonta, esperé a que fuese mi madre pero tampoco me sentí decepcionada cuando James me miró preocupado.
-Estoy bien.- Le digo.
-Eso no estuvo bien, me disculpo por ella.- Dice él.
-No, ella tiene razón. Los hice dejar todo por venir aquí.
-No nos obligaste, al menos a mi no y si te soy sincero, me gusta esta vida.- Lo miro en vez de a la ventana.
-¿Sí?
Asiente.- Sí, jamás me había sentido tan relajado como en estos meses. No hemos tenido que tomar turnos para dormir cual mismo tiempo vigilar la casa, no hemos tenido que dejar de hacer lo nuestro, o dejar de salir por miedo a morir, eso es por ti y tu madre lo sabe.
Sonrío, se siente bien escuchar eso de alguien que quieto, el saber que no tofos están decepcionados de lo que hago.
-Gracias por eso.-Murmuro.
-Cambiando de tema, hay algo que quiero que sepas. Ayer por la noche en las noticias, anunciaron que la tumba de tu compañera fue saqueada.
Lo miro impactada.- ¿Cómo?
-El cuerpo, lo robaron.
-Dios mío, no puede haber gente tan... Cielos, ella merecía descansar en paz, su familia debe estar destrozada.
-Lo sé, sólo quería que lo supieras.- Asiento.
- Gracias, oye, ¿puedo salir un momento? Necesito un poco de aire.
Asiente.- Claro, no regreses muy noche, yo te cubro.
Me llevé el auto y di varias vueltas por las calles, a esta hora de la noche las calles estaban repletas de vehículos por lo que me quedé atascada en varias ocasiones. Cuando me cansé de conducir, caminé por los andenes, pasando junto a heladerías, tiendas de ropa y bares. Quería hacer algo diferente. Mirando al cielo, descubrí cerca de un barrio más alejado del ruido, un edificio lo suficientemente alto para ver gran parte de la ciudad. Sonreí cuando descubrí lo que iba a hacer.
La noche parecía más fría en esta altura, el viento soplaba y me golpeaba en el rostro, estaba segura de que si mis defensas no fuesen tan altas gracias a las ventajas de ser un Origen, entonces amanecería resfriada.
Sonreí viendo la noche y la luna llena brillar, las estrellas no eran visibles ya que estaba nublado. El ruido parecía lejano pero aún distinguía el sonido de los autos y la música alta de algún bar.
No sabía de qué empresa era este edificio o si era un edificio en venta, lo único que importaba era la tranquilidad que sentía en estos segundos, acostada sobre el borde del murito de la azotea. Tenía las manos entrelazadas en el pecho y mi cabello colgaba una parte fuera, yendo y viniendo por el viento.
De la nada me vino a la mente la noche anterior, en verdad había extrañado a Karum, él era un buen tipo, lo fue conmigo siempre y lo fue con mi hermano también. Pensé que si Jared iba a huir, Karum era la mejor opción. Con su manera atrevida de vivir y su falta de filtro en ciertas ocasiones lo hacían el mejor compañero, veo por qué mi hermano lo eligió como amigo.
Yo antes tenía amigos, ahora me sentía sola, en los seis meses que llevaba viviendo aquí, nunca me tomé el tiempo de conocer personas, creo que en cierto modo, esperé regresar a Old Town en cualquier momento.
Katy y Tessa eran las únicas con las que me relacionaba además de mi familia ya que en el instituto nunca tuve compañeros así de cercanos, no quise porque en mi mente, eran sólo Nat y Cody quienes podían acompañarme a la hora del almuerzo en el instituto. Ahora Tessa no estaba y su cuerpo ni siquiera ha podido descansar en paz. Me siento mal por su familia, deben estar sufriendo mucho. Todavía recuerdo su cuerpo recostado en la cama, con sus ojos abiertos y esa mordida... me estremezco.
Al principio creo que es por el recuerdo pero luego me doy cuenta que no es por eso, sino por la sensación de ser vigilada. Mi cuerpo se tensa cuando logro ver por el rabillo del ojo, una silueta oscura.
Me muevo bruscamente, intentando enderezarme y en el proceso, gran parte de mi cuerpo va hacia el lado equivocado. No logro reprimir mi grito cuando empiezo a caer. El viento me rasga el rostro mientras mis pulmones producen el suficiente aire para que pueda gritar a través del terror. Mi mano logra aferrarse al borde del edificio, mis rodillas chocan contra las paredes y mis pies se mueven frenéticamente en busca de un lugar para apoyarse.
Oh por Dios, voy a morir. Me agarro con ambas manos sabiendo que tengo los segundos contados. Mi cuerpo es demasiado pesado para mi, el concreto está helado y mis manos queman ante la presión que ejerzo. Mis dientes se aprietan y yo jadeo intentando no llorar. Porque... no quiero morir, no quiero morir así.
Se dice que cuando uno está a punto de morir, todos sus momentos, sean buenos o malos, pasan frente a sus ojos. Bueno, eso no me pasa a mí, juro que estoy contando los minutos y ¿cómo es que sé cuánto tiempo me queda? Bueno porque estoy midiendo cuánto tiempo más puedo sostenerme con mis manos congeladas y dolidas. Una lágrima se escapa de la esquina de mi ojo cuando estoy segura que no aguantaré más. Jadeo y me muerdo los labios cuando los dedos empiezan a despegarse del concreto del edificio. Mi corazón late fuerte y ansioso. Miro hacia abajo y trato de no imaginar mi cuerpo cuando esto acabe.
Una de mis manos se resbala por completo y es cuando las palabras que tanto repetía en mi mente, salen de mi boca como una última frase.
-No quiero morir.- Suelto un sollozo mientras la otra mano se resbala. Cierro los ojos cuando sucede y me preparo mentalmente para mi fin.
Empiezo a caer pero entonces algo sucede, algo que me hace abrir los ojos de golpe y es el agarre en mi mano izquierda, alguien me ha atrapado. Jadeo y me aferro a esas manos.
-No me dejes caer.- Pido a quien sea que me esté ayudando, no puedo ver el rostro de nadie así que me dejo guiar por sus manos.
-Dame tu otra mano.- Exige con voz apurada.
No lo pienso dos veces, sacudo mi mano hacia arriba y él la toma.
Escucho su gruñido mientras trata de elevarme, yo me impulso con mis pies, los pego a la pared y me impulso hacia arriba justo cuando él tira de mi y entonces estoy subiendo.
Mi tobillo golpea el borde y me hace gruñir de dolor pero también de alivio. Los dos caemos al suelo de la azotea. Mis ojos permanecen cerrados por unos segundos y trato de calmarme mentalmente diciendo que estoy viva y bien, que el peligro ya pasó. Mis manos tiemblan cuando las coloco sobre mis ojos y suelto aire.
El chico se levanta, puedo escuchar sus pasos al hacerlo y entonces escucho su voz, fuerte y firme.
-¿Qué carajos tratabas de hacer?- Abro mis ojos y aparto mis manos y entonces lo miro. Sus ojos verdes brillan a causa del reflejo de la luna y se ve enfadado. Su pecho sube y baja agitado y su cabello rebelde está desarreglado.
Me levanto lentamente sin dejar de verlo.- ¿La verdad? Bueno, quería un poco de aire.- Suelto en tono burlón aunque por dentro me esté muriendo del miedo.
-Creo que te lo tomaste demasiado literal.- Murmura negando con la cabeza.- Casi jodidamente mueres.- Suelta tratando de aplacar su cabello.
-Gracias por salvarme.- Le digo.- Y no creas que... Estaba tratando de morir, no soy ese tipo de chica, en realidad no sé ni cómo hice para terminar en esa situación.
-De todas formas.- Dice ya un poco más calmado.-¿Qué haces aquí?
-Ya te dije, quería tomar aire.- Lo miro dudosa.- La pregunta es... ¿Qué hacías tú aquí?- Él se ríe negando con la cabeza.
-Este es mi edificio de apartamentos, subí tranquilamente a fumar y disfrutar del aire fresco cuando ¿Adivina qué? Una chica loca está tentando a la muerte.- Ruedo los ojos ante su tono sarcástico. Quisiera decirle que no exagere pero en realidad sigo muy asustada como para hacerlo.
-Eres un idiota.- Digo mirándolo mal.- Pero el idiota que me salvó así que sólo por esta vez, dejaré pasar el que me llamaras loca.
-¿No lo estás?- Pregunta con una ceja levantada, lo que lo hace ver peligroso y atractivo de una forma oscura.
Gruño en lugar de contestar algo vulgar.
-Como sea, es hora de que vuelva a casa.- Empiezo a caminar y entonces siento la punzada en mi tobillo, renqueo un poco y lo paso pero él me agarra del brazo y me gira de nuevo.
Lo miro mal, pensé que iba a comentar algo estúpido de nuevo pero su rostro de repente es serio.
-Espera.- Dice, en tono suave, como si temiera que me rompiera.- Necesitas parar un segundo.
Frunzo el ceño.- Tú no sabes lo que necesito.
-Lo suficiente.- Asiente en dirección al murito.- Como para tener la osadía de preguntarte por qué no quieres estar en casa.- Trago saliva. No quiero que me mire así, no quiero que me toque así. Con un movimiento brusco me aparto de su agarre.
-No quiero tu lástima.- Le digo rápidamente. Hace una mueca
-No siento lástima.-Admite.- De hecho no siento lástima por nadie pero quiero saberlo para evitar que el silencio vuelva a consumirte de esa forma.- Su forma de hablar me hace querer retroceder bruscamente. Odio que ante él sea como un cristal transparente, esas palabras ya me las han dicho antes, mi hermano y él tenía razón por lo que... El chico aquí, el cuál no sé su nombre pero pienso que es un idiota engreído, también lo tiene.
Lo pienso dos veces. ¿Me atrevo a hablar como me aconsejó Jared?
¿Sería malo abrirme de esa forma ante un extraño? Quizá eso sea lo bueno, que es un extraño y no tendré que lidiar con él más tarde. Él es normal, un humano que vive en un viejo apartamento alto y yo soy una Origen con problemas familiares, él no tiene que saber lo que soy, al menos no todo.
Suelto aire y rezo porque esto que estoy a punto de hacer no sea algo estúpido. Él espera, yo me preparo y luego camino de regreso, me acerco al muro y él se estremece y se acerca también.
Oh vamos, ¿piensa que volveré a caer? Quiero rodar los ojos pero en lugar de eso... Hablo.
-Tengo problemas familiares.- Me siento en el borde contrario a lo que sería una gran caída. Me aseguro de que mis pies toquen suelo firme y me agarro de ambos lados para mantenerme bien.
-¿Qué tipo de problemas?- Pregunta. Se sienta pero hace lo contrario a mi, él pasa las piernas por el muro y las deja colgando al otro lado, está viendo hacia abajo, hacia el callejón lleno de graffitis y basura.
Yo veo la puerta metálica que lleva dentro del edificio.
-Hice cosas en el pasado, no tan buenas o... No lo sé, según la perspectiva de la gente. La cuestión es que todo lo que hice fue por mi familia y pensé que ellos estarían, no agradecidos, quizá sólo orgullosos de mi pero mi madre hoy soltó gran parte de lo que contenía en su interior. Piensa que los sacrifiqué, los alejé de lo que querían, ¿Acaso ellos creen que yo no hice mis propios sacrificios?- Mis palabras fluyen como un río, no dejo de hablar y cuando al fin lo hago, es para agarrar aire.
-¿Qué fue lo que hizo a tu madre explotar?- Pregunta él, el chico de los ojos verdes después de un tiempo en silencio. Yo no lo miro mientras hablo, sería más difícil de esa forma.
-Mi hermano se fue de la casa, se fue con su mejor amigo y me dejó una carta diciendo que nos quería pero que tenía que irse y hacer su vida, él... Él quería vivir, no era feliz con esta vida aburrida.
-¿Y tú?- Pregunta. Lo miro, él no a mi por lo que aprovecho a ver su perfil. Nariz recta y fina, pómulos marcados y su cabello, creo que su cabello me gusta, es rebelde y parece sedoso. Parpadeo y aparto la mirada cuando la suya se posa en mi.
-¿Yo qué?
-¿Eres feliz con la vida que llevas?
-No... No lo sé.- Admito.- Creo que es aburrida pero es mejor que el no tener nada. Si te soy sincera, en este momento siento que no encajo en ningún lugar.
-Quizá porque no has visto lo mejor de la ciudad.-Bromea y por primera vez ante sus bromas tontas, yo sonrío.
-Sí, en parte puede ser eso. Pero mi hermano dijo que tenía algo así como un tipo de trastorno de identidad.
-¡Santo cielo!- Exclama haciéndome saltar.- En realidad estás loca. Se ríe mientras lo golpeo en el hombro de forma poco delicada.
-Va enserio.- Me quejo.- Si sigues así será mejor que me vaya.
-No.- Se apresura a decir.- Sólo le quito un poco de tensión al asunto.
-Bien.- Ruedo los ojos.
-Así que... ¿Te sientes como si no te conocieras?
-Exacto, no me siento nadie, creo que la...- Estaba a punto de decir mi nombre pero no creo que ses buena idea así que me corrijo lo más rápido que puedo.- La persona que era hace meses no es la misma de ahora.
-Eso no siempre es malo.
-El problema es que no conozco a esta chica.- Se queda callado un momento. Sé que me ve pero me niego a hacer lo mismo.
-¿Por qué no tratas de averiguarlo?
-¿Cómo?
-Tienes que buscar cosas que te agraden, ya sea comenzando con comida, seguir con lugares por visitar, conocer nuevas personas, tal vez cambiando tu forma de vestir.- Miro hacia mi camiseta manga larga oculta bajo mi chaqueta de cuero y sudadera gris.
-¿Hay algo malo con mi vestimenta?
-No, pero puede que sea la vestimenta de la vieja tú.- Eso no lo había pensado antes, quizá por eso es que mi ropa ahora me parecía simple y poco interesante. Pienso en lo que Karum eligió para mi la otra noche y pienso en lo mucho que me gustó el sentirme bonita. Quizá él tenía razón y debía empezar a investigar lo que a mi nueva yo le gustaba.- Tal vez necesites salir más, el estar siempre en los mismos lugares aburre. Trata de hacer cosas nuevas, haz lo hasta que descubras lo que te gusta.
-Dios, deberías ser psicólogo.- Él de ríe con gracia.
-Ya me lo han dicho.- Se encoje de hombros.- Dime ¿no asistes a la universidad por lo mismo?
Asiento.-¿Cómo sabes eso?
-Te he visto varias veces en la librería, si fueras estudiante no estarías trabajando ahí hasta en la tarde.- Qué extraño, yo jamás lo habia visto, no antes de aquel encuentro hace unos días.
-Me gradué el año pasado.
-¿Gran celebración?- Pregunta.
-De hecho, no hubo ninguna. Ni para mi cumpleaños, ni para la graduación de mi hermano y la mía y menos para navidad.- Él hace una mueca de disgusto.
-Eso si es triste. ¿Qué tipo de persona deja pasar su celebración de cumpleaños y está bien con ello? Yo siempre lo celebro a lo grande.- Dice sonriendo.- Ya te imaginas...
-Sexo, alcohol, resaca de semanas...
-Vaya, qué comes que adivinas.- Maldito engreído.- ¿Cuándo fue tu cumpleaños?
-24 de Octubre.- Contesto segundos antes de que me levante. Él me sigue con la mirada, me escudriña y luego viaja hasta... Hasta mi pecho donde... Oh por Dios, mis pezones están visibles por el frío. Me tapo enseguida con la cara enrojecida y no por el frío.
-Eres un depravado.- Le digo cerrando mi chaqueta.- Me estabas viendo los pechos.- Digo molesta.
Hombre tenía que ser. Él se levanta con cara divertida.
-No es mi culpa, si quieres hecharle la culpa a alguien o algo, entonces culpa al frío pero créeme, yo no le reclamo nada.- Sus ojos verdes ahora están cargados de un brillo lujurioso.
-Me voy, eres un degenerado.- Me empiezo a alejar y abro la puerta. Él sonríe en el mismo lugar.
Me arrepiento totalmente de haberle contrato mis problemas. Solo espero jamás volverlo a ver en mi vida.
-Me han dicho cosas peores.- Suelta.- Espero verte de nuevo.- Asiente en mi dirección y antes de girarme veo como saca un cigarrillo de uno de los bolsillos de su chaqueta y lo enciende con cuidado. Está expulsando el humo cuando contesto:
-Yo espero que no.
Bueno bueno ¿Qué opinan de este capítulo? A mi me gustó, bastante emocional, diferente, introductorio... Espero prestaran atención a cada detalle ya que se dieron pistas sobre lo que sucederá más adelante. Cuídense ;)
-Lectorac24.
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