Capítulo 28
Debía admitir que se sentía bien estar lejos del ruido de los autos y el humo de las empresas. Pero en parte, se sentía demasiado desolado.
Cada quien se fue a su respectiva casa, los que aún no escogían una fueron a hacerlo quedando como siempre cerca de las otras propiedades. Mientras todos nos acomodábamos, Caín, Sebastian y Sabrina fueron a las afueras del bosque para establecer la barrera de protección.
Estaba en la habitación de invitados de Natalia, desempacando todo en una cama que acababa de sacudir del polvo.
-Dios, ni siquiera puedo creerlo, la casa se siente vacía sin él.- La escucho decirme desde su habitación.
Miro por la ventana hacia una calle vacía, en realidad estoy buscando una casa al final de la calle, a penas y se puede ver la esquina de la casa de dos pisos.
-Lo sé, es extraño estar en tu casa y no sentirme preocupada por si le caigo bien a tu papá o no.- Me alejo de la ventana y termino de meter mi ropa. Hay mucho que limpiar aquí. La luz y el agua ya llegan a todas las casas gracias a que James y Drew fueron a las plantas del pueblo y la abrieran otra vez.
Extrañaba a mi hermano, demasiado y me preocupaba que no apareciera antes de que la fase dos empiece mundialmente.
No me estoy mordiendo mis uñas sólo porque mis manos están sucias.
Me asomo a su habitación, donde ella está viendo una foto de él y ella.
-Sé que está orgulloso de ti.
-¿Qué pasará con él? No sé dónde está así que no puedo advertirle...
-Sé cómo te sientes, Jared se fue en un mal momento.
Me siento en su cama y luego me dejo caer como solía hacer y ella se sienta y hace lo mismo, así como antes, nuestras cabezas están juntas, nuestros cabellos mezclándose.
-Duele demasiado no estar con las personas que amas, pero duele más, saber que será de manera permanente.
Trago saliva ante sus palabras. Tiene razón.
-Aún me tienes a mi, prometo no alejarme.
Sonríe.- Más te vale.
Cuando limpié la habitación y respiré profundo frente la ventana, me di cuenta de que era de noche. Iba a ser mi primera noche aquí.
Le dije a Nat que ya volvía, que vería a mi madre. Las farolas estaban encendidas en las calles, si me imaginaba el sonido de autos imaginarios y música en los bares tal vez pensaría que no somos los únicos viviendo aquí.
Camino en silencio con las manos en los bolsillos de la chaqueta donde tengo una daga. No la utilizo en todo el trayecto a casa de mis padres.
-Vaya, les quedó bonito.- Digo admirando su nueva vivienda. Está el salón principal, la cocina a la izquierda, el baño a la derecha, un pasillo que lleva a la habitación principal. Una casita para una pareja. Me gusta.
Mamá ya colgó cuadros de nosotros y descolgó los de la antigua familia, desempolvó los muebles y sacó la basura.
-¿Y cómo te sientes con Natalia?
Me siendo en el sillón frente a James.
-Cómoda.- Le contesto.- Cuando estuve en su habitación recordé varios momentos pasados.
Él sonríe.- Me alegro que estés cómoda.- Posa una mano en su cuello y cualquiera diría que está nervioso.
-¿Pasa algo?- Pregunto.
Mamá se acerca y se sienta a su lado. Palmea su rodilla.- Oh, Aquí vas.- Le dice riendo.
-Yo eh... Quería preguntarte si...- Ahora luce realmente incómodo me río nerviosa mientras asiento para que prosiga.-¿Quieres tener la charla?-
Lo miro con la boca abierta.- No hablas enserio.- Me río.
Él retuerce más manos en su cuello.- Es que estaba preocupado... Lamento meterme tanto en tu vida...
Niego con la cabeza.- Ey, no, no es eso. Amo que te preocupes por mi, pero no creo que sea necesario tener esa charla, no cuando yo ya sé ese tipo de... Cosas, además no sé para qué lo necesito.
-Eh ¿Sam?- Pregunta con el ceño fruncido.
Muerdo mis labios para evitar reír.- Sam y yo no somos lo que crees.- Es la verdad, él ni se lo imagina.- No somos una pareja, en serio, somos amigos.
- Sí claro.- Dice mamá.- Amigos que se besan.
La miro mal.- No ayudas mamá.
- Sólo digo la verdad.- Se ríe.- Ya le dije a James que eso no era necesario pero sigue estando nervioso, no pude detenerlo cuando fue a hablar con Sam...
-¡¿Qué?!- Pregunto de inmediato, el suelo se mueve bajo mis pies.-¿Cómo que hablaste con él? ¿Qué le dijiste?
-Ay mi cielo, la pregunta correcta sería ¿Qué no le dijo?
Trago salvia nerviosa.
-Bueno, hablamos de lo esencial, ya sabes uh... Sobre la responsabilidad, sobre cómo debe cuidarte siempre, sobre que si él te lastima entonces lo cortaré en pedacitos.- Me tapo la boca para no reír. Sólo me imagino a Sam tratando de no reír ante eso. ¿Cómo es que no sentí el cambio de sus latidos?
Seguro fue porque se mezcló con los míos frenéticos ante la conversación con Natalia.- Y sobre la protección.-
Mi sonrisa se borra.
-¿Qué clase de protección?- Pregunto cautelosa.
Él levanta una ceja.- Pensé que ya entendías todo sobre ese tema, al parecer tu también necesitas la charla.
-Uh no, ya entendí qué clase de protección.- Me paso la mano por el rostro, Dios qué vergüenza.- ¿Qué dijo Sam al respecto?- Simplemente no podía imaginármelo serio.
-Se lo tomó bien, dijo que no había problema con nada de eso, que te cuidaría y que no se atrevería a lastimarte.- Una sonrisa involuntaria cruza por mi rostro.- Y cuando llegué a esa parte, me prometió que serían cuidadosos.
La respiración se me atasca en la garganta y totalmente ruborizada miro a mamá.
-¡¿Qué demonios?! James te prometo que no hemos hecho nada de eso.- Digo de manera apresurada. Maldito tonto, puedo apostar que lo dijo sólo para molestar a James y para hacerme sonrojar. No habíamos hablado de ese tema aún.
James parece sin color al recordar la conversación que tuvo con él.- Sólo quiero que tengan cuidado.- Me advierte.- No quiero verte lastimada.
-Tú tranquilo, y no le creas a Sam, nosotros no... Haremos eso.
Mamá se ríe.- Sí claro, típica mentira adolescente.
-Mamá, de verdad no ayudas.
Salí de la casa una hora después, sintiéndome acalorada y en parte molesta con Sam.
Hablando de él, me dirigí a su nueva casa, todavía teníamos mucho de qué hablar.
Pasé la casa de Natalia y me dirigí a la última de la calle. Las luces estaban encendidas tanto en la primera planta como en la segunda. Era muy hermosa, de color crema pero mezclado con el polvo, ventanales en el segundo piso y cubiertos por hermosas cortinas, había un jardín seco y una cerca metálica de color negro. Abrí la puertecita de metal y me dirigí hacia la de madera, donde toqué dos veces. Escuché su grito desde adentro.
-¡Pasa!
Hice eso, abrí la puerta y la cerré tras de mi.
La sala era grande, con un muy cómodo sillón de cuero oscuro, una mesa de café, un televisor en una repisa y unos parlantes altos a cada lado del televisor. Había luces incrustadas en el cielo raso de la casa y hacían un camino hasta la cocina o el pasillo de enfrente. No vi a Sam acercarse, cuando me giré para seguir mirando la casa, me topé con su pecho y jadeé.
-Hola pastelito.- Ronroneó en mi oído antes de levantarme y envolver mis piernas a su alrededor, me agarré de su cuello sorprendida. Me reí nerviosamente.
-¿Qué haces?- Le pregunta cuando empieza a caminar conmigo sobre él.
Respira cerca de mi cuello, lo que me hace estremecer.- Llevarte al lindo sillón.- Dice en voz baja, para nada afectada por mi peso.
Nos deja caer en el sillón, yo todavía sobre él, lo veo sonreír mientras se acerca más a mi rostro.- Amo cuando te sonrojas.- Toca mis mejillas con el dorso de su mano, y yo no puedo evitar cerrar mis ojos ante su contacto con mi piel.- Como ahora.
Sus ojos encuentran los míos cuando los abro, parecen brillar con malicia y de pronto recuerdo lo que quería decirle.
Me levanto de su regazo ignorando sus ruidos desaprobatorios y me siento a su lado.- Así que ¿Hablaste con James sobre tener sexo conmigo?- Se atraganta con su risa, lo miro con los ojos entrecerrados mientras subo mis piernas y me acurruco contra el sillón.
-Lo lamento.- Sonríe.
-No, no lo haces.
Ladea la cabeza, aun sonriendo.- Tienes razón, no lo hago, porque su expresión valió la pena.- Niego con la cabeza pero no puedo evitar reír.-Pero no creas que te presiono.- Deja las bromas atrás.- Sólo fue para ver cómo reaccionaba, jamás te forzaría a algo así.
-Lo sé.- Sonrío.
Carraspea e imita mi postura, junta la punta de sus pies con los míos mientras se abraza las rodillas y me mira.-¿Quieres hablar sobre ese tema ahora?- Me pregunta serio.
-Si estás listo, sí.
-Yo lo estoy.- Asiente.-¿Por dónde empezamos?
-Um...¿Qué fue lo que me salvó de morir, el vínculo o que tú me curaras?
-Ambos, ya que para poder curarte, primero debíamos estar conectados.
-Entonces, antes ¿No éramos compañeros? porque Devon y Cam decían que sí.
-Lo éramos pero no de manera oficial, tu alma y la mía querían ese vínculo pero para completar el ritual, se necesitaba mezclar nuestra sangre, así que estábamos en transición, creo que se podría decir así.
Todas las preguntas se me mezclan en la cabeza y de pronto no sé qué decir.
-Todo es un poco complicado.- Sigue diciendo él.- Lo que estamos sintiendo ahora, los latidos del otro, no es sólo para que sepamos que estamos unidos, cada latido tiene que ser interpretado, con práctica puedes llegar a saber cuando estoy feliz, cuando estoy enojado, si estoy dormido o eufórico, la sanación puede verse como algo complicado pero no lo es, aunque las consecuencias pueden ser graves, ya sabes, el otro queda débil después.
-Suenas como si fueras un experto.- Digo en voz baja.-¿Has tenido un compañero antes?- todo su cuerpo se tensa, incluso su mirada cambia. Sé que la respuesta es sí y sé quién había sido su compañero.- Lo lamento, no quise meterme en eso. Um...¿Puedes leerme fácilmente?
Parece aliviado de que no insistiera.-¿Quieres la verdad o una mentira que te hará sentir mejor?
Hago una mueca.
- Sabes que la verdad.
-Bien, entonces sí, puedo leerte.
-Ay Dios, Aun no entiendo. Dime que no es como leer mentes o algo así, eso sería realmente embarazoso.
Levanta una ceja y me mira divertido.-¿Por qué?¿Acaso me imaginas desnudo pastelito?
Me sonrojo pero lo miro con los ojos entrecerrados.- Claro que no.
-Umm no te creo.- Sonríe.
-Ya cambiemos de tema ¿Cómo me sientes ahora?
-No lo sé bien, tus latidos parecen tranquilos, diría que estás cómoda aquí, conmigo.- Sonrío. Así era.-¿Cómo crees que me siento yo?- pregunta.
Me concentro en sus latidos, está relajado, sus latidos como plumas contra mi pecho.- Eh... pareces tranquilo.- Frunzo el ceño.- Relajado quizá.
Asiente.- Porque estoy contigo.- Dice, robando mi aliento. Sonríe cuando mi corazón se acelera, el suyo también cambia, se vuelve unos latidos más frenéticos. ¿Qué significa eso?
-¿Cómo te sientes ahora?- Pregunto.- Tus latidos han cambiado.
Sin dejar de sonreír contesta:- Me gusta cómo a mis palabras las absorbes, cómo tu corazón se acelera conmigo.
Aparto la mirada cuando la suya es demasiado.- Cómo es que llegaste hasta mi? Pensé que no vendrías. Quiero la verdad Sam ¿Ibas a regresar por mi?
Sus latidos se aceleran.- Quería lo mejor para ti y sabía que yo sería un problema en tu vida así que me fui, esperé que cuando cruzara por la puerta tú me miraras con odio, así como una vez me miraste y así poderme decir Ella no te quiere ahí Cada vez que quisiera regresar, pero no me miraste así y se volvió difícil para mi el mantenerme lejos, ahí fue cuando supe lo que sentía por ti, algo que nunca había sentido antes y me asustó. Robé los documentos sobre la ubicación de aquellas oficinas y me infiltré como distracción, luego, cuando no pude mantenerme lejos, te seguía cuando salías, Cam o Devon me avisaban cuando salías así que yo te seguía de lejos.- Sus palabras me hacen querer abrazarlo. Pienso en las noches en que lo sentía cerca.
-¿Me visitabas en la noche?- Parece sorprendido ante mi pregunta.
-¿Por qué?¿Me sentías cerca?- Asiento.- No, por la noche no, pero creo que se debía a la conexión entre nosotros, el vínculo apenas silbante, yo también te sentía cerca.
-¿Te arrepientes de ser mi compañero?
-No.- Dice de inmediato.-¿Por qué lo preguntas?
-No lo sé, te gusta estar solo, trabajar solo, pienso que el vínculo puede estarte asfixiando.
Su ceño se frunce y de pronto parece enojado. Lo veo cambiar de posición en el sillón, ahora prácticamente está gateando hacia mi, me toma de las piernas y las estira, acostándome por completo, mi corazón se acelera mientras me hace al rincón y se acuesta a mi lado, mi brazo roza su pecho y su nariz está a centímetros de la mía.
-No me arrepiento de ser tu compañero, jamás pienses eso. Te necesito tan cerca como tu me necesitas a mi.- Me relamo los labios porque de pronto los siento secos y sus ojos siguen el movimiento y se quedan ahí. Mi corazón da un vuelco y puedo escuchar el suyo frenético. Quiere besarme, así interpreto sus latidos. Ladeo la cabeza un poco y me acomodo más cerca de él.
-Voy a besarte.- Susurro antes de hacerlo.
Nuestros labios lanzan chispas cuando se juntan, los suyos se sienten como seda suave, mi cabeza se vuelve loca cuando pasa su brazo por mi cintura y me atrae más hacia él, llevo mi mano hacia su cuello donde acaricio su cabello, paso mis dedos entre sus hebras suaves. Su lengua juguetea en el borde de mis labios y le doy la bienvenida gustosa. Hace un sonido ronca contra mi y su agarre se vuelve más fuerte, nuestros pechos están tan juntos que no queda espacio entre nosotros. Y lo siento, siento ese algo entre nosotros, un cordón de energía que nos une, que envuelve nuestros corazones, siento la estática de nuestros cuerpos al chocar y sé que nunca me he sentido así antes, no así de viva, así de completa y me pregunto si el destino es el responsable de todo esto, o fui yo que al desafiar al destino, cambié el rumbo de mi vida. No importa cual de las dos opciones sean, valió la pena haber pasado por tanto sólo para encontrarlo a él. Nuestros labios se separan y nuestras respiraciones agitadas se mezclan entre sí, sus ojos tienen un brillo salvaje y sus labios ahora rojos por la presión de los míos lo hacen ver como alguien hambriento.
Aparto el mechón de cabello que cae sobre su rostro y le doy un beso en el cuello que lo hace estremecer. Y luego nos quedamos así, recostados mirándonos en silencio por mucho tiempo, disfruto del tenerlo cerca y olvido cómo me sentí cuando se fue, lo borro de mi memoria y en su lugar memorizo este momento, luego Sam rompe el silencio.
-Quédate conmigo esta noche.- Pide. Y yo no soy capaz de negarme.
Estaba perdida, tan perdida en él.
Dos días después nos dispusimos a repartir la comida, el agua y las armas que cada quien tendría. Natalia y yo botamos toda la comida podrida de la casa y guardamos las latas de atún, carne seca, maíz y otras cosas en las vitrinas.
Me sentí como en una burbuja, todo lo malo sucedía después de las barreras, pero lo malo ya no podía alcanzarnos. La muerte era inevitable, el sufrimiento y la pérdida son cosas que complementan a la vida, pero hay un límite, siempre lo hay y ese límite refleja lo que somos capaces de soportar. El gobierno ha cruzado ese límite, quizá lo cruzó hace tiempo pero nosotros no nos dimos cuenta hasta ahora. Sin embargo, nosotros no estábamos de acuerdo con que cruzaran nuestras propias líneas. No quería ni pensar en lo que pasaría dentro de una semana. Cuantos de los nuestros morirán, cuantos otros verán a sus familiares morir frente a ellos. La sangre correría dentro de poco como un mar rojo entre las calles del mundo, se rebalsaría fundiéndose con los otros océanos y entonces ahogaría a todos. A todos menos a nosotros. La parte humana que me quedaba me decía que no estaba bien estar sentada arriba de este edificio contemplando las vistas de mi pueblo mientras otros, allá afuera estaban aterrados por lo que venía.
Pero entonces la parte corrompida, la parte oscura y que ha pasado por muchas cosas, muchos dolores se ríe de mi otra yo, la empuja y se divierte al ver su compasión. Yo las siento pelear dentro de mi pero no le hago caso a ninguna, sólo me quedo aquí, mirando lo que una vez fue destruido y que ahora nosotros podemos levantar.
Ya no era mi lucha, esta era la mía, sobrevivir por mi cuenta.
-¿Preocupada?- Me giro ante la voz de Caín, me encojo de hombros mientras se sienta a mi lado con las piernas al aire así como yo me encuentro.
-Siempre lo estoy.- Digo mirando a mi alrededor, dejado que el aire golpee mi cara, es genial poder hacer esto, estar arriba de un edificio, tomando aire sin escuchar los ruidos de la ciudad y sin tener que preocuparme porque alguien me vea y llame a la policía.
-Todos lo estamos, no te preocupes.- Trata de tranquilizarme. Me atrevo a verlo de reojo, él es realmente atractivo, con su cabello blanco y sus ojos naranja que parecen de otro mundo. Y sé que es alguien bueno, pero se merece a una chica igual de buena que él. El tiempo pasa lento y en silencio, pero es un silencio tan cómodo que me atrevo a suspirar de alivio- He escuchado un rumor.-Dice en voz baja y tranquila, sin embargo puedo sentir su cuerpo tenso.
Mi ceño se frunce.-¿Qué rumor?
-Algo sobre Aria.- Oh, eso, estaba preocupado porque sospechara de mi compañero.
-¿Qué te dijeron?- Supuse que fueron los gemelos y no alguien como Nat o Zack.
-Um sobre lo que ella siente por mi.- Hace una mueca.- Jamás me di cuenta ¿Cómo tú sí?
-No lo hacía, ella me estaba presionando y dije lo primero que se me vino a la mente, no esperé que fuera vedad.- Luce pensativo, sé que no me cree del todo pero es la verdad.
-Es bueno saberlo, así tendré cuidado con lo que haré delante de ella ahora en adelante, antes me tomaba libertades, bromear con ella y ese tipo de cosas pero ahora me lo pensaré dos veces, no quiero confundirla.- Asiento.
-Es lo correcto.- No menciono lo inapropiado que me parece, si tuviera una hermana y a ella le gustara alguien... jamás vería al chico con otros ojos.
-Hay otra cosa de la que he querido hablarte pero bueno, no he podido hasta ahora.- El corazón me empieza a latir más de prisa, va a hablar sobre so y yo no quiero herirlo con la verdad.
-Dime.- Mi voz sale suave.
-Es sobre nuestra conexión.- Tragando salvia no tengo otra opción que girarme hacia él, me mira y lo que hay en su mirada me hace temblar, es amor.
No, no por favor. No hagas esto. Ojalá Sam estuviera aquí.
-¿Qué hay con ella?
Ladea la cabeza.- Ya no existe.- Su voz sale triste y eso me rompe el corazón.
Casi me atraganto con mis palabras.- No sé lo que pasó, ni siquiera sentí cuando se fue, no lo supe hasta que Aria lo mencionó.
-Tú no la sentiste irse por el collar.- Señala mi cuello, en donde cuelga la piedra azul con el hechizo contenido, aquella roca que me permitía no sentir nada a causa de la conexión, aquella piedra que evitaba que nos uniéramos.- Pero yo sí lo sentí todo, Abby.- Me mira con tal intensidad y dolor que tengo que morder mi lengua para no decirle la verdad.-Sentí como si una parte de mi murió el otro día, pensé que estabas muerta y créeme, le doy gracias a Dios porque no fue así, pero no encuentro la respuesta de por qué la conexión ya no existe, es prácticamente imposible.- Sam y yo ya habíamos estado hablando sobre el ser compañeros, yo tenía miles de dudas pero las preguntas las olvidaba cuando más necesitaba hacerlas así que cada vez que se me ocurría una al azar, Sam me contestaba con toda sinceridad. Una tarde le pregunté si todos los Orígenes estaban al tanto de lo del compañeros en los cazadores, él contestó que no, porque podían usarlos como armas contra ellos, así que por eso Caín cree que es imposible, porque él no sabe sobre lo de ser compañeros.- ¿Qué fue lo que pasó ahí ese día?
-Casi caigo del edificio pero Sam me tomó a tiempo.
-Pero eso no fue todo, lago tuvo que desencadenar la ruptura de la conexión.- Su ceño está fruncido, casi puedo ver los engranajes funcionar dentro de su cabeza.
Suelto aire y me preparo para decir algo de verdad. Porque algo sí es cierto. Para cubrir la verdad, debes soltar algo de esta y mezclarla con mentiras, así será realmente creíble.
-Tienes razón, no fue todo. Cuando aterricé sobre el edificio que estaba cayendo, mi cabeza chocó contra el concreto.-Era mentira lo que había pasado no era eso, la verdad es que aterricé sobre un pedazo de vidrio que se incrustó en mi costado izquierdo y una barra de hierro salida atravesó mi tobillo. Para cuando Sam llegó y me salvó de caer, yo ya estaba muriendo desangrada, de hecho, mi corazón se detuvo por unos momentos, pero no es lo que le digo a Caín.- Creo que me desmayé o algo sucedió pero al despertar, Sam estaba ahí, luego me levanté y fui a ayudar. Eso es todo.- Caín no sabría si miento, no quedaron cicatrices de mis heridas a causa de que Sam me curó.
Caín parece creerme, al menos por un minuto, antes de que lo vea negar con la cabeza.- Pero sigue sin ser posible, uno no pierde la conexión con su alma gemela por un desmayo. ¿Estás segura de que Sam no te hizo nada?- Frunzo el ceño hacia él.
-¿Por qué Sam me haría daño?- Trato de no sonar a la defensiva.
-No por hacerte daño.- Me explica.- Quizá hizo algo para apropósito romper lo que somos.- Se me hace un nudo en el estómago. Sam no haría eso, Caín no sabe la verdad, Sam me salvó y si somos compañeros es porque ambos lo queríamos así.
Niego con la cabeza.- Eso no tiene sentido. ¿Por qué crees que haría eso?
Sus ojos bajan un momento a mi mano y me estremezco cuando la toma, porque no lo hace de una manera amistosa, es como si deseara tocarme. Su piel tiene finas cicatrices que no había visto antes y es un poco rasposa. Y su temperatura es igual a la mía, aguanto la respiración cuando se acerca. Sus ojos están lleno de dolor pero veo algo ahí, algo como cariño.
-Porque está enamorado de ti.
Ladeo la cabeza mientras niego.-¿Por qué dices eso?
-Por la forma en que te mira, cómo siempre está ahí, la forma en que te sigue como si de tu propia sombra se tratara. No pensé que alguien como él fuera capaz de querer pero la manera en que te mira.- Suspira y de paso, aprieta su agarre en mi mano y acaricia con su pulgar mis nudillos.- Esa forma de verte es la misma forma en que yo te miro.- Mi boca se abre por la sorpresa y mi pecho duele cuando sus ojos empiezan a brillar por las lágrimas.- Abby, yo te amo, te amé incluso antes de saber que eras mi alma gemela, amé tu valor, tu forma de proteger a los que quieres, tu coraje.- Su otra mano viaja hasta mi mejilla y la acaricia, deja un rastro cálido por mi piel.- Jesse no te merecía, lo supe desde el principio, ni siquiera yo lo hago.- La forma en que me mira es como si me adorara con sólo sus ojos.- Fui un tonto al no seguirte cuando te fuiste, quizá hubiera podido tener una oportunidad.
-Caín...
-No.- Susurra cerca de mi.- Estamos destinados a estar juntos y sin embargo, cada vez, te pierdo más. Sé que jamás me amarás como yo lo hago y creo que lo de la conexión, fue bueno perderlo, así puedo conquistarte por quien soy y no porque esté destinado a ser así.- Empiezo a sofocarme, quedarme sin aire. Detenerlo ahora es lo correcto, no puedo dejar que siga hablando.
-Caín, por favor.- Tomo su mano de mi mejilla y la aparto.- Lamento hacerte sentir así, lamento que haya sido yo quien te tocara como alma gemela, no te merezco, no merezco todo eso que sientes por mí.
-No.- Susurra él.- Te mereces eso y más, tómalo ahora Abby.- Me pide justo cuando toma mi rostro entre sus manos, empiezo a negar con la cabeza porque no es eso lo que quiero.
-Caín...- Y entonces me está besando. Sus cálidos labios se funden con los míos de manera salvaje pero su toque no es agradable sobre mí, es como si piel me reprochara porque no es él quien debería estarme besando. Empiezo a forcejar.- No... Caín....- Logro apartarme y sus ojos están brillando, yo estoy jadeando. Me levanto de inmediato, apartándome lo más que puedo de él y cuando lo hago, veo una silueta a lo lejos, aparece de la y se queda ahí, tan lejos y tan cerca a la vez. ¿Nos vio besarnos?
Mis ojos se dirigen a Caín que se ha puesto en pie.- No debiste hacer eso.- Digo de manera suave, mis labios duelen por lo salvaje del beso, un beso no correspondido.
-Podemos intentarlo.- Propone.- Puedo esperarte, lo he hecho desde hace meses, puedo hacerlo un par más.
-¡No es eso!- Exclamo.- Yo... yo te estoy completamente agradecida, me has salvado y a mi familia también, me has entrenado, me has formado y gracias a ti dejé de ser aquella niña temerosa, pero... yo no puedo corresponderte de esa forma.- Veo sus ojos caer.- El destino no está escrito, cada quien lo escribe con sus acciones a diario, sabes mejor que nadie que las almas gemelas no es algo real, es un hechizo creado por los Primeros para evitar que los Medio Orígenes existan. Lo que sientes por mi no es real.
-Te equivocas, me enamoré de ti hace tiempo.- Niego con la cabeza.
-Eso crees por la conexión, pero no es real.
Empieza a acercarse pero lo detengo con la mano.- No, por favor, no hagas esto más difícil.
-¿Es Jesse?¿Todavía lo amas?
-Claro que no.- Digo de inmediato.- Jesse ya no forma parte de mi vida.
Se queda callado, quizá está empezando a entenderlo.
-Si no es Jesse ¿Entonces qué te impide quererme?
Suelto aire y no puedo evitar buscar con la mirada a la silueta de al fondo, a Sam que de alguna forma sabía que lo necesitaba. Lo encuentro en el mismo lugar, en uno de los edificios de al fondo, su postura se mira firme desde aquí, como si esperara el momento correcto para atacar.
No me doy cuenta en qué momento Caín se gira para mirar lo que yo. Escucho cómo deja salir aire y luego se ríe sin gracia alguna.
Me enfrenta con ojos furiosos.-¿Es él?¿No puedes darme una oportunidad por él?- Mi garganta se seca.
-Caín por favor no hagas esto.- Le pido.- No quiero herirte más.
Se ríe.- Yo nunca te importé, jamás me viste de esa forma, aún siendo lo que somos.
-Nadie elige de quién enamorarse.- Me defiendo.- Sam es...
-Sam es un asesino.- Me dice enojado, lo veo acercarse y cuando no se detiene entonces soy yo la que retrocede, eso hasta que choco contra alguien. Sobresaltada me giro y me encuentro con Sam. Mi cuerpo se relaja automáticamente. No me abraza, ni siquiera me mira, mira a Caín y lo hace con enojo contenido.
-Dice quién asesinó a más de una docena de adolescentes.- Escucho decir a Sam. Vuelvo a tensarme ante la mención de lo sucedido en aquella fogata.
Caín se ríe.- Yo maté a una docena y tú ¿A cuántos Orígenes mataste?
La pregunta hace que Sam se sacuda, lo que me sorprende y me hace mirarlo, sus ojos muestran por primera vez arrepentimiento, sus ojos verdes se encuentran con los míos mientras le contesta.- Cientos, maté a cientos de Orígenes y nunca me había arrepentido.- Y luego, lo siguiente que pasa, provoca que mi cuerpo se estremezca entre sorpresa y cariño. Escucho la voz de Sam en mi cabeza Hasta ahora. Sé que fue él, no es mi cabeza inventando cosas. Escuché su voz, él me habló en la cabeza.
Mi respiración se corta cuando me doy cuenta de que es otra ventaja de ser compañeros.
-¿Y puedes querer a alguien así?- Me dice Caín.- A un asesino, aun hombre con las manos manchadas de sangre y sin arrepentimiento alguno.
Me giro hacia él.- No estás hablando con claridad. Este no eres tú, deja de hablar así...
-Oh, no, te equivocas, este soy yo, este soy yo viendo cómo él te convirtió en su presa, estaba equivocado al pensar que estaba enamorado de ti, ahora lo veo con claridad. Eres su presa, él es tu cazador ¿Cómo no puedes verlo?¿Crees que él es capaz de amar a alguien luego de haber matado a tantos? No tiene un jodido corazón y si lo tiene entonces es de piedra. No te ama, yo si lo hago y sin embargo veo en tus ojos que no te importa.- Sus ojos viajan a Sam que está detrás de mi.- Eres un monstruo sin corazón.
Me congelo ante sus palabras porque el recuerdo de mi pensando lo mismo de Sam viene a mi mente. Yo pensaba lo mismo pero porque no lo conocía, sólo conocía el cascarón del hombre del que ahora estoy enamorada. Y por eso mismo me alejo de su calor y enfrento a Caín.
-Estás equivocado.- Espeto enojada.- Porque Sam no es un monstruo y si crees que es así por él siendo un cazador y asesinando a los nuestros, entonces nosotros somos monstruos también. Yo lo soy, porque mis manos también están manchadas de rojo carmesí, porque cada rostro que asesiné me atormenta en cada sueño, yo también soy un monstruo porque no me importó matar con tal de tener a mi familia a salvo.- Lo miro a los ojos, a sus ojos naranja que me miran ahora con enojo.- Yo soy el monstruo y si crees que no es verdad es porque no conoces mis pensamientos.
Doy un paso hacia atrás cuando termino de hablar. Me llamé monstruo a mí misma y por primera vez no duele.- Tu también lo eres porque muchos inocentes murieron bajo tus llamas.- Digo las palabras aunque le duelan porque él me lastimó al querer lastimar a Sam, Sam, cuya mano ahora está sobre mi brazo.
-Estás ciega.- Dice Caín.- Con sus palabras y tácticas de cazador te ha atrapado y cuando se canse de la cacería ya no le importarás y escucha esto Abby, escucha esto muy bien. Cuando eso pase, el dolor que Jesse Thompson te provocó en el pasado, no se comparará con el dolor que él te hará pasar en el futuro.
Sus palabras se quedan impresas en mi mente, escucho el eco de ellas cuando se calla. Lo veo irse, lo veo desaparecer por el portal creado por él mismo.
Me quedo viendo al frente, en donde él estuvo hace unos segundos y me doy cuenta de que sus palabras pueden ser o no ciertas. Sabía que si Sam se iba otra vez, mi cuerpo no lo soportaría pero Caín sólo me lo recordó.
Cuando Sam tira de mi, me resisto. Lo escucho removerse hasta que está frente a mi. Su rostro luce preocupado, cuando sus manos quieren tocarme el rostro retrocedo.
-Quiero estar sola.- Susurro.- Por favor.
Ni siquiera sé si está enojado por lo que vio, tampoco le pregunto cómo fue que escuché su voz en mi cabeza o por qué no me dijo antes que era posible. no quiero hablar de eso ahora.
Siento sus dudas como si fueran mías.- Volveré en una hora.- Susurra con voz suave antes de desaparecer.
Me dejo caer contra el borde del edificio y me siento en el concreto con mis brazos envueltos alrededor de mis rodillas.
Esto es mi culpa, sabía lo que Caín sentía por mi, lo supe desde el principio y sin embargo nunca lo sentí de regreso. Quizá no sea mi culpa, porque a como dije antes, nadie elige de quien enamorarse. Yo no podía fingir amarlo de esa manera aunque estuviera agradecida con él por todo lo que ha hecho por mi, no podía abrirle mi corazón meses atrás porque estaba enamorada de Jesse y ahora, tampoco puedo hacerlo porque lo estoy de Sam. No puedo fingir lo que siento, traté de hacerlo con Sam y fallé.
Me sentía como una perra por herir sus sentimientos, por echarle en cara los errores de su pasado, por permitirle tener esperanza conmigo.
Pero también estaba aterrada porque algo de lo que dijo es verdad, sobre Sam dejándome. Si eso llegara a pasar me destruiría. No quería que eso pasara y no sólo porque es mi compañero, es porque no me veo queriendo a alguien luego de él, no me veo dejando que alguien más arregle mi corazón.
Me sobresalto cuando vuelve a aparecer y me levanto de golpe.
-Olvídalo.- Dice acercándose.- No me voy.- Y entonces me está abrasando, abrasando de verdad. Me aferro a él tanto como él se aferra a mi, siento su barbilla sobre mi cabeza, sus dedos trazando mi espalda y su olor mezclándose con el mío. No quería soltarlo.- Tranquila.- Susurra contra mi cabello.- Estoy aquí.
-No quiero que te vayas, no puedes dejarme ahora.- Digo con voz amortiguada ya que tengo mi rostro contra su pecho.- Ya no hay marcha atrás.
-No planeaba dejarte.- Me asegura.- Nada de lo que él dijo es verdad.
-Prométeme.-Susurro.- Que pase lo que pase, no te irás de mi lado.
No se tensa ante mis palabras, en el pasado estoy segura de que lo hubiera hecho, pero hoy es hoy y él está conmigo en este momento.- Lo prometo siempre que tu tampoco lo hagas.
-Lo prometo.- Susurro contra su pecho.
Nos quedamos ahí por horas, admirando la puesta del sol, entonces nos sentamos al borde del edificio con las piernas colgando y nuestros brazos rozándose.
-tú y tu mala costumbre de caerte de los edificios.- Se burla Sam.
No puedo evitar reírme.- Tú y tu mala costumbre de atraparme siempre que sucede.
Sus dientes blancos sobresalen de su sonrisa y su mechón de cabello que siempre se mantiene en su rostro se agita a causa de viento, trato de acomodarle el pelo y él revuelve el mío antes de que le de un manotazo.
-Te escuché ¿Sabes?- Lo miro de reojo.- Y sí, estoy usando mi tono acusador.
-Si, no tenías que recalcarlo, ya lo sabía.- Rueda los ojos.- No te lo había dicho porque esperaba que hubieran cosas que descubrieras por ti misma.
-¿Entonces hay más cosas?
Se encoje de hombros.- Quizá.
Gruño.- No vas a decirme.
-Nop.
-Al menos dime cómo funciona eso de hablar en la cabeza del otro.- Le digo yo, y me lanza una mirada como si estuviera loca.
-Ya lo hiciste.
-¿Qué?
-Ya me hablaste mentalmente. Dijiste "No, no por favor. No hagas esto. Ojalá Sam estuviera aquí."
Mi boca se abre en una gran O
-Pero eso fue un pensamiento.
-Un pensamiento que enviaste hacia mi.- Me corrige.
-Uh no entiendo ¿Cómo hice eso?
Se acerca más a mi.- Bien, no es complicado, sólo tienes que pensar en algo, palabras, algún recuerdo y empujarlo a través de nuestra conexión.
Frunzo el ceño. Eso no explicaba mucho, me estaba hablando como un doctor a su paciente, con palabras que no entiendo del todo.
Pero trato de pensar en ello. Nuestra conexión dice. Para mi, nuestra conexión es como una soga que nos envuelve a ambos, puedo sentir la soga entre él y yo, a veces incluso siento como si Sam tirase de ella, como cuando casi muero, ahí estaba esa cuerda soga que evitó que cayera a la oscuridad y que me guió hacia la luz. Trato de pensar en algo que decir y empujarlo hacia nuestra conexión.
Me gusta tu cabello.
Lo miro de reojo mientras imagino cómo esas palabras buscan su camino en la soga hasta él, como una línea telefónica.
Y sé en el momento exacto en que recibe mi mensaje porque su expresión se ilumina. Se ríe y luego escucho su voz otra vez en mi cabeza haciéndome cosquillas.
A mí también me gusta el tuyo.
Me río en voz alta por la emoción.
-Oh por Dios, esto es genial.- Murmuro sin poder creerlo.
Sam sonríe mientras me mira. Pero yo recuerdo lo que me dijo la primera vez, había admitido que se arrepentía de aquellas muertes, siempre tuve esperanza de que eso pasara, bueno, tal vez no desde siempre pero sí desde hace un tiempo. Sam estaba cambiando, puedo verlo, de bien a mejor, porque él ya era perfecto desde antes y debía admitir que yo también estaba cambiando mi forma de pensar sobre los cazadores.
Ambas razas nos peleamos entre sí, pero la guerra entre nosotros ya pasó. Ni a Sam ni a mi nos corresponde mantener aquella batalla viva.
Somos él y yo.
No un cazador y una Origen.
Lo veo sobresaltarse y sé que le he hablado mentalmente pero eso parece hacerlo sonreír más.
Siento su mano contra mi mejilla mientras se acerca para rozar su nariz contra la mía. Cierro los ojos ante la sensación.
Sólo tú y yo.
Me responde él.
Y juro que ese momento fue perfecto. Mientras mirábamos el crepúsculo embellecer el cielo, quise que ese momento fuera para siempre, que la felicidad se quedara en mi vida para siempre, que los días siguientes mejoraran y las tristezas no fueran recordadas. Y así fue por unos días más, con Sam y con mis amigos a mí alrededor. Por un breve momento todo fue perfecto, y luego todo se vino abajo. Como temí que pasaría al aceptar que era feliz.
Bueno, aquí les dejo otro capítulo, no quería dejarlos con las ansias a mil así que aquí lo tienen.
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