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Capítulo 39

La puerta se abre y Sam asoma su cabeza luciendo perplejo cuando me ve. Yo estoy hecha un desastre, con el cabello alborotado y pegado a la cara por el sudor de correr quién sabe cuántos kilómetros, la garganta me duele por susurrar la letra de la canción que Sam me dedicó, mi pecho está agitado, como si estuviera asustada, bueno, en realidad sí lo estaba por la posibilidad de que él ya no estuviera aquí cuando yo viniera. Pero lo está y aunque tenga bolsas oscuras bajo sus ojos y su cabello esté incluso más desastroso que el mío para mi sigue siendo perfecto.

-¿Sabes? sólo porque una mujer te diga que necesita su espacio no te está diciendo que quiere que te vayas.- Empiezo a decir, mirando todavía la incertidumbre en sus profundos ojos verdes.- Creo que tendré que enseñarte algo sobre el lenguaje femenino.- Sonrío, él parpadea.

-Abby...- Dice sin creerlo.

-¿Me vas a dejar pasar?- Pregunto mirando detrás de él, a una habitación que parece a oscuras excepto por las velas colocadas en algunos espacios.
-Eh... sí, si, claro.- Abre la puerta nervioso, no me mira a los ojos mientras paso.
La habitación es pequeña y como dije antes, oscura, Sam ha puesto velas esparcidas en el suelo, en un escritorio, la mesita de noche y el baño. 
Cierra la puerta tras él.

Nos quedamos en silencio, mirándonos en medio de esta oscura habitación, se siente todo irreal aquí. 

-Nunca corrí kilómetros llenos de peligros andantes y bosques desolados en la oscuridad por nadie.- Juego con mis manos nerviosa.- Nunca antes me había tirado de un acantilado por nadie o bailado como bailé contigo aquella noche, y sobretodo, nunca había sentido esto que siento por ti, por alguien más.

-Te hice daño.- Lo escucho decir.- No te merezco.

Camino hacia él, no se mueve pero se estremece cuando planto mis manos a cada lado de su rostro.- Yo también te hice daño Sam, y mucho, así que yo tampoco te merezco. ¿Por qué no jugamos a ser egoístas e ignoramos eso? Vamos Sam, seamos egoístas.

Me mira, con sus ojos ardiendo y brillando.-¿Qué te hizo cambiar de opinión?
-Nunca quise que te fueras, tampoco pensé realmente en alejarte de mi lado, sólo estaba asustada, herida porque... porque las cosas entre nosotros no sucedió como pensé, pero no todo fue mentira, sé que me quieres, puedo verlo en tus ojos, lo vi antes también y enserio lamento haber creído más en Scott que en ti, debí dejarte hablar y ser clara con mis palabras, así nos habríamos evitado esto, el arriesgarte a salir del pueblo. Pero para contestar a tu pregunta, lo que me hizo seguirte a pesar de esos peligros, fue el miedo de nunca volverte a ver, el miedo de jamás volverte a sentir cerca.- Suelta aire, algo así como aliviado.

-Eres mi ancla Abby.- Susurra.- Eres la persona que más quiero en este mundo.- Cubre sus manos con las mías y las besa con suavidad y lentitud. Cada nudillo es bendecido con sus labios.- Dame una oportunidad más, y prometo que nunca  sufrirás por mi mano y te protegeré de cualquier peligro que aseche a tu alrededor, compensaré cada minuto en el que fuiste infeliz por mi, por favor cariño, vuelve a mi.

Su rostro está a centímetros del mío, su nariz rozando la mía, nuestros ojos están abiertos y nuestras manos sosteniéndonos al otro.
-Estoy aquí Sammmy, no me dejes ir.- Le pido.
Lo escucho tomar aire, cierra sus ojos por unos segundos y luego está besándome de una forma suave pero desesperada, me aferro a él y él me envuelve con sus brazos, nuestros labios chocan, se llaman, se exigen, mi corazón y el suyo laten como locos, las emociones se arremolinan en mi interior, me hacen querer no soltarlo nunca. Arrastro mis dedos por su suave cabello y luego paso mis brazos por su cuello.
Por favor Sam, hazme el amor.

Le pido en su mente.

Sam se aparta un poco para verme a los ojos, veo pasión, veo lujuria y cariño en esos verdes estanques.
¿Estás segura?

Siempre. 

No tengo que pedirlo otra vez, él ya está devorando mi boca, su manos se mueven a mi pierna y me hace enrollar mis piernas al rededor de su cintura, él busca mi boca con desesperación, de la misma forma que yo lo tomo por el cabello. 
Se tropieza con una vela y nos tambaleamos, me río y él gruñe.- Cuidado con las velas Sammy, no querrás quemar el lugar.

-Lo único que arderá esta noche serán nuestros cuerpos cuando te haga mía.- Y luego me recuesta en la cama, se posiciona suavemente sobre mi, sus piernas intercaladas con las mías.

Entre besos y caricias, nuestra ropa desaparece, es tirada al suelo y entonces no hay nada que nos separe. Veo su cuerpo desnudo, admiro sus bordes, toco su pecho y sus brazos, me deleito con la sensación de su piel en las yemas de mis dedos y mientras lo acaricio él lleva su boca a mi pecho, su lengua recorre el camino de mis pechos, me hace temblar, escucho mis latidos en los oídos. Lo tomo del cabello cuando succiona mi piel. 

-Por favor.-Le pido con voz débil mientras cierro los ojos.

Sam acaricia mis mejillas.- Mírame.

Obedezco, mis ojos se encuentran con los suyos, sus manos recorren mis caderas, va besando el camino hacia abajo, lo siento morder mis costados y luego jugar con mi ombligo, me deja sin aire cuando llega a su destino. Mis manos toman la sábana y la estrujan con fuerza, mi espalda se levanta del colchón y Sam me toma de las caderas acercándome a él.

Cuando regresa a mi, sus ojos arden y su respiración es entrecortada. Me levanta y me posiciona en su regazo, su manos se mueven a mi espalda baja y yo lo tomo por los brazos.

-Hazme tuyo pequeña.

Nuestros cuerpos se unen, escucho a Sam gemir, yo suelto aire por las sensaciones que me invaden, él deja caer su cabeza en mi pecho mientras me muevo contra él, mis uñas encuentran su espalda y la marcan con líneas rojas, siento los labios de Sam por todas partes, en mi pecho, mis brazos, mi cuello y mi mandíbula. 

Mis ojos buscan los suyos frenéticos y justo cuando estoy por llegar, él hace algo que aumenta el placer para ambos, levanta sus caderas contra las mías y yo me derrumbo contra él.

El fuego de las velas aumenta, la cera se derrite, en la piel de Sam se refleja el fuego alto de las velas, mi fuego. 

Cuando él llega conmigo al climax nos abrazamos al otro mientras esperamos que nuestros latidos vuelvan a ser normales, siento su rostro recostado a mi hombro, su cabello haciéndome cosquillas mientras que yo me abrazo a él.

-Te amo pastelito.- Murmura sobre mi piel.- Quisiera haberlo dicho antes.

-También te amo Sammy, y es el momento perfecto.-Sonrío.

Minutos después ambos estábamos vestidos y listos para volver al pueblo. Sam me da un beso antes de ponerse su chaqueta.

-¿Listo?- Pregunto rodeando su cuello con mis brazos.

Ronronea cerca de mi oído antes de besarlo, me estremezco amando la sensación de sus labios sobre mi.
-Vamos.- Murmura.

Salimos de la habitación, yo apago las velas con un movimiento de manos y bajamos las escaleras, como sólo traje un brazalete lo mantengo apagado, sería injusto si Sam va desprotegido. 

Caminamos entre las sombras de la carretera, haciendo el menor ruido posible.
Sólo espero que Sebastian nos esté esperando todavía, nos retrasamos más de lo esperado.

-¿Crees que si tú no hubieras participado en esa guerra y yo nunca hubiera conocido a Isak nos habríamos encontrado?- Escucho que me pregunta, me giro hacia él, aún caminando.

-En estos momentos no sé si el destino nos quiere juntos o no, pero si te puso en mi camino es por algo, estoy segura de que ambos estábamos hechos para encontrarnos y si las cosas que nos unieron jamás hubieran pasado entonces nuestra historia fuera diferente pero con el mismo resultado, tú y yo, juntos.- Aprieta mi mano sonriendo.
-Yo creo lo mismo.

Uno no sabe lo que pasará mañana.
Un día puedes estar cautivo dentro de unos barrotes que te mantienen atrapado,puedes estar roto, sólo esperando que llegue el mañana, y al siguiente día puedes ser libre, soñar despierto y tener esperanza. Por muy complicada y dolorosa, así es la vida y sé que las cosas pasan por algo.

Si la vida te hace tropezar y caer es para que sepas cómo levantarte.
Si la vida te quita a las personas que quieres, tal vez sea para ponerte a otras en el camino.

Si la vida te quita lo que quieres es para que aprendas a vivir sin eso.
Si la vida te corta, te hace sangrar, es para que aprendas a curar tus propias heridas.

Y si la vida te quita tu ancla, es para que en vez de ser arrastrada contra la corriente, vayas y la busques de vuelta.

Es ahora que me doy cuenta de que todo lo que he pasado me ha vuelto quien soy, he sufrido pero también he gozado, he perdido pero he encontrado, he odiado pero también he amado.
Los Primeros me han arrebatado muchas cosas, pero algo que jamás podrán arrebatarme será mi voluntad de acero.

Para cuando llegamos al límite estoy en la espalda de Sam con mis piernas enroscadas en su cintura y mis brazos en su cuello, sus manos se aferran a mis piernas mientras se ríe conmigo, sin embargo nuestra risa muere en nuestros labios al ver la expresión de Sebastian mientras nos deja entrar. Sam me ayuda a bajar y nos acercamos a él. Se mira asustado.

-¿Qué sucede?- Le pregunta Sam serio.

-Me alegra que arreglaran las cosas chicos, pero de verdad tienen que ir a la casa de Caín.

El piso parece moverse bajo mis pies.- Oh por Dios, no me digas que...

-No.- Dice Sebastian rápidamente.- Caín está muerto, el problema es... Julian. 

Sam nos tiende la mano a Sebastian y a mi, al principio Sebastian vacila pero luego la toma. Los tres nos teletransportamos a la casa de Caín.

La sensación de caída ahora ya no me parece aterrador o nauseabundo como al principio, ahora la sensación me hace sentir como en casa, tal vez porque me he acostumbrado a ello o quizá porque sé que aunque tenga la sensación de caer, Sam está ahí sosteniendo mi mano.

Sin embargo Sebastian no piensa así. Cuando aparecemos en la sala de Caín lo veo doblarse y agarrar aire entrecortadamente mientras se agarra de sus rodillas. Me hubiera reído de eso si tan sólo Julian no estuviera amarrado en una silla en medio de la habitación llena de mi familia.

El rostro de Julian está bastante pálido, claro, en las zonas en donde la sangre no corre ya que hay mucha, mucha sangre en él.

Caín está sentado en el sillón, todavía pálido pero con Lukas a su lado.

Los gemelos están a cada lado de Julian y Jesse atrás, agarrándolo por los hombros con furia en su mirada.

Sam mira de la misma forma que yo y nos damos una mirada rápida.

-¿Qué está sucediendo aquí?- Pregunto sin dejar de ver a Julian. 

-Al parecer tenemos un infiltrado.- Dice Jordy con tono mordaz. 

Julian me da una mirada suplicante.- Por favor, déjenme explicarles, no tenemos mucho tiempo.

-¿Tiempo para qué?- Pregunta Sam a mi lado.

-Ellos ya vienen.- Dice Julian en tono asustado.

-¿Quiénes son ellos?- Pregunto yo.

-Y-yo... en serio, tienes que creerme Abby...

-¿Quiénes son ellos?- Repito más fuerte.

-Mis hermanos.- Dice Julian.- Los otros primeros orígenes.

Al principio sus palabras me toman con la guardia baja y no me permite entender la gravedad del asunto. Ha dicho sus hermanos, otros primeros...

No, eso no tiene sentido. Casi riendo por sus mentiras pregunto: -¿Me estás queriendo decir que tú eres uno de los Primeros?

Lo veo asentir.

Miro a los gemelos, luego a Jesse y a Caín, todos con rostros serios y una pizca de temor en sus miradas, sin duda el enojo cubría gran parte en sus miradas. Eso sólo significa una cosa. Lo que Julian dice es totalmente cierto.

-Oh por Dios.- Suelto sin pensar.- Tú...¿Has sido su espía todo este tiempo?

-¡No! eso es lo que he tratado de decirles, no soy su espía, no trabajo con ellos.

-Has dicho que ellos ya vienen.- Dice Sam.-¿Cómo explicas el que nos encontraran? Además¿Por qué nos cubrirías?

-Esto sería más fácil si me soltaran...

Jordy se ríe pero es su hermano Elías quien le contesta:- Ni en tus más lindos sueños. Ahora habla.

Julian suelta aire.- Soy uno de ellos, uno de los primeros cuatro orígenes que nacieron, a pesar de que mis hermanos les han hecho daño de alguna forma a cada uno de ustedes, deben creerme cuando les digo que yo no trabajo con ellos, siempre he estado en contra de sus planes, y justo por eso he sido rechazado. No estuve de acuerdo cuando decidieron hacer el hechizo de las almas gemelas para que los medio orígenes dejaran de existir, mucho menos con el plan de acabar con todos ustedes, ni con el virus, ni con lo que está pasando en el mundo entero. Por eso quise encontrarlos, escuché de ustedes después de la guerra contra los cazadores, vi mi oportunidad brillar ahí.

-¿Qué tipo de oportunidad?- Pregunto yo.

-De encontrar a los guerreros perfectos para acabar con mis hermanos.- Suelta Julian de golpe y toda la sala queda en silencio, todos los ojos puestos en él.

-Matar a tus hermanos.- Repite Sam sin creérselo.- No te creo eso. Estás aquí como su espía, estoy seguro.

Sorprendentemente Jesse mira a Sam y dice:- Estoy de acuerdo con él.   

-No es así.- Les dice Julian.- Si fuera el caso, los habría vendido desde que encontré al grupo de Caín, pero he estado con ustedes por meses, ellos están en camino porque la barrera ha estado parpadeando últimamente, el niño es fuerte pero no lo suficiente para tener semejante carga de hechizo, mis hermanos se han dado cuenta de esto, no podemos permitir que los encuentre, si creen en mi puedo sacarlos de aquí, conozco un lugar seguro...

-No podemos confiar en ti.- Digo yo.- Eres uno de ellos¿Cómo podríamos estar seguros de que no nos estás traicionando?

-Simple.- Dice él.- Si quisiera, podría librarme de estas cuerdas viejas y asesinarlos a todos en un segundo, porque por si les olvida, soy más viejo que todos ustedes, cuando yo nací, los autos ni siquiera habían sido inventados, he tenido muchos años para pulir mis habilidades, ni el mejor cazador, ni el más poderoso hechicero podría conmigo.- Dice mirándonos a cada uno de nosotros.- Y la otra razón es porque los necesito.

-Se te escapa algo.- Dice Jesse.- Y es que tu quieres matar a tus hermanos, pero no puedes, ustedes son inmortales.

Con eso se pone tenso.- Bueno... no realmente.

Todos lo miramos en busca de más información.- Deben prometer que no me lastimarán cuando les diga la verdad. Necesito su palabra.

-Tienes mi palabra.- Dice Caín con voz débil.- Dinos la verdad.

Julian suelta aire.- La razón por la que mis hermanos los quieren a todos muertos, toda la raza sin excepciones, es porque con cada nacimiento de un nuevo origen o medio origen nos volvemos más débiles. Nosotros ya no somos inmortales, podemos ser heridos, podemos sangrar, y la única forma que tenemos ahora de poder vivir más tiempo es cambiando de cuerpo así como el chico Thompson les dijo. Sin embargo, si morimos antes de llegar al próximo cuerpo no volveremos más. Por eso tanto caos, tantas muertes, ellos creen que eliminándolos a todos podrán recuperar todo su poder, pero hasta el más tonto puede decir que eso no pasará. 

Me quedo sin habla antes semejante revelación. La verdad ha sido por fin revelada. El por qué de todo. Y yo no puedo creerlo.

Uno de ellos ha estado siempre aquí, comiendo con nosotros, hablando con nosotros, riendo con nosotros, comiendo nuestra comida...

-Todos tienen un fin.- Dice Julian.- Y quizá sea tiempo del nuestro. Yo puedo verlo, pero ellos no. No quiero que más de los nuestros mueran, cada uno de ustedes son prácticamente nuestros hijos, más de alguno de ustedes es de mi descendencia yo... he vivido tanto tiempo, estoy dispuesto a abandonar mi última vida con tal de que mi sangre siga fluyendo a través de más generaciones. Y si con eso debo asesinar a mis hermanos... Entonces lo haré.

Yo me quedo en silencio razonando las cosas, pero el resto empieza a hacerle preguntas a lo loco.

-¿Cómo sabes que ya vienen?

-Ellos tienen a su propia gente infiltrada por todos lados, desde políticos hasta militares, yo tengo a los míos y me han avisado que están en camino.

-¿Cómo nos encontraste tú?

-Investigué los nombres que escuchaba más pronunciados. Como Caín Warner y Abigail Williams, no fue difícil dar con sus ubicaciones, supongo que para mis hermanos tampoco lo fue. Pensé que habían muerto en la masacre que hubo aquí pero por suerte logré encontrarlos.

-¿Julian es tu verdadero nombre?

-No, mi verdadero nombre y la de ellos es imposible de pronunciar y por si se lo preguntan, no, este tampoco es mi cuerpo. 

Miro a Sam.

¿Qué dices de todo esto?

No puedo creerlo.

Me contesta él.

¿Crees que deberíamos confiar en él?

No debemos confiar en nadie. Me recuerda.

Me refiero a que si podemos creer lo que dice.

Parece convincente pero no dudo que oculte algo importante.

Tienes razón, debe haber algún detalle que oculte.

Me giro hacia Julian.

-¿Qué quieres de nosotros?

-Que me ayuden a matarlos.

-Sé más específico.- Exijo. 

-Quiero que ustedes usen mis armas, mis recursos para ir por cada uno de ellos. Quiero guerreros que acaben con todo lo que ellos crearon, todo el mal de este mundo. Y ustedes son perfectos para ello. La piel que usan ellos en estos momentos no es piel cualquiera, ellos se han hecho pasar por personas influyentes, es así como lograron convencer a los del gobierno para acabar con ustedes, para implantar los chips e incluso se hicieron pasar por varios orígenes para atacar a los humanos. Ellos están por todos lados, sin mi, ellos serán invisibles ante sus ojos, conmigo, ellos estarán justo frente a ustedes y con mis armas, podrán acabarlos.

Caín busca mi mirada, parece igual de indeciso que yo, no sabe si creer o no.

-Deben hacer algo, son los únicos que pueden acabar con esto, los he buscado porque sé de lo que son capaces, no estaría aquí con ustedes sin no confiara en que pueden hacerlo. Juntos son invencibles, los he visto. 

Los Primeros nos quieren muertos porque les robamos su inmortalidad, ahora uno de ellos está aquí pidiendo que lo ayudemos a matar a sus hermanos...

-Si realmente estás de nuestro lado entonces vas a decirnos una verdad más.- Murmuro mientras me acerco a él, Sam me sigue de cerca pero dándome espacio. Me planto frente a Julian.-¿A Caín le afecta el virus de la misma forma que a nosotros o al ser mitad hechicero tiene una oportunidad de sobrevivir?

Julian baja la mirada.- Se los habría dicho antes... pero sabía que si lo hacía sospecharían de mi, no estarían listos para saber la verdad.

-No estamos listos todavía, y sin embargo aquí estamos.- Lo insto.- Ahora dinos la verdad.

-Caín no morirá por el virus, los síntomas que tiene son porque el virus está atacando a su parte origen, pero no llegará a la fase final, antes empezará a recuperarse.- Dice Julian y puedo jurar que no soy la única soltando aire. Un peso es elevado de mis hombros, uno de tantos y cuando vuelvo a ver a mi amigo le brillan sus ojos. Mi corazón se alegra y agita. Sabía que Caín no podría irse de nuestro lado, no aún.

Julian no registra mi puño hasta que este está sobre él. Su cabeza cae hacia atrás cuando le doy en la nariz.

-Eso es por hacernos pasar por toda esta angustia.  

Cuando me mira veo el dolor en su mirada pero asiente de todas formas. Miro mi puño manchado con su sangre. La primera porción de sangre de los Primeros, y no va a ser la última.

-Sé de tu promesa.- Lo escucho decir.
-¿Qué?

-Juraste vengarte de ellos.

-¿Cómo...?

-No importa cómo, lo que importa es que te ayudaré a cumplir tu promesa. 

Ahora la atención de todos está puesta en mi.

Recuerdo esa promesa, demonios, claro que lo hago. Fue aquel día en que regresamos y el pueblo estaba destruido y vi por primera vez mi casa de infancia totalmente hecha pedazos. 

Ellos me han arrebatado cosas y no soy la única a la que han roto de alguna forma. Todos aquí tenemos eso en común y fuera de esta barrera, el mundo está igual. Puedo rechazar lo que Julian me está diciendo, jugar su juego y ser astuta en el proceso, o podría rechazarlo, asesinarlo ahora mismo y rechazar la ju goza propuesta de cumplir mi venganza y de paso también decirle adiós a la posibilidad de curar el mundo.

Julian nos necesita y aunque no lo queramos, nosotros también a él. 

Miro a Caín, puedo ver la incertidumbre en su mirada, está esperando mi respuesta. Yo ya la tengo lista.

-Nosotros ya teníamos un plan, tú estabas presente cuando la expuse ante todos. Dices que quieres nuestra ayuda, pues entonces debes ganártela. Las cosas no se harán a tu modo, somos un grupo, una familia y por lo tanto todos debemos estar de acuerdo para dar semejante paso. Así que no sólo es cosa mía, por mi parte... aceptaría tu propuesta sin embargo con condiciones.- Miro a mi alrededor.- Pero ellos también deben elegir.

El primero en hablar es Jesse.- Pero es uno de ellos...

Lo miro.- No olvides que por un tiempo estuviste cómodo en uno de sus edificios.- Baja la mirada. Es la verdad, lo estuvo hasta que descubrió más cosas que lo que debía y lo encerraron por eso.

-Yo te apoyo si dices que estás de acuerdo.- Murmura Sam con rostro serio.- Sin embargo, no creas que confiamos en ti.- Se dirige a Julian esta vez.

-James y yo estamos contigo cariño.- Murmura mi madre con voz débil pero segura.

-No volveré a dejar a mi hermana.- Esta vez dice Jared, sacándome una pequeña sonrisa.

-Ni yo a mi cuñada.- Bromea Karum.

Tanto los gemelos, como Natalia, Zack, todos incluido Jesse aprueban la propuesta, todos menos una persona.

-Yo ya hablé, no voy a irme de este pueblo.- Dice Aria.

-Si te quedas aquí, morirás.

-Ustedes también lo harán cuando este los traicione, no puedo creer que estés confiando en él, sabía que eras estúpida pero...- Aria es callada de golpe cuando Natalia la abofetea.

-Me caíste bien por un tiempo Aria, pero de verdad me tienes cansada con tus malditos celos y rencores, si quieres quedarte aquí hazlo, pero a ella la respetas porque al menos Abby tiene el valor de hacer algo por nosotros mientras tú sólo te la pasas gruñendo y haciéndote la sufrida. Todos hemos perdido algo aquí pero sólo tú no has avanzado.- Zack agarra a Natalia por el brazo en modo tranquilizador, ella se deja llevar por él y lo mira.- Sí, lo sé...

Mi ceño se frunce.¿Acaso acaban de hablarse telepáticamente...?  No, debo ser yo y mis alucinaciones por estrés. 

Las palabras de Natalia sorprenden a todos, incluyéndome, asiento en su dirección como modo de agradecimiento. Esa es mi mejor amiga. 

Aria se queda cayada con ojos brillosos y la mandíbula tensa.- Tienes razón Natalia, todos han avanzado menos yo, tal vez eso significa que no pertenezco a este grupo. 
Caín baja la mirada pero no niega lo que ella dice. Menos los gemelos, ellos, que en el pasado han ido tras ella en cada berrinche ahora se mantienen quietos y con la mirada fija en ella.

Aria asiente de manera distraída.- Les deseo suerte chicos.- Sonríe sarcástica.- Nah,¿A quién engaño? No le deseo suerte al grupo que protegió al asesino de mi hermana, pueden irse todos al diablo si quieren.- Le da una última mirada a Caín, no hay amor en sus ojos, sólo odio y cuando se dirige a la salida que está al lado mío, Sam se pone del lado por el que ella está pasando, así no tendremos que rozarnos. Ella choca su hombro con el de él de una manera grosera, aunque el acto no mueve ni un centímetro a Sam. Todos la vemos irse.

-Si Julian tiene razón y ellos ya vienen, ella estará perdida.- Dice Caín con pesar.

-No puedes salvar a quien no quiere ser salvado.- Murmuro yo.- Ella no lo quiere, no puedes obligarla.

-No es la misma chica que una vez conocí.- Dice él más para sí mismo.

-Entonces...¿Podrían por favor desatarme?- Pregunta Julian luego de un rato en silencio.

Zack me mira y asiento. Con un chasquido de dedos Zack hace que la cuerda se mueva y el nudo se deshaga. Julian suelta aire aliviado mientras se toma de las muñecas con suavidad y se levanta de la silla con movimientos lentos.- Bueno, dices que tienen un plan, creo que deberíamos hablar de ello.

Los gemelos y Jesse no dejan sus posiciones.

-Sí, tú quieres guerreros, los tendrás pero hay cosas que debemos hacer antes. Primero debemos adueñarnos del búnker, esa gente ahí tiene que aceptarnos. Debemos aprovechar la muerte de Scott ya que están sin un líder potencial por el momento. Jesse, Maggie y los chicos.- Digo mirando a mi hermano y a Karum.- Pueden decirnos cómo llegar. Una vez que estemos establecidos podemos empezar con tu plan, incluso la gente que está ahí pueden ayudar a la causa.

-Pero hay muchas cosas de las que hablar aún.- Dice él.

-Sí, sin embargo no hay tiempo. Dices que ellos ya vienen en camino, entonces debemos evacuar el pueblo de inmediato, no podemos arriesgarnos a que nos encuentren aquí o sino nos quedamos sin esperanza y tú sin guerreros.

-Pero...

-Lo tomas o lo dejas Julian.- Murmuro firmemente. No hay tiempo.

Julian asiente.- Bien, supongo que deberíamos ir empacando nuestras cosas.

-Lo necesario, nada de cosas pesadas, debemos encontrar un lugar en donde pasar las noches mientras trazamos un plan para entrar al búnker. 

-Eso significa que estaremos a la intemperie por un par de días...- Murmura Elías no muy convencido. 

-De hecho, sí.- Digo yo. 

Después de tanto tiempo, realmente pasaremos por lo que el resto del mundo ha pasado. No tendremos duchas, una cama cómoda, comidas en tres tiempos, tiempo para paseos amistosos y mucho menos la libertad de caminar sin temor a ser atrapada. Saldremos al aire expuesto, donde si no te asesinan los Caníbales, lo hacen los humanos. Donde los edificios están en su mayoría abandonados, algunos incluso son nidos de Caníbales. Donde tendremos que revisar hasta por debajo de la basura en busca de comida. Sí, se viene la parte realmente dura, la verdadera. 

Sé que un día me quejé de la burbuja en la que nos encontrábamos, bien, ahora le diríamos adiós a dicha burbuja, y el pensamiento me aterra.

-Entonces es mejor que empecemos a buscar lo necesario.- Dice Sam.

Pero entonces la puerta se abre de golpe y una muy asustada Aria nos devuelve la mirada.

-Ya vienen.- Dice ella y hace que todos nosotros nos paralicemos en nuestros lugares.

Mi corazón se detiene por unos segundos o bueno, quizá fue el de Sam.

-¿Cómo lo sabes?- Pregunta James y los ojos de Julian se abren, por su expresión creo que también escuchó el ruido de los motores acercándose. Miro a Sam, veo que oculta su nerviosismo.
-Por eso.- Señala su oído.- No puedo creer que no los escucharan acercarse.

-No pueden cruzar...- Mi voz se corta recordando las palabras de Julian. Las barreras están parpadeando, sí pueden pasar. Los hermanos Galeano se miran entre sí, hay cansancio en ellos, no podrán contenerlos si atacan la barrera con más magia.- Quiero dos grupos, uno de ataque y otro de relevo.- Miro a los chicos.- Natalia, Zack, Jordy, Sam, Julian vienen conmigo. El resto quiero que empaquen ropa, comida y armas necesarias y que esperen en el límite dentro del bosque.

-Abby, creo que debería acompañarlos.- Dice James.- Es peligroso.

-No, te quiero con mamá.

-Amor, yo puedo cuidarme sola.- Interviene ella.

Siento un vuelco en el pecho...

-Mamá...

-A pesar de todo querida, sigo siendo tu madre y nadie mejor que James para cuidarte.- Sonrío con aprecio.

-Está bien, mamá.

-No te olvides de mi.- Murmura Caín con el ceño fruncido.

-Caín, estás débil, no quiero que te ocurra nada, estarás seguro con ellos.

-¿Y perderme la acción?- Sonríe burlón.- Ni de broma.

-Bueno, si quieres arriesgarte creo que tengo el plan perfecto.¿Aún hay explosivos?

Su sonrisa se vuelve lobuna.- Claro que sí.

-Los quiero por todo el pueblo, lo más preferible es que alrededor y en el centro, quiero acorralarlos. 

Cuando termino de decirles mi plan improvisado, cada quien va a su respectivo lugar. 
-Vamos Sam, debemos buscar nuestras armas.- Pero me detiene del brazo y me giro para verlo.
-De hecho, tengo algo para ti, pero tienes que venir conmigo.

Lo miro con el ceño fruncido.-¿Ahora?
Asiente.- Sí, ahora, de hecho te ayudará, si decides usarlo claro.
La forma en que lo dice, todo nervioso y vacilante me hace sonreír, a pesa de que todos estábamos en problemas. 
-Claro.- Murmuro y le doy mi mano.- Llévame.
Pero él no toma mi mano, él me envuelve en sus brazos y deja un hueco en su cuello para que pueda dejar mi rostro ahí. Aspiro su aroma y ni siquiera siento cuando nos teletransporta a otro lado.

Parpadeo cuando nos separamos, estamos en su habitación, bueno, mejor dicho nuestra habitación, ya que la compartimos durante el tiempo que estuvimos aquí.
Está un poco desordenada, por mi culpa, me alteré cuando no lo vi aquí antes de ir a buscarlo.
Pero Sam ni siquiera lo nota, va directamente al pequeño armario, abre las puertas y de este saca una maleta de cuero, esa maleta la trajo desde Canadá, junto con sus pertenencias. Pensé que estaba vacía hasta ahora.

La deposita sobre su cama y se sienta, yo lo sigo y me siento frente a él, con dicha maleta en medio de los dos, me asomo y puedo ver algo envuelto en una bolsa oscura, Sam empieza a sacarlo.

-Sé lo que piensas de los cazadores y de sus viejas costumbres.- Levanta la mirada hacia mi.- Yo ya no soy uno, sin embargo, quise darte esto desde hace un tiempo, no en una forma egoísta sino porque sé que te ayudaría al momento de luchar y bueno, también pensé que te verías hermosa en él.- Me tiende la bolsa y yo la tomo con nerviosismo, su mirada me hace vacilar y este momento me recuerda breve mente a aquella noche en la que él me compró un hermoso vestido. Sonrío, tanto por el recuerdo como por el presente. Y mientras empiezo a desanudar la bolsa, puedo sentirlo removerse.
Mi boca se abre por la sorpresa y casi me atraganto con mi respiración.
Frente a mi, en mis manos tengo un traje de cazadora. Del mismo material que el de Sam, sólo que este varias tallas más pequeñas. Me levanto observando el material. Se siente duro y liso en mis manos.
-¿Te... te gusta?- Pregunta él.
Yo todavía estoy anonadada mirándolo.
Sé que hace unos meses estaría enojada por esto, estoy segura de que habría hecho una rabieta. Pero este es el presente, el hoy y no estoy para nada enojada con el traje en mis manos ni el chico nervioso que aguarda por una respuesta. Mi compañero.

Sonrío bajando el traje.- Me encanta Sam.- Suelta aire y se levanta para tomarlo entre sus manos.

-Hay funciones que debería explicarte, puedes ponértelo y te las enseñaré, al menos las básicas.

Sus palabras me confunden un poco,no entiendo a qué se refiere con funciones pero hay una pregunta que me parece más interesante que eso.

-¿Tú te pondrás el tuyo?
Su mirada busca la mía y sonríe de lado.- Claro que sí, debemos ser como esas parejas normales que buscan prendas parecidas.
Me río.- Claro, es normal buscar trajes de combate a juego.
Se encoje de hombros pareciendo divertido.- Estamos progresando.
Eso es algo que me gusta de nosotros, siempre lo hacemos.

Y esta vez, cuando me quito la ropa, no le pido que se voltee, lo hago sin vergüenza ni timidez, dejo que su mirada viaje a mis curvas, mis piernas y otros lugares de mi cuerpo.¿He mencionado ya que para usar el traje debo estar completamente desnuda?    

Y cuando él empieza a desnudarse también, mis ojos no dejan su increíble cuerpo.
Sam me ayuda a cerrar la cremallera de mi traje situado en mi espalda y yo lo ayudo a él.

-¿Y bien?¿Cómo lo sientes?
Me estiro y el traje se mueve conmigo, es como una segunda piel, no siento calor como pensé que pasaría. Hay protectores en mis rodillas, abdomen, pecho y codos, cuando se los vi a Sam en su propio cuerpo pensé que eran armaduras y de hecho, así se sienten. Sólo espero que sean antibalas.

-Se siente cómodo.- Digo estirando mis brazos.

-No...- Empieza a advertirme él, pero es tarde.
De las mangas del traje se deslizan un par de dagas, pasan rozando brevemente la palma de mis manos antes de incrustarse en las paredes. Mi boca cuelga abierta.

-Oh por Dios.- Murmuro sorprendida.

Sm se acerca a mi y me toma de las manos, inspeccionándolas.- No te has hecho daño, pero es algo que debo explicarte, hay ciertos movimientos que hacen que las armas dentro del traje se activen. Como por ejemplo la de las muñecas. Tienes que tener cuidado con tus dedos y la posición de la mano ya que las dagas saldrán disparadas en cuanto hagas un movimiento rotatorio de tus muñecas. Podrías lastimarte a ti misma. 
Camina y descuelga ambas armas, luego las mete de regreso en el traje.

Me toma de las caderas, hay un cinturón oscuro y un poco pesado, es delgado y parece ser de acero.
-Esta es una espada. tienes que tomar esta parte.- Guía mi mano hacia donde me aprece a mi, está una hebilla circular, pero si él dice que es una espada, creo que es la empañadura. Guía mi mano hacia ahí y hace que envuelva mis dedos alrededor de este, aplica un poco de presión.- Justo aquí, presiona a los lados y la espada se desbloqueará.- Retrocede unos pasos mientras me dice que lleve mi brazo hacia atrás y cuando lo hago, la hoja se despliega de mi cintura y toma su dirección original. Miro a la espada en mis manos totalmente embobada. Es liviana, no muy gruesa pero afilada, de hecho, lo afilada pareció tomarlo una vez estuvo fuera del traje.- Para volverla a poner en el traje sólo tienes  llevar el mango a su antiguo lugar y el material se incrustará como un imán.

-¿Cómo es esto posible?
-Es como lo que hicieron con los brazaletes de invisibilidad. Una mezcla de tecnología avanzada y magia. Los cazadores tenían a su disposición a los mejores herreros y hechiceros. 

Sam me muestra otras funciones del traje, me sorprende cuando me dice que de los nudillos del guante salen púas para golpear de una manera más mortal, sin embargo nada me sorprende más que lo de la espada. 

Nunca pensé que usaría un traje de cazadora.

Nunca imaginé que me dejaría entrenar por uno y que luego yo pelearía como tal.
Y mucho menos pesé que yo llegaría a amar a uno de ellos.
Pero aquí estoy, besando a Sam con pasión y anhelo como muestra de agradecimiento por el traje.
Y  casi sin respiración le digo.- Hagamos esto Sammy.
Sonríe de lado.
-Hagamos esto pastelito. 

Penúltimo capítulo y no estoy preparada...
Bueno mis orígenes, gracias por seguirme leyendo, aunque les parto el corazón y las hago sufrir (Saben que en el fondo les gusta sentir esa adrenalina) Recuerden que Infierno Helado no termina aquí, todavía falta una última parte, subiré la entrada al terminar de publicar el epílogo para que cuando empiece a subir capítulos les llegue la notificación de manera directa. Los y las quiero, gracias por todo💓

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