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Capítulo 36

No dormí en toda la noche y cuando al fin pude cerrar mis ojos, eran al menos las cinco de la mañana. Me dolían los ojos y la nariz de tanto llorar, también la espalda y los brazos, tal vez por la falta de sueño y me sentí aún peor cuando no encontré a Sam a mi lado, necesitaba a alguien que me abrazara. Cuando me levanto para arreglar la cama me encuentro con una nota de Sam en su almohada.

Te veo a la orilla del lago, no tardes.
-Sam.

Me pregunto por qué no estaba cuando desperté, quizá está ayudando al resto a planear el funeral de Caín, yo no quise hacerlo, es como estarlo matando antes de tiempo, por eso yo iba a cuidarlo hoy, pero ahora que leo la nota de Sam quizá surgió algo importante. Me cambio de ropa y me calzo mis botines, dejo mi cinturón de armas en la silla del escritorio, no quiero llevar armas hoy.

Y mientras camino por las calles del pueblo siento frío, mirando al cielo me pregunto si Caín tendrá la oportunidad de volver a ver las estrellas, o si ayer fue la última vez que las verá.

Empiezo a pelear conmigo misma por no apreciar su compañía antes, empiezo a golpearme mentalmente por cada vez que lo herí llamándolo monstruo, por cada vez que lo miré con odio. Me estremezco al recordar cada vez que deseé su muerte, recordar eso es casi igual como clavar una daga en mi corazón. Soy un fantasma caminando, sin fuerzas para mirar hacia arriba, sin ánimo para sonreír o llorar con los recuerdos de Caín.

Quisiera que hubiera una manera de parar esto, de darle más tiempo. Pero no la hay, no hay una cura.

Caín pidió que no lo dejáramos despertar, que no quería pasar a la fase de convertirse en Caníbal, y entiendo su decisión, pero eso no quita el que sea doloroso.
Siento un latigazo de dolor recorrer mi espalda y tengo que doblarme y agarrarme de las rodillas para evitar vomitar por el dolor. ¿Qué está pasándome?

Empiezo a ver doble, todo se vuelve borroso y me recuesto a la pared de una vieja cafetería. Me quedo así hasta que me siento mejor, me pregunto si Sam sintió mi dolor, si fue así seguro está preocupado. Me apresuro a llegar al bosque, las ramitas crujen cuando las piso, me siento tan débil que levantar las pierna es todo un martirio, no quiero tardar mucho aquí, quiero ver cómo amaneció Caín y si necesita algo.

Pero antes de llegar al lago veo a Sam parado en medio del camino, trato de sonreír para que no se preocupe por mi.

-Hey.- Lo saludo mientras me acerco a él.
Tiene sus manos metidas en los bolsillos del pantalón, su postura es relajada y su cabeza está ladeada.- Vienes tarde.- Me dice en tono neutral.
-No pude dormir en toda la noche, pero eso ya lo sabes.- Lo abrazo soltando aire.- Quería que estuvieras conmigo cuando despertaras.
Su cuerpo se sacude cuando se ríe y me aparto frunciendo el ceño.- Eso es tierno.- Dice con una sonrisa ladeada.
Cuando por fin lo veo me doy cuenta de que hay algo que no cuadra. Su mirada verde parece oscura y su sonrisa letal, me recuerda al Sam que conocí una vez, con el que peleé más de una vez. Cuando aspiro me doy cuenta de que su olor es diferente y de repente me parece que quien tengo frente a mi es un extraño.
Entonces lo recuerdo, recuerdo cual es el don de Scott. Cambia forma. Mi cuerpo se tensa y me golpeo mentalmente por no haber traído ni un sólo cuchillo.

Este no es Sam, es Scott.
Trato de forzar una sonrisa.-¿Tierno eh?- Pregunto tratando de controlar mi nerviosismo. ¿Dónde está mi Sam? El pánico corroe mis entrañas y mi corazón no puede estar más acelerado.-¿Por qué no volvemos a casa? Está haciendo demasiado frío aquí afuera.- Trato de tomarlo del brazo pero se aparta bruscamente.-¿Sam?- Finjo desconcierto.

Scott ríe y lo más aterrador es que parece Sam quien lo hace.

-Oh por favor, no finjas más, pude notar el cambio en tu mirada cuando me descubriste.- Vuelve a reír y esta vez conserva su labio ladeado como una mueca siniestra.- Pero mi plan no era hacerte creer que era tu Sam por mucho tiempo, vine a cumplir mi promesa.- Empiezo a retroceder, mis ojos aunque asustados lo miran de manera furiosa.

-¿Dónde está?- Pregunto en un gruñido.
Junta sus manos y sonríe maliciosamente.-¿Quieres verlo?- Pregunta.
Mi corazón se detiene. Sam está aquí.
Asiento con mi cabeza de manera rígida.
Entonces chasquea sus dedos y de momento a otro ellos se hacen visibles.
-¡No!- Mi grito es desgarrador, sin embargo no tan desgarrador como lo que veo.
Sam está colgando de una soga, sus manos atadas juntas sobre su cabeza, tiene la cabeza caída hacia un lado, sus ojos entrecerrados por el dolor, su torso al descubierto con heridas abiertas y sangrantes. Está vivo pero mal herido y colgando así no aguantará mucho tiempo. Miro al Sam falso.- Bájalo de ahí.- Le pido avanzando un paso.- Por favor no le hagas daño.
-Eso es tierno.- Repite.

Veo detrás de él a un hombre, supongo que es un hechicero y así fue cómo mantuvo a Sam, al verdadero Sam invisible. También puedo adivinar que el mismo hechizo le prohíbe a Sam teletransportarse.

Dos contra uno.- Me pregunto si me rogarás de esa forma cuando sepas la verdad.- Sus palabras me desconciertan pero no soy capaz de centrarme en él, no puedo dejar de ver a Sam colgando, todo su peso recae en sus brazos. Su mirada es de dolor, sus ojos verdes se encuentran con los míos y también logro percibir miedo.
-Por favor, haré lo que quieras pero no lo lastimes.
Scott no se mueve, no dice nada, se limita a mirarme con odio, con unos ojos verdes que no le pertenecen en absoluto.
-Por favor.- Le pido.
-¿Acaso crees que te tendré compasión cuando asesinaste a mi compañera?- En un abrir y cerrar de ojos está frente a mi, agarrándome del cuello, el dolor me hace jadear y puedo escuchar el grito de Sam.
-¡Suéltala!- Sam habla con dificultad.

Ahora entiendo el dolor en mi cuerpo, es sólo una porción de lo que él está sintiendo ahora. No lo vi antes.

Veo los ojos de Scott, o mejor dicho los de Sam.- Oh vamos Samuel, ya no tienes que fingir que la amas.- Me sacudo cuando el aire se me hace insuficiente y sus palabras no ayudan. Me deja caer al suelo y yo me agarro del cuello tratando de recuperar el aire jadeante.

-¿A q-qué te r-refieres?- Pregunto entre jadeos.
Lo miro desde abajo.
-¡No!- Dice Sam. Y recibe como respuesta un tambaleo de la cuerda, veo al hechicero apuntar hacia él, el viento empieza a soplar furioso y hace que Sam se mueva de un lado a otro, lo están torturando.
-¡Basta!.- Pido sin aliento.
-Mi don no sólo me permite convertirme en la persona que quiero.- Se arrodilla frente a mi, mirándome con repulsión.- También me permite ver a través de esa persona, vivir cada momento de su vida, sentir sus emociones, leer lo que piensa...- Sonríe.- Debo admitir que mis planes no eran tan buenos antes de meterme en la cabeza de tu compañero. Mi plan era matarlo y hacerte ver cada momento de su fea agonía, pero cuando vi... uf, ni te imaginas lo que vi.- Se ríe.- Cambié de opinión, te voy a hacer sufrir con la verdad, luego lo mataré o bueno, quizá te deje asesinarlo por tu cuenta y luego te mataré a ti.

Sus palabras son crueles, carente de cualquier emoción que no sea rabia.

Cuando miro hacia Sam otra vez, me doy cuenta de que su miedo no es sólo por lo que va a pasarme, sino por lo que Scott va a decirme. Mi mente empieza a procesar todo y crear teorías sobre lo que se trata. Sé que el pasado de Sam es oscuro y doloroso, que justo eso lo hizo ser cruel a veces e incluso insensible, entiendo que tuvo que hacer cosas malas que todavía lo persiguen en sus sueños y siempre me dije a mi misma que si iba a quererlo, tendría que ser con todo y sus demonios personales. Así que miro a los ojos del Sam falso y digo:

-No hay nada que Sam pudiera hacer en su pasado que pueda asustarme y mucho menos, querer hacerle daño.
El gato de Alicia en el país de las maravillas sonríe menos que el tipo que tengo frente a mi.
-¿Quieres apostar?

Mi corazón me advierte que está a punto de ser herido y mi mente me grita que tenga cuidado.

-Confío en él.
-Grave error niña.

Se pone de pie, vestido de negro con su camisa manga larga, su pantalón negro y botines militares del mismo color parece la mismísima oscuridad. Le lanzo una última mirada al verdadero Sam antes de escuchar lo que Scott tiene que decirme.

La mirada que me lanza es de angustia, veo las lágrimas recorrer sus mejillas.

-Me imagino que has escuchado hablar sobre Isak, en su mente vi que te hablaba algunas cosas de él.- Asiento.
-¿Qué tiene que ver él en todo esto?
-Todo.- Dice él. Mi ceño se frunce.- Ninguno de nosotros olvidaremos lo que pasó ese día en aquel pueblo abandonado, cuando tu grupito y tú se enfrentaron a nosotros, claro que ustedes quedaron como los héroes.- Se burla.- Sin embargo, para los que perdimos a alguien por culpa de aquella revolución, no son más que escoria y un blanco que debe ser destruido.- Se gira para Sam.-¿O no, querido amigo? Si mal no recuerdo, esos fueron tus pensamientos.- Vuelve a mirarme a mi.- Ese día Isak murió.
-Eso ya lo sé, Sam me lo contó.
Por eso Sam estaba tan enojado con todos los del grupo, porque nosotros habíamos participado en esa guerra, la guerra en que su mejor amigo murió.
Unos dedos son colocados bajo mi mentón y soy obligada a ver a Scott.- Pero eso no es todo, apenas está comenzando.
-¿Quieres saber cómo murió Isak?- No contesto, el miedo no me deja.- Fue atravesado por una espada, justo en el corazón. ¿Quieres saber quién lo asesinó?- Pregunta. La forma me revela la respuesta, todo parece parar en ese segundo cuando comprendo todo, cuando me doy cuenta de la respuesta, pero no tengo que decirla en voz alta, él lo hace por mi.- Tú, tú lo mataste.
-¡Basta!- Ruge Sam desde arriba.-¡No lo hagas!
Scott se gira hacia él.- Pero qué egoísta eres querido clon, ¿Acaso no es mejor que muera sabiendo la verdad?

Todo se empaña a mí alrededor.
Yo lo maté.
Yo maté a Isak ese día, una persona muy especial para Sam. Le arrebaté a su primer compañero.
¿Cómo es que puede siquiera ver en mi dirección sin querer hacerme daño?¿Cómo siquiera puede estar enamorado de mi?
Una lágrima se derraba por mi mejilla al darme cuenta todo el daño que le causé, el enorme vacío que dejé en él cuando maté a Isak. Scott limpia la humedad de mi rostro con falsa dulzura, sólo está jugando conmigo.
Yo ya no soy capaz de mirar a Sam a los ojos. Me repudio a mí misma. Le hice daño a quien quiero, le robé a alguien importante.
-Oh cariño, no te sientas tan mal.- Miro hacia Sott.- Ni Isak ni Sam eran un par de angelitos. Recuerda por qué estabas ese día ahí, para vengarte de los nuestros ¿Cierto?- Ladea la cabeza. Trago saliva.- Sí, estabas por eso, todos ustedes lo estaban. Pero bueno, vamos con la segunda parte de la historia. Por si lo habías olvidado en todo este tiempo que estuviste durmiendo la misma cama de Sam, acurrucada en sus brazos y sintiéndote segura en ellos, él es un cazador y adivina qué.- Se ríe, fuerte y duro, la risa más macabra que he escuchado en mi vida, una risa que me hace estremecer, que llega hasta mis huesos y es cuando me pregunto si esa risa pertenece a Sam o es de Scott.- Él es un cazador y por mucho tiempo, tú fuiste su presa.

Sus palabras me hacen retroceder, me alejo de él, de sus ojos acusadores.
-¿A qué te refieres?- Sacudo la cabeza.
Se cruza de brazos.-¿Acaso pensabas que el cazador Samuel Morrison dejaría que el asesino de su compañero se marchara sin consecuencias?- Los huesos se me vuelven de piedra y mi cuerpo empieza a pesar, mis piernas empiezan a ceder. Por favor, que esto se aun sueño, por favor, quiero despertar.
Sam, por favor dime que no es cierto...
Lo lamento...
Escucho su respuesta como un susurro desgarrador. Cierro los ojos con fuerza para evitar que Scott vea el dolor en ellos.

-Sam te vio asesinarlo y juró venganza, te vio marcharte desde arriba de uno de los edificios y te siguió hasta Canadá.- No, no por favor. ¡Que pare!- Si te preguntas por qué no te asesinó desde el primer segundo en que se dio cuenta que habías robado la vida de Isak, contestaré a tu pregunta, porque es un cazador y los cazadores amamos asechar a nuestras presas, asustarlas y ver ese miedo en sus ojos antes de hacer que sus corazones se detengan.- Abro los ojos cuando lo siento acercarse, y sí, sé que ve miedo en mis ojos, también dolor. Mi corazón se está haciendo pedazos, no sólo mi corazón, también mi alma.- Sam empezó a seguirte, estudiar tus movimientos, se convirtió en tu sombra y luego decidió hacer un movimiento diferente, ese día en la librería no fue un encuentro casual, aunque el del edificio si lo fue, él no sabía que estarías esa noche ahí pero claro, no quiso desaprovechar la oportunidad.- Retrocedo cuando lo tengo a centímetros de mi, retrocedo, retrocedo, mi mente también lo hace a esa noche.-¿Qué crees que te hizo casi caer esa noche Abigail?- El dolor llega a mi pecho como latigazos, mis hombros caen, mi visión se empaña. Todo fue una mentira, Sam me mintió y no sé si odiarlo a él por fingir todo esa noche u odiarme a mi misma por ser un monstruo.- Fue Sam, esa noche ibas a morir, mientras tú aguantabas colgada ahí, rogando por aguantar un poco más, él se fumaba su cigarrillo, imaginando tu muerte, tu sangre empapando las baldosas de ese callejón.- Estoy llorando, me estoy rompiendo cada vez más. Me estoy rompiendo ¡Me estoy rompiendo!- Y cuando pediste ayuda, tu grito le fascinó y decidió que esa sería una muerte demasiado rápida para ti. Decidió romperte desde adentro.- Como ahora lo estoy haciendo.- Por eso se acercó a ti, no porque le importaras, no porque fuera una casualidad del destino. La segunda vez que lo intentó fue en esa librería patética, vio a tu amiga esa que se convirtió en Caníbal atacarte, dejó que te empujara a través de esos estantes, vio tu cara de dolor con cada golpe que recibías y cuando Tessa casi te muerde tomó una decisión, intervenir, pero no porque le importaras, no, porque él se decía a sí mismo que debías morir únicamente por su mano.- Me atraganto con mis sollozos. Con los labios temblando miro hacia Sam, me está viendo. Todo fue mentira, fui una estúpida. Creí en él.- Oh, y que no se me olvide, cada noche que te visitaba cuando dormías imaginando tantas formas de hacerte pagar, sí, debo admitir, lo impactaste, no eras lo que pensaba, cuando en el hospital encendiste esa alarma para darle tiempo de salir lo sorprendió, empezaste a arruinar sus planes y escúchame bien cuando te lo digo, él se arrepintió cuando te propuso ser compañeros en cuanto las palabras salieron de su boca.- Scott levanta su puño y lo estrella contra mi pecho, me escucho soltar aire y me doblo por el dolor, Sam empieza a gritar que pare.-¿Qué te dolió más Abigail? ¿La verdad o el golpe?- Respiro profundo una y otra vez, sintiendo la punzada aún en mi pecho. No me preparo cuando el segundo golpe viene e impacta en el mismo lugar. Grito y caigo de espaldas, sin embargo no toco el suelo porque Scott me agarra del cabello y tira de mi hacia arriba, el cuero cabelludo me quema y más lágrimas se escapan de mis ojos, estás por el dolor físico.-¿Qué te dolió más?- Vuelve a preguntar.

Estoy jadeando cuando contesto:- La verdad.- Un patético sollozo se escapa de mis labios al hablar y puedo ver en su mirada cuánto lo satisface. El siguiente golpe me lo da en el rostro. Su puño impacta contra mi labio y siento la piel siendo rasgada de la esquina. Saboreo la sangre mientras se mezcla con la saliva.

Cuando veo a su puño retroceder para encestar otro golpe lo detengo en el camino, mis dientes están apretados por el esfuerzo y el dolor. Scott ni siquiera parece sorprendido ante mi movimiento.
-¿Crees que puedes vencerme?- Pregunta divertido.- Michael.- Dice Scott, inmediatamente el hechicero avanza hacia nosotros, su mirada gélida puesta en mi.- Enséñale a la chica lo que pasará si se resiste a mi.- El hechicero sonríe y luego miro cómo la cuerda que sujeta a Sam se tensa y se suelta de la rama del árbol. Sam empieza a caer, me quedo sin respiración, la caída es muy alta. Pero entonces se detiene, la soga vuelve a engancharse en una rama, Sam suelta un grito de dolor cuando sus brazos toman todo su peso y veo cómo su hombro se desencaja.
-No.- Susurro.

-Increíble.- Dice Scott.- Aun sabiendo la verdad sobre él, la forma en que te mintió, en que intentó acabar con tu vida lo defiendes. No sé si eres demasiado estúpida o demasiado humana, supongo que las dos cosas son malas.- Me toma del pelo y me hace chillar por la sorpresa, cuando intento alejarme y forcejar en su agarre vuelve a hablar.- Eh eh, recuerda lo que le pasará a tu querido Sam si te resistes.- Y mientras Scott tira de mi cabello con fuerza, mis ojos se dirigen a Sam herido y colgando, al Sam que me mintió desde el principio, que intentó asesinarme. Y también veo al Sam destruido por mis acciones. Soy un monstruo, eso lo descubrí hace tiempo. Mis manos están manchadas con sangre que parece tinta permanente, el peso de todas las muertes recaen en mis hombros pero un nombre sobresale ente todos ellos, Isak, escuché un poco de su historia por Sam, demasiado joven para morir, así como Caín, yo fui su verdugo, al igual que las muchas otras muertes. E incluso sabiendo ahora toda la verdad, o mejor dicho, todas las mentiras desveladas, dejo de forcejar. Y cuando recibo otro golpe en mi costado, cuando recibo el siguiente en mi estómago, mis ojos no se dirigen a otro lado que no sea a los de Sam. Miro su boca abrirse por los gritos, pero no los escucho.
Me rompiste Sam.
Me rompiste desde adentro.
Estos golpes me desgarran la piel, pero tú me desgarraste el alma.

Sam está llorando. Veo sus ojos cerrarse mientras las lágrimas mojan su rostro, veo el temblor de sus labios y el de su cuerpo por los sollozos. Yo ya no estoy de pie, estoy en el suelo, Scott está sobre mi, magullando mis costados.

Sam una vez dijo que mi corazón iba a ser la razón de mi muerte. Tenía razón.
No lo hagas.
Escucho sus lamentos en mi cabeza.
No te dejes vencer así, no te preocupes por mí, no valgo la pena.
No soy capaz de contestar, no sólo por el dolor que su voz me produce, sino porque estoy casi inconsciente.
Mis ojos empiezas a entrecerrarse.
¡No lo hagas! Maldita sea Abby, por favor no cierres los ojos.
Otro golpe, esta vez en mi mejilla, aparto la cara y pierdo la visión de Sam colgando.
¡Por favor! Te lo pido, hay tantas cosas que tengo que explicar, tantas cosas por decir, no te rindas ¡Lucha!
Estoy siendo levantada del suelo y luego tumbada otra vez por una patada.

Cuando dejo de torturarme a mi misma por mis pensamientos y por mis lamentos, por fin veo las cosas con claridad.

A pesar de lo dolida que estoy internamente y también físicamente, no puedo dejarme vencer así. Tengo una familia, una gran familia, tengo una promesa que cumplir y un grupo que dirigir.
Y entonces me estoy levantando, me levanto de las cenizas de las que ahora estoy hecha y enciendo el fuego en mi interior. Cuando Scott me toma del cabello para regresar a golpearme, se encuentra con mi cabello hirviendo, con un siseo aparta su mano y retrocede, yo quedo de rodillas. Mis ojos están entrecerrados por el dolor y empañados por la sangre. Pero eso no me detiene cuando me pongo en mi pie, aún con el cuerpo temblando. Y antes de atacar, le mando un mensaje a Sam.
Esto no es por ti, es por mí.
Y como respuesta recibo algo de él. Todo el cuerpo me duele pero con cada movimiento que hago, con cada paso que doy me doy cuenta de algo. De la fuerza que crece cada vez más en mi interior, que tonifica mis huesos, que cubre mi sangre, que cierra mis heridas y me hace más veloz. No necesito mirarlo para saber lo que Sam está haciendo. Y a pesar de que mi corazón está hecho trizas, sigue latiendo. Por él.
Mi fuerza está restaurada en segundos y veo a Scott abrir sus ojos sorprendidos y enojados. Cuando empieza a acercarse mando tres bolas de fuego en su dirección, estas impactan contra un escudo invisible.
Luego tomo toda esa ira, todo ese dolor, toda esa tristeza y creo un huracán con esas emociones.

Abro mis brazos y le doy bienvenida a mi poder. El fuego empieza a arremolinarse a mi alrededor, las hojas sueltas de los árboles empiezan a mecerse e ir en mi dirección para ser consumidas por mi fuego y vueltas cenizas, las ramas de los árboles se empiezan a mecer, como consecuencia, Sam también.
Estoy en medio del ojo del huracán. Mi fuego aún está contenido, si lo liberara estoy segura de consumiría el lugar. Pero no es a Old Town que quiero consumir, es al escudo de Scott.
Cuando doy con él, veo por primera vez desde que me topé con él, algo de miedo.
Coloco mis brazos en una X sobre mi pecho y cuando los separo, mi fuego sale disparado contra el escudo de Scott.

Mi grito es tan fuerte que puedo sentir las vibraciones hasta en mi estómago. Esto es justo lo que soy. Un huracán, y depende de mi a quien arrastro con él, depende de mi si me dejo arrastrar.

Y yo no soy de las que se arrastran.

El escudo ya no es invisible, puedo ver las grietas formándose en él. Detrás de mi siento una ráfaga de poder, algo que me produce sacudidas bruscas en el cuerpo, una de mis rodillas se dobla y grito con dolor, pero como si mi fuego supiera que no puede detenerse, sigue fluyendo a través de mis brazos hacia Scott que se encuentra con los brazos frente a él tratando de proteger su rostro de la fuerte luz del fuego. Y cuando me giro, veo al hechicero listo para lanzar otro golpe de magia.

El hechizo de contención de Sam, el escudo de Scott y ahora estos ataques. Todo es demasiado para este hombre, y me doy cuenta de que si lo ataco no será capaz de bloquearme. Sonrío de manera malévola antes de dirigir la mitad de mi fuego hacia él. Con mis brazos extendidos los ataco a ambos. Cuando el escudo de Scott se rompe es el momento en el que el hechicero muere. Me detengo tomando aire y miro hacia las cenizas en el suelo donde antes estaba el hechicero. Miro hacia Sam al cual mi fuego no tocó.
Mis manos están temblando a mis costados.
Soy un huracán.
Soy el huracán.
Lánzame al infierno y saldré de ahí con una corona de fuego en mi cabeza.
Puedo sentir el corazón de Sam latir lentamente contra el mío. No será capaz de teletrasportarse solo.
Veo al chico colgado medio muerto y me estremezco cuando no siento odio o rencor por él, quizá estoy demasiado dolida como para sentirlo ahora. Levanto mi brazo mientras me acerco a él, sus ojos se abren con miedo, sí, veo miedo en sus ojos y eso me duele incluso más. Lanzo una ráfaga de fuego hacia la cuerda que lo sostiene y cuando se rompe y empieza a caer me abalanzo hacia él y amortiguo su caída lo más que puedo. Los dos caemos al suelo, escucho sus débiles intentos de jadeos, lo dejo en el suelo mientras me arrodillo a su lado y empiezo a desatar sus manos. Toda la valentía que sentí hace unos segundos se ha ido cuando me encuentro con sus ojos.

-¿Creíste que te haría lo que a ellos les hice?- Lanzo la soga lejos, él se queda quieto mirándome, sus ojos rojos y llenos de dolor.
-M-me lo merezco.-Dice suavemente.- Por t-todo el dolor que t-te he causado hoy.- Le cuesta hablar pero logro entenderlo a la perfección.

-Me mentiste.- Digo con los ojos apretados.- Todo lo que pensé que sentías por mi fue mentira, incluso el vínculo...
-No.- Dice rápidamente.- No todo fue mentira, d-debes creerme.

Sacudo al cabeza.-¿Cómo quieres que te crea si no te conozco?

-P-por favor, déjame explicarte...
-Sólo voy a preguntarlo una vez...- Digo. Pasos se acercan, todos empiezan a llegar, escucho a Natalia llamarme preocupada pero levanto una mano en el aire para decirles a todos que esperen sin dejar de mirar a Sam.-¿Intentaste matarme?¿Aquella noche en el edificio, en la libraría... realmente querías vengarte de mi y por eso te acercaste?

Sus labios se entreabren, vuelvo a ver lágrimas rodar por su rostro, llenándolo de lodo y cenizas.- Sí.-Dice y yo sólo cierro los ojos para evitar que vea cómo me derrumbo desde adentro. Pero sé que no sirve de nada, porque él puede sentirlo a través del vínculo, al igual que yo siento su dolor.- Abby...
-No.- Digo con rabia, cuando abro mis ojos trato de cubrir mi dolor con el enojo. Me levanto dejándolo ahí llamándome. Cuando me giro veo a todo el grupo menos a Caín, Drew y Lukas. Todos miran asustados a su alrededor, los árboles están quemados, lo único que protegió a Sam de morir quemado fue mi poder. La hierba está seca y negra cuando la piso. Devon y Cam corren en dirección a Sam y los escucho preguntar preocupados sobre lo que ha pasado.

Cuando me acerco al grupo, a la familia que casi dejo atrás por mi estupidez me hago la fuerte.

-¿Pero qué pasó aquí?-Pregunta Natalia asustada.
-Escuchamos tu grito y vimos lo que parecía un torbellino de fuego desde la distancia.- Dice Elías.
-No fue un torbellino.-Digo con voz ronca.- Fue un huracán.
-¡Oh por Dios!- Murmura mamá mirando hacia el otro lado del bosque. Todos nos giramos en esa dirección. Y ahí es cuando veo al hombre alto y musculoso cojear hacia nosotros, su rostro y brazos lleno de ampollas y su vestimenta agujerada y quemada. Scott sobrevivió.

James se mueve en dirección a mi madre y a mi y se pone frente a nosotras, el resto saca sus armas preparados para atacarlo si es necesario.
Su rostro ahora da incluso más miedo que antes, lleno de sangre y carne viva.

Sus ojos me encuentran y me señala con un dedo.- Yo te reto a ti Abigail Williams a que luches contra mi.- Su voz me recuerda a los gruñidos que producen los caníbales.-En un duelo a muerte.

James contesta por mi.- Ella no tiene que aceptar eso Scott, no es una cazadora.

Scott se ríe, su carne viva se estira y sangra.- Mírenlos, protegiendo al monstruo detrás de ellos.

Cuando miro a mi alrededor me doy cuenta de que así es. Mis padres en frente, Zack, Jesse, Natalia y Maggie a mi lado derecho, los gemelos, Aria y Julian al lado izquierda.
No necesito que me protejan.

Empiezo a apartarlos mientras avanzo hacia adelante, separo a mi mamá de James para poder pasar, escucho la exclamación de mamá y la mano de James tomando mi brazo para frenarme.

-Acepto el reto.- Digo con voz firme.
-No.- Dice mi madre.

Pero no tengo miedo, ahora sé el verdadero alcance de mi poder. Soy un huracán, soy una guerrera, soy Abigail Williams, sé quién soy.

Miro hacia la familia detrás de mi.- Es mi decisión.

Y luego James suelta su agarre de mi brazo y agarra a mamá cuando intenta detenerme.

-Llévenselo de aquí.- Les digo a Devon y a Cam.- Su hombro está desencajado.
Otra vez mi corazón está roto, no sólo roto sino incinerado.
Nuevamente el chico que quería me traicionó.
Sabía que el dolor que Sam me causaría amenazaría con acabar conmigo, no estaba equivocada. Esta traición duele más que la primera. Tal vez porque supe desde el principio que Sam iba a romperme, o quizá, porque de los dos que me traicionaron, del que de verdad me enamoré fue de Sam.
No decidí enamorarme de Jesse, él fue mi primer amor, sin embargo sí decidí enamorarme de Sam, pude luchar contra mi atracción por él, pero en vez de eso la dejé fluir.
Empiezo a caminar hacia Scott. Y mientras lo hago, empiezo a trazar mi plan, perfeccionar cada detalle, porque este plan no sólo nos cambiará a mi familia y a mi, sino también al mundo.
Algo había escuchado de este reto que se da entre los cazadores, pero no tengo que ser una experta para saber que uno de los dos morirá.

Recuerden algo antes de que odien a Sam. Y es que él no es Jesse, tengan eso en cuenta. Yo sé que me quieren matar pero las amo💓

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