Capítulo 40
Arriba de este edificio soy capaz de ver la larga fila de autos que se aproxima por la carretera principal.
Siento el viento en mi rostro, este mueve mi larga trenza. Sin embargo, gracias al traje que Sam me dio, no siento el frío viento nocturno.
Esto tiene que funcionar, y una vez que suceda, todos emprenderemos nuestro camino hacia la libertad.
Arriba de otros edificios soy capaz de ver otras siluetas.
En uno de ellos debe estar Natalia, en otro Zack, en otro mi compañero... Todos listos para lo que viene. Y estoy segura de que abajo, en diferentes calles, están Caín, Elías, Drew y otros más colocando la sorpresa final.
-Con los hermanos Galeano.- Le digo a Zack a través del intercomunicador. Sólo espero no interrumpirlo.
Un segundo después, Sabrina y Sebastian se están reportando.
-Quiero la barrera abajo, déjenles el camino libre.
-Entendido.- Dicen ambos.
Los primeros autos empiezan a cruzar los límites del pueblo y ninguno de nosotros se los impide.
Los autos cursan las calles, varios hombres armados empiezan a bajar de ellos, con linternas incrustadas en sus armas. Los hombres empiezan a dar órdenes.
-Busquen en cada edificio, esos malditos no pudieron haberse marchado tan pronto.- Dice uno de ellos, no logro ver su rostro por la oscuridad de la noche, las farolas lanzan un leve intento de brillo así que no es suficiente luz.
Lista.
Le comunico a Sam mentalmente.
Y empiezo a caminar a lo largo de la azotea, rumbo a ese primer grupo de soldados armados.
Enseñémosles con quienes se metieron, pastelito.
Esa es mi señal.
Mientras corro al otro lado del edificio y veo que me quedo sin terreno, no me pasa por alto la otra silueta que corre al otro lado en mi dirección, mis pies se mueven más rápido hacia él, los botines pisan el cemento del edificio con tal fuerza que estoy segura de que hacen eco. Y luego, cuando me quedo sin piso para pisar, me impulso y salto. Veo a Sam hacer lo mismo, ambos nos impulsamos hacia los brazos del otro, tengo cuidado cuando envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, siento los suyos envolverse a mi alrededor y entonces empezamos a caer. Siento vértigo y hago un enrome esfuerzo en no gritar. Cuando observo el suelo que se acerca a nosotros, trago saliva.
Pero nosotros nunca tocamos suelo, porque Sam nos teletransporta a la calle donde se encuentran los agentes.
Aparecemos justo frente a ellos. Ni siquiera so capaces de registrarnos hasta que cuatro de ellos mueren en manos de nosotros.
Sam lanza a uno de ellos contra un auto y rompe el cráneo de este con el parabrisas. Yo tomo al siguiente, al que está levantando un arma en dirección a mi compañero y con un movimiento circular de mi muñeca, incrusto una daga en su frente. Tomo su arma y le disparo al resto que nos rodea. Los disparos se escuchan con ecos por todo el pueblo y eso les sirve al resto como la señal de que pueden empezar a cazar.
Miro a Sam a mi lado y le tiendo la mano para que nos guíe hacia los próximos. La sonrisa letal que me lanza hace juego con la mía.
Cada vez que mataba a alguien me sentí mal conmigo misma, y aún peor cuando dejaba que mi yo oscura saliera para hacer mejor el trabajo, pero esta vez no siento ni pizca de remordimiento y mucho menos de vergüenza.
-Esa es mi chica.- Sam lo dice con un tono sensual antes de llevarnos al siguiente nivel.
El traje es antibalas, me di cuenta de eso cuando me dispararon unas cinco veces antes de que lograra asesinar al tirador. De momento a otro Natalia y Zack se nos unieron, y aunque ellos no llevaran traje, el poder de Natalia los protegía a ambos de las balas.
Cuando vi a Sam sacar su espada saqué la mía, la última vez que peleé con una fue en la guerra contra los cazadores.
El filo de la espada corta cuellos fácilmente, lo descubro yo misma mientras la sangre de ellos me mancha el rostro.
Lanzo ráfagas de fuego a varios de ellos y gritan mientras su piel se torna rosada y luego negra.
Y luego mi propia espada empieza a encenderse por si sola en una bella y filosa llama.
La hoja se hunde, corta y quema, así como la chica que la sostiene.
Se escucha el ruido de vidrio rompiéndose y todos miramos sorprendidos a las ventanas de los edificios, el vidrio empieza a flotar en el aire, busco a Zack con la mirada antes de ubicarlo en medio de todo con Natalia a su lado formando una pared de balas que empiezan a mezclarse con los vidrios.
Sam llega hacia mi y nos teletransporta detrás de los chicos. La pared nos envuelve a los cuatro, creando una esfera de vidrio y balas. Miro a Sam que parece asombrado, luego me mira a mi con una sonrisa oscura.
-¿Tienes algo que agregar?- Pregunta ladeando su sonrisa. Miro hacia los chicos.
-Si Abby¿No te gustaría agregar la cereza del pastel?- Me incita mi mejor amiga.
Ni siquiera tienen que rogar por ello. Una hermosa lámina de fuego acompaña a las balas y el vidrio, protejo a los chicos contra el fuego y el calor mientras el fuego nos rodea a todos y luego, Zack grita con furia y poder, dejando ir todo ese material letal hacia el enemigo.
Se escuchan gritos, gente que ruega por piedad, antes de que la calle quede en silencio. Cuando miramos a nuestro alrededor, no hay ni uno solo de pie. Pero hay sangre, mucha sangre. Trato de no ver los cuerpos perforados mientras paso entre ellos.
-Vamos, ayudemos al resto.- Les digo casi son aliento.
Nos topamos más adelante con una calle congelada y soldados convertidos en estatuas de hielo, cortesía de Jesse, Maggie y Julian.
Estoy por felicitarlos cuando escucho algo que me deja sin habla. Es el inconfundible sonido de las hélices de un helicóptero. Miro a los chicos que sin duda los han escuchado también.
-Parece que este es el nivel dos.- Murmura Zack con los ojos abiertos y a voz temblorosa. Su hermano lo mira con los ojos entrecerrados.
-Esto no es divertido Zack.
-Pero apuesto que colgar de un helicóptero sí lo será.- Le contesta Zack.
Miramos hacia el cielo oscuro y somos iluminados por una luz blanca procedente de una de esas grandes máquinas. Una voz gruesa y varonil retumba arriba de nosotros.-Están atrapados niños, un movimiento en falso y tendrán más agujeros que un queso suizo.
Miro a Natalia de reojo, al parecer estos tipos no tienen ni idea de que magneto dos punto cero está con nosotros.
Ella levanta sus manos y nosotros le seguimos el juego. Una cuerda es soltada al aire y cuelga del helicóptero, antes de que cualquier hombre pueda bajar, Natalia hace lo suyo.
El helicóptero empieza a perder el control cuando sus aspas se doblan. Se escuchan maldiciones y una lluvia de balas golpea una pared invisible que nos protege. El helicóptero desciende de lo alto y cuando cae se lleva con el varios edificios. Explota sin mi ayuda y nos llega a todos un soplo caluroso mientras vemos una masa de fuego subir y luego evaporarse.
-Woah, qué intenso mi amor.- Le dice Zack a Natalia y esta le da un beso.
-No me hagas enojar nunca más.- Zack la mira cariñoso.
-Ya estoy advertido al parecer.
Todos nos empezamos a reír.
-Oh no...- Murmura Julian.
Vemos hacia la silueta que sale del fuego. Un hombre alto con cabello canoso y ojos oscuros vestido con un traje militar.
Miro a Julian de reojo y al ver su miedo me doy cuenta de que estamos en problemas.
El rostro del hombre se muestra serio al principio pero con cada paso que da, una sonrisa se va formando.
-Vaya, vaya Julian.- Llega hacia nosotros. Siento a Sam apegarse más a mi lado. Zack da un paso delante de Natalia en forma protector, Jesse esconde a Maggie detrás de él u Julian da un paso delante de todos.- Al fin te encontré, pequeño traidor.
-Mauro¿Qué estás haciendo aquí?
-Veo que te sorprendí.-Se ríe.- Sí bueno, es verdad que no acostumbro a estar en mis propias misiones, sin embargo los nombres de todos estos.- Nos señala con el dedo.- Son bastante conocidos entre nosotros ¿O no? Así que quise el privilegio de asesinar por mi mismo a estos malditos.- Sus ojos se encuentran con los míos.- Supongo que esta es Abigail Williams.- Avanza hacia mi, Natalia no puede hacer nada contra eso porque no está hecho de metal. Mi cuerpo se tensa al instante, Julian intenta detenerlo pero Mauro le da un puñetazo en la cara y lo hace caer al suelo. Sam se pone frente a mi en un parpadeo.
-No te le acerques.- Le advierte con voz asesina. Todo su cuerpo hierve de ira.
El hombre se detiene con mirada complacida.-¿Eres tan ingenuo como para ponerte en mi camino?- Le pregunta este.
Sam ladea la cabeza.- Iba a preguntarte lo mismo.
-Vaya, supongo que tu eres Samuel Morrison, un gran ejemplo para los cazadores, o lo eras al menos. Es triste que tu título ya no valga nada.- Me mira.- Y todo por ella, pero claro que... no es lo único que te ha arrebatado.
Bajo la mirada, ahí está otra vez, ese sentimiento amargo dentro de mi. La culpa.
La mano de Sam roza la mía, es apenas un roce pero puedo sentir todo lo que quiere decirme. Vuelvo a levantar la mirada y esta vez no muestro debilidad.- Pero yo puedo cambiar eso.- Dice Mauro.-¿Acaso no te gustaría volver a cazar orígenes?
-No.- Dice Sam al instante.- Ese ya no soy yo, sin embargo no me molestaría cazarte a ti.
Veo el enojo en la mirada de Mauro empezar a crecer.- Es una pena.- Murmuraá él en un falso tono de derrota.- Entonces tendré que asesinarte.
Su mano se levanta, el fuego empezando a crecer en ella. Me mira con ojos llenos de furia.- Y ni pienses que tú serás capaz de vencerme. Mi fuego es mucho más poderoso que el tuyo, si lo quiero incluso puedo volverte cenizas.
-No.- Dice Julian levantándose y con un movimiento de manos congela el fuego en la mano de su hermano.- No les harás daño.
Y justo frente a nosotros, dos de los Primeros orígenes empiezan a pelearse.
Sin piedad por ser hermanos.
Sin vacilar por ser de la misma sangre.
Y yo aprovecho eso para mirar a Sam
Llévatelos de aquí, llévalos al lugar que les indiqué.
No voy a dejarte.
Hazlo por mi, ellos no podrán defenderme si los quema, yo soy fuego, no puede pararme.
Ambos sabemos que aunque soy poderosa y sé pelear, enfrentarme contra él sin preparación sería un suicidio.
Confía en mi por favor.
Le pido.
No puedo arriesgar a ninguno de ellos, debo tenerlos lejos.
Veo la duda en su mirada, yo asiento en su dirección.
Por favor...
Sam me toma de la nuca y me besa con pasión. Yo lo tomo del cabello y lo jalo hacia mi.
Cuando se separa jadeante.
Volveré por ti.
Me promete.
Y yo te estaré esperando.
Su mirada viaja hacia Natalia, camina unos pasos hacia ella antes de tomar su brazo y llevársela. Zack mira preocupado en mi dirección.
-La ha puesto a salvo, volverá por ustedes.- Le aseguro.
Y justo al instante Sam vuelve por Zack, luego por Maggie. Cuando me quedo a solas con Jesse me acerco a él.
-No lo dejes volver.- Le pido.- Si alguna vez me quisiste de verdad, lo harás por mi. Yo llegaré con Julian pero no lo dejes volver.
Me frunce el ceño preocupado.- Pero... es arriega...
-Por favor.- Le pido.- Si algo va a pasarme no quiero que esté presente y mucho menos quiero que algo le pase.
Jesse asiente, puedo ver la comprensión en su mirada y cuando Sam aparece y se lo lleva, no puedo evitar que una lágrima se derrame por mi mejilla.
Voy a acabar con Mauro y no voy a morir hoy.
Miro hacia donde este tiene a Julian en el suelo mientras lo golpea.
-¡Oye!- Lo llamo yo. Gira su cabeza en mi dirección.- Sé tu secretito.- Sonrío mientras me acerco. Llevo mi mano hacia la hebilla-empañadura y saco la espada, escucho el sonido que produce el metal.- Morirás esta noche Mauro, y luego iré por tus otos hermanos.
Mauro se pone de pie, dejando a Julian medio inconsciente en el suelo, cubierto de sangre.
-¿Crees que puedes vencerme?¿Tú prácticamente una niña contra alguien más viejo que el pueblo mismo?
Yo no dejo de avanzar, la punta de la espada roza el pavimento creando chispas y un sonido chirriante.
-Gracias a ti y tus hermanos dejé de ser una niña hace tiempo.¿Crees que después de lo que me quitaron pude seguir siéndolo?
Mauro se lleva una mano al hombro y una espada aparece de la nada.
-Estás jugando con juego.- Me advierte.
-Pues qué bueno, porque yo amo quemarme.
Y entonces su espada choca contra la mía, el impacto hace que mis dientas duelan. Nuestras armas forman una X como la que ellos marcaron en mi puerta.
Giro mientras retrocedo para volver a embestir.
Evado su ataque y dejo caer mi cuerpo por debajo de su espada, ubico mi mano libre en el pavimento como soporte y equilibrio y cuando él viene hacia mi pensando que me he caído lo apuñalo en el estómago. Mauro ve el ataque e intenta bloquearlo con un giro pero lo hace demasiado lento y mi espada se hunde en su costado. Lo escucho gruñir mientras me enderezo y lo pateo en la cara.
Totalmente enojado escupe sangre y levanta su espada en dirección a mi cuello y recreo uno de los movimientos de Sam. Dejo que Mauro llegue hacia mi y me aparto con rapidez para atacar a su espalda.
Corto su piel pero no lo suficientemente profundo ya que es rápido y se endereza.
Siento el corte en mi brazo antes de verlo, aullo de dolor y me cubro la herida con la mano que sostengo la espada, Muro se ríe y vuelve a por mi. Mi mano está cubierta de sangre cuando la aparto y consigo bloquear su próximo golpe, luego yo doy otro que bloquea y por unos segundos sólo el metal contra el metal es lo único que se escucha. El brazo me arde, me quema y aprieto mis dientes para evitar pensar en mi carne abierta. Seguro Sam ha sentido eso.
Cuando intento bloquear su siguiente estocada envía una ráfaga de fuego a mi rostro, no me quema como debería quemarle a una persona normal pero me distrae y él aprovecha para atacar. Reacciono muy lento y él logra cortarme a lo largo del brazo derecho. Mi espada cae al suelo mientras yo veo el material roto y el corte profundo sangrante. Mauro hace girar su espada mientras avanza hacia mi y yo agarrando mi brazo retrocedo.
Da una estocada a mi derecha y yo me voy a la izquierda, se ríe y vuelve a hacerlo, esta vez en dirección contraria. Está jugando conmigo, lo sé.
Cuando veo que quiere lanzar otra estocada a la izquierda me voy a la derecha y es un error porque ese sólo fue un movimiento en falso. La punta de la espada logra conectar con mi mentón. Caigo de espalda sintiendo el escozor en mi cara.
Mauro deja caer su espada y camina hacia mi con sus manos hechas puño.
Me levanto para bloquear con mis antebrazos sus golpes y cuando intento darle uno me detiene el puño en el aire. Me retuerce la muñeca y hago una mueca pero al mismo tiempo sonrío. Hago girar mi muñeca, lo que para él es como si estuviera tratando de soltarme, pero se sorprende cuando la daga sale disparada a su pecho. Me suelta al instante y abre sus ojos como platos.
-Maldita perra.- Murmura antes de sacársela cubierta de sangre. Se sostiene el pecho.- Con los cuchillos no se juega.
Y entonces lanza la daga hacia mi, conecta con mi estómago. Doy un paso en falso y casi caigo.
La fuerza y velocidad con la que ha lanzado la daga ha logrado traspasar el material del traje o quizá el traje no sea inmune al material de la daga que sin duda no es sólo acero.
Abro mi boca pero no sale nada. Veo hacia abajo y cuando escucho otro helicóptero acercarse alzo la vista al suelo.
-No voy a matarte, tengo un mejor plan para ti. No sé dónde están tus amigos pero mis hombres los encontrarán por mi. Yo me iré con un premio gordo.- Se ríe.
Saco la daga de mi estómago y la sangre empieza a escurrirse casi de inmediato.
Cada paso que da lo hace con seguridad y cuando llega hacia mi entierro la daga en su brazo, él me golpea en el rostro dos veces y yo se los regreso a ciegas. Lo golpeo justo en el pecho donde sé que está herido.
Mauro me agarra del brazo y me lo retuerce, se posiciona tras de mi y me patea la espalda, mi brazo se dobla y yo grito.
Lanzo una patada en su entrepierna y lo hago retroceder lo suficiente como para volverlo a atacar.
Pero cuando me giro, lista para clavarle la otra daga, me encuentro con Sam. Su rostro tiene un moretón, que seguramente Jesse causó al querer mantenerlo lejos de aquí a como se lo pedí.
-No.- Digo con voz entrecortada por el dolor y el miedo de que le pase algo.- Vete de aquí.
Detrás de él, Mauro está tratando de agarrar su espada pero entonces Sam saca un arma y él se detiene.
-Alto ahí.- Le dice Sam mientras gira la cabeza para verlo.- No he venido para matarte.
Lo miro confundida.-¿Qué estás haciendo?
Su voz retumba en mi cabeza.
Por favor, por favor confía en mi.
Lo miro sin entender y con una creciente desesperación en el pecho. Sam mira a Mauro.- He reconsiderado tu propuesta.
Tan pronto las palabras salen de su boca sé que no son verdad pero eso no evita que niegue con la cabeza con el ceño fruncido.¿Qué está haciendo?
Mauro se ríe.- No me digas¿Qué conveniente?
-Tienes razón, ella me lo ha quitado todo. Me quitó a mi mejor amigo, me quitó quien soy, yo no estaba con ellos porque realmente quisiera¿Qué otra opción tenía?¿Vivir como toda esa gente ahí afuera?- Sam se ríe.- Era mejor fingir quererla y así ganarme la confianza de todos, todo por un poco de comida y agua.
Mauro mira a Sam sin creerle.
Y aunque sus palabras son falsas no puedo evitar sentirme como la mierda porque tal vez no siente eso pero... algunas cosas como lo que le quité, son ciertas.
-No te creo Sam, eres demasiado inteligente¿Cómo sé que no estás fingiendo?
Sam se encoge de hombros.- Pídeme que haga algo y lo haré.
Mauro mira el arma en sus manos y luego a mi.- Si de verdad quieres servirme, entonces dispárale.- Me quedo sin respiración.- La quería utilizar a ella pero ahora que te tengo a ti, un cazador experimentado, con un habilidades increíbles y un don exquisito ¿Para qué la necesito?
Sam gira su cabeza en mi dirección.- Mátala y creeré en ti.- Sam lo mira por un corto tiempo antes de asentir.
-Si así lo quieres...- Gira su cuerpo hacia mi, apuntándome con el arma. Doy un paso hacia atrás por puro instinto. Sam no lo hará, yo sé que no.
-Sam...
-Lo siento cariño, pero ya no me sirves.- Dice al mismo tiempo en que me susurra mentalmente otras palabras que suenan más al verdadero Sam.
Confía en mi pastelito, tengo un plan, volveré por ti.
No tengo tiempo de reaccionar porque el sonido de un disparo me hace sobresaltar.
El impacto de la bala y el dolor me hacen caer al suelo jadeante.
Mis ojos se abren con horror y lágrimas. ¿Sam me ha disparado?
Giro mi cabeza y lo veo caminar hacia mi, cuando está a mi lado, veo con horror cómo levanta su arma otra vez y la ubica en mi pecho. Un sollozo sale de mi boca mientras él vuelve a disparar.
-Sam...
Mi voz se entrecorta.
-Adiós pastelito.
Lo veo alejarse, con mi mirada empañada. Tira el arma lejos y se posiciona junto a Mauro.
Los veo desaparecer.
Te amo.
Escucho que me dice.
Se ha ido, Sam se ha ido y me ha disparado.
La imagen de él mientras desaparece me hace sollozar más fuerte.
Unas manos me sacuden y cuando entorno mis ojos veo a Julian todo magullado y con la cara ensangrentada.
-Abby.- Me llama mientras me sacude. Ve mi estómago y se vuelve loco.- Oh Dios mío.
Cuando Julian empieza a tocar mi abdomen por encima del traje frunzo el ceño ya que el único dolor proviene de la herida de daga.-¿Qué tienes incrustado aquí?- Pregunta mientras examina mi estado.-¿Son balas de goma?
Me atraganto con mi llanto.-¿Balas de goma?
Julian me la tiende en la mano. Oh por Dios.
Me incorporo adolorida. Por eso habían dolido pero no al gramo de un dolor real.
Está llena de sangre pero la sangre es por la herida de daga.
Julian sostiene dos más en su mano.
Sam.
Ahora empiezo a comprender las cosas, lo que hace todo incluso más doloroso.
Fue un plan de Sam.
Le hizo creer a Mauro que de verdad quería recuperar su vida.
El arma estaba llena de balas de goma, Sam lo sabía e hizo que el arma fuera visible para darle una idea a Mauro de qué hacer conmigo.
Sam me disparó para hacerle creer a Mauro que podía confiar en él.
Y se fue para salvarme.
La mano con la que sostengo la bala empieza a temblar y yo me empiezo a destruir justo ahí.
-Oh por Dios, va a matarlo.- Sollozo sin control.- Va a matar a Sam.
Julian me mira con ojos suaves.- Abby, estás herida, debes calmarte.
-¡¿Qué me calme?!¡Sam se fue con él, lo hizo para salvarme!- Me limpio las lágrimas con enojo.- No sé si amarlo más por ello o golpearlo por lo estúpido que fue.
Lanzo la bala lejos.
Sam¿Por qué?
Le pregunto mentalmente. Aunque sé que no va a contestar.
Justo entonces soy consciente nuevamente del ruido de los helicópteros.
No lo pienso dos veces, empiezo a correr.
Julian me grita pero no se queda atrás, empieza a seguirme.
Esquivo los cuerpos, el hielo y los vidrios en las calles, ignoro las heridas abiertas en mi cuerpo, y la sangre que pierdo con cada movimiento. Me subo a un edificio por las escaleras de incendio y cuando estoy arriba veo el helicóptero alejarse.
Demasiado lejos para alcanzarlo.
De todas formas sigo corriendo, brinco de edificio en edificio hasta que estoy en el último y me pregunto si sería seguro empezar a brincar entre los árboles.
Pero me doy cuenta de que no tengo otra opción que dejarlo ir.
Con el corazón en la boca veo cómo el helicóptero se pierde en la noche y luego de unos minutos lo único que veo es una luz parpadeante de color rojo en el cielo oscuro.
Siento la presencia de Julian.
-Debemos irnos, todavía hay varios hombres, nos están buscando.- Me limpio las lágrimas asintiendo.
-¿Estás bien?- Le pregunto.
-Mauro me golpeó tanto como este cuerpo pudo aguantar, lo siento, me desmayé y no pude ayudarte.
-Lo hiciste, serviste como distracción, así los otros pudieron escapar.
-Pudiste irte también¿Por qué no lo hiciste?
Me giro hacia él, enojada.
-No fue porque me importes, fue porque te necesito para cumplir mi promesa de venganza. Ahora ellos lo tienen, el plan tendrá que adelantarse. Si ellos lo matan Julian, no necesitaré tu ayuda para eliminarlos y te prometo que tú serás el último.
Lo veo asentir.- Entiendo.
-Bien, ahora vámonos.
Le doy una última mirada al cielo.
Sam tiene un plan, es inteligente y calculador, sé que estará bien pero yo no puedo estarlo con él lejos.
Sólo quisiera saber lo que trama.
No le digo adiós porque sin duda lo volveré a ver.
Me lo prometió, me dijo que volvería por mi. Y Sam nunca rompe una promesa, a menos que sea por mi bien.
Ustedes me saldrán matando, lo sé.
Recuerden que todo pasa por algo, nunca hago algo, mato a alguien o Alejo a un personaje por nada, todo tiene su sentido. Este es el último capítulo y realmente extrañaré sus comentarios, disfruté mucho más Paraíso en llamas porque ustedes interactúan conmigo y me siento parte de ustedes, gracias por todo, nos leeremos en la siguiente aventura. Por cierto, tratare de no tardar tanto en publicar la tercera y última parte, sin duda se publicará antes de Diciembre. ¡Saludooos!
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