Capítulo 34
-Hubo un tiempo en el que tenía la misma pesadilla. Estaba en este mismo bosque, corriendo, huyendo de un cazador. No podía ver su rostro pero podía imaginármelo sonriendo, el miedo invadía mis venas, pero lo curioso es que no me paralizaba, aunque en la realidad mis dones no habían sido activados en mi pesadilla el fuego venía a mi como catalizador del miedo y atacaba al cazador, pero entonces moría, porque no se trataba de un solo cazador, sino de varios. Recuerdo lo asustada que me sentía al despertar, sabiendo que eso podía sucederme cualquier día. Ahora todo eso parece lejano, incluso la pesadilla. Ahora tengo otros miedos, miedos que sí son reales, problemas que buscan cómo consumirme día a día ¿Y sabes lo que da más miedo? Que no se puede despertar de esto. Parpadeo pero mis problemas siguen aquí, incluso los problemas de afuera amenazan con derribar el muro invisible que nos protege de manera temporal. La vida ahora es como un reloj de arena, el tiempo se nos está agotando.- Miro hacia el cielo, la luz del sol pasa a través de las ramas, lo contrario a mi sueño, en él era de noche. Y el cazador que tengo frente a mi me escucha con atención y pasión, no busca hacerme daño, lo contrario, se acerca a mi, me toma del cuello y dirige mi cabeza hacia su pecho. No siento miedo de él, estoy enamorada. No corro lejos, me acerco.- Antes podía imaginarme un futuro, ahora sólo ruego por tener otro día de vida. Tengo miedo, Sam, no sé cuánto tiempo más pueda vivir así.
-Yo también tenía pesadillas.- Contesta él, puedo sentir la vibración de sus palabras en su pecho, sus manos recorren mi cabello y mis brazos se envuelven a su alrededor.- En ellas, mis padres me daban a elegir mi destino, la primera opción era tomar mi título y honrar a la familia, la segunda opción era rechazar mi sangre y vivir entre el exilio de los míos, lejos de mi familia y siendo criado por personas que no eran mi familia, yo siempre escogía lo mismo, escogía el lado más sangriento. Me vi crecer en los sueños, sentí el dolor del pasar de los años y mi evolución, lo peor era ver el rostro, siempre el mismo rostro del primer hombre al que maté, podía sentir su sangre recorriendo mis dedos, escurriendo hasta el piso y podía escuchar sus sonidos al morir.- Me tenso en sus brazos.- Y luego vinieron más rostros, más voces, más sangre, pero nunca olvidaré su rostro. Y entonces, cada vez que despertaba me daba cuenta de que cada una de esas personas se volvieron mis demonios personales, que me hablaban desde adentro y me exigían el porqué de su muerte, nunca tuve voz para contestar. Entonces me encerré en la oscuridad con ellos, me permití sentir sus dolores. Me mantuve encerrado por años, dejé de sentir y entonces dejé de oírlos. Asesiné, robé vidas, derramé sangre. No por diversión, no por pasión, sino porque ese fue el destino que escogí de joven. No quise deshonrar a mis padres y ahora ni siquiera sé si están vivos.- Suelta aire.- Cuando Isak murió...- Su voz se entrecorta.- Me hundí más en esa oscuridad, me dejé llevar por el rencor, por la ira y no sabes cuánto me arrepiento de todo eso. Y entonces te encontré, en medio del caos y la devastación.- Me hace verlo a los ojos brillosos, besa mi frente.- Nunca me imaginé un futuro, nunca quise uno muy largo, hasta ahora, que ruego poder despertar otro día para verte a mi lado, acurrucada a mi lado, con tu hermoso cabello color cobre esparcido por la almohada, y tu cuerpo tan hermoso y fuerte contrastando contra el mío. Sin embargo no tengo miedo. Incluso mientras vivimos entre monstruos y a lo lejos escuchamos los sonidos de bombas, no tengo miedo porque estás a mi lado, quiero que tú tampoco lo tengas y no sabes cuánto daría por retroceder el tiempo y tener la oportunidad de llevarte a una cita, en un lugar bonito y caro.- Sonrío al imaginarme eso, yo con un vestido hermoso, comprado sólo para él, me gustaría que fuera verde, así como sus ojos, y él llevaría un traje negro, una corbata combinando con mi vestido, me miraría y sonreiría, yo me quedaría como boba mirándolo y él se burlaría por eso. Entonces me llevaría en su auto, recorreríamos las calles de Canadá y...
-No.- Interrumpe mis pensamientos, es cuando me doy cuenta de que me estaba comunicando con él.- No te llevaría en mi auto, nos teletransportaría a París, te llevaría a comer pizza y conocer la Torre Eiffel sólo para ver ese brillo en tus ojos. ¿Sabes qué haría después?- Niego con la cabeza, él acerca su rostro al mío y luego me habla al oído, su aliento me hace cosquillas.- Te haría el amor, lento y suave.- Suelto aire ante su tono ronco, sus palabras me hacen cerrar los ojos e imaginarme el momento.- Te diría lo hermosa que eres, besaría cada parte de tu cuerpo, sería como un ritual sagrado para mí y entonces nos quedaríamos tumbados, mirándonos, tomando aliento y luego te besaría y otra vez, y otra, hasta que te quedaras dormida.- Cuando abro mis ojos me encuentro con los suyos, me escanea, yo sólo soy capaz de sonreír.¿ Cómo es él capaz de hacerme sentir tan bien en medio de este desastre?
-Espero que seas un caballero y...- Sonrío.- Que cuando me haya despertado tú estés a mi lado, mirándome y sonriendo por lo hermosa que me veo al despertar.
Toma mi rostro con ambas manos y besa gentilmente mis labios, me dejo llevar por el momento, por la sensación de éxtasis en mi cuerpo.
-Es lo que hago todas las mañanas pastelito, es por eso que no tengo miedo.
De pronto la pesadilla que me atormentó durante años es sustituida por este momento. Ya no es de noche, es de día, ya no hay un cazador viniendo por mi, hay un cazador sosteniéndome entre sus brazos y diciéndome lo hermosa que me veo al despertar, ya no hay nada atravesando mi pecho, excepto mis sentimientos por él, y ya no hay miedo, sino u lazo entre ambos. No estoy asustada, sino enamorada y quizá algo más.
No digo nada al respecto, me limito a sonreír y darle un beso en la esquina del labio.- Vamos Sammy, vamos a que patee tu lindo trasero.
Se ríe.-Ese apodo es nuevo y...¿Acabas de decir que mi trasero es lindo?- Levanta una ceja.
-No lo será por mucho tiempo.
Nos pasamos toda la mañana entrenando, esta vez no me enseñó de manera suave, bueno, no es que haya sido suave antes pero ahora todo era más serio, tenía que aprender tácticas demasiado rápidas, necesitaba esquivar los golpes y combos que me lanzaba, incluso poder manejarlo a través de su teletransportación, en otras palabras verlo desaparecer y esperar alerta el lugar en donde reaparecerá, nunca adiviné, siempre caí al suelo. Pero así se empieza.
También discutimos sobre Scott, hablamos sobre los golpes que más usa y sobre las debilidades a la hora de pelear que Sam vio durante sus momentos con él, al parecer deja su costado derecho al descubierto con facilidad. Sam me enseñó una combinación de golpes para ese caso, un golpe en falso para que dejara su costado al descubierto, luego un golpe justo ahí y a la garganta. Ejercitamos ese movimiento por horas hasta que fui capaz de pasar por las barreras de Sam y lograr golpearlo de verdad. Y en vez de preocuparme por si estaba herido o preguntarle si le había roto una costilla me puse a dar brincos y a gritar como loca que lo había logrado, claro que él buscó una forma de castigarme.
Por la tarde fue mi turno de cuidar a Caín.
Entré a su casa, me había duchado antes de venir y aproveché para llevarle una caja de galletas que encontré en la alacena de Sam. Abrí la puerta para encontrarme con Caín y Lukas sentados en el suelo y jugando Jenga.
-Sinceramente no esperaba esto.-Sonrío dejando las galletas en el sofá a mi lado. Ambos levantan la mirada sonrientes, son tan lindos juntos, parecen hermanos, incluso diría que lo son si no fuera por la diferencia de apariencia. Lukas tiene el cabello oscuro, Caín casi blanco, los ojos de Luks son prácticamente negros y están por debajo de sus lentes, los ojos de Caín podrían ser naranja. Sin embargo mirándolos reír, compartir este tipo de momentos uno deja las diferencias a un lado y ve a través de eso, a ese par de chicos que buscan en el otro algo de calor fraternal.
-¿Qué esperabas?- Me pregunta Caín con los ojos divertidos.-¿Cosas flotando en el aire?
-¿Un caldero burbujeante?- Murmura Lukas tratando de contener la risa.
-O gatos negros reunidos por toso el lugar.- Termino por ellos.
-Terminamos de hacer eso hace una hora.- Dice Caín.- Vinimos aquí para descansar pero entonces Lukas dijo que jamás había jugado a Jenga y no pude dejarlo así.
-Oh, yo sí jugaba.- Recuerdo mis momentos con Jared.- Mi hermano siempre ganaba, pero en serio, yo sé que hacía trampa.- Les aseguro con los ojos entrecerrados.
-¿Cómo está Jared?- Pregunta Lukas.
-Bien, Drew vio su herida y la de Karum.
-¿Te contó cómo llegaron hasta ese edificio?- Asiento.
-Estaban en México y de pronto vieron a un grupo de hombres acercarse en una camioneta negra, no tuvieron tiempo de moverse, al parecer les lanzaron un hechizo para dormirlos y se los llevaron, despertaron en las celdas.- Miro a Lukas.-¿Te llevas bien con él?
Asiente sonriente, oh Dios, parece tan joven, me recuerda a mi hermano de pequeño.
-Sip, al principio él estaba al lado de mi celda y Karum del otro, cuando nos llevaban raciones de comida cada uno dejaba un poco para mi ya que de los tres sólo a mi me hacían pruebas y me sacaban el jugo, luego se los llevaron a otras celdas, sentí el golpe al instante. Ya no tenía con quien hablar, él me habló de ti ¿Sabes?
-¿En serio?¿Que te dijo?
-Que eres una leyenda y que está orgulloso de ser tu hermano.- Mi pecho se hunde y mis labios tiemblan.
-Huh y tú hablado sobre lo tramposo que es.- Repica Caín negando con la cabeza.- Pero qué hermana...
Lo miro mal, de hecho los miro mal ya que ambos empiezan a reírse.
Pero luego Caín hace una mueca y se toca el estómago, la risa de Lukas se detiene.
-¿Qué sientes?- Pregunto levantándome del sillón con las manos temblando.
-Es mi estómago.- Hace una mueca.- Me duele.
-Ayúdame a llevarlo a su habitación.- Le digo a Lukas.
-No... Quiero seguir jugando.- Dice Caín, y mi pecho se hunde.
Caín sólo quiere seguir jugando con Lukas...
Trato de que no vea el temblor de mis labios mientras lo levanto. Lo hago colocar su brazo por encima de mis hombros y Lukas hace lo mismo. Entre los dos lo subimos por la escalera.
-Seguiremos jugando arriba.- Lo tranquiliza Lukas.
Lo recostamos en su cama, puedo notar que su temperatura es alta, más alta de lo normal, está pálido y sus labios resecos.
-¿Quieres agua?- Le pregunto. Asiente con dificultad, empiezo a alejarme pero Lukas me detiene.
-Yo voy.
Lo veo salir de la habitación y me acerco a Caín para acomodar su almohada.
-Jugaba Jenga con mis padres.- Lo escucho decir. Me detengo en seco.- Todas las noches antes de dormir, era como una tradición.
Me siento al borde de la cama y recuesto mi espalda contra la pared.- Mi padre me explicó como jugar y admitió que...-Se ríe, una risa de verdad pero interrumpida por el dolor.- Me admitió que a veces cuando jugaba con mamá hacía trampa.
Sonrío.-Y luego los asesinaron.- Mi sonrisa se borra.
-Entonces no tuve con quién más jugar Jenga, tampoco pude ver a mi hermanito crecer.
Me mira, sus ojos antes llenos de diversión, ahora están carentes de brillo.- Me pregunto si Jason habría crecido así como Lukas, con tanto poder, tanta vida. Si él me habría amado.
-Claro que sí.- Digo con voz suave.-¿Por qué no habría él de amarte?
-Porque soy un monstruo.
-No, no lo eres, no aceptaré que digas eso.
-¿Por qué? Dame una razón para no decirlo, para creer que cuando muera iré al cielo.
Me acerco más a él y tomo su mano, él entrelaza sus dedos con los míos.
-Te daré muchas. Primero, reuniste a un grupo de chicos sin un hogar, si nadie que pudiera cuidarlos y los hiciste tus hermanos, rescataste a las hermanas de las calles en aquella noche lluviosa y no pediste nada a cambio. Reuniste a un montón de gente y las armaste de valor para luchar contra lo que más temían, liberaste a una raza entera, desvelaste el secreto de los Primeros, nos salvaste, tanto a mi familia como a mi y a todos los que estamos aquí de sufrir lo que mucha gente está sufriendo ahí afuera, nos mantienes vivos con cada respiración tuya, incluso ahora que estás enfermo no te preocupas por ti mismo, sino por ese chico que jamás pudo jugar un juego de mesa y a pesar del dolor te sentaste en el suelo a enseñarle, tú me hiciste quien soy.- Las lágrimas salen tanto de sus ojos como de los míos.- Yo era débil, tenía valor, sí, pero tú me forjaste, me hiciste fuerte y déjame decirte, fue un honor pelear cada vez a tu lado.
Sus manos tiemblan sobre las mías.
-N-no quiero morir.- Dice entre sollozos, lo veo romperse frente a mi, veo al chico fuerte bajar por completo sus defensas.
Deja salir respiraciones entrecortadas y lo ayudo a sentarse para que no se ahogue. Su revelación me hace estremecer. Nadie quiere morir, y menos siendo tan joven.- La muerte es a lo único a lo que le temo, fue quien se llevó a mis padres y a mi hermano, fue quien se llevó a Natasha y a tu padre, fue quien se llevó al hermano de Zack y ahora quien se roba las vidas en las calles y dentro de unos pocos días, también me llevará a mí.
Veo a Lukas en el borde de la puerta con sus ojos brillantes por las lágrimas y el vaso de cristal temblando entre sus manos.
Le hago señas para que entre, Caín se seca las lágrimas lo más rápido que puede y acepta el agua.
Lukas se sienta a su lado y le toca su cabello.
-No quiero que te vayas.- Le dice a Caín.- Nunca antes alguien se tomó su tiempo para entenderme, para preguntarme si estaba bien o si necesitaba algo, hasta ti. Lamento lo de tu familia, sé lo que se siente, yo también perdí a los míos.
Caín sonríe tristemente y luego se gira hacia mi.- Abby ve a mi closet y saca una caja café por favor.
Me levanto con piernas temblorosas, temiendo lo que me encontraré ahí dentro. Busco entre sus pares de zapatos hasta que doy con la caja, una caja de cuero color café y debo admitir, bastante pesada.
Se la tiendo y la abre.
Lo que veo ahí son un montón de cosas reunidas. Lo primero que logro identificar es el libro de Mitos y Leyendas y viejos recuerdos vienen a mi mente.
Se lo tiende a Lukas.- Esto me lo dejó mi madre, tiene algunos hechizos, documentó su embarazo y tiene alguno que otro secreto, sólo se lo he dado a personas importantes para mi.- Sonrío de lado al recordar que una vez estuvo en mis manos.- Ahora es tuyo, cuídalo bien por favor.- Las manos de Lukas tiemblan cuando lo toma.- Si alguna vez te sientes perdido o solo, sólo léelo.
Remueve algunas otras cosas, saca una daga envuelta en una recubierta por una tela oscura, tiene grabados en otro idioma. Iustitia ad populum .
-Está en latín.- Dice Caín. Recorre las letras con el dedo.- Significa Justicia al pueblo. Era de la familia de mi madre, se suponía que debía dársela a mi alma gemela.- Me mira antes de tenderme la daga. Por un momento no me muevo, quizá sea por el shock o por el dolor de cada palabra suya. Tomo la daga con la mayor tranquilidad que puedo. Es hermosa, la empañadura tiene una piedra roja, me doy cuenta de que es un rubí.
-G-gracias.- Digo nerviosa.
Luego quita algo de su cuello, su collar, y se lo tiende a Lukas para que se lo ponga.- Este collar de protegerá, hará que tu poder se mantenga en control.
Cierra la caja y me la tiende.- El resto que lo tomen los gemelos y Aria.
Asiento y tomo aire.
-Lukas...¿Puedes darme un segundo con Abby?
El chico se retira sin hacer sonido alguno.
-Estoy haciendo esto ahora que puedo, porque dentro de poco no podré ni moverme, no es para hacerte sufrir o a Lukas.
-Lo sé, jamás pensaría algo así de ti.
-Quiero que los guíes Abby, eres mi segunda al mando.
-No sé si pueda hacerlo.- Admito.
-Confío en ti, te vi mejorar cada día, sé de lo que eres capaz.
-¿Y si fallo?
-Entonces vuelve a intentarlo, ninguno de ellos se irán de tu lado, no lo hicieron ni cuando pasé por mis peores momentos.- Se ríe y me saca una sonrisa.
-Está bien, lo haré.
Suspira.- Bien, ahora estoy tranquilo.
Miro hacia su brazo, está amoratado, de hecho, es un color que no debería tener.
-Caín tu brazo...
-Es normal.- Dice.- Drew ya me lo dijo, se pondrá peor, aunque limpiamos ayer la herida, esta no dejará de estar infectada, es parte del proceso, no te asustes.
¿Qué no me asuste? Eso debe estarle doliendo demasiado.
-Yo um... tengo mucho sueño, pero ¿Podrías decirle a Lukas que jugaré otra partida con él más tarde?
Sonrío.- Seguro.
Paso el resto de la tarde subiendo y bajando por esas escaleras, comprobando cada vez que estaba cómo en su cama, pero él nunca se despertó del sueño, se mantuvo tranquilo cada vez y no se movió de su lugar. Para las seis de la tarde tenía fiebre, una muy alta y ni los paños fríos ni el aire acondicionado ayudaron con eso.
Para el segundo día fue peor, llegué de entrenar sólo para encontrarme con Caín vomitando frente al inodoro, con los gemelos sosteniéndolo para que no se cayera y a Lukas con un vaso de agua. Ese día nos quedamos los gemelos, Lukas, Drew y yo.
Para el tercer día le dije a Sam que cambiáramos las lecciones para la noche, así podía pasar la mañana y la tarde con Caín.
Esta vez lo encontré canalizado, Drew le puso suero para hidratarlo ya que todo lo que comía lo devolvía. Y aún acostado sin poder removerse demasiado, le enseñó a Lukas algunos hechizos con Sabrina Y Sebastian respaldándolo.
Cuando terminaron al medio día de conjurar hechizos Lukas le leyó a Caín una parte del diario de su madre y así él se quedó dormido por unas cuantas horas más.
Los gemelos llegaron en la tarde y quisieron hablar conmigo.
-Estábamos pensando en hacer el funeral donde fue antes la comunidad.- Tuve que sentarme.- Ahí empezó nuestro camino, creo que es lo correcto.
-Pero ahí estará demasiado solo...-Digo.-¿Qué pasa si algún día tenemos que irnos de aquí? No podemos... dejarlo.- Mi voz se rompe.
Elías hace un esfuerzo por mantenerse fuerte frente a mi.-Es lo que él quiere, lo dijo una vez.
-De fondo sonará la canción RIP to my youth de The Neighbourhood.- Dice Jordy.
-Y su caja será color caoba.
-Chicos por favor no.... no suelten todo eso así.- Les pido.- Es duro tener que verlo así y luego ustedes vienen hablar de su funeral, no puedo, por favor no me pidan que les ayude a organizar esto.
Ambos me miran con tristeza.- Para nosotros tampoco es fácil, pero no podemos hacerlo solos, los otros también están ayudando, sin embargo también te necesitamos a ti.
Y entonces me doy cuenta de lo que pasa, están esperando que los dirija, porque Caín ya no puede hacerlo.
No puedo ser así de egoísta. Sí, me duele todo esto, sí, me duele escucharlo decir que morirá y ahora me duele que los gemelos quieren que de mi visto bueno para su funeral, pero Caín no querría un funeral.
-Eso suena como despedida.- Digo en voz baja.-¿Acaso no se merece él algo más grande?
Se miran entre sí.-¿Qué propones?- Pregunta Jordy.
-Ustedes encárguense del... del funeral, yo me encargaré de darle una noche inolvidable con todos nosotros.
En cuanto llega Aria para respaldarme voy a buscar a Drew y hablo seriamente con él sobre cuánto tiempo le queda a Caín y con esa dolorosa información empiezo a trabajar, lo primero que hago es ir a buscar a Natalia.
-¿Crees que sea lo correcto?- Me pregunta.- Está muy enfermo Abs, no sé si pueda salir de la cama en sus últimos días.
-Por eso no lo haremos en ese tiempo, lo haremos lo antes posible, para que él pueda recordarlo, para que pueda estar totalmente presente.
-Entonces cuenta conmigo.
Luego de eso me voy a hablar con Sam, le explico las situaciones y lo que quiero preparar para Caín, estamos en su casa, él me hace un poco de té aunque le dije que estaba bien, pero pudo ver que mentía.
-Es algo simbólico.- Le explico mientras miro mis anotaciones.- No quiero que se vea como una despedida, quiero algo que se vea como una reunión y que no sólo se vea sino que también se sienta.
-¿No crees que sería mejor si agregas algo de dinámica?- Pregunta acercándose con mi taza. Le agradezco entre murmuro antes de probarlo.
-¿En qué piensas?- Pregunto yo.
Se pone cómodo en su asiento frente a mi, el comedor es muy pequeño así que cuando estira sus piernas chocan con las mías.
-Bueno, si no quieres que sea una despedida trata de dar un ambiente alegre, sin embargo no puede ser tan alegre, eso se miraría mal, así que puede ser algo sentimental. ¿Qué tal contar historias?
-Me gusta eso.- Digo anotando la idea en mi libreta, una libreta vieja que encontré en uno de los estantes del supermercado abandonado.
-Y no olvides la comida, si vamos a estar al aire libre y contando historias probablemente necesitemos buena comida.
Hago una mueca.- No es que podamos llamar para que nos traigan pizza domicilio ¿Verdad?
-¿No conocen tus amigos hechiceros algún hechizo para engañar al estómago? Puedes servir galletas y parecer que sea una buena rebanada de pizza.
-Rayos, no había pensado en eso, creo que lo comentaré con los hermanos Galeano, aunque recuerda que no pueden gastar sus energías, tienen que conservarla para el hechizo de protección al rededor del pueblo. Por ahora empezaré a poner las decoraciones, las luces... Dios mío, son tantas cosas, necesito que esto salga perfecto.
Sam se inclina desde el otro lado de la mesa y me acaricia el hombro.- Tranquila, saldrá bien ¿Qué dices si te ayudo con el resto de las decoraciones?
-Que sería perfecto.- Sonrío de lado.- Gracias por apoyarme Sam.
-Hay... hay algo de lo que quería hablar contigo.
Frunzo el ceño por su cambio de actitud.-¿Es algo malo?- No soportaría otra mala noticia.
-No.- Gracias a Dios.- Es sobre algo que creo que deberías hacer...
Nos pasamos el resto del día cumpliendo con las ideas de mi libreta, hablé con los hermanos Galeano y al parecer sí había tal hechizo, podía engañarnos con comida deliciosa, sin embargo si lo que de verdad comíamos era tan sólo una galleta entonces nos llenaría como tal, Sam y yo decidimos ir de caza para encontrar algo bueno para comer.
Luego, cuando se hizo de noche nos pusimos a entrenar, no pude concentrarme bien por las palabras de Sam, jamás imaginé que eso saldría de él.
Es de noche cuando empiezo a caminar por el pueblo, poco a poco voy dejando atrás el centro y me voy enrumbando a la salida. A pesar de que hace frío no me detuve para agarrar mi chamarra. Mis pies se mueven por sí solos y ni siquiera duelen mientras camino kilómetros. Soy capaz de ver el letrero que da la bienvenida al pueblo y mi mente me dice que me detenga, que no debo cruzar las barreras ya que si lo hago, no podré volver a entrar. Pero mis pies no se detienen. Mientras más me acerco puedo contemplar más claro la silueta al otro lado de la barrera, un hombre alto con porte elegante. Llego hasta el límite sin cruzarlo y me quedo cara a cara con él.
Mi mente no maquina lo que pasa a tiempo. ¿Qué hago aquí?¿Quién es él?
Soy capaz de ver su rostro una vez que él se acerca unos pasos hacia mi sin poder atravesar la barrera invisible, me quedo sin aliento al ver su rostro, una cicatriz cruza su rostro, le pasa por el ojo, la nariz y una pequeña parte de la esquina de la boca, su ojo izquierdo está ciego.
-¿Quién eres tú?- Pregunto sin aliento, no puedo ocultar el temblor en mis palabras, en parte por el frío y en parte por el miedo. No puedo cruzarme de brazos para calentar mi piel, me mantengo firme en mi lugar sin poder apartar la mirada. Hay odio en sus ojos, ira y dolor. Una mala combinación.
-Soy tu peor pesadilla Abigail Williams, vendré por ti y por los que amas, es una promesa.
Mi mente se desbloquea al fin, y soy capaz de pensar con claridad. Los recuerdos me invaden, sobre lo que le hice a Sofía, sobre lo que Sam y James nos contaron sobre él y sobre su inevitable venganza hacia mi.
-Eres Scott.- Murmuro incrédula. No puede ser, me ha traído aquí, está demasiado cerca de mi. Quiero retroceder pero no puedo, es como si algo me mantuviera encadenada al suelo.
-Lo dices con miedo sin conocerme, sólo espera a que veas lo que soy capaz de hacer, no podrás ni decir mi nombre chiquilla tonta.
Pienso rápidamente en el plan que propuse, sin embargo se me hace estúpido tratar de enfrentarme a él sola, ahora puedo entender por qué Sam se puso tan histérico cada vez que se mencionaba el nombre de Scott. El tipo es del doble de mi tamaño, con músculos que parecen troncos de árboles y su mirada... Dios, su mirada es la mismísima muerte.- No sabía quién era...
-No la menciones.- Ruge con enojo, sus ojos se vuelven dos bolas de fuego.- Tú me la arrebataste, yo te arrebataré a tu compañero, puedo sentir esa conexión en ti, sabré de quién se trata en menos de veinticuatro horas y entonces, prepárate para perderlo.
Me despierto sobresaltada, reboto contra el colchón y eso hace saltar a Sam del susto, sus ojos verdes se abren asustados y su mano va por debajo de su almohada donde tiene un arma escondida. Estoy empapada de sudor, mi pecho sube y baja violento.
-¿Qué ha pasado?- pregunta tensando su mano sobre el arma.
-Y-yo... solamente fue una pesadilla.- Suelta aire al mismo tiempo que lo hace con el arma y me acerca a él para consolarme.
Me pego a su pecho desnudo en busca de calor, increíble, yo, una origen de fuego con frío.-¿Qué has soñado?- Me pregunta suave, pobre, su voz suena adormilada, me siento mal por despertarlo. Pienso en su pregunta, busco cómo sacar el mal sueño de mi pero es cuando me doy cuenta de algo.
-No lo recuerdo.
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