Capítulo 3
No fui al funeral de Tessa. No porque el dolor no me dejara hacerlo así como me pasó con Cody cuando pensé que había muerto. No, ésta vez no fui por una sencilla razón. Odio los funerales.
Sin embargo, mandé a hacer una corona de flores para los padres de ella, y digo para sus padres porque los que necesitan todo eso de las condolencias, palabras de despedida, un funeral memorable y las coronas de flores, son para todos sus seres queridos, aquellos que necesitan un gesto bueno de la vida ante lo que les han quitado. Ese es mi pensamiento. Los funerales no son para los muertos, ellos ya están descansando, son para los vivos.
Otra razón por la que no fui. Tessa fue mi compañera de trabajo y la ayudé en lo que ella me pedía siempre, nos comprábamos café y cuando se podía, aligerábamos el trabajo de la otra, pero eso fue en vida, y es en vida cuando uno debe hacer buenas cosas por aquellas personas, no llorarles cuando estén tres metros bajo tierra.
Era viernes, por ende, debía darle mi respuesta a Jared sobre el viaje a Old Town y para ser sincera, ni yo sabía la respuesta aún.
Una mano se sacudió frente a mi rostro. Parpadeé hacia el chico del otro lado del mostrador, me miraba divertido con una sonrisa de lado, de esas que se usan como burla.
-¿Estás aquí realmente?- Es lo que pregunta cuando me centro en él.
Se está burlando de mí, sin embargo su pregunta ya me la he formulado antes por lo que se me hace medio graciosa. Carraspeo.
-Disculpa, ¿puedo ayudarte en algo?- Le pregunto al cliente.
Por suerte para mí y mi trabajo, no parece molesto por mi falta de atención, es más, sigue pareciéndole divertido. Si no fuese un cliente ya lo hubiese mandado derechito por donde vino, pero como lo es, tengo que fingir una sonrisa amigable.
-Quiero facturar este libro.- Dice levantándolo del mostrador y tendiéndomelo. Miro la contraportada donde se encuentra el precio y luego lo giro para ver la portada.
-Vaya.- Murmuro con los ojos abiertos.
-¿Qué pasa?- Pregunta curioso.-¿Hay algún problema?
Lo miro a él y luego al libro.- No.- Digo de manera rápida?- Sólo que no pareces del chico que lee... Esto.- Frunce el ceño ante mis palabras y sé de inmediato que he metido la pata. Las palabras me salieron como vómito verbal pero es que fue lo primero que pensé al verlo. Él con su ropa oscura y chaqueta de cuero y estilo desaliñado no parece del tipo que lea a Mario Benedetti. La mirada que me da parece de curiosidad, como si se pensara mis palabras realmente.
-Creo que no deberías dejarte llevar por las apariencias.- Me dice ya no en tono de burla sino de seriedad absoluta y es justo la mirada que me lanza, lo que me hace enojar hasta cierto rango.
-Eso ya lo sé, no pretendía decirlo en voz alta, fue algo que sólo se me vino a la mente. Mis disculpas.- Digo en tono bajo, sin embargo no me dejo intimidar por su penetrante mirada verde. Por un momento creo que él sabe lo que estoy pensando porque no aparta la mirada.
Es alto y sus botines lo hacen ver quizá un centímetro más alto de lo que es. Su cabello es castaño oscuro y mechones de este caen sobre su ojo derecho, no es rizado, es liso y parece tener destellos más claros en algunas partes, sus facciones son duras y finas, sus pestañas largas y mandíbula marcada. Su nariz fina está enrojecida levemente por el frío de afuera, al igual que sus labios, pero éstos si tienen bastante color rojizo y sus ojos, creo que el color de su cabello resalta con el de sus intensos ojos verdes, no son como los de Cody o Zack, estos son de un color oscuro, como si niebla los cubriera.
Dejo de mirarlo cuando siento que ha pasado demasiado tiempo, no veo su reacción porque estoy facturando su bendito libro.
-Quince dólares.- Le digo mientras meto el libro en una bolsa reciclada de color café con el logo de la librería.
Me paga con un billete de diez y otro de cinco dólares.
Meto el dinero y no levanto la mirada otra vez, esperando que se vaya. Pero no se mueve. Mis manos ya no saben qué hacer así que las entrelazo y lo miro.
-¿Necesitas algo más? ¿un separador?- Me mira de manera seria, de una manera que he aprendido a lo difícil, que trae cierto gramo de oscuridad.
-No.- Dice él en voz baja, suave y lenta.- No necesito un separador, necesito otra cosa.- Mi cuerpo se tensa al instante. ¿Será de esos tipos grotescos? Odio a ese tipo de hombres que te miran con descaro en la calle, que te dicen cosas morbosas y te ofrecen cosas que sólo gente sin cerebro aceptaría.
-¿Qué es lo que quieres, entonces?- Le pregunto, ésta vez con voz más fría.
Lo miro de frente sin que me tiemblen las manos, él hace lo mismo.
-Necesito saber una cosa.- Su mirada no es grotesca como la de esos tipos, en realidad parece curiosa pero al mismo tiempo penetrante.-¿Te he visto antes en algún lado?- Mi ceño se frunce ante sus palabras. Jamás lo había visto, clientes van y vienen y la mayoría del tiempo cuando suelen frecuentar llego a recordar sus rostros pero él jamás se había aparecido por aquí, es más, por estar en otro mundo ni siquiera lo vi entrar.
-No lo creo.- Digo negando con la cabeza.
Me mira por unos segundos más antes de sonreír de lado.- Tienes razón, si te hubiese visto antes estoy seguro de que recordaría ese rostro.- Levanto una ceja.
-¿Estás flirteando conmigo?- Pregunto enojada.
Él sonríe con más intensidad y por alguna razón no estoy enojada realmente a pesar de que debería.
-No.- Contesta él.- Créeme, si estuviera haciéndolo ni siquiera tendrías que preguntarlo, soy así de directo.- Con eso me guiña un ojo, agarra su libro y se va.
Lo veo salir del local, justo en frente hay una motocicleta negra, me lanza una última mirada antes de colocarse el casco, ruedo los ojos mientras lo veo alejarse con una velocidad de locos.
Es hasta cuando me descubrí mirando aún la puerta que me doy cuenta que soy un imán para los idiotas.
Para cuando llego a casa, mi decisión está tomada.
Jared está en el comedor con libros esparcidos y tazas de café vacías.
-Y te quejabas de las tareas del instituto.- Digo lanzándole una mirada divertida. Y aunque esté bromeando envidio que él esté haciendo su futuro, trabajando duro para ello mientras que yo estoy aquí, llegando de un trabajo de medio tiempo.
Me hace un gesto obsceno y ríe.- Cállate, es mi primera semana y estoy estresado.
-Bueno.- Digo apoyándone contra el lava vajillas.- Podremos relajarnos este fin de semana, sin estudio, sin trabajo, sin problemas...
Al principio no lo capta, luego sus ojos se abren como platos y abre la boca en una sonrisa ancha.-¡Vas a ir conmigo!- Exclama alegre.
Ruedo los ojos.- Mira lo que tengo que hacer por mi hermano. Me las cobraré más tarde, no te preocupes.- Él me guiña un ojo e inconscientemente pienso en el chico raro de hoy.- No te preocupes tú, planeo pagártelo, mañana pago las bebidas.
-¿Qué bebidas?- Murmuro
-Iremos Karum, tú y yo a una discoteca en la noche, ya sabes, para celebrar nuestro reencuentro.
-Sabes que odio beber.- Me quejo.
-Es porque no has probado lo adecuado, tú confía en mí o en Karum, somos expertos.
Esa noche soñé. No con muertes ni sangre, tampoco soñé con el Jesse que me traicionó y dejó. Soñé con el Jesse del que me enamoré. Pero más que un sueño, fue algo así como un recuerdo, porque eso... En realidad pasó.
-¿Te escaparías conmigo?- Le pregunto. Jesse no se aleja de mi pero sus ojos me miran cautelosos, como si pensara que jugaba con él.
-¿Qué?- pregunta confundido.
-Cuando todo esto pase, cuando la guerra pase y nuestras familias estén a salvo...¿te escaparías conmigo?
No hubo que convencerlo demasiado, luego de que le hiciera entender que no bromeaba, él sonrió y tocó mi mejilla de forma suave, como si de algo delicado se tratara.- Cada parte de mi te ama, mi corazón late por ti, tu eres mi vida y si algún día te pierdo entonces moriré.- Fueron sus palabras.
Mi corazón martillaba en mi pecho por la emoción y el amor.
Jesse me llevó a mi cabaña entre sus brazos, me reía mientras trazaba lo largo de su mandíbula con mis dedos, se sentía tan suave, él se veía tan hermoso sonriendo. Besé sus labios fríos y me aferré a su cuello mientras me llevaba.
-Te amo.- Susurró cuando me dejó en el suelo con cuidado.- Pase lo que pase, Abby. Siempre seré tuyo, cuerpo y alma.
-Te amo, pase lo que pase.- Sus dedos se escondieron en mi cabello suelto, recorriendo mi cuello y mis brazos.- Quiero esto, te quiero a ti.
Jesse negando con la cabeza sonrió.- no, Abby, tú ya me tienes.
Y entonces me besó. No como suele hacerlo, lento y suave. Este beso era pasional, era intenso. Nunca había sentido este calor en mi pecho, y al mismo tiempo sentir frío en la punta de mis dedos. Tomé a Jesse por los hombros y lo insté a que se quitara la chaqueta, sin dejar de besarme lo hizo y luego me agarró de la cintura, envolví mis brazos en su cuello mientras me levantaba, mis piernas se aferraban a su cintura mientras caminaba conmigo hacia la cama. Me depositó con cuidado, la cama se sentía suave y fresca.
Sus dedos me recorrieron el rostro, él me miró como si fuese la primera vez que lo hacía, esos hermosos zafiros me penetraron con la mirada y me sentí bien, me sentí viva, incluso quería llorar de felicidad.
Su piel se sentía suave y dura mientras pasaba mis dedos por sus brazos, luego el tomó mis manos entre las suyas y las colocó a la altura de mi cabeza, se aferró a mi, y yo me aferré a él mientras nos movíamos al unisono, su respiración y la mía era lo único que se escuchaba en la habitación.
Nuestros cuerpos se entrelazaron, el frío y el fuego se mezclaron, formando un momento perfecto.
Tuve que alistar mi maleta de forma improvisada y despertar más temprano de lo habitual. Ya estaba lista para cuando Jared tocó mi puerta y entró.
-Nuestro avión sale a las ocho, tenemos una hora para llegar así que apúrate.- Ruedo los ojos miéntras agarro el borde de la maleta y la sostengo frente a él.
-La que te está esperando soy yo.-
No había visto a Jared tan emocionado en mucho tiempo pero era entendible. Si yo viera a Cody, Isabel, Caín, Zack, Natalia, incluso a Jesse, me pondría igual de eufórica.
El estómago se me iba a salir por la boca, o al menos así me sentía mientras mamá y James nos llevaban al aeropuerto. Tuve que dejar mis dagas en casa, cosa que me preocupaba ya que estaríamos expuestos hasta que consiguiera otro par.
Mamá nos llenó de muchos besos, vi a Jared rodar los ojos varias veces.
-No te preocupes.- Le dije a ella cuando llegó mi turno de despedirme.- Lo cuidaré con mi vida.
-Lo sé.- Fue lo que me dijo ella.
Me despedí de James con un abrazo paternal. Él era así ahora, parte de la familia, un padre para mí. Sé que es bueno para mamá y bueno para nosotros, no significa que papá ya no signifique nada para mí pero ahora sé que es tiempo de dejarlo ir, tiempo de avanzar.
Subimos al avión, me deja tener el lugar del rincón.
-¿Por qué Canadá?- Me pregunta luego de un largo rato.
-No lo sé, fue en lo primero que pensamos, además, James ya tenía comprada la casa por sus asuntos de trabajo.
-Nunca te pregunté cómo te sentiste al dejar todo.- Dice en voz baja.- Siempre me imaginé que te sentiste como yo, al principio sin propósito, sin un ancla a este mundo pero no pregunté.
-Sé que estabas molesto, lo sé y entiendo.
-Pero no fue justo, para ninguno. Mis razones fueron egoístas, las tuyas para hacer lo que hiciste, el llevarte a mamá, irte tú a la guerra... Eso fue por nosotros.
Miro hacia arriba escuchando el leve sonido proveniente de sus audífonos dejados al lado.
-Me sentí vacía, y para suerte sincera, aún me siento así. Ahora al menos salgo de la cama por voluntad propia pero al inicio... Lo peor era que no podía demostrar cuán mal estaba porque sabía que sería egoísta, todos estaban mal por lo mismo, fue un cambio brusco y hacerme la sufrida sería ser una carga para todos.
-Ese es el problema.- Contesta él.- Piensas que eres una carga cuando en realidad no es así, fuiste nuestra heroína.- Sonríe y yo me río.- No te rías Mujer Maravilla.- Con eso me río más fuerte y me golpea.- Ya hablando enserio. Te importamos y harías cualquier cosa por nosotros pero tú no dejas que hagamos nada por ti. No eres un soldado, también tienes derecho a sentirte mal, llorar e incluso romper cosas por enojo. Pero tú pareces contener todo dentro de ti, déjame decirte algo, si no lo dejas salir, todo eso te consumirá algún día.
-No es fácil.
-No he dicho que lo sea, pero tienes una familia que te ayudará a superarlo.- Suelto aire, de pronto quiero llorar y odio ese sentimiento de debilidad.
-No sé quien soy.- Admito.- Hace meses que no lo hago.
-Sigues siendo tú, sólo que ahora eres más fuerte, más independiente. Eso no es malo, es un cambio, las situaciones a las que te has enfrentado te han hecho cambiar.
-¿Y qué pasa si esta "yo" no me agrada?- Le pregunto.
-¿Por qué no te gustas?
Lo pienso, hay muchas razones.
Esta Abby tiene las manos manchadas de sangre, no hay inocencia en su cabeza y su corazón está roto y en llamas, ella es ogoista, dejó a varias personas que una vez la ayudaron, sigue queriendo a una persona que mató por matar, que la dejo y no le importó qué sintió ella en ese momento, la odio porque se siente tan erróneo aceptar lo que es. También la odio porque no la conozco.
-No me siento yo misma, ya lo dije, no me he adaptado a mi nueva versión.
-Crisis de identidad.- Murmura. Frunzo el ceño mirándolo.
-¿Qué?
- Estás sufriendo una crisis de identidad, eso es lo que pasa.
-¿Pero...? Yo... No es posible.- ¿Lo era?
Crisis de identidad, he escuchado hablar sobre eso en clases de ciencias.
-¿Y cómo lo supero?
-No haciendo lo que haz hecho hasta ahora. Tienes que salir de tu caparazón, recordar poco a poco lo que te gustaba de ti y no dejarlo ir.
-Suena fácil.- Demasiado para ser verdad, quiero agregar. Aún no puedo creer que eso es lo que tengo. Diría que es común en ciertos adolescentes pero yo no soy cualquier adolescente y a como Jared dijo, tampoco soy de piedra.
-Es fácil, si así lo quieres.- Murmura y me toma de la mano.- No estás sola.
Nací en Old Town (la vieja Abby nació en Old Town) crecí aquí (ella lo hizo) y aprendí todo junto a mi familia, lo bueno y lo malo, formando a la adolescente que soy (era). Me enamoré aquí (yo igual) y también descubrí el verdadero alcance de mi poder. Conocí a mis amigos y a mis enemigos y entonces todos fuimos a la guerra (entonces esa Abby murió y aquí estoy ahora).
Cuando bajamos del avión, mi corazón late a mil y estoy tan sudada como lo estaba Jared después de cada partido de fútbol.
Caminamos varios kilómetros, aún faltaba para llegar a Old Town así que cuando tuvimos la oportunidad, paramos un taxi y le dijimos que nos llevara.
Estábamos por llegar (yo, no la otra Abby) estaba nerviosa por llegar a la casa de su infancia (la casa de ella, no de la mía) y me pregunto si me sentiré como una extraña cuando ponga un pie dentro.
Hola hola, les iba a regalar este capítulo sorpresa ayer pero al parecer Wattpad estaba en mantenimiento y no quería que no vieran la notificación de la actualización así que decidí subirlo hoy. La verdad es que ayer estaba inspirada con el capítulo 22 pero ni modo, no pude seguir por los problemas técnicos, eso sí, desde ahora les digo, amarán el capítulo 22 ❤
PD: Quería agradecerle a todos ustedes por haber hecho realdiad mi sueño de ser reconocida como escritora, wattpad subió Infierno Helado a uno de sus perfiles llamado romance paranormal y romance de fantasía, muchas gracias a ustedes por eso.
Espero que disfruteten, saludos.
-Lectorac24
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