Capítulo 4
Jared y yo íbamos en la parte trasera del coche, pasábamos el pueblo antes de Old Town que era mucho más poblado que este y los edificios cubrían el ochenta por ciento de la extensión, todo lo contrario a mi viejo pueblo, lleno de árboles y vida, con sólo edificios altos en el centro. El bosque parecía dividirse en dos gracias a la carretera. Ya habíamos pasado el viejo pueblo y así mismo los edificios de este y el verde del bosque se podía ver por doquier.
-Ya puedo ver el letrero.- Dice Jared alegremente, yo estoy del lado derecho, del lado que se supone que está dicho letrero, también del lado en que se encuentra la entrada hacia el lago y del lado en donde meses atrás, se encontraba la comunidad de Caín.
Caín, mi alma gemela, el chico que me ayudó a controlar mi fuerza y agilidad, aquel que me ayudó con mis poderes cuando estos no querían despertar, le debo mucho, a él y a su grupo, sólo espero que se encuentren bien y no estén intentando luchar contra los Primeros Orígenes solos.
Jared tenía razón, yo también podía ver el viejo letrero de madera, las letras perfectamente talladas en grande. Mi corazón dio un vuelco y me sentí emocionada y aterrorizada al instante.
Conté mentalmente los segundos para pasar la frontera.
Cinco segundos.
Los recuerdos me golpean pero gracias a Dios, son de los buenos.
Cuatro segundos.
Mis amigos y yo en el lago, flotando en aquel bote de madera, riendo, comiendo y nadando fuera de el.
Tres segundos.
Los momentos de instituto, las peleas, las bromas y las emociones.
Dos segundos.
La llegada de Jesse y la de sus hermanos, lo bien que me asentó el tenerlos cerca. También recuerdo los roces entre Jesse y yo, esos momentos en que pensaba que me odiaba y luego, el momento en que me enamoré de él y el me confesó que me quería.
Un segundo.
Recuerdo la comunidad, la manera en que mi actitud cambió, cuando dejé a mi familia y a Jesse para formarme, recuerdo mis duros entrenamientos, mis dolores físicos y luego el sabor de gloria cuando supe defenderme por mi cuenta, recuerdo la adrenalina, la emoción de sentirse fuerte, ágil, el sentirse alguien...
Pasamos el rótulo y oficialmente estamos en Old Town.
Veo la entrada hacia el lago, es inconfundible para mi y sé que si me desvío del camino hacia la izquierda, dentro, muy dentro del bosque, encontraré lo que antes fue una gran comunidad de guerreros. Me pregunto si Caín y su grupo se quedaron instalados en el bosque, o si al fin se marcharon tomando caminos diferentes, o quizá están en un cuartel secreto, preparando su próxima movida, una de la que no seré parte. El bosque pasa frente a mi o mejor dicho, yo paso el bosque, veo el verde en cámara lenta a pesar de que el taxi no va despacio que digamos. Y sonrío. Por un instante no recuerdo lo malo que sucedió, sólo lo bueno, cuando creía que todo estaba bien. Y me doy cuenta de que esa Abby era feliz.
Los edificios ya pueden verse, reconozco cada plaza, cada cafetería, cada calle e incluso algunos rostros. La pregunta que me hice antes, esa de sentirme como una extraña, bueno, para contestar a esa pregunta, no me siento así, pero tampoco me siento en casa como antes. Quizá orgullosa de donde viví y cómo el pueblo se ha expandido en terreno. El taxista dice que están construyendo una planta eléctrica por los problemas que se habían estado presentando, también que piensan construir un teatro para los chicos talentosos de (oh mi Dios, qué emoción) el instituto Amadeo.
Ya sabía yo que habían sus talentosos. Había un salón de danza, era la única clase que podías tomar de manera voluntaria, sin embargo yo jamás pensé en tomarla, no era talentosa en eso.
Lo que no me gustaría es que el pueblo pierda su esencia. Que echen a perder el hermoso bosque natural por edificios. Eso sería realmente triste.
Llegamos a nuestro viejo vecindario y enserio me enderecé del asiento, hasta asusté a mi hermano que me miró divertido.
-Y pensé que era yo el emocionado.- No podía evitarlo en estas circunstancias. Las casas eran parecidas por donde mirara, eran como mejor o peor versiones de la mía. Jared le dio la indicación de hacia dónde doblar y entonces estábamos en nuestra calle. Me pegué a la ventana y la abrí, sintiendo el aire fresco, no frío como Canadá pero eso era bueno ya que no me congelaría hasta los huesos. Este era el clima que me gustaba, ni tan caliente ni tan frío. El taxi se detuvo y entonces, por la ventana no fue mi casa la que vi, fue la suya. Mi corazón dio un vuelco, ésta vez no por alegría. Me aferré al borde de la ventana y me obligué a salir con piernas temblorosas. Mi cabello, ahora trenzado de lado, fue recibido por una ráfaga de viento y levantó el cabello salido del peinado. Lo aparté de golpe y evitando ver la vieja casa de los Thompson, miré la mía propia y... Oh por Dios, ahí estaba Karum.
Me llevé las manos a la boca y puedo jurar que mis ojos se empañaron por las lágrimas.
No sabía lo mucho que lo había extrañado hasta ahora, mi hermano sonreía mientras bajaba las maletas del maletero. Karum sonrió como un lobo y abrió sus brazos mirándome.
-Pequeña Abby ¿no piensas saludar a tu otro hermano mayor?- Me atraganté con un sollozo y sin pensarlo dos veces corrí hacia él. Mi cuerpo chocó con el suyo de manera brusca y nos hizo a ambos buscar aire. Me abrazó de manera protectora, extrañaba esos abrazos. No puede ser, quería llorar de felicidad.
-Ha pasado tanto tiempo.- Digo con los ojos cerrados y mi boca con una sonrisa relajada. Su abrazo se apretó.
-Ya lo creo, has crecido, ya no eres tan pequeña.- Sonreí aún más.
-Te extrañé mucho, Karum.
-Yo igual.- Me aparté para verlo, sus ojos estaban empañados.-¿Sabes? supe lo que hiciste, déjame decirte algo.
Lo miré dudosa.-¿Qué?
-Estoy orgulloso de ti, no todos harían lo que tú, ni por su familia.
-No fue sólo por ellos, también por mis amigos, incluyendo a mi hermano perdido aquí presente, recuerdo el terror que teníamos hacia los cazadores, ya no quería vivir en un mundo así.
-Yo tampoco y aún así, no hice nada más que huir. Y por tu valentía, por tu voluntad, te agradezco. Borraste muchos miedos ese día, no sabes cómo cambió todo para mi familia y para mi. Nos sentimos libres.- Mi sonrisa se tensa.
-Aunque... aún no estamos del todo libres, aún están ellos.
-Lo sé, por eso... por eso me fui. Mi familia quería irse, sentirse seguros pero tienes que saber algo, ellos también te lo agradecen.- Me toma del hombro y sonríe.
Ambos ayudamos a llevar las maletas y cuando ya están todas, me excuso para verificar si quedó algo más fuera, quizá ellos ya sepan que miento pero aún así me dejan ir y sin comentar más que un "de acuerdo"
Se quedan en la sala, mirando la suciedad en las paredes y los adornos. No hubo tiempo de tapar con mantas los sillones o las camas, todo quedó desordenado, la pintura se miraba vieja y se caía en ciertas partes, era imposible ver las fotos en los marcos ya que el vidrio por fuera estaba repleto de polvo. El hedor a podrido provenía de la cocina, donde los alimentos nunca fueron sacados del refrigerador. Dejando todo el desastre, salí y miré hacia esa casa.
Habían enredaderas en la parte de la casa, como en la mía, las ventanas estaban sucias, no podía ver nada del otro lado de ellas pero puedo recordar claramente a Jesse asomándose por su ventana para charlar conmigo a gritos, o cuando simplemente nos observábamos en silencio. Recuerdo sus ojos, tan azules como el zafiro, su sonrisa ladeada, sus manos frías y suaves, su aroma a menta. No puedo creer que esa sonrisa tan sincera y esos brillantes ojos me escondían demasiado. Creí conocerlo, creí que me quería. Pero si no pienso en nuestro final, puedo decir que tuvimos algo bueno. Jesse fue mi primer amor, fue mi primera vez y si no puedo odiarlo es por lo que tuvimos, no odio al Jesse que conocí, que estuvo ahí para mí cuando lo necesité, no odio al Jesse que me ayudó a superar la muerte de mi mejor amigo o el que dejó su hogar para seguirme a la comunidad aunque me negué a aceptar que fuese tras de mi, no odio al Jesse que me amó y me hizo feliz, odio al Jesse del final, ese que asesinó a Natasha sólo porque sí, el que nos vendió a todos por irse con su padre, que puso en peligro a James y casi provocó su muerte, a ese sí, porque ese no era mi Jesse, era un desconocido. Una lágrima resbala por mi mejilla derecha y la borro para evitar más desastres. Me justifico diciendo que esa lágrima y todas las anteriores que brotaron de mi, fueron por mi Jesse, ese del que me enamoré.
Entro a casa en silencio y me encuentro con Jared y Karum hablando en voz baja en la cocina, cuando me ven se separan y fingen que no se decían nada sospechoso. Entrecierro los ojos hacia ellos.
Pensaron que no me di cuenta pero sus murmullos bajos y planes extrovertidos siempre estaba entre ellos. Las peores cosas las planeaban de esa forma y lo sé porque los he visto hacer lo mismo por años.
Carraspeo.-No hay más maletas.- Jared asiente robóticamente.
-¿Vendrás con nosotros ésta noche, cierto?- Me pregunta Karun cuando me acerco a ellos y me siento en uno de los bancos de madera.
-Jared mencionó una fiesta.- Le digo.- Pero no creo que sea buena idea.
-¿Por qué?
-Porque ustedes tomarán su camino, buscarán a alguna chica y yo me quedaré sola en la barra contando los minutos para irnos.- Jared bufa desde el otro lado del desayunado, apoyado en la encimera de la cocina.
-Jamás te haría eso.- Ruedo los ojos. Sí, sí lo haría.
-La otra cuestión es que voy a aburrirme, no bailaré con un extraño y tampoco beberé hasta perder el consentimiento.
-Tienes dos opciones, la primera, puedes comer, es una discoteca pero sirven una comida para chuparse los dedos.- Dice Karum tratando de convencerme.- Y segundo, también puedes beber, nosotros estaremos a tu lado y te diremos cuándo parar, ¿de acuerdo? Mira que yo sí soy el hermano responsable.- Ruedo los ojos.
-Vamos, no me hagan ir, mejor me traen la comida y yo puedo... No sé, limpiar ésta casa, huele horrible.
-Nada de eso.- Dice Jared, de pronto se acerca con cara seria.- Abby, es una oportunidad para salir y olvidarse de los problemas, hace meses que no vemos a Karum, hace meses que no estamos en casa, por favor, por favor te pido que hoy te libres un poco y que confíes en que te cuidaremos.- Su mirada gris es intensa y no entiendo por qué insiste tanto en ir y peor, en que yo vaya. Él nunca fue del tipo que salía a beber a diario y se acostaba con una y otra, de hecho nunca trajo a nadie a casa, la cuestión es que no entiendo el entusiasmo de ambos, quizá sólo quieren verse una vez más, disfrutar de su juventud, recordar su amistad. Si yo tuviese la oportunidad de ver a mis viejos amigos creo que me sentiría igual de entusiasmada. Suelto aire, dándome por vencida.
-¿Qué se supone que debo usar?- Karum gruñe en aprobación.
-De eso me encargo yo.- Jared lo golpea en el pecho.
-No quiero chicos detrás de ella así que no la vistas muy... Insinuante.
Karum levanta una ceja en su dirección.-No eres el único, créeme, se verá bien.- Me mira.- Vamos, hoy seré tu hada madrina.
Nunca había usado éstas prendas de una forma tan provocativa.
No tenía mucha ropa aquí y mis gustos de vestimenta cambiaron bastante así que cuando Karum y yo entramos a mi habitación, él sacó todo y la habitación se desordenó aún más de lo que estaba.
Mientras él buscaba lo que debería ponerme, yo inspeccionaba mi viejo dormitorio o lo que es para la mayoría de los jóvenes, mi vía de escape.
Mi escritorio estaba sucio, polvoso.
El libreto con mis libros están llenos de tela de araña y la ventana que daba directo hacia la casa de los Thompson parecía estar llena de moho.
Karum tiró un par de prendas oscuras a la cama y esperó mi aprobación.
Unos pantalones negros que me quedaban pegados al cuerpo de una manera mortal y una camisa del mismo color de manga hasta los codos pero con una rasgadura en el hombro por lo que este quedaba al descubierto. Tenía escote, antes no lo llenaba lo suficiente y esa era una de las razones para no usar esa bendita camisa pero ahora... Puedo decir que las cosas mejoraron.
-¿Estás seguro? Esa ropa me queda ajustada y ese escote...
-Es perfecto.- Dice.- Ponte eso y estos tacones.- Saca un par de la parte baja del closet.- Ah no, son botines pero bien, son más femeninos que esos.- Y tiene razón pero es que esos no son de combate, esos que sostiene para mi son de tacón fino y llegan hasta el tobillo, una hebilla dorada los decora a un lado.
-Siento que será demasiado.- Me quejo como una niña pequeña.
-¡Hazme caso, por Dios!- Exclama rodando los ojos.- Te doy diez minutos, sino estás lista de igual forma entraré y comenzaré a alizar tu cabello a como estés.- Gruño y le lanzo una camisa del suelo que agarra en el aire sin problemas.
-Bieeeeen.- Le digo resignada.
Me miro en el espejo de mi habitación cuando estoy lista y no puedo creer que yo sea esa de ahí.
El pantalón se ajusta en las partes correctas al igual que la camisa y las curvas que antes no tenía muy definidas, ahora se ven perfectas y mi busto sobresale lo suficiente pero no de manera vulgar.
No es que mis senos sean enormes pero a comparación con lo que tenía antes, me conformo lo suficiente.
Mi cabello, mucho más largo ahora, cae en ondas espesas, mis ojos grises miran mi cuerpo de ida y de vuelta. Es cuando me doy cuenta que no sólo cambié por dentro sino también por fuera. Es verídico, no soy la misma de antes.
Mi barbilla se alza, la chica del reflejo tiene los ojos penetrantes, parece un mujer valiente, sino fuese yo la del reflejo, creería en lo que veo.
Las palabras de aquel chico me vienen a la mente. "Creo que no te deberías llevar por las apariencias"
Su mirada me viene a la mente, él era demasiado intenso, la superioridad brotaba de él y la perversión en su mirada lo decía todo.
Ni siquiera sé por qué estoy pensando en ese tipo. Niego con la cabeza a mi reflejo y me aparto cuando tocan la puerta y segundos después se abre.
-Encontré ésta plancha en el baño principal.- Me la enseña.- Siéntate.- Señala la silla del escritorio.
-¿Siquiera sabes usarla, Karum?- Pregunto con diversión.- Presiento que quemarás mi cabello.
-De los errores se aprende.- Se encoge de hombros.
Limpio la silla con una camiseta vieja antes de sentarme y dejar que él hago lo suyo.
Ésta noche no parezco yo, ésta noche incluso me siento hermosa, no es que no me sintiera bonita antes pero hoy es diferente, hoy me siento más libre, más... Sexy.
Apliqué sombra oscura en mis ojos y apliqué rímel a mis pestañas. A Karum le quedó muy bien el alisado, el cabello me cae hasta la espalda baja en un corte en capas.
Termino de aplicar un poco de perfume, ese que solía usar para ir al instituto y bajo las escaleras.
Los chicos se miran atrevidos, estoy segura que conseguirán atraer varias miradas femeninas.
Visten pantalones negros pero con camisas manga larga enrolladas hasta los codos, Jared usa una camisa rojo vino y Karum una azul oscura, casi negra. Cuando me ven, Jared frunce el ceño.
-¿Qué te dije sobre exagerar?- Le preguntó a Karum
-¿Qué? Ella va sencilla...
Mi hermano rueda los ojos.- No te alejes de nosotros en toda la noche.- Me advierte antes de agarrar las llaves de la casa.
Nos fuimos en el auto de Karum, mis manos sudaban, mi corazón latía fuerte. No podía creer que estaba haciendo esto, me sentía como una niña siendo atrapada haciendo algo malo. Pero sobretodo, me sentía diferente pero en una forma buena.
La música se escucha desde una cuadra antes, caminamos la última cuadra ta que no había lugar de estacionamiento, no había visitado está parte de Old Town antes ya que mamá decía que era peligroso. Y vaya que lo era.
Bares por doquier, música alta y luces de fiesta. Chicos fumando en las esquinas, peleas en callejones. El olor a alcohol y a cigarrillos, inundó mis fosas nasales en cuanto entramos. Un gorila alto y moreno revisó nuestras identificaciones. Las luces vibrantes me hicieron entrecerrar los ojos mediante entrábamos por la minúscula entrada. Lo primero que vi fueron los cuerpos.
Todos pegados con todos, bailando al son de la música atrevida.
La música vibra en mi pecho y las luces hacen ver a mi piel un poco más oscura. La pista de baile está en medio y las mesas metálicas están al fondo, la barra a la izquierda de la entrada. Los bordes de la barra contienen luces en los bordes. La barra está llena pero aún así Karum y Jared nos hacen espacio entre la gente.
Tres cervezas.- Pide Jared. Me da la mía y yo la examino. Recuerdo mi primera cerveza, fue con Cody y Natalia en el lago, mamá nunca se dio cuenta. Sonrío ante el recuerdo y me animo a beber un trago.
Nos sentamos en una de las mesas del fondo, pensé que ellos querrían irse y divertirse pero las primeras horas sólo hablaron, metiéndome como siempre en la conversación, eso sí, las bebidas no dejaban de venir. Karum me hizo probar una Margarita que debo admitir, me encantó.
Lamí la sal del borde e ignoré la punzada en mi cabeza.
Jared se rió de algo que Karum dijo.
Mi cara debió estar llena de confusión porque Jared se me acercó para que escuchara.
-¿Lo recuerdas? ¿cuando jugamos los tres al fútbol y Karum pateó la pelota tan fuerte en tu dirección que te mandó a volar?- Me atraganto con la bebida y empiezo a reír a carcajadas. Literalmente, salí volando.
El cabello se me mete en la boca pero eso no me detiene de reír. Los chicos parecen tener problemas mentales por la forma en que se ríen.
-¿Recuerdan cuando nos quedamos los tres a ver una película de terror y cuando mamá bajó a regañarnos por el ruido, justo en ese momento salió la mujer que asustaba y mamá casi se cae de las escaleras por el susto?- Les recuerdo yo con dificultad ya sea por la risa o por lo mucho que he bebido.
Los chicos se ríen más fuerte y asienten.
Nos pasamos así la mayor parte del tiempo, riendo, hablando, como hace mucho no hacíamos.
Ni sé en qué momento la cosa se puso sentimental pero los recuerdos me hicieron querer llorar de momento a otro.
-Recuerdo cuando descubrí lo de los Orígenes, tenía tanto miedo y tú, Jared, llegaste a mi habitación y te arrodillarse frente a mi, me dijiste que no tuviera miedo, que confiara en mi misma. Ese día hiciste una bola de fuego en tu mano, controlabas tan bien tu don que me dije a mi misma que quería ser como tú.
-Ahora eres mejor que yo.- Dice con una sonrisa orgullosa.- Y quiero que jamás lo olvides. Eres una persona fuerte, quizá te sientas como nadie pero es parte de cambiar. No eres la misma niña de antes, ahora eres una chica valiente, eres una guerrera. No lo olvides Abby.- Me susurra.- Y tampoco me olvides.
Frunzo el ceño ante lo último que dijo.
-¿A qué te refieres con eso?- Pero el sólo sonríe y mira a Karum, este toma mi mano y la aprieta. Me siento confundida pero sin fuerzas para preguntar más.
-Significa que te quiero con mi vida, a ti, a mamá y a papá.- Mis ojos se abren con sorpresa.
-¿Lo llamaste papá?
-Eso es lo que es James ahora y sé que las protegerá con su vida.
-No lo entiendo...- Murmuro.
-Ven, pequeña Abby, vamos a bailar.- No forcejeo contra Karum y me dejo llevar.
La pista de baile está llena, los cuerpos se empujan entre sí. Yo estoy en medio, moviéndome con el ritmo, sacudió mis caderas, dejo que mi cabello se pegue a mi rostro con el sudor mientras disfruto.
No hay problemas, no hay dolor, sólo veo a mi hermano bailar con Karum. Por un momento sólo los miro.
Parecen... Felices.
Cuando abro mis ojos, me encuentro en mi cama.
Mi primera reacción es ver si estoy con ropa pero lo estoy, claro, estaba bien cuidada.
Ya es de día, la luz me golpea aunque no como antes gracias a la suciedad de la ventana. Me desperezo en mi cama limpia, al parecer uno de los chicos cambió el cubre cama.
Cambio mi ropa, limpio los restos del maquillaje y amarro mi cabello en un moño. No hay ruidos abajo así que golpeo la puerta de Jared para hacerle saber que si no nos apuramos llegaremos tarde al vuelo.
Pero cuando golpeo la puerta, esta se abre con el peso de mi mano. Qué raro, Jared nunca deja las puertas abiertas. Me asomo dentro y encuentro si cama a como la dejó ayer antes de irnos. Frunzo el ceño y entro a su habitación, algo hace ruido en el suelo y miro hacia abajo, hacia el papel que he pisado. Lo levanto y desdoblo es de Jared.
Abby:
Sé que estarás molesta por esto pero es algo que debía y quería hacer. No puedo seguir así, no es la vida que quiero vivir. En la vida que vivimos ahora, el miedo nos consume y a diferencia de antes, ahora es demasiado para mí, no quiero que el miedo me consuma, quiero vivir y eso es lo que estoy a punto de hacer ahora. No diré que lamento la parte de irme y ser feliz lejos, pero lamento el dejarlos sin una explicación merecida.
Abby, te quiero con mi vida y por lo mismo quiero decirte esto. Vive. Así de simple. Sólo vive. Deja el pasado atrás, concéntrate en lo que quieres para ti. Eres Abigail Williams, nunca dudes de quien eres, siempre serás tú pero irás cambiando tu manera de pensar y actuar, eso no significa que dejes de ser tú.
Dile a nuestros padres que los amo pero que no me esperen, que no me busquen porque hoy empiezo a vivir junto a Karum, es algo que decidí hace tiempo, por favor respeta mi decisión así como una vez respeté la tuya y ayuda a mamá a comprender que no siempre lo arriesgado es malo.
Vive tu vida, vive el presente.
-Te quiere, tu hermano.
PD: También te quiero, pequeña Abby, dejé unas aspirinas en la cocina, por favor no me mates por dejarte sola con resaca.- Karum.
Mi pecho sube y baja en busca de aire pero este se encuentra atascado en mi pecho. Un jadeo sale de mis labios entreabiertos. La carta se empaña por mis lágrimas. No puede ser, no por favor.
Mis manos tiemblan mientras sostengo el papel de cuaderno arrancado.
Jared se ha ido. Cierro los ojos. El dolor se aloja en mi pecho, las lágrimas no dejan de salir y en lo único que pienso es que no haré nada para traerlo de vuelta.
Quiero sentirme bien por él pero la idea de ya no verlo hace que me rompa en pedacitos. Me limpio los fluidos de la cara y doblo la carta con cuidado. Estoy hipando tratando de controlarme.
Jared no era feliz con la vida que llevábamos y lo entendía, era todo lo contrario a lo que él había planeado. Él hubiera sido capaz de conseguir una beca por el fútbol, ni siquiera habia vuelto a jugar.
Miro su habitación, lleno de trofeos y medallas, de dibujos hechos por Karum y trato de morderme los labios para no dejar salir otro jadeo, pero fallo.
En sus cajones su ropa no está, sólo una fotografía de él, mamá y yo. Fue tomada hace tiempo y él y yo éramos niños aún, no recuerdo si fue nuestro padre de sangre quien la tomó, lo único que recuerdo es que eran dos fotografías y sólo está una. Él se llevó la otra. Agarro la fotografía.
Mi cerebro formula ideas de cómo podría ir tras él, quiero hacerlo pero sería egoísta de mi parte. ¿Así se había sentido él cuando me fui?
Este dolor no lo había sentido desde hace un tiempo. Pero éste es más intenso.
Lo único que puedo hacer ahora es desearle lo mejor y rezar porque mamá me escuche cuando trate de convencerla de no ir tras él.
Veo nuestra fotografía familiar. Ambos sonreímos.
Ahora lo entiendo, lo de anoche fue una despedida, él... Él dijo algo, creo recordarlo. "No me olvides"
Mi pecho sube, mi pecho baja. Lento, rápido, entrecortado.
No lo haré, jamás lo haría. Sostengo la carta en mi boca y susurro al viento tres palabras.
-Sé feliz Jared.- Mi voz se quiebra al igual que mi corazón pero sonrío por él y pido al cielo que pueda conseguir lo que busca.
"Nunca me olvides"
Nunca, Jared.
Hola 7v7 aquí otro capítulo, tal vez sientan todo lento pero puedo asegurarles que todo va a su tiempo y bueno, creo que en los siguientes capítulos ya viene algo intenso.
Saludos, gracias por leerme, votar y comentar ❤
-Lectorac24
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